El conflicto se intensificó tras los ataques con misiles lanzados por India en territorio paquistaní, por el atentado del 22 de abril en Cachemira india, donde murieron 26 personas. Pakistán respondió de inmediato y durante varios días ambos países intercambiaron misiles, fuego de artillería y ataques con drones, hasta el anuncio de la tregua.
Nueva Delhi acusa a Islamabad de apoyar al grupo yihadista que presuntamente está detrás del atentado en la ciudad turística de Pahalgam, aunque el gobierno pakistaní lo niega. India, por su parte, no ha presentado pruebas de sus acusaciones y rechazó una propuesta de investigación conjunta planteada por Pakistán para esclarecer lo ocurrido.
Tras el atentado, las tensiones no tardaron en sentirse en Cachemira. La región, donde el turismo es fundamental, se ha vaciado. Los hoteles cerraron y los visitantes se marcharon. Las fuerzas de seguridad han detenido a cientos de personas y demolido al menos diez viviendas de presuntos implicados.
Nueva Ruta de la Seda atraviesa Cachemira.
Este nuevo episodio de violencia marca la cuarta gran confrontación militar entre ambos países desde la partición de 1947 y la creación de Pakistán. A diferencia de las tres guerras anteriores, todas ganadas por India, esta vez no ha habido un claro vencedor.
Durante el último conflicto, en 2019, India lanzó un ataque aéreo contra bases del grupo Jaish-e-Mohammed en Balakot, Pakistán, doce días después de un atentado suicida que dejó 40 soldados indios muertos.
Esa fue la incursión aérea más profunda en territorio paquistaní desde la guerra de 1971. El enfrentamiento se prolongó durante dos años con tiroteos frecuentes a lo largo de la Línea de Control, hasta que se logró un acuerdo en febrero de 2021. A diferencia de aquel atentado, el de Pahalgam no ha sido reivindicado oficialmente.
En los últimos seis años, India y Pakistán han reforzado notablemente sus fuerzas aéreas. India ha sumado aviones de combate Rafale con misiles de largo alcance que le permiten atacar sin entrar en territorio enemigo. Pakistán, por su parte, ha reemplazado sus viejos cazas Mirage por modernos aviones de combate chinos.
Fuente: EFE, AFP.
Archivo del Autor: Víctor Raúl Nomberto Bazán
Pecado cardenal
Desafiando el abuso de poder
Mientras se convocaba el cónclave papal que elegiría al papa Francisco, un cardenal de la Iglesia católica fue expuesto y sufrió una caída monumental en desgracia. Desde entonces, muchos otros clérigos católicos de alto perfil han sido confrontados. Uno de los cuatro denunciantes, el exsacerdote Brian Devlin, relata lo que implicó descubrir la hipocresía sexual del cardenal Keith O’Brien en esta historia secreta nunca antes contada. Esforzándose por no escribir desde la ira y el dolor, presenta el Cardenal Sin como una oportunidad para que la Iglesia global aprenda y cambie. Con profundas perspectivas, el libro ofrece lecciones genuinas para ayudar a evitar futuras historias de terror que involucren a líderes católicos. El autor plantea las preguntas difíciles, analiza las duras respuestas de la jerarquía católica y ofrece maneras en que la Iglesia puede sanar y recuperar la confianza de sus fieles. “Cardenal Sin: Desafiando el Abuso de Poder en la Iglesia Católica” es una obra crucial para comprender cómo reacciona y debería reaccionar la Iglesia católica cuando sus figuras principales son cuestionadas.
Por Sara Scarlett Willson
Cardinal Sin es la autobiografía del denunciante y exsacerdote Brian Devlin, víctima del difunto cardenal escocés Keith O’Brien. De 1985 a 2013, O’Brien fue uno de los clérigos de mayor rango de Escocia. Adversario acérrimo de la homosexualidad, que él mismo describió como una “degradación moral“, posteriormente se reveló que mantuvo relaciones sexuales inapropiadas y depredadoras con seminaristas y otros sacerdotes.
A primera vista, el Cardenal Sin podría describirse simplemente como una autobiografía de abuso: abuso de poder, abuso sexual y una institución diseñada para proteger a quienes abusan. Pero en cada página de este relato íntimo y consciente, abundan el ingenio, la perspicacia y la humanidad. Esta no es solo la historia de cómo se expusieron los crímenes de O’Brien, sino también la historia de cómo un cristiano intentó hacer el bien en un mundo donde le habría sido más fácil no hacer nada.
El Cardenal Pecado comienza con la infancia y la formación de Devlin. Su estilo pragmático hace que este libro sea fácil y sorprendentemente agradable de leer, a pesar de la gravedad de su tema. Su comentario sobre la cultura católica y su propio lugar en ella es agudo, y hubo momentos en que me reí a carcajadas con sus observaciones concisas, a veces autocríticas. A medida que Devlin avanza en el seminario y conoce al hombre que comienza a manipularlo, en lugar de demonizar a O’Brien, lo humaniza. El cardenal Keith O’Brien no se presenta como un monstruo, sino como una persona real que no quiere o no puede reconocer su propia oscuridad y fragilidad humana.
La Conferencia de Obispos y el Primer Ministro de Escocia.
Lo que me resultó particularmente desgarrador fue que, después de que O’Brien intentara iniciar una relación sexual con Devlin en el seminario, este lograra detenerlo, pero carecía de la autonomía y el vocabulario necesarios para expresar lo que le estaba sucediendo. Devlin era claramente víctima de manipulación psicológica a largo plazo, pero incluso si hubiera querido hablarle a alguien sobre O’Brien, ¿quién lo habría escuchado en ese momento? Este libro ofrece una perspectiva de cómo y por qué las víctimas de abuso no siempre pueden denunciar de inmediato, incluso cuando saben que han sido víctimas. Solo en retrospectiva, Devlin pudo procesar el dominio espiritual que O’Brien ejercía sobre él.
Devlin ofrece una profunda comprensión de por qué la cultura católica era tan propicia para proteger a abusadores como O’Brien. La deferencia y obediencia incuestionables que se otorgan automáticamente a los sacerdotes, junto con una jerarquía que coloca a estos hombres mortales en un pedestal, y un procedimiento disciplinario engorroso, disuaden a las víctimas de denunciar. A medida que avanza el libro, vemos a Devlin y a un pequeño grupo de otras víctimas de O’Brien intentar iniciar procedimientos oficiales contra él. La segunda mitad del libro me dio una clara idea de la lentitud y la monotonía que conlleva este tipo de acción. La vida transcurre a su alrededor mientras él, al mismo tiempo, se enfrenta a la burocracia vaticana. Es encomiable la valentía de Devlin al renunciar a su derecho al anonimato en aras de una Iglesia mejor.
La verdadera tragedia del Cardenal Sin no reside únicamente en el abuso del Cardenal O’Brien, sino también en el hecho de que, en cualquier institución donde los depredadores y manipuladores se sienten cómodos, hombres de bien, como Brian Devlin, se sienten naturalmente incómodos. El ministerio de Brian Devlin continuó mucho después de dejar el sacerdocio. Dedicó su vida, tras dejar el sacerdocio, a defender valientemente a los marginados, como las personas sin hogar que padecían VIH y SIDA en las calles de Edimburgo en los años 80 y 90, y a las personas con discapacidad, como las personas sordas. Posteriormente, trabajó en el sistema sanitario escocés. Sin duda, la pérdida de Devlin como sacerdote empobreció aún más a la Iglesia católica en Escocia.
El Cardenal Sin es una lectura obligada para cualquier persona interesada en cómo la Iglesia Católica puede prevenir el abuso sexual y qué pueden hacer las instituciones saludables para apoyar a los denunciantes y a las víctimas.
Cuarto domingo de Pascua 2025
Evangelio según San Juan 10,27-30.
“Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen.
Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos.
Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y yo somos una sola cosa“.
Homilía del Padre Paul Voisin CR de la Congregación de la Resurrección:
Volar cometas en Bermudas el Viernes Santo es una actividad nacional. Hay una historia que el mundialmente famoso evangelista Billy Graham usó para ilustrar que Dios está con nosotros, incluso cuando no nos damos cuenta. Predicó: «Había un niño pequeño que iba a volar una cometa. Era un día hermoso, el viento era fresco y grandes nubes ondulantes surcaban el cielo. La cometa subía y subía hasta que las nubes la ocultaron por completo. Un hombre pasó y preguntó: ‘¿Qué estás haciendo?’. El niño respondió: ‘Estoy volando una cometa’. ‘¿Volando una cometa?’, preguntó el hombre. ‘¿Cómo puedes estar seguro? No puedo ver la cometa’. ‘No’, respondió el niño, ‘no la veo, pero de vez en cuando siento un tirón, ¡así que sé con certeza que está ahí!».
