Por Alejandro Bermudez– Hoy en la Iglesia.
El lunes 14 de abril, mientras en Roma se disolvía al Sodalicio de Vida Cristiana; en Barcelona, Jordi Bertomeu, “el 007” de la Iglesia, concedía una furiosa entrevista en catalán —su lengua materna— a la estación radial digital RAC1, donde demostró de cómo no es una persona con la ecuanimidad, el señorío de sí, la integridad o la inteligencia básica para estar donde está, y por qué el próximo Papa debe mandarlo de regreso a su pueblo.
Algunas cosas previas
Para efectos de corroboración, AQUÍ ESTÁ LA ENTREVISTA DE BERTOMEU, originalmente en catalán, traducida al español.
No voy a decir nada respecto de las acusaciones lanzadas contra mí. Defenderme no es la intención de este escrito. Solo diré que son mentira y que cuando corresponda, presentaré el documento que él elaboró con sus acusaciones contra mí, así como mis respuestas puntuales.
Voy a presentar y explicar la increíble cadena de desatinos y falsedades que espetó durante una hora, avergonzando al Vaticano, al Papa y a la Iglesia en España.
Primero unas palabras sobre el entrevistador que lo trató con guante de terciopelo. Jordi Basté i Duran es el conductor del programa matutino “El Món” (El Mundo), el más escuchado en catalán. Basté i Duran es un ex periodista deportivo en la franja extrema anticlerical, militante de la izquierda nacionalista catalana y adverso a todo lo que es Iglesia católica. Lo notarán en la manera de hacer las preguntas, que Bertomeu responde contento, literalmente en su casa.
Bertomeu vs la realidad
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Dice Bertomeu: Los obispos le dieron carta blanca [a los movimientos y espiritualidades impulsadas por San Juan Pablo II] y fueron “irresponsables” con familias espirituales como el Sodalicio de Vida Cristiana.
La verdad: El entonces Cardenal Juan Landázuri Ricketts, Arzobispo de Lima en 1973, nunca fue negligente respecto de la naciente comunidad. No sólo la siguió en cada paso canónico, sino que nombró a uno de sus obispos auxiliares, Monseñor Germán Schmidt —amigo del padre Gustavo Gutiérrez— a que siguiera personalmente a la comunidad. Fue Monseñor Schmidt quien le diría al Cardenal Landázuri: “esta es la concreción del Concilio Vaticano II”.
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Dice Bertomeu que su investigación “en serio” del Sodalicio comenzó en el 2023
La verdad: No es cierto. Bertomeu se vincula desde el 2019 con Pedro Salinas y Paola Ugaz, como revela el mismo Salinas en su libro “Sin Noticias de Dios“, donde también señala que Bertomeu le prometió “hacer justicia” con el Sodalicio. Desde ese momento, la narrativa de Bertomeu, tanto en lo eclesial como en lo económico, es calco y copia de lo que han dicho Salinas y Ugaz. Y como ha revelado el diario El Español, hasta el socio de Bertomeu, Manel Riera, ya sabía que la decisión de disolver el Sodalicio se produciría mucho antes de concluir las “investigaciones“. Más bien, antes de comenzarlas.
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Dice Bertomeu: Su investigación “fue un proceso largo: primero recopilar datos, luego pensar qué tipo de acción tomar e ir avanzando“.
La verdad: El proceso no fue ni largo ni serio. Cuando realizó su primera visita a Lima el 2023, se reunió con una cantidad mínima de sodálites, entre ellos Monseñor José Antonio Eguren y el Padre Jaime Baertl, a quienes les preguntó generalidades sobre su vocación sodálite, su llamado personal, su relación con el fundador, y bromeó respecto a que no sabía bien lo que estaba haciendo porque “no sé nada de economía“… Jamás preguntó nada de lo que terminaría acusando a los pocos que entrevistó; y a la mayoría de los acusados —como yo— jamás entrevistó. No fue, por tanto “un proceso largo“, fue una ejecución premeditada y chapucera.
