A sugerencia de Kike Delgado, que encontró en la página web del Colegio de Psicólogos del Perú publicidad sobre maestrías cuestionables, quiero llamar la atención, una vez más, acerca del peligro de permitir que otros profesionales tengan acceso a instrumentos psicológicos.
Entiendo perfectamente que la tendencia mundial es abrirse a la interdisciplinariedad y que en esa línea, muchas maestrías que antes solo se ofrecían para psicólogos se ofrecen ahora a profesionales afines (educadores, médicos, sociólogos etc.) e incluso no tan afines (yo he tenido a ingenieros, abogados y físicos como alumnos de maestría alguna vez). Nosotras mismas en el Departamento de Psicología tenemos maestrías que se abren no solamente para psicólogos sino también para otros profesionales vinculados con la temática (médicos y enfermeras en el caso de la de psicología de la salud, y educadores, comunicadores, antropólogos y sociólogos en la de cognición, aprendizaje y desarrollo). No tengo problema con eso.
Lo que si cuestiono, y mucho, es que en estas maestrías no se haga la diferencia entre conocimiento general y conocimiento específico, y que por lo tanto se permita a estos profesionales el acceso a tipos de conocimiento y a técnicas que solamente deberían ser patrimonio de los psicólogos. El caso del uso de instrumentos psicológcos de medición es emblemático de esto que denuncio. Dada la complejidad de los procesos involucrados en cualquier evaluación psicológica y en el uso que se haga con la información que de ella se derive, resulta sumamente preocupante que se entrene a personas que no tienen formación psicológica en el uso de estos tests, y que sea el propio Colegio de Psicólogos el que avale estas prácticas anunciando en su página diplomados y maestrías que cometen esta falta.
Y la llamo así, falta, porque el Colegio parece haberse olvidado que existe una normativa que explicitamente indica que los materiales e instrumentos de evaluación e intervención psicológicos son de uso exclusivo del psicólogo (artículo 14° del Reglamento de la Ley de Trabajo del Psicólogo, DS N° 007-2007-SA, y artículo 55° del Código de Ética del Psicólogo Peruano).
Muchos de mis estudiantes no entienden el por qué de esta preocupación y siempre les hago un paralelo con la medicina. A mi me gusta la medicina, y veo programas médicos por TV siempre que puedo. Estoy al tanto de muchos avances médicos, leo al respecto en revistas de divulgación y a veces incluso me atrevo con algún artículo especializado. En el hipotético caso de que yo quisiera hacer un curso o una maestría en alguna especialidad médica, podría recibir sin problema conocimiento general, digamos, sobre cirujía cardiovascular, a fin de que yo esté al tanto de en qué consiste este tipo de intervención, en que casos se recomienda, cuales son las complicaciones asociadas, cuales las nuevas técnicas, en qué está actualmente la investigación en el área, y etc. Lo que yo no podría hacer, porque no soy médico, es aprender en ese curso a poner un catéter o a hacer un transplante de corazón.
Aunque parezca que mi ejemplo es extremo, es muy similar a lo que hacemos cuando abrimos el uso de pruebas a personas que no tienen el entrenamiento suficiente ni la formación psicológica necesaria para aplicarlas. En vez de darles información general para que entiendan en qué consiste una prueba psicológica, que bases tiene o cuando es pertinente usarla y cuando no, se les permite utilizarlas tal cual como si a mi, sin la preparación necesaria, me dieran un bisturí y me permitieran usarlo.
Ahora que hay elecciones en el Colegio de Psicólogos espero de verdad que la nueva directiva no tome estas cosas a la ligera y que se dejen de anunciar, en plena página web institucional, cursos que atentan contra el buen ejercicio de nuestra disciplina. » Leer más