Quizás esa historia y nuestro evangelio (Juan 10:27-30) estén relacionados en el sentido de que nosotros, como ovejas del Señor Jesús, escuchamos la voz del Buen Pastor, pero no lo vemos con nuestros propios ojos. Nuestra experiencia nos dice que, aunque no lo veamos, sentimos su presencia y escuchamos su voz en nuestra oración, lo que nos ayuda a seguirlo. Al igual que el hombre de la historia no vio la cometa, el niño le aseguró que estaba allí arriba, mientras seguía sintiendo la atracción. Puede que no siempre sintamos esa presencia cercana de Dios ni distingamos fácilmente su voz, pero sabemos que está ahí no solo por revelación divina, sino por nuestras experiencias pasadas con Dios, cuando hemos sentido su atracción. Él continúa llamándonos, aunque no reconozcamos su voz ni estemos atentos a ella. Nos llama porque es una llamada a la unión con Él y a compartir su vida y la vida de su rebaño, la Iglesia.
La Primera Lectura, de los Hechos de los Apóstoles Los Apóstoles (13:14, 43-52) dan testimonio de cómo Pablo y Bernabé oyeron la voz de Jesús, llamándolos, primero a creer en él y ser sus discípulos, y luego a salir y compartir la Buena Nueva con otros, a ser apóstoles. Comenzaron a predicar la Buena Nueva a sus compatriotas judíos, pero no reconocieron la voz de Dios que hablaba a través de las palabras de Pablo y Bernabé. No estaban abiertos a la revelación de Jesús, crucificado y resucitado. Así, Pablo y Bernabé se dirigieron a los Gentiles -los no creyentes en un solo Dios- y allí encontraron un público receptivo. Tuvieron que dar un paso gigantesco para, primero, creer en un solo Dios y luego creer en Jesús. La gracia de Dios estaba activa, y las palabras de los mensajeros eran inspiradoras, y así llegaron a abrazar la nueva vida de Dios revelada en Jesucristo.
La Segunda Lectura, del Apocalipsis (7:9, 14b-17), nos habla hermosamente de los fieles de Dios y del Cordero que se sienta en el trono: Jesucristo. Él es quien nos protege y nos pastorea. Cuando lo escuchamos, nos conduce a una vida más profunda en él y a la vida de la gracia.
En nuestra condición humana, a veces oímos, pero no escuchamos. He hecho esta distinción antes, porque la mayoría de nosotros no tenemos problemas con la capacidad de oír, pero eso no significa que escuchemos lo que oímos. En este sentido, escuchar significa reconocer y seguir lo que oigo.
En el Evangelio, Jesús dice: «Mis ovejas oyen mi voz». Puede que lo «oigamos», pero eso no significa que siempre estemos «escuchando». Nuestro reto es reconocer que necesitamos escuchar a Jesús, que Él es el Maestro, el Mesías, nuestro Salvador. Con demasiada frecuencia mantenemos a Jesús a distancia y queremos hacer las cosas a nuestra manera, aunque intelectualmente digamos que lo seguimos. A veces queremos dejar que Jesús entre en nuestras vidas -en nuestros pensamientos, sentimientos, palabras, acciones y decisiones- pero solo parcialmente, para mantener el control. Como la oveja que se pierde, por no escuchar a nuestro pastor, Jesucristo, nosotros también podemos desviarnos fácilmente de los caminos de Jesús por no estar «escuchando».
Jesús también dice: «Yo los conozco». Estas palabras no solo nos tranquilizan, sino que implican una relación personal e íntima con nosotros. Así como Jesús, como Dios hecho hombre, tenía la capacidad de ver más allá de lo externo (como con Zaqueo, el recaudador de impuestos, la mujer adúltera, la samaritana y tantos otros en los evangelios), nos conoce a fondo. Conoce nuestras intenciones. Conoce nuestras luchas y nuestros éxitos. Conoce nuestros altibajos. Nos conoce porque nos ama, no porque nos conozca. Con esto quiero decir que su amor es incondicional, y que, hagamos lo que hagamos, su amor sigue ahí, intentando llamarnos de nuevo a la fidelidad. Desafortunadamente, en nuestra condición humana, podemos dejar de amar a alguien porque lo “conocemos” y no nos gusta lo que vemos ni oímos. Si permitimos que Dios sea Dios, comprendemos que su amor es mucho mayor y que su misericordia se extiende a nosotros sin fin.
Finalmente, Jesús dice: “Me siguen”. Se reconoce como nuestro Pastor y nos llama. Él es definitivamente como esa cometa que tira de nuestra cuerda para hacernos saber que está ahí. De hecho, nos está inundando de gracias para que lo escuchemos y lo sigamos. Nuestro reto es escucharlo y seguirlo sinceramente, no solo cuando deseamos algo de Dios: seguridad en el trabajo, la salud de un ser querido, buenas notas en un examen. Seguir a Jesús significa tomar decisiones y vivir una vida que refleje que conocemos su voz, aceptamos su amor y deseamos actuar en unión con él, dando testimonio de que somos ovejas de su rebaño y que él es nuestro pastor.
Hoy Jesús nos llama a estar atentos a su voz. Quiere que seamos uno con él como él es uno con el Padre. Esto solo puede lograrse respondiendo a ese tirón en la cuerda de nuestra cometa, reconociendo que él está presente, escuchando su voz y siguiéndolo.
Cardinal Vincent Nichols. AFP Foto de HENRY NICHOLLS/AFP via Getty Images
Cardenal Nichols elogia el “modo tranquilo y amable” del Papa León XIV
El líder espiritual de los católicos de Inglaterra y Gales ha descrito al Papa León XIV como el hombre con la “combinación de talentos” adecuada para dirigir la Iglesia.
El cardenal Vincent Nichols, uno de los 133 cardenales electores que participaron en el cónclave que culminó con la proclamación del cardenal Robert Francis Prevost como Papa León XIV, habló en una conferencia de prensa sobre el hombre que sucedió al Papa Francisco como el 267° Sumo Pontífice.
Al describir al Papa León XVI como un “ciudadano del mundo”, el cardenal Nichols explicó por qué su experiencia y ministerio católico le proporcionaron las cualidades necesarias para ser Papa.
El cardenal Nichols dijo: «Se crió en la zona sur de Chicago, la zona más pobre. Ha sido Superior General de los Agustinos dos veces, lo que básicamente significa que ha viajado por el mundo dos veces, cumpliendo con esas responsabilidades».
Ha sido profesor, obispo diocesano y miembro de la Curia Romana, y esa es una combinación de talentos que, una vez que reflexionamos sobre la vida de la Iglesia y las necesidades del momento, dejó bastante claro que este era un hombre que aportaba la profundidad y la amplitud de experiencia necesarias al papado.
“Tiene un carácter muy amable”, dijo en una conferencia de prensa en el Venerable English College de Roma.
Es muy tranquilo. Tiene la mente clara y puede ser decisivo. Lo he visto resolver dificultades, tanto organizativas como personales, sin dejar enemigos atrás, y es capaz de mantener a la gente unida.
“En términos de gobierno, tiene un doctorado en Derecho Canónico, por lo que sabe cómo deben hacerse las cosas”.
El cardenal Nichols, arzobispo de Westminster y presidente de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales, también reflexionó sobre el cónclave.
Dijo: «Lo encontré muy refrescante, más como ir a un retiro espiritual que cualquier otra cosa. Sentía que allí había un espacio sagrado, y dentro de ese espacio, a un nivel muy profundo, era posible simplemente ser yo mismo».
Para cuando llegamos a almorzar hoy, una parte de mí no quería irme porque había algo que atesorar profundamente en la fraternidad y su espíritu de oración… No sentí que la gente intentara reunirse en grupos ni nada por el estilo… Fue un momento muy, muy agradable y fraternal.
Fuente: Thecatholicherald.com
Cardenales en conferencia de prensa
Cardenales Daniel DiNardo,Timothy Dolan, Joseph Tobin, Blase Cupich, Wilton Gregory, Robert McElroy y Christophe Pierre brindaron una rueda de prensa tras la elección del papa León XIV en el Pontificio Colegio Norteamericano de Roma, Italia, este 9 de mayo de 2025 (REUTERS/Guglielmo Mangiapane)
Los cardenales estadounidenses que participaron en el cónclave que eligió al nuevo pontífice, el papa León XIV, el primero nacido en Estados Unidos, lo definieron como “ciudadano del mundo”, resaltando su vocación misionera y una continuidad con el fallecido papa Francisco aunque con estilo propio.
Durante una conferencia de prensa en el Pontificio Colegio Norteamericano de Roma, siete cardenales compartieron impresiones sobre el proceso de elección, las cualidades del nuevo papa y el significado de su origen estadounidense.
Los cardenales Joseph Tobin, Blase Cupich y Timothy Dolan (REUTERS/Guglielmo Mangiapane)
El cardenal Robert McElroy, nuevo arzobispo de Washington DC, expresó su sorpresa por la elección de un papa originario de Estados Unidos, algo que dijo no haber esperado ver durante su vida. Sin embargo, el cardenal Daniel DiNardo, arzobispo emérito de Galveston-Houston, afirmó que la nacionalidad fue un factor secundario frente al carácter y la experiencia misionera del elegido.