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Dice Bertomeu: “Llega un momento en que uno puede pensar, dentro de la Iglesia, que ‘quien obedece no se equivoca’. Y eso nunca ha sido así. La obediencia auténtica en la Iglesia, la que nos han enseñado las grandes órdenes religiosas —con años de errores y aciertos, errores y aciertos— es: escuchar de pie, escuchar como adulto. No es posible la obediencia sin un diálogo entre adultos. Yo te escucho con tus razones, tú me escuchas con las mías“.
La verdad: Es cierto que de la obediencia se puede abusar y se ha abusado, ciertamente también al interior de mi comunidad. Pero la obediencia religiosa, incluso bien entendida en la Iglesia, va a ser siempre un escándalo para el mundo, y para tipos como Bertomeu. En este terreno, Bertomeu demuestra ignorancia supina al decir que “nunca ha sido así” [en la Iglesia] y se va en contra de:
San Felipe Neri (1515–1595), a quien se le atribuye directamente la frase “El que obedece no se equivoca”, porque “Dios se hace responsable del camino de quien se entrega a Él a través de la obediencia”.
San Ignacio de Loyola (1491–1556), que en sus Ejercicios Espirituales describe la obediencia en la vida religiosa “perinde ac cadaver” (“como si fuera un cadáver”) y que no describe como un acto de opresión, sin de liberación confiada en Dios.
Santa Teresa de Jesús (1515–1582), que en sus “Moradas del Castillo Interior” advierte que una de las señales de que una experiencia mística es auténtica es que va acompañada de la obediencia a los superiores.
San Alfonso María de Ligorio (1696–1787), que en su Teología Moral, enseña que quien obedece a un director o superior prudente y legítimo, aunque el consejo no sea el mejor posible, no peca ni se equivoca.
Santa Faustina Kowalska (1905–1938), que en su Diario, dice repetidamente que Jesús le insistía en obedecer siempre a sus superiores, y que esa obediencia, aunque a veces le costara, era lo que garantizaba que no se extraviara.
Esto sólo para mencionar a algunos santos. ¿Bertomeu no ha oído hablar de ninguno de ellos?
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Dice Bertomeu: El Sodalicio tiene “mil millones de dólares“
La verdad: Bertomeu va a pagar caro ante las víctimas —las supuestas y las reales— el haber creído este mito absurdo creado por Paola Ugaz. Sobre este tema el Padre Jaime Baertl ha respondido prolijamente en consecutivas cartas notariales al diario La República, donde escribe Ugaz, y en la más reciente ha advertido que será la última y que luego procederá vía la justicia. Yo lo animo a que así lo haga. Es el momento.
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Dice Bertomeu: “Incluso consiguieron, gracias a un presidente corrupto [se refiere al Presidente Alan García] —amigo del padre Baertl, factótum económico del Sodalicio—, que esas empresas de cementerios fueran ‘islas fiscales’”, supuestamente abusando del Concordato entre el Perú y la Santa Sede.
La verdad: Ni el Concordato ni el presidente “amigo del Padre Baertl” tuvieron algo que ver con no pagar impuestos. En el Perú, ninguna Asociación Civil -como la Asociación San Juan Bautista, gestora de los cementerios- paga impuestos. Esa es la ley para todas las asociaciones de la misma naturaleza, de cualquier religión o laicas. Desde la perspectiva de Bertomeu, ¿todas las entidades católicas -parroquias, diócesis, órdenes religiosas- son entonces “islas fiscales“? ¡Y eso lo dice un supuesto canonista!
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Dice Bertomeu: “Imagínense: una isla fiscal en un país ya de por sí tendencialmente corrupto. Ahí empezaron a blanquear dinero de mucha gente, potentados del país que se valían de ellos, de la Iglesia…“
La verdad: Esa es una acusación muy grave que jamás ha probado Bertomeu, Y es tan bizarra que ni la madre del mito “mil millones“, Paola Ugaz, la ha hecho. Ningún “potentado” ha aprovechado la “isla” del Sodalicio para “blanquear” dinero; que podría haberlo hecho, si fuera el caso, con los jesuitas, por ejemplo.
