Obispo Prelado de Chuquibambilla

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Monseñor Wilder Alberto Vásquez Saldaña OSA

Wilder Alberto Vásquez Saldaña, sacerdote y religioso agustino, llega a la prelatura de Chuquibambilla a 309 km del Cusco. Esta jurisdicción se mantuvo vacante desde 2018 tras la renuncia por límite de edad de Domenico Berni Leonardi.
Desde 2019 y hasta febrero de 2024 estuvo bajo la administración apostólica de Edinson Edgardo Farfán Córdova, quien fue nombrado obispo de Chiclayo.
Nació el 21 de diciembre de 1974 en el distrito de La Encañada, Cajamarca. Ingresó en la Orden de San Agustín, completó sus estudios de Filosofía y Teología en el Seminario Mayor San Carlos y San Marcelo de la Arquidiócesis Metropolitana de Trujillo.
Al momento de su nombramiento Vásquez se desempeñaba actualmente como vicario parroquial de San José Obrero, en Piura. Estudió filosofía y teología en el Seminario Mayor San Carlos y San Marcelo de Trujillo.
Fue ordenado sacerdote el 29 de abril de 2006, superior del noviciado Internacional Agustino Nuestra Señora de Gracia en la Encantada de Villa, en Chorrillos, Lima. Desde 2024 hasta fecha, promotor de la Institución Educativa Parroquial Santísima Cruz en Chulucanas y vicario parroquial de San José Obrero.
Fuente: www.vidanuevadigital.com

Comunicado de monseñor José Antonio Eguren, arzobispo emérito de Piura y Tumbes

En el día de ayer, el diario «El Español», publicó una reveladora y comprometedora fotografía, tomada en la ciudad de Roma, en la casa de los periodistas John Allen Jr. y Elise Ann Harris de Allen, directivos del portal estadounidense de noticias eclesiales «Crux». En dicha fotografía, aparece celebrando junto con Pedro Salinas, Paola Ugaz, los Allen y el ex sodálite Renzo Orbegozo, el investigador vaticano, monseñor Jordi Bertomeu, miembro de la Sección Disciplinar del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Junto con Monseñor Charles Scicluna, Monseñor Bertomeu conformó la «Misión Especial» que en julio de 2023 investigó al Sodalicio de Vida Cristiana. En aquella ocasión fui llamado a declarar ante dicha «Misión Especial».
Como hice de público conocimiento en mi anterior comunicado, de fecha 2 de febrero de 2025, fue en base al informe de dicha «Misión Especial», hasta hoy desconocido, y de las supuestas acusaciones que habrían en él contra mi persona, que primero se me pidió mi renuncia al oficio pastoral como arzobispo metropolitano de Piura y después se decretó mi expulsión del Sodalicio de Vida Cristiana. Como lo he reiterado en no pocas ocasiones, la «Misión Especial Scicluna-Bertomeu», estuvo en mi caso llena de irregularidades, tanto de forma como de fondo, lo cual no me permitió ejercer mi derecho a la legítima defensa. No hubo justicia sino abuso de poder.
La foto publicada ayer por «El Español», no refleja un mero brindis, sino que es expresión de la estrecha colaboración y coordinación entre el investigador vaticano y los periodistas Salinas y Ugaz y sus portavoces de «Crux». Todos ellos, me vienen difamando desde hace varios años, a través de una sostenida campaña mediática, lo cual me llevó a querellar en su momento a Pedro Salinas ante el Poder Judicial peruano, el cual fue condenado en primera instancia por «difamación agravada», el año 2019.
Ante las revelaciones de «El Español», me pregunto: ¿Qué imparcialidad se puede esperar de un investigador vaticano, como Monseñor Jordi Bertomeu? ¿Qué justicia se puede esperar de quien participa de una reunión celebratoria un día después de consumarse la expulsión de un grupo de sodálites entre los cuales figuro yo? ¿La foto publicada no manifiesta a todas luces una evidente parcialidad de Monseñor Bertomeu con la posición de los periodistas Salinas, Ugaz, Allen y Harris siendo que por el encargo eclesial que tiene debería guardar neutralidad? ¿No hay un evidente conflicto de intereses?
¿Tan seguro se siente Monseñor Bertomeu en el poder que ejerce, que no piensa que una conducta como la suya compromete no sólo a su persona sino al mismo Santo Padre que ha depositado su confianza en él, y al Dicasterio para la Doctrina de la Fe en la sección que se ocupa nada menos que de los delitos reservados a la Santa Sede?
A la luz de lo ocurrido, elevo mi voz para pedir lo justo: la verdad, el respeto a la dignidad de las personas, y la revisión de los procesos eclesiales que, lejos de edificar la comunión, parecen responder a intereses ajenos al Evangelio y al sentido de justicia que debe animar dichos procesos en la Iglesia.
Después de haberme apartado de mi querida Iglesia particular de Piura y Tumbes y de mi comunidad Sodálite, hasta hoy continúan una serie de acciones que buscan hacerme daño. Espero en Dios que la verdad se abra paso totalmente, y que por el bien de todos podamos finalmente conocerla. Estoy seguro que de ser así llegarán a su fin arbitrariedades y el acoso que vengo sufriendo.

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