“El papa León XIV es un ciudadano del mundo”, señaló el cardenal Timothy Dolan de Nueva York, enfatizando que lo más relevante no es de dónde proviene, sino lo que representa ahora como líder de la Iglesia universal.
Los cardenales Robert McElroy y Wilton Gregory (REUTERS/Guglielmo Mangiapane)
El cardenal Blase Cupich de Chicago, ciudad natal del nuevo pontífice, destacó el ambiente de respeto mutuo y unidad entre los cardenales electores, quienes, a pesar de sus diversos orígenes, lograron alcanzar un consenso en apenas 24 horas. Según Cupich, esa cohesión fue determinante para una elección rápida y unánime.
McElroy describió una atmósfera de recogimiento espiritual desde el inicio del cónclave, con la Letanía de los Santos resonando en la Capilla Sixtina y la imponente imagen del “Juicio Final” de Miguel Ángel como telón de fondo. “Toda sensación de división desapareció; mirábamos al alma de cada uno, pensando en quién podría ser el vicario de Cristo”, relató.
El perfil misionero del nuevo pontífice
Los cardenales Timothy Dolan y Daniel DiNardo (REUTERS/Guglielmo Mangiapane)
Los cardenales coincidieron en resaltar el fuerte perfil misionero del nuevo papa. McElroy dijo que León XIV, anteriormente el cardenal Robert Prevost, “es en su esencia un misionero. En todo sentido, un misionero que da su vida por la Iglesia”.
El cardenal Christophe Pierre, de origen francés y actual nuncio apostólico en EEUU, también participó en la conferencia y afirmó que el cónclave transcurrió en un clima más espiritual que político.
Por su parte, el cardenal Wilton Gregory, arzobispo emérito de Washington DC, se emocionó al recordar el momento en que prometió respeto, fidelidad y amor al nuevo papa tras su elección. También reconoció el impacto que tuvo Prevost en las conversaciones informales con otros cardenales durante las pausas del cónclave.
El cardenal Joseph Tobin, de la arquidiócesis de Newark, compartió una imagen simbólica del cónclave. Recordó haber visto al cardenal Prevost con la cabeza entre las manos luego de recibir votos, y cómo, al aceptar la elección, transmitió serenidad y sentido de propósito. “Fue como si hubiera nacido para esto”, dijo Tobin.
Tobin, quien conoce a León XIV desde hace 30 años por su trabajo conjunto como superiores de congregaciones religiosas, lo describió como alguien que no busca el conflicto, pero que tampoco retrocede ante causas justas.
Finalmente, los cardenales instaron a la prensa a observar el desarrollo del nuevo pontificado sin emitir juicios apresurados. “No se puede capturar el mañana mirando al ayer”, advirtió Gregory.
McElroy añadió que, aunque buscaban a alguien “en la misma línea de Francisco”, no pretendían elegir “una fotocopia”.
Fuente: Infobae.com
El milagro del papa León XIV en el cónclave: afirman que fue elegido por una avalancha de más de cien votos, que unió a conservadores y progresistas
Por Julio Algañaraz- Diario Clarín
Aunque los 133 cardenales juraron mantener el secreto absoluto en torno a la votación, ya circulan versiones de qué pasó dentro de la Capilla Sixtina.
La decisión del máximo candidato Pietro Parolin que aceleró la elección y qué pasará con las reformas de Francisco en la Iglesias Católica.
El papa León XIV, cardenal Robert Francis Prevost, obtuvo más de cien votos en la cuarta votación, cuando momentos antes parecía muy difícil que lograra el ganador llegar a los 89 necesarios para sumar los dos tercios de los 133 electoras votantes. Es una versión firme de lo que ocurrió en la elección del nuevo Pontífice, que viene de varios lados.
Antes de comenzar los escrutinios, los cardenales se juramentaron uno a uno (se vio por televisión) a no revelar nada de lo que ocurriera en el encierro obligatorio a que se someten en la elección del nuevo Papa. Es una tradición que muchos no cumplen. Esta vez brotaron al regresar las primeras versiones de qué pasó dentro de la Capilla Sixtina.
Ya hubo algunas filtraciones. Hoy la prensa internacional publica más. Tras dos votaciones con fumata negra, el cardenal Pietro Parolin, favorito en los pronósticos, se dio cuenta que su candidatura era perdedora. De inmediato propuso al candidato que más sonaba: el norteamericano y peruano Robert Prevost había acumulado consenso en la segunda y tercera votación, las de la mañana.
La iniciativa del Secretario de Estado Parolin revolucionó a muchas ánimas terrestres que estaban recibiendo los efluvios del Espíritu Santo, según la convicción católica.
Cardenal Wilton D. Gregory, Cardenal Robert W. McElroy. CNS/Kendall McLaren
Fue una corrida hacia Prevost. En primer lugar de los cardenales norteamericanos, conservadores y progresistas, El cardenal Robert McElroy, arzobispo metropolitano de Washington, dijo que “un gran movimiento ocurrió en el segundo día dentro del cónclave y no podía ser sino la Gracia de Dios tanto consenso”.
Varios cardenales dijeron que sintieron al Espíritu Santo en la elección de Prevost como papa León XIV.
Según el cardenal alemán Reinhard Marx, la mayoría sintió que soplaba “el espíritu de unidad“. Otros creen que la mayoría comprendió que había que elegir sin perder más tiempo. Y así fue.
Ahora que el flamante Papa los ratificó en el cargo hasta nuevo aviso, los jefes de la Curia Romana con Pietro Parolin a la cabeza como Secretario de Estado, el número dos del Papa, están contentos porque uno de ellos es el nuevo Pontífice.
Jorge Bergoglio, de venerada memoria por su heredero León XIV, lo había nombrado “ministro” del dicasterio de los obispos y presidente de la Comisión de América Latina. Un cargo estratégico para un futuro Pontífice. De ahí deben haber llovido votos.
Los norteamericanos superaron los conflictos internos. Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, líder de los conservadores, y Blaise Cupich, arzobispo de Chicago (lugar de nacimiento del nuevo Papa), el capo de los progresistas, votaron juntos por Prevost.
Los latinoamericanos votaron en masa por el ahora León XIV. También los asiáticos y muchos europeos. Los africanos, todos conservadores, los siguieron. Así se habría logrado el milagro del centenar de votos al nuevo pontífice.
Las reformas de Bergoglio no corren riesgo
Dicen que en realidad los votos convergieron sobre un compromiso que satisface a los cardenales que temían los cambios. Pero que fue recibido como una continuidad por los que levantan las banderas de la Iglesia de la sinodalidad que construyó en sus doce años de pontificado el papa argentino Jorge Bergoglio.
Como Francisco, el flamante Papa Prevost se expresó varias veces contra la ordenación femenina. Pero que a la vez cree, como Francisco, que la Iglesia debe avanzar en las innovaciones. Y León XIV también había apoyado el nombramiento de tres mujeres en el dicasterio que dirigía, el de los obispos.
El nuevo Papa, además, es un promotor de la sinodalidad de la Iglesia. Sínodo quiere decir caminar juntos y la asamblea de obispos está siendo reforzada en la asamblea sinodal por las mujeres y los laicos, un cambio revolucionario.
León XIV había dicho sobre el papel de los obispos que “no hay que caer en la tentación de vivir separados, aislados, en un palacio“. Sobre el futuro de la Iglesia, mantiene la línea del Papa Francisco. En las esas cuestiones de género sexual su visión es similar a la de Jorge Bergoglio.
El cambio profundo que esgrime el nuevo Papa es la sinodalidad, combatida fieramente por los conservadores. Internado en el hospital Gemelli en febrero, el Papa Francisco firmó la prórroga hasta 2028, del Sínodo de Obispos iniciado hace cuatro años y que debía concluir ahora.
El todavía cardenal Prevost escribió: “Iglesia sinodal, que camina, que busca siempre la paz, la caridad y la vecindad a quien sufre“. Significa unir y escuchar a todas las componentes de la Iglesia católica. Obispos, sacerdotes, laicos. También involucrar a las periferias, servir a una Iglesia que represente y valorice a las Iglesias locales, global y unida. Todo un programa, que ahora quiere realizar como pontífice.
El cardenal Désiré Tsarahazana, en el momento de prestar juramento antes del cónclave. Vatican Media
León XIV obtuvo «mucho más de cien votos», revela el cardenal Tsarahazana: Parolin no da detalles
El cardenal Désiré Tsarahazana, de 70 años, arzobispo de Toamasina (Madagascar), ha desvelado que León XIV fue elegido con mayor amplitud que los 89 votos precisos: “Tuvo mucho más de cien votos”, dijo. Así lo reflejan Il Sole 24 Ore y otros medios. Lo hizo al finalizar el encuentro de los cardenales con el nuevo Papa.
El juramento prestado antes del cónclave por todos los cardenales les exige el “secreto absoluto” y “acerca de todo lo que atañe directa o indirectamente a las votaciones y a los escrutinios para la elección del Sumo Pontífice“. La pena por incumplirlo es la excomunión latae sententiae, es decir, por el mismo hecho y sin necesidad de declaración.
Una pauta ‘ratzingeriana’
En las últimas horas diversos medios, como ABC o Il Corriere, han publicado informaciones -incompatibles entre sí en algunos puntos- sobre la evolución de los escrutinios en las cuatro votaciones que condujeron a la elección del cardenal Robert Prevost.
Sin necesidad de acudir a esos datos, de casi imposible verificación pública, todos los analistas coinciden en que quien era hasta el jueves prefecto del Dicasterio para los Obispos tuvo que recibir un número muy amplio de votos en la primera votación, pues no hubo margen para excesivos desplazamientos de voto.
En esta hipótesis, el proceso habría sido muy similar al de la elección del cardenal Joseph Ratzinger en 2005. Un proceso bien conocido, porque lo contó el propio Francisco en un libro-entrevista de Javier Martínez-Brocal publicado en marzo de 2024.
El Papa electo no se ve afectado por la posibilidad de la excomunión, pues el mismo juramento de secreto autoriza la revelación si quien la hace recibe para ello “especiales facultades dadas expresamente por el nuevo Pontífice“. Francisco se las otorgó a sí mismo.
Benedicto XVI también fue elegido en cuarta votación, un proceso muy rápido porque el cardenal Jorge Mario Bergoglio, que sumaba 40 votos, minoría de bloqueo, se negó a utilizarlos como instrumento de negociación para buscar un candidato alternativo a Ratzinger.
Parolin habla de aplausos, no de votos
¿Jugó un papel similar al de Bergoglio hace dos décadas el cardenal Pietro Parolin, el gran favorito y en quien casi todo el mundo pensó como nuevo Papa cuando la fumata blanca del jueves evidenció la inesperada brevedad del cónclave?
Lógicamente, él no lo revela en el comentario que publicó en Il Giornale di Vicenza, diario con el que guarda una cordial relación.
Pero sí celebra que la Iglesia haya tardado tan poco tiempo en “reencontrar a su pastor, el sucesor de Pedro“: “Se trata, técnicamente, de una elección, pero lo que sucede en la Capilla Sixtina bajo la mirada del Cristo Juez renueva lo que sucedió en los comienzos de la Iglesia cuando se quiso reconstituir el colegio apostólico después de la dolorosa defección de Judas Iscariote. Los apóstoles rezaron para que el Señor, que conoce el corazón de todos, les mostrase quién era el elegido“.
Ese misterio “se repitió en los últimos días”, explica el que ha sido doce años secretario de Estado de Francisco, a quien agradece la “paciencia” que tuvo con él.
“Creo no revelar ningún secreto”, añade (y, en efecto, no incumple el juramento porque no se refiere a los escrutinios), “si escribo que un larguísimo y caluroso aplauso siguió al ‘acepto’ que convertía a León XIV en el 267º Papa de la Iglesia”.
¿Cómo es el nuevo Papa?
Parolin señala que le impactó “la serenidad que transparentaba su rostro en momentos tan intensos y, en cierto sentido, dramáticos, porque cambian totalmente la vida de un hombre. Jamás perdió su dulce sonrisa, aunque, imagino, con la viva conciencia de los no pocos y nada sencillos problemas que tiene que afrontar la Iglesia hoy“.
Esa serenidad del nuevo Papa ya la había comprobado en sus primeros años como secretario de Estado -cuenta en el artículo- tuvo que afrontar una “cuestión espinosa” concerniente a la Iglesia en Perú, donde él ya era obispo de Chiclayo. Asimismo durante los dos años en los que ha coincidido con el cardenal Prevost en la Curia desde su nombramiento en 2023 como prefecto del Dicasterio para los Obispos.
“He podido experimentar su conocimiento de las situaciones y de las personas, su calma al argumentar, su equilibrio al proponer soluciones, su respeto, atención y amor por todos”, añade antes de concluir prometiéndole “afecto, obediencia y oración”.
Fuente: Religión en Libertad.
Orden de San Agustín
Por lo menos 34 de los 266 papas han pertenecido a órdenes religiosas, según la revista jesuita America Magazine
Benedictinos
Gregorio Magno, Gregorio I o también San Gregorio (Roma 540-Roma, 12 de marzo del 604) fue el sexagésimo cuarto papa de la Iglesia católica. Es uno de los cuatro grandes Padres de la Iglesia latina o de Occidente, junto con Jerónimo de Estridón, Agustín de Hipona y Ambrosio de Milán. Fue proclamado doctor de la Iglesia el 20 de septiembre de 1295 por Bonifacio VIII. También fue el primer monje que alcanzó la dignidad pontificia, y probablemente la figura definitoria de la posición medieval del papado como poder separado del Imperio romano. Hombre profundamente místico, la Iglesia romana adquirió gracias a él un gran prestigio en todo Occidente, y después de él los papas quisieron en general titularse como él lo hizo: «siervo de los siervos de Dios».
Tras la muerte de su padre, en 575 transformó su residencia familiar en el Monte Celio en un monasterio bajo la advocación de san Andrés, en el lugar se alza la iglesia de San Gregorio Magno. Trabajó con constancia por propagar la regla benedictina y llegó a fundar seis monasterios aprovechando para ello las posesiones de su familia tanto en Roma como en Sicilia.
Adriano IV. Hertfordshire County Council; Supplied by The Public Catalogue Foundation.
Agustinos
La abadía de Adriano IV (Hertfordshire, Reino de Inglaterra 1100- Anagni, Estados Pontificios, 1 de septiembre de 1159) era relativamente desconocida, con poco valor político o una gran dotación de monjes, sino que era poco probable que las razones de Breakspear para asistir a la corte papal le hubieran permitido hacerse un nombre. De hecho, en por lo menos una ocasión fue en respuesta a una citación sobre su comportamiento. Sin embargo, una posible explicación puede tener sus raíces en la residencia de Breakspear en Merton. El cargo de cardenal obispo de Albano era ser parte del círculo íntimo del Papa, lo que sugiere que hace que su rápido ascenso a una posición tan delicada sea aún más notable e indicativo de las cualidades que el Papa Eugenio III vio en él.
UN ACTO DE FE Y RESPETO: RECONOCIENDO LA AUTORIDAD DEL PAPA LEÓN XIV
Por Luciano Revoredo– LaAbeja.pe
Ayer, 8 de mayo, el mundo católico recibió con alegría y esperanza la noticia de la elección de Robert Francis Prevost como el nuevo Sumo Pontífice, quien ha asumido el nombre de León XIV.
Como católico apostólico y romano, me uno a los millones de fieles que celebran este momento de gracia, reconociendo en él al Vicario de Cristo, sucesor de Pedro y pastor universal de la Iglesia. En este artículo, deseo expresar mi profundo respeto por su investidura y mi decisión de suspender cualquier juicio previo sobre su persona, confiando en la guía del Espíritu Santo que lo ha elevado al trono de San Pedro, y manifestando mi anhelo de vivir plenamente su pontificado con un espíritu de obediencia y comunión eclesial.
Como autor de artículos publicados anteriormente en La Abeja, donde expresé preocupaciones sobre las acusaciones que pesaban contra el entonces cardenal Prevost y que eran de público conocimiento al haber provenido de fuentes periodísticas peruanas y extranjeras, reconozco que mis palabras reflejaban un juicio humano basado en información disponible en ese momento.
Sin embargo, la tradición de la Iglesia nos enseña que la elección de un papa no es un acto meramente humano, sino también en cierto sentido una obra que cuenta con la asistencia del Espíritu Santo, que guía al Colegio Cardenalicio para discernir al sucesor de Pedro. Este principio, junto con el mandato evangélico de “no juzgar” (Mt 7, 1), me lleva a suspender cualquier observación previa y a acoger con fe la autoridad de León XIV, confiando en que su pontificado será un instrumento de la voluntad de Dios para la Iglesia y el mundo.
La investidura del Papa, como cabeza visible de la Iglesia y garante de su unidad, merece un respeto absoluto, no solo por su persona, sino por lo que representa: la continuidad de la misión apostólica confiada por Cristo a Pedro (Jn 21, 15-17). Al declararme católico apostólico y romano, reafirmo mi adhesión a la fe de la Iglesia y mi compromiso de rezar por el Santo Padre, como nos exhorta la tradición. El Catecismo de la Iglesia Católica (882) nos recuerda que “el Papa, Obispo de Roma y Sucesor de San Pedro, es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de los obispos como de la multitud de los fieles”. En este espíritu, dejo atrás cualquier crítica pasada y me dispongo a vivir este pontificado con esperanza, pidiendo al Señor que ilumine a León XIV en su misión de confirmar a sus hermanos en la fe (Lc 22, 32).
Que el pontificado de León XIV sea un tiempo de renovación espiritual, de unidad y de testimonio del amor de Cristo en un mundo que tanto lo necesita. Como fiel católico, me uno a la oración de la Iglesia: “Señor, guía a tu siervo León XIV con la fuerza de tu Espíritu, para que sea un pastor según tu corazón”.
Con humildad y reverencia, coloco mi confianza en el Papa y en la sabiduría de la Iglesia, sabiendo que, como dice San Pablo, “todo coopera para el bien de los que aman a Dios” (Rom 8, 28).
León XIV: Papa americano
El recién elegido Papa León XIV. Foto de Tiziana FABI / AFP.
Robert Prevost se convierte en el primer papa estadounidense y peruano con el nombre de León XIV
Roberto Prevost, el 267º pontífice de la Iglesia católica, también tiene la nacionalidad de Perú, donde ejerció de misionero y de obispo emérito de Chiclayo
El nuevo Pontífice logró reunir al menos 89 votos, dos tercios de los 133 electores totales que proceden de 70 países en el cónclave más numeroso, internacional y heterogéneo de la historia.
“Gran honor” para Trump
El Presidente Donald Trump reaccionó con prontitud inusual gracias a la elección del primer Papa estadounidense. En su cuenta de Truth Social, el presidente escribió: Felicitaciones al Cardenal Robert Francis Prevost, quien acaba de ser nombrado Papa. Es un gran honor saber que es el primer Papa estadounidense. ¡Qué emoción y qué gran honor para nuestro país! Espero con ansias conocer al Papa León XIV. ¡Será un momento muy significativo!
Según el análisis del historiador especialista en la iglesia italiana Alberto Melloni, Parolin habría alcanzado unos 49 votos tras el primer escrutinio, frente a los 38 de Prevost, en un cónclave donde el umbral decisivo era de 89 votos para alcanzar los dos tercios necesarios. Pero las cifras eran inestables.
Robert Francis Prevost, de 69 años, se convirtió en el sucesor del papa Francisco y en el primer pontífice estadounidense y peruano de la historia y escogió el nombre de León XIV. El 267° pontífice de la Iglesia católica nació en Chicago en 1955, pero también tiene la nacionalidad de Perú, donde ejerció de misionero y de arzobispo emérito de Chiclayo. “Se me permite también una palabra, un saludo (…) en modo particular a mi querida diócesis de Chiclayo en Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe”, subrayó desde el balcón de la basílica de San Pedro del Vaticano en sus primeras declaraciones.
Miles de personas acogieron con aplausos y vítores la elección. “Esto es histórico, no tengo palabras. Cuando me enteré de que es de Chicago, me quedé sin palabras”, dijo Gabrielle Estrada, una “emocionada” mujer de 30 años de San Antonio, Texas.
“Construir puentes”
Los llamados “príncipes de la Iglesia” necesitaron dos días para elegir al nuevo Papa, al igual que en 2005, cuando escogieron a Benedicto XVI, y en 2013, con Francisco.
El pontífice argentino, fallecido el 21 de abril a los 88 años, encabezó la Iglesia por 12 años con un pontificado reformista enfocado en los pobres y los migrantes, pero fue blanco de críticas entre los sectores más conservadores.
Su sucesor enfrentará numerosos desafíos internos, como la pederastia en la Iglesia, la crisis de vocaciones y el papel de las mujeres, y externos, como los conflictos, el auge de gobiernos populistas y la crisis climática.
En sus primeras declaraciones, León XIV lanzó un “llamado a la paz” a “todos los pueblos”, y pidió “construir puentes” a través del “diálogo”, “sin miedo, unidos, dando la mano a Dios y dándonosla entre nosotros”.
Fuente: Diario El Comercio.
Papa León XIII inspira al Papa León XIV
Originario de Chicago, este papa de 69 años es el primer Papa procedente de Estados Unidos, aunque pasó gran parte de su tiempo como misionero en Perú.
El Papa León XIV apareció en la logia que daba a la Plaza de San Pedro vistiendo la tradicional muceta roja. Rompiendo con la costumbre, inicialmente leyó su discurso en un papel, pero luego habló improvisadamente.
En su discurso , pronunciado con voz segura, habló de la paz, de la Resurrección y del testimonio de su predecesor, el Papa Francisco.
Se refirió a su pertenencia a la orden agustiniana, citando a San Agustín de Hipona: “Con vosotros soy cristiano y para vosotros obispo”.
En otra ruptura con la costumbre, pasó del italiano al español, saludando a su antigua diócesis de Chiclayo.
Volviendo al italiano, recordó que el 8 de mayo es la festividad de Nuestra Señora de Pompeya, guiando a los peregrinos en la plaza de abajo en el Ave María.
Luego impartió la bendición Urbi et Orbi.
El humo blanco que anunciaba la elección del nuevo papa se elevó desde la chimenea de la Capilla Sixtina poco después de las 6 p. m., hora local, del 8 de mayo. Las campanas de la Basílica de San Pedro repicaron en confirmación de la elección papal mientras la multitud vitoreaba en la plaza.
Los peregrinos en la Plaza de San Pedro, esperando ansiosamente la primera aparición del Papa, ondeaban banderas nacionales, sostenían imágenes de Nuestra Señora y rezaban, mientras la banda de la Gendarmería del Estado de la Ciudad del Vaticano tocaba su himno.
El nuevo Papa fue elegido en la cuarta o quinta votación, en un cónclave que duró dos días.
Se necesitaban dos tercios de los cardenales elegibles para elegir a un pontífice. En este caso, se necesitaban 89 de los 133 cardenales con derecho a voto presentes para decidir quién sería el próximo papa.
El nombre del nuevo papa fue anunciado por el cardenal protodiácono, el cardenal Dominique Mamberti. El último papa que llevó el nombre de León, León XIII, falleció en 1903.
Cuando Robert Francis Prevost crecía en Chicago en la década de 1960, un flujo constante de sacerdotes pasaba por su hogar familiar. Se sentían atraídos por los irresistibles platillos que preparaba su madre, Mildred Martínez, de ascendencia española.
La proximidad al clero no fue la única razón por la que consideró el sacerdocio en su juventud. También estaba el ejemplo de su padre, Louis Marius Prevost, de ascendencia francesa e italiana, y catequista. El joven también tuvo una experiencia positiva en la vida parroquial, sirviendo como monaguillo y asistiendo a la escuela parroquial.
Una vez convencido de su vocación al sacerdocio, se enfrentó a otro reto de discernimiento: ¿debería convertirse en sacerdote diocesano o unirse a una orden religiosa? Tras debatir con la decisión, optó por ingresar en un seminario menor agustino, apreciando el énfasis de la orden en la unidad, la comunión y las enseñanzas de san Agustín de Hipona.
Fue enviado a estudiar Derecho canónico al Angelicum de Roma, recibiendo la ordenación sacerdotal en la ciudad en 1982 de manos del arzobispo Jean Jadot, propresidente de la Secretaría para los No Cristianos del Vaticano (ahora Dicasterio para el Diálogo Interreligioso).
Tras finalizar sus estudios, fue invitado a trabajar en la Prelatura Territorial de Chulucanas, en el noroeste de Perú, con una fuerte conexión con los Agustinos estadounidenses. Viajó por todo el país, recorriendo la selva, la sierra y la costa, consolidando un amor por la nación que culminaría con su naturalización. En una década, Prevost se desempeñó como prior de comunidad, director de formación, maestro de profesos, vicario judicial y profesor.
En 1999, fue elegido prior provincial de los Agustinos del Medio Oeste. Un año después de asumir el cargo, permitió que un sacerdote que abusaba sexualmente de menores viviera en una rectoría de Chicago a media cuadra de una escuela católica, a petición de la arquidiócesis.
En 2001, Prevost fue elegido prior general de la Orden Agustina mundial, cargo que ocupó durante dos mandatos de seis años.
En 2014, el papa Francisco lo nombró administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo, lo que lo trajo de regreso al noroeste de Perú. Un año después, Prevost se convirtió en obispo de la diócesis que abarca una de las ciudades más grandes del Perú, así como barrios marginales y zonas rurales.
Personas de la diócesis de Chiclayo acusarían posteriormente a Prevost de no haber abierto una investigación sobre sus acusaciones de abuso contra dos sacerdotes en 2022. La diócesis negó rotundamente la acusación cuando los casos acapararon titulares internacionales en 2024.
Prevost fue nombrado miembro del Dicasterio para los Obispos en 2020. Más tarde, el Papa Francisco le dijo que estaba pensando en seleccionarlo como jefe del departamento, haciéndolo responsable de la selección de los obispos de rito latino del mundo (excepto los territorios de misión, cubiertos por el Dicasterio para la Evangelización).
Prevost le dijo al Papa: “Tanto si decide nombrarme como si me deja donde estoy, seré feliz; pero si me pide que asuma un nuevo papel en la Iglesia, lo aceptaré”.
La actitud de Prevost se vio influenciada por el voto de obediencia que hizo al comprometerse con la orden agustina. Ya había comprendido la importancia del voto siendo seminarista, cuando un sacerdote sabio y anciano le dijo: «De joven, te será más difícil vivir el celibato. Pero más adelante, verás que vivir la obediencia es lo más difícil».
Prevost decidió hacer siempre lo que se le pedía, tanto dentro de la orden como en la Iglesia en general.
Durante su conversación sobre el dicasterio de los obispos, el papa Francisco le pidió a Prevost que rezara para que tomara una buena decisión. En 2023, el papa lo nombró prefecto, sucediendo al cardenal canadiense Marc Ouellet. Como prefecto, Prevost también presidió la Pontificia Comisión para América Latina, cargo para el que estaba bien preparado.
Prevost consideró que su tarea consistía en identificar a hombres que encarnaran los ideales del Papa Francisco para los obispos: prelados con una sólida relación con Dios, sus hermanos obispos, sacerdotes y feligreses. Su labor se vio complicada por el creciente índice de rechazo entre los sacerdotes propuestos para ser obispos.
Cuando Prevost recibió el capelo cardenalicio unos meses después de asumir el cargo, lamentó tener tan poco tiempo libre.
“Me considero un tenista bastante amateur”, declaró en una entrevista. “Desde que salí de Perú, he tenido pocas oportunidades de practicar, así que estoy deseando volver a la cancha”.
Fuente: ThePillarCatholic.com
Aeropuerto de Saná destruido
Columnas de humo en el aeropuerto internacional de Saná después de que aviones de guerra militares de Israel atacaran la capital de Yemen (AFP).
Al menos tres personas murieron y 38 resultaron heridas en varios bombardeos de Israel y Estados Unidos contra diferentes puntos de Saná, la capital del Yemen, entre los que se encuentran el aeropuerto y una fábrica de cemento, informó la agencia de noticias Saba, controlada por los rebeldes hutíes.
El Ministerio de Salud hutí informó en un comunicado reproducido por la citada agencia que dos de las víctimas mortales murieron en el ataque lanzado contra la estación central de Dhahban, en el distrito de Bani al Harith, mientras que el tercer fallecido se localizó en el aeropuerto internacional de Saná.
Los ataques aéreos de Israel se producen en respuesta al misil balístico lanzado por los hutíes hace dos días contra el aeropuerto de Ben Gurión, en Tel Aviv, y tras las amenazas de represalia por parte del Gobierno del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
Según el comunicado, la cifra de tres muertos es provisional y los equipos de defensa civil y varias ambulancias se encuentran en los puntos afectados inmersos en la búsqueda de personas desaparecidas bajo los escombros.
El Ministerio de Salud hutí reiteró su condena a la “continua agresión estadounidense-israelí contra instalaciones militares y objetivos civiles”, que consideró una “violación flagrante del derecho internacional humanitario”.
El mismo departamento hutí informó de la muerte de otras cuatro personas y heridas a otras 39 en los bombardeos de Estados Unidos e Israel efectuados contra una fábrica de cemento y el puerto de la ciudad de Al Hodeida, a orillas del mar Rojo.
Washington inició hace mas de un año una campaña de bombardeos contra los hutíes en represalia por sus ataques contra la navegación comercial en el mar Rojo y contra Israel, pero esta operación se intensificó el pasado 15 de marzo por orden del presidente estadounidense, Donald Trump.
Por su parte, Israel bombardeó el Yemen por primera vez en la historia el 20 de julio de 2024, un ataque que dejó una decena de muertos y que tuvo como objetivo el puerto de Al Hodeida, depósitos de petróleo y la central eléctrica de este enclave en el mar Rojo bajo dominio de los insurgentes.
USAID le dio US$14 millones al ‘marihuanero’ Daniel Olivares
Daniel Olivares saltó a la fama fumándose un “porrito” en plena sesión del Congreso, pero ahora, con el pretexto de defender el medioambiente, dirige una ONG que ha recibido 13’990,000 dólares de USAID en los últimos años.
Desde Oceana, está en plena campaña para impedir la pesca de anchoveta en Ica, citando sus propios informes para decir que es por una causa ecológica.
“Quieren socavar la soberanía nacional”, advirtió el intelectual Miklos Lukacs, señalando que el fumón pone en peligro 250 empleos directos e indirectos.
Fuente: Diario EXPRESO.
Castillo vota por Castillo
El “cónclave relámpago” es una trampa que podría acabar con un compromiso pésimo
Por Luisella Scrosati– Brujulacotidiana.com
¿Un nuevo Papa en dos días? Las prisas con el pretexto de la unidad pueden ser una trampa para los llamados conservadores, inducidos a recurrir a una elección rápida a costa de otro pontificado que divida y destruya la Iglesia. Pero hay algunas alternativas.
El tiempo puede ser un buen consejero: esperemos que los cardenales electores lo tengan presente. Sobre todo los llamados conservadores. Porque últimamente hay una especie de carrera por proclamar a los cuatro vientos que el cónclave será breve, como si un Papa elegido en cuarenta y ocho horas fuera señal de una Iglesia unida y fuerte. Bergoglio fue elegido tras cinco votaciones y ha sido una tragedia para la Iglesia.
El “cónclave relámpago” puede ser una trampa: mejor estar meses sin Papa que encontrarse durante décadas con uno que divide y destruye la Iglesia. Es bastante evidente que de un cónclave que requiere dos tercios de los votos a menudo sale un “Papa de compromiso” y, en la situación actual de la Iglesia, salvo disposiciones contrarias de Quien manda, no podemos esperarnos un san Pío V. Y, sin embargo, la mayor tentación es precisamente la de aceptar un mal compromiso por considerar a priori que es insostenible que el cónclave dure mucho tiempo. La sola perspectiva de un posible “cónclave de desgaste” está provocando alucinaciones a algunos prelados que en Parolin ven el mal menor, sobre todo ahora que el exsecretario de Estado está mendigando los veinte votos que le faltan ofreciendo lo impensable.
Vamos a decirlo claramente: Parolin no es un buen compromiso. Parolin es la traición de la Iglesia. No es casualidad que sea el cardenal más apoyado hoy por los medios de comunicación. Los hechos demuestran que Parolin ha vendido la Iglesia al Gobierno chino: el resto son tonterías. Y la venta de la Iglesia no puede aceptarse ni siquiera a cambio de la concesión de la misa antigua o la revocación de Fiducia supplicans. Además, hay muchas promesas, pero ¿cuántas garantías? ¿Acaso Bergoglio no prometió que no daría entrevistas una vez que se convirtiera en Papa?
No es ningún secreto que muchas de las alternativas a Parolin son dramáticas. En primer lugar, los “hombres” de Sant’Egidio. Zuppi, que vive entre Bolonia y Roma para mostrar su celo pastoral, y cada vez que vuelve a la primera no pierde ocasión de decir que el Papa debe ser de todos y que tiene que ser acogedor con todos. Lo que, para quienes aún no conocen a Zuppi, significa que los homosexuales pueden recibir públicamente en la iglesia una bendición similar a la nupcial, algo que en Budrio, en la diócesis gobernada por Su Eminencia, ya ocurría antes incluso de que Fiducia supplicans trajera la buena nueva, y todo ello con la aprobación de Su Eminencia. Para el arzobispo de Bolonia, la Iglesia abierta a todos significa también las bondades de la “familia queer” promovidas por la escritora italiana (ya fallecida) Michela Murgia: una mezcla de hijos de nadie, parejas homoparentales, cónyuges, padres y madres intercambiables. Un escándalo puesto en práctica explícitamente por la escritora para deconstruir la familia natural, tal y como Dios la quiso, pero que el cardenal, sin embargo, apreció, diciendo que “lo importante es quererse”.
Luego tenemos al otro cardenal cortejado por la Comunidad de Sant’Egidio: José Tolentino Calaça de Mendonça. Un personaje que incluso ha conseguido que echemos de menos a Ravasi. El cardenal-poeta puede presumir de una envidiable erudición literaria, pero no tiene prácticamente ninguna experiencia pastoral (salvo los tres años en una parroquia de Madeira), ni diplomática, ni siquiera una sólida formación teológica. En la práctica, será rehén de otros. Su cardenalato fue uno de los muchos amores a primera vista de Francisco: Tolentino vino a predicar los ejercicios a la Curia Romana en 2018 y al año siguiente recibió el birrete rojo. No se sabe por qué: bastaba con que a Francisco le gustara. Mendonça ha sido especialmente cuidadoso en no tomar posiciones públicas sobre los temas candentes del pontificado de Bergoglio, haciendo del larvatus prodeo su uniforme personal. Por eso gusta tanto en Sant’Egidio. Al igual que Zuppi, Mendonça también patrocina con prefacios en sus libros a personajes muy problemáticos, pero cuidándose mucho de exponerse demasiado. Y si a Zuppi le gustan los puentes del padre James Martin, el portugués siente una especial afinidad por la hermana Teresa Forcades, la benedictina de Montserrat que quiere revolucionar la Iglesia en materia de divorcio, aborto, género y sacerdocio femenino. La monja “Pasionaria” al frente, derribando muros, y él, el poeta, detrás, viendo cómo acaba todo. Virilmente.
Otro nombre que parece asomar es el del cardenal François-Xavier Bustillo, obispo de Ajaccio. Es muy problemática su relación con fray Daniel-Marie Thévenet, un fraile conventual vinculado a la Renovación Carismática, que habría “renovado” en este sentido los conventos de la Orden presentes al otro lado de los Alpes, por invitación del propio Bustillo, que de 2006 a 2018 fue superior de la Orden en Francia y Bélgica. Junto con Thévenet, Bustillo también fue uno de los tres frailes que fundaron el convento de Narbona. Contrariamente a las indicaciones de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Thévenet llena las celebraciones eucarísticas con exorcismos públicos, supuestas profecías, hablar “en lenguas”, vagos anuncios de curaciones, aplausos y coros de estadio durante la elevación, y todo lo necesario para alimentar un sensacionalismo en estado puro, a costa de la credulidad de personas sencillas. Éste es el hombre al que Bustillo encargó la “reforma” de los conventos de la Orden para luego escandalizarse por la avalancha de reacciones negativas a Fiducia supplicans.
En caso de estancamiento, una segunda fila que podría aparecer entre los papables es la del cardenal Stephen Brislin. Preocupado por que los homosexuales no se sientan como en casa en la Iglesia, el arzobispo de Johannesburgo (Sudáfrica) también se ha distinguido por otras aperturas, como la acogida en su diócesis del movimiento We Are All Church SA, defensor del sacerdocio femenino y de la abolición de la obligatoriedad del celibato sacerdotal. Su aprobación de las bendiciones autorizadas por Fiducia supplicans es bien conocida, en clara contraposición con el episcopado del continente.
La lista de desastres podría alargarse hasta el infinito, porque en el cónclave hay personajes con muchos trapos sucios (véanse los demás artículos de hoy). Y otros cuyas cualidades hemos aprendido a “apreciar” en estos años: como la pareja Hollerich-Grech, los directores de los Sínodos de apertura a todo tipo de disparates; o como el cardenal Marx, que ha dado el pistoletazo de salida al Synodaler Weg, lanzándolo a las amplias praderas del cisma. Luego tenemos a Tucho Fernández, que no necesita presentación, Claudio Gugerotti, conocido como “el íbice” por sus ascensos en la curia (y probablemente también por los pisotones que ha dado a los que le hacían la competencia).
Pero lo que nos preocupa es que el peligro de estas “alternativas” aterrorice a los cardenales y que acaben inclinándose por Parolin. Porque existen alternativas realmente válidas y deben ser apoyadas, incluso a costa de un estancamiento. Como la del cardenal cingalés Malcolm Ranjith Patabendige Don, arzobispo de Colombo (Sri Lanka), un hombre con una extraordinaria experiencia pastoral, tanto como sacerdote como obispo, muy cercano (y no solo de palabra) a la pobreza material y espiritual, pero también con una buena experiencia en el ámbito de la diplomacia y de la Curia romana. Tiene una increíble versatilidad en los idiomas (habla diez con fluidez), capacidad de diálogo con las autoridades políticas, pero también un gran sentido de la justicia que no le reduce al silencio cuando es necesario. Con un gran sentido de la Iglesia y de la liturgia, Ranjith tiene como punto de honor su extraordinaria capacidad para catequizar a los niños. Es un hombre que vive realmente en los barrios marginales, los conoce y los ama, pero al mismo tiempo es una persona que sabe moverse bien al frente de la Iglesia.
Y luego está el cardenal Pierbattista Pizzaballa, que en estos años de graves tensiones en Tierra Santa ha demostrado una notable y sólida estatura espiritual y diplomática. La diplomacia de Pizzaballa es auténtica: sus intervenciones, como verdadero pastor, siempre han buscado la defensa y el apoyo de la comunidad cristiana en una situación de extrema dificultad. Alejado de las polémicas, el patriarca de Jerusalén de los Latinos es conocido como un hombre de profunda fe, no solo por su auténtica piedad eucarística y mariana, sino también por su capacidad para leer las situaciones a la luz de la fe, más que de la política.
Dos nombres, aunque no los únicos. Son nombres que abren el camino a un compromiso realista, que sin embargo no tiene como contrapartida la liquidación de la Iglesia. Un compromiso así no solo es posible: es necesario.
Arquidiócesis de Seúl
Por Andrés Henríquez.
La Arquidiócesis de Seúl, en Corea del Sur, ha alcanzado “la era de los 1,000 sacerdotes” después de ordenar, el 7 de febrero, a 26 nuevos presbíteros para la Iglesia local. El Arzobispo Peter Chung Soon-taick, quien presidió la ceremonia, llamó a los neosacerdotes a llevar adelante su ministerio “con verdadero amor y alegría constante”.
“Los sacerdotes están llamados a servir al pueblo de Dios como colaboradores del obispo y unidos con el obispo a través de su ministerio sacerdotal”, recordó el arzobispo en su homilía. Y agregó: “Recuerden que han sido elegidos y designados entre los hombres para realizar la obra de Dios”.
Además, los instó a “tomar siempre como ejemplo al Buen Pastor que vino no para ser servido sino para servir, y para buscar y salvar a la oveja perdida”. La Arquidiócesis de Seúl alcanzó este hito después de 194 años de su creación.
Con estas 26 ordenaciones, el número de sacerdotes en la arquidiócesis más importante del país asiático, que será sede de la próxima Jornada Mundial de la Juventud en 2027, pasó de 974 (incluidos un cardenal, un arzobispo, tres obispos y cuatro monseñores) a exactamente 1,000.
En total, la Iglesia coreana cuenta con 5,721 sacerdotes, según las últimas cifras del Episcopado. En su historia, la Iglesia local ha ordenado a más de 7,000 presbíteros, encabezados por San Andrés Kim Taegon, primera persona en recibir las órdenes sagradas en 1845.
En la ceremonia del 7 de febrero, fue ordenado también el segundo sacerdote coreano sordo (y el cuarto en toda Asia). En declaraciones para la Arquidiócesis de Seúl, el Padre Kim Dong-jun afirmó que quiere “servir a la cultura sorda a la manera de Jesucristo, con sensibilidad y calidez hacia los débiles”.
El Padre Kim comenzará su primera tarea pastoral como vicepárroco de la parroquia de Ephata, la primera parroquia de sordos de la arquidiócesis, y capellán de la escuela Aehwa de Seúl.
Fuente: ACI Prensa.
El Papa Francisco y los jesuitas
El Papa Francisco reza ante la tumba del Padre Pedro Arrupe SJ, superior general de la Compañía de Jesús entre 1965 y 1981, durante una Misa en la Iglesia Jesuita del Santísimo Nombre de Jesús, conocida como el “Gesú” en Roma (Italia), el 12 de marzo de 2022, en el 400 aniversario de la canonización de San Ignacio de Loyola, el fundador de la orden. Crédito: Vatican Media/Abaca/Sipa USA/Sipa vía AP Images.
Por Joan Frawley Desmond– National Catholic Register.
Aunque estuvo alejado de su propia orden religiosa durante más de dos décadas, el Papa Francisco se reconcilió inmediatamente después de su elección y siguió siendo un jesuita comprometido hasta su muerte.
Al día siguiente de que el cónclave de 2013 lo eligiera Vicario de Cristo, el Papa Francisco llamó a la Curia jesuita en Roma y pidió hablar con el Padre Adolfo Nicolás, entonces superior general de la Compañía de Jesús.
Según se informa, a la recepcionista que respondió el teléfono le llevó algún tiempo aceptar que quien llamaba era en realidad el Papa Francisco, pero una vez superado ese obstáculo, los dos hombres hablaron juntos y rápidamente acordaron reunirse en persona.
Unos meses más tarde, el 31 de julio de 2013, Francisco se unió a 200 de sus compañeros jesuitas para celebrar la misa en la festividad de San Ignacio de Loyola en Il Gesù, la iglesia madre de la orden jesuita, antes de visitar la tumba del ex superior general de la orden, el padre Pedro Arrupe, quien murió en 1991.
Al mes siguiente, Francisco compartió la visión y las iniciativas que definirían su primer pontificado durante una entrevista exclusiva de seis horas con el padre jesuita Antonio Spadaro.
Publicada simultáneamente en varias revistas jesuitas de todo el mundo, la entrevista alimentó las expectativas de que se avecinaba un cambio radical; el New York Times tituló que Francisco creía que la Iglesia estaba demasiado “obsesionada” con “los homosexuales, el aborto y el control de la natalidad”, y el padre jesuita estadounidense James Martin aplaudió esta idea en entrevistas posteriores con los medios.
Así comenzó la colaboración sin precedentes e inesperada entre el primer Papa jesuita de la Iglesia y la Compañía de Jesús, reparando la antigua ruptura entre los predecesores inmediatos de Francisco y la orden, pero también entre Jorge Mario Bergoglio y sus compañeros jesuitas.
El ejemplo más concreto y sorprendente del cambio que estaba en marcha es el hecho de que no había jesuitas en altos puestos curiales cuando el cardenal Bergoglio de Buenos Aires fue elegido Papa, pero en el momento de su muerte tres jesuitas habían servido como prefectos de dicasterios clave durante su pontificado, mientras que otros miembros de la Compañía de Jesús, como los padres Spadaro y Martín, se convirtieron en consejeros de confianza.
Jorge Mario Bergoglio entró en el noviciado jesuita en 1958, fue ordenado sacerdote en 1969 e hizo su profesión final con los jesuitas en 1973. Ese mismo año, a los 36 años, fue nombrado superior provincial de los jesuitas en Argentina.
Su mandato de seis años como provincial coincidió con las turbulentas consecuencias del Concilio Vaticano II, que sacudieron a la Compañía de Jesús, y con la explosión de violencia civil en Argentina que culminó con un golpe militar en 1976 y el inicio de la infame Guerra Sucia (1976-1983), durante la cual la junta militar que gobernaba el país torturó e hizo “desaparecer” a decenas de miles de disidentes.
Como provincial, el padre Bergoglio presuntamente ayudó a refugiar a varias personas del ejército e incluso ayudó a algunas a escapar del país. Sin embargo, también era sospechoso de entregar a dos sacerdotes jesuitas a las autoridades.
Los dos jesuitas fueron encontrados vivos, pero drogados. Uno de los sacerdotes, el padre Franz Jalics, absolvió públicamente al Papa en 2013, mientras que el otro, el padre Orlando Yorio, falleció en 2002 aún sospechando del papel del padre Bergoglio, aunque los biógrafos de Francisco han investigado y desestimado las acusaciones del padre Yorio.
Mientras navegaba por el traicionero panorama político de esa época, el joven provincial provocó una enorme controversia al emprender una reforma de la polarizada provincia jesuita.
“Fue una locura. Tuve que afrontar situaciones difíciles y tomé decisiones abruptas y por mi cuenta”, le dijo Francisco al padre Spadaro durante su entrevista de 2013.
Pero aunque reconoció que su “forma autoritaria y rápida de tomar decisiones me llevó a tener serios problemas y a ser acusado de ultraconservador”, Francisco dejó claro que “nunca había sido derechista”.
Confusión posconciliar
Los jesuitas locales habían perdido su orientación a raíz del Concilio Vaticano Segundo, y la comunidad también se vio sacudida por el auge de la teología de la liberación, con algunos miembros adoptando elementos marxistas de la lucha de clases en su crítica del status quo social y económico y del catolicismo mismo.
Una facción de jesuitas locales interpretó el Concilio como una ruptura decisiva y bienvenida con la tradición de la Iglesia y con la comprensión histórica de la orden de su carisma, mientras que otra trató de proteger modelos probados por el tiempo para la formación y los apostolados educativos.
Como explicó el biógrafo de Francisco, Austen Ivereigh, en El Gran Reformador: Francisco y la Formación de un Papa Radical, el anterior provincial jesuita, el padre Ricardo O’Farrell, había permitido a los miembros dejar de lado las prácticas tradicionales de formación jesuita y los estudios académicos “burgueses” y crear un ambiente de vida igualitario. Algunos profesores y estudiantes jesuitas se habían trasladado a una “comunidad de base” experimental, donde se rumoreaba que el celibato sacerdotal era condicional y se forjaron estrechos vínculos con guerrilleros de izquierda.
Al rechazar una “falsa reforma” de la provincia que aprovechaba corrientes ideológicas de derecha o izquierda, facciones que describió como “restauracionistas o idealistas”, el padre Bergoglio ofreció un nuevo marco diseñado para “vacunar” a los jesuitas locales contra “la tentación de la ideología”, informó Ivereigh.
Hasta cierto punto, su posición reflejaba elementos del peronismo , la plataforma nacionalista de la “tercera vía” del difunto hombre fuerte argentino Juan Perón, que celebraba las raíces católicas del país y aumentaba el gasto social, al tiempo que evitaba tanto las políticas marxistas como las capitalistas.
El padre Bergoglio rechazó las iniciativas “elitistas” impuestas desde arriba que menospreciaban la religiosidad popular y las necesidades prácticas de los pobres.
Propuso cuatro “principios cristianos” rectores —como “la unidad precede al conflicto” y “la realidad a la idea”— como base para el discernimiento ignaciano y para la reconciliación dentro de la provincia fracturada.
“No era, como algunos lo han acusado de ser, un conservador que quería llevarlos a la era preconciliar, sino un renovador, como Benedicto XVI, que se resistió a los intentos de conformar la Iglesia al mundo en nombre de la modernidad”, dijo Ivereigh al Register en una entrevista de 2014.
Periodo de ‘humillación’
Tras completar su servicio como provincial, el padre Bergoglio fue nombrado rector del floreciente seminario jesuita en Buenos Aires. Allí, instruyó a sus estudiantes para que adoptaran las enseñanzas y prácticas adoptadas de las primeras misiones jesuitas en Latinoamérica: una “opción por los pobres”, expresada en el trabajo manual, la atención pastoral práctica y un profundo respeto por la cultura y los valores populares, como las peregrinaciones y devociones marianas.
Como líder jesuita, su austeridad sin pretensiones, su cercanía a los pobres y su prodigiosa capacidad para el servicio directo y práctico inspiraron a un grupo de jóvenes discípulos jesuitas a emular sus dotes sacerdotales. Y el provincial jesuita que sucedió al padre Bergoglio apoyó su liderazgo visionario. Las vocaciones y el trabajo colaborativo con los necesitados prosperaron.
Pero muchos jesuitas de mayor edad —tanto tradicionalistas como progresistas— comenzaron a cuestionar su enfoque autoritario y práctico, descartándolo por considerarlo fuera de sintonía con el carisma y las prioridades de la Compañía de Jesús.
“Volvía a la gente completamente loca con su insistencia en que solo él sabía cómo hacer las cosas. Finalmente, los demás jesuitas dijeron: ‘¡Basta!’”, declaró un jesuita de la provincia a Paul Vallely, autor de Papa Francisco: La lucha por el alma del catolicismo.
El creciente coro de críticas llegó a oídos del superior general de los jesuitas, el padre Peter Hans Kolvenbach, en Roma. El padre Bergoglio fue finalmente destituido como rector del seminario en 1986.
Para 1990, fue desterrado a una residencia jesuita en Córdoba, Argentina, donde se le prohibió celebrar misa públicamente en la iglesia jesuita y usar el teléfono sin permiso. Sus discípulos recibieron la orden de no contactarlo.
La caída en desgracia del padre Bergoglio marcó un período de introspección y profunda humillación, como él mismo expresó, al reflexionar sobre los cientos de errores que había cometido bajo el dominio de su personalidad autoritaria. Pero su situación también atrajo la atención del cardenal Antonio Quarracino de Buenos Aires.
A los dos años de su exilio, el sacerdote jesuita fue nombrado inesperadamente obispo auxiliar, luego arzobispo de Buenos Aires en 1998, y recibió el zucchetto cardenalicio en 2001.
Durante sus viajes rutinarios a Roma por asuntos eclesiásticos como ordinario de una importante archidiócesis, el cardenal Bergoglio se alojó en la casa de huéspedes del Vaticano, donde posteriormente establecería su residencia permanente tras su elección como papa. Sin embargo, se mantuvo alejado de la curia jesuita hasta su nombramiento como papa en marzo de 2013.
Oportunidad para la reconciliación
Según Ivereigh, el superior general de los jesuitas, el padre Nicolás, fue el primero en acercarse tras la elección de Francisco, deseoso de reparar el daño personal causado por décadas de dolorosa separación. Al mismo tiempo, el padre Nicolás aprovechó una oportunidad inesperada para fortalecer la deteriorada relación de la Compañía de Jesús con el Vaticano.
En 1981, la tolerancia de la orden hacia el disenso teológico, las prácticas de formación caóticas y la hemorragia de miembros llevaron al Papa Juan Pablo II a iniciar una intervención papal que suspendió el gobierno ordinario de la sociedad y designó a un delegado papal para que se hiciera cargo hasta que llegara el momento oportuno para una congregación general y la elección de un nuevo superior.
“Fue el mayor golpe para los jesuitas desde que la orden fue suprimida en 1773 por el Papa Clemente XIV”, señaló el padre Raymond J. de Souza, en una retrospectiva del Register de 2021 que relató la audaz pero finalmente infructuosa campaña de Juan Pablo II para obligar a los líderes jesuitas a emprender una reforma seria de la orden en dificultades.
Más de tres décadas después de la intervención de Juan Pablo II, el superior general jesuita y el Papa Francisco aprovecharon la oportunidad de reconciliación, y el Papa celebró