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Dice Bertomeu: “Sabemos que usaban ‘offshores’ para blanquear dinero mediante empresas pantalla. Primero lo hicieron en Panamá —salieron en los Papeles de Panamá [The Panama Papers]—“…
La verdad: Bertomeu no ha visto en su vida los Panama Papers, y se nota. Para Bertomeu y los interesados: En esta liga se puede acceder a la base de datos de la información pública donde entre otros, están los Panama Papers. Ninguna empresa ni persona del Sodalicio apareció nunca. Junto a otras 810,000 entidades off shore, figuraba la empresa que formó Luis Baertl [primo del Padre Baertl], llamada Alma Minerals que luego terminaría regalándola a una empresa vinculada al Sodalicio, donde jamás se “lavó” dinero. Esto lo debería saber la “investigadora” favorita de Bertomeu, Paola Ugaz, que hizo el salto acrobático de “Baertl a Baertl” inventando la culpabilidad por asociación. De eso Ugaz debería saber mejor, considerando que viajó a Panamá varias veces durante los años aciagos de los sobornos de la empresa Odebrecht a la Municipalidad de Lima, donde ella trabajaba para la alcaldesa Susana Villarán, que terminó en prisión.
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Dice Bertomeu: “Incluso descubrimos que, por ejemplo, la fiscal general del Estado, [Patricia] Benavides —corrupta ella— estaba vendida a uno de los abogados del Sodalicio, [José Luis] Hauyón“.
La verdad: Bertomeu habla en plural “descubrimos” porque él no descubrió nada. El mito de Hauyón “sobornando” a la fiscal Benavides carece de prueba alguna y es otro de los mitos difundidos por Ugaz. De hecho, para el círculo que tomó control de Bertomeu, cada vez que el Sodalicio pasaba una prueba jurídica era por razón de la “corrupción de la justicia” y cada vez que se procesaba una nueva acusación, era porque “la justicia estaba funcionando“… mientras que las cosas eran exactamente al revés cuando se aplicaba a ellos.
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Dice Bertomeu: “Claro, después de ver el episodio con Zelensky [se refiere a la confrontación pública del presidente Trump y su vicepresidente JD Vance con el presidente ucraniano Volodimir Zelensky], y viendo cómo a nivel de geopolítica, algunos embajadores y una embajada norteamericana advirtieron al Vaticano que Trump no tolerará disidencia interna. No tolerará un sermón de fe eclesial. La Iglesia de Francisco no le gusta y, si puede, no la tolerará en Estados Unidos. Quiere obispos de su línea, obispos domesticados, obispos que no critiquen sus políticas, como por ejemplo su política migratoria“.
La verdad: Bertomeu ha argüido que él no es punible ante la justicia peruana ante la cual ha sido denunciado por los dos laicos con los que amenazó con la excomunión- porque tiene “inmunidad diplomática”. ¿Estas son las palabras de un diplomático contra el presidente de la nación más poderosa del mundo, por más razón que tenga? ¿Esta es la posición que representa oficialmente a la Santa Sede, la posición aprobada por el Cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin? ¿Cuán imprudente y bocafloja hay que ser para hacer una declaración que puedo confirmar está en oídos de la administración norteamericana, y específicamente del vicepresidente Vance, que como sabe Bertomeu, va a pasar el Triduo Pascual en el Vaticano?
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Dice Bertomeu: “grandes compañías norteamericanas habían hecho cuadrar las cuentas [del Sodalicio] que presentaban en EE.UU.“
La verdad: Bertomeu llama “grandes compañías norteamericanas” a una prestigiosa empresa fiscalizadora norteamericana que el Cardenal Joseph Tobin, nombrado por el Papa Francisco para investigar específicamente los asuntos económicos del Sodalicio, exigió que la comunidad contratara para realizar una investigación económica fondo. Quien conoce las inclinaciones teológicas del Cardenal Tobin sabe que no era, por naturaleza, simpatizante del Sodalicio. Nadie “hizo” que las cuentas cuadraran. Las cuentas, como ha dicho y repetido el Cardenal Tobin, efectivamente cuadraban.
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Dice Bertomeu: “pero en el Vaticano detectaron irregularidades muy graves que ahora tendremos que poner en manos de la justicia norteamericana, por supuesto“.
La verdad: ¿Se refiere Bertomeu a las instituciones económicas del Vaticano, responsables de que la economía vaticana esté totalmente quebrada —al punto que él tiene que pedir que paguen sus honorarios las comunidades que asesina- y en medio de un masivo escándalo de corrupción que involucra a varios cardenales y decenas de funcionarios? ¿Bertomeu confía en esa estructura colapsada, con la que tendrá que lidiar un futuro pontífice, en vez de una reputada firma internacional especializada en economía forense, de elección del Cardenal Tobin? OK.
¿Y cuáles son esas “graves irregularidades“? Bertomeu nunca las ha descrito, y mucho menos dado la oportunidad, si fuera el caso, de replicar, como exige la mínima justicia.
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Dice Bertomeu: “En la Iglesia siempre hemos tenido estos grupos. Los que usted me ha mencionado no los tengo estudiados, así que no puedo opinar a fondo porque no los he investigado en profundidad“.
La verdad: Esta es la despreciable respuesta que Bertomeu da al entrevistador cuando le pregunta: “Hoy ha salido a la luz este grupo ultracatólico que se llama los Kikos, este grupo que creó Kiko Argüello. Hace algunos años, hubo personas conocidas, como por ejemplo el que fue entrenador del Real Madrid, López Caro, que fue un destacado miembro de este grupo. No sé si eso también le preocupa, Monseñor, con la aparición o reaparición de grupos como este“.
¿Alguien le cree a Bertomeu que no conoce al Camino Neocatecumenal —cuyos miembros son despectivamente llamados “los Kikos“— a quien el entrevistador acusa de “ultraderechista”? Son probablemente la familia espiritual más grande nacida en España y con una presencia contundente e histórica no solo en España, sino en el mundo entero, donde sea que haya viajado Bertomeu. ¿Y el “Van Helsing” de los nuevos movimientos espirituales, —que se ha ufanado públicamente de que su próxima víctima son los Heraldos del Evangelio— y a los que acusa genéricamente de ser “un tumor en la Iglesia“, no los conoce, ni siquiera para defenderlos? Esa es ignorancia inaceptable o cobardía suprema. De cualquier manera, descalifica a quien está en la posición en la que actualmente está.
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Dice Bertomeu: “Me convocaron en Guayaquil para la firma [del decreto final de disolución, firmado este lunes 14 de abril en el Vaticano] porque el Superior General estaba en Colombia. Yo venía de Filipinas. Fui a Guayaquil. No firmaron. Dijeron que vendrían a Roma la semana del 4 y 5 de abril. No vinieron. Entonces dijimos: se acabó, no queremos demorar esto más, porque puede pasar cualquier cosa también con el Santo Padre…“
La verdad: Dejemos pasar el hecho de que el Superior General estaba en Colombia… y él viajó a Guayaquil (Ecuador, otro país por si acaso). El hecho real es que la demora en firmar o “intimar” fue totalmente culpa de Bertomeu, que quiso alargar el proceso para presionar a las autoridades, y al mismo Padre Jaime Baertl —a quien convocó a Lima, como he relatado anteriormente—, para que le den más dinero “más, muchos millones (de dólares)” —en sus propias palabras— de los míticos “mil millones” (incluyendo sus honorarios), amenazándolos con no facilitar las licencias para que los sacerdotes sodálites puedan incardinarse en diócesis tras la disolución. Desde enero de 2025 los sodálites conocían de la disolución, cuyo decreto en toda su extensión les fue leído durante la Asamblea General en Aparecida (Brasil). Firmada por el Papa Francisco, no había ninguna razón ni esperanza para posibles dilaciones. A mitad de la semana pasada las autoridades del Sodalicio fueron convocadas para firmar el decreto con Sor Simona Brambilla este lunes… Y allí estuvieron y firmaron. ¿Quién no estuvo en la firma? Jordi Bertomeu, nombrado como comisario de la supresión. Él estaba en Barcelona, dando esta entrevista.
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Dice Bertomeu: “En Estados Unidos, insisto, tiene una legislación y una justicia imperial. Ellos te pueden bloquear las cuentas en todo el mundo. Ellos te pueden hacer la vida bastante difícil. Pues miren, los últimos movimientos [económicos del Sodalicio] se han hecho en Denver, Colorado. Es allí porque puede funcionar como paraíso fiscal…“
La verdad: ¿Denver paraíso fiscal? Bertomeu debería decirle a su amigo Manel que existe Denver, que para qué pensar en las Islas Caimán o Suiza. Y esta es la explicación que da Bertomeu de por qué va a recurrir a la justicia norteamericana, elogiando la “separación de poderes” en Estados Unidos. Esa noción de separación de poderes es totalmente nueva para Bertomeu, que venía amenazando a las autoridades del Sodalicio que si no entregaban los míticos mil millones, les metería juicio “ante la fiscalía de Nueva York, donde ya tengo todo preparado” (en sus palabras). A ver, ¿La fiscalía de Nueva York para un supuesto acto de corrupción… en el estado de Colorado?
Cuando estuvo en Lima la última vez, para examinar cómo “meterle juicio” al Sodalicio en Estados Unidos, Bertomeu pidió una entrevista con la embajadora de los Estados Unidos en el Perú, Stephanie Syptak-Ramnath, nombrada por la moribunda administración de Biden el 2024, y con cero simpatías en la actual administración Trump. La embajadora le hizo saber que una embajada, que representa al gobierno (es decir, el poder ejecutivo) no tiene ningún control sobre el poder judicial y menos en Estados Unidos, y que por tanto ella no podía hacer nada por él contra el Sodalicio. Allí es donde aprendió Bertomeu que en Estados Unidos existe, en efecto, la separación de poderes. Si lo hubiera sabido antes, no hubiera perdido su tiempo ni el de la embajadora.
Y respecto a la justicia norteamericana: es lo mejor que le puede pasar a los míticos “mil millones” del hoy difunto Sodalicio, porque la probabilidad de que le den la razón a Bertomeu y su cortejo es, legalmente —y lo digo con conocimiento de causa— de 000.
La comunión, no es una recompensa para los santos sino que es un pan para los pecadores
Por Armando Guzmán*- Los Angeles Times.
La pelea de los Obispos católicos de Estados Unidos contra los más prominentes políticos católicos del país no es nueva, en el año 2007, Thomas Joseph Tobin, obispo de la ciudad de Providence, Rhode Island, emitió una resolución corta y directa diciendo: “He instruido a los sacerdotes de esta diócesis a no administrar el sacramento de la comunión a Patrick Kennedy, Representante del Distrito #1 de Rhode Island”.
Sí, Patrick Kennedy, hijo de quien fue uno de los católicos más célebres de Estados Unidos y del mundo entero, el senador Edward Kennedy. El mismo Kennedy a quien el cardenal Francis Spellman, entonces arzobispo de Nueva York, casara con Joan Bennett, madre de Patrick, en la iglesia de Saint Joseph en Bronxville, Nueva York el 29 de noviembre de 1958.
Rose Kennedy, madre de la dinastía política más célebre de Estados Unidos es la que instigó la fe católica en la familia, y es la que se convirtió en el eje en torno al cual giró la defensa de John Fitzgerald Kennedy, cuando fue acusado de ser un peligro inminente contra la Constitución de EE.UU por ser el primer candidato presidencial de fe católica en la historia del país.
La familia Kennedy fue sacudida por la campaña dentro de la jerarquía de la iglesia por negarle al senador Kennedy, igual que a su hijo, el acceso a la comunión por su apoyo a causas que la iglesia católica siempre ha aborrecido. Russell Shaw, ex portavoz de la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU, dijo que cuando Kennedy desafió a la iglesia en temas como el aborto y más tarde el matrimonio homosexual… “Reforzó una creencia corrosiva entre los católicos de que simplemente pueden ignorar las enseñanzas con las que no están de acuerdo”.
Sin embargo, el cardenal Patrick O’Malley, arzobispo de Boston, estuvo al lado de la cama del senador la noche que murió en agosto de 2009, pero el Papa Benedicto XVI mantuvo silencio sobre su muerte, y eso sacudió a la familia pero no afectó su aún profunda fe católica.
John Kerry es otra figura política a quien los obispos católicos de Estados Unidos nunca han perdonado por su apoyo al aborto y a otras causas políticas que la iglesia católica rechaza. Este político, excandidato presidencial, exsecretario de estado y actual punta de lanza en las políticas públicas de EE.UU contra el cambio climático es un reconocido héroe de la guerra de Vietnam. Kerry ha dicho que su fe católica se fortaleció cuando se enfrentó cara a cara en la guerra con su propia mortalidad.
Kerry recuerda haber… “llevado con él un rosario durante los combates”. Reflexionando sobre su servicio, Kerry ha dicho en público “Sé lo que es la fe”, ese rosario fue el que le dio el coraje para desafiar a la muerte y ganarse por sus acciones, salvando la vida de otros soldados, “la Estrella de Bronce” que las fuerzas armadas entregan solo a los héroes reconocidos por su valor en batalla.
Pero sus posiciones en política pública a favor del aborto provocaron protestas por parte de los obispos estadounidenses, quienes en el año 2004 adoptaron su primera resolución declarando: “Los políticos que apoyan el derecho al aborto están cooperando con el mal y por lo tanto mediante esta resolución se determina que no se deben otorgar honores, premios o plataformas a quienes se oponen a las enseñanzas de la iglesia sobre este tema”.
Como consecuencia, los obispos católicos en Nueva Jersey, Missouri, Nebraska y Colorado prohibieron que John Kerry recibiera la comunión, en caso de asistir a una misa en cualquiera de esas diócesis. El obispo de Colorado Springs, Michael Sheridan, llevó las cosas más lejos diciendo que cualquier católico apoyando a Kerry ponía en peligro su salvación eterna.
Estas declaraciones del obispo Sheridan tuvieron un impacto, el día de las elecciones, Kerry perdió el voto católico ante el entonces presidente George W. Bush de religión metodista por 47 contra el 52 por ciento. Hay quien aún dice que si los obispos no se hubieran metido en esa elección en 2004, John Kerry la habría ganado.
John Kerry siempre enfatiza más su servicio militar que su fe católica. Joe Biden, amigo personal y aliado político en el senado no solo de Kerry sino de Teddy Kennedy también, decidió ser distinto y poner su fe católica como elemento principal en sus campañas políticas.
Si bien el catolicismo de Biden es esencial para quién es, convertirlo en parte de la narrativa de su campaña también es una forma interesante y hasta audaz de hacer política. Desde el año 2000 los votantes que asisten a la iglesia con regularidad (cualquiera que sea su denominación) han votado más por el Partido Republicano. Los demócratas han sido más laicos en su alcance político.
El enfoque de Biden demuestra su vieja militancia en la estrategia política, en donde la primera regla es tomar una debilidad y transformarla en una fortaleza.
En cuanto a la decisión final de los obispos, ésta ocurrirá hasta noviembre cuando el documento de su Conferencia anual será sometido a debate y votación. Mientras, hay que recordar dos cosas, Joe Biden es apenas el segundo presidente católico en la historia de Estados Unidos, y dos, cualquier resolución salida de esa conferencia necesitaría la aprobación del Vaticano para entrar en vigor. Lo que no parece probable.
El Papa Francisco no ha dicho nada directamente en cuanto a la excomunión con la que los obispos de Estados Unidos amenazan al católico más prominente de la tierra. Su única declaración, como todo lo que este Papa dice, fue muy profunda: “La comunión, no es una recompensa para los santos sino que es un pan para los pecadores”.
*Por casi tres décadas el periodista Armando Guzmán se ha ganado el reconocimiento en México y Estados Unidos por su cobertura en Washington. Puede seguirlo en los diferentes medios y plataformas, como radio, televisión, prensa escrita e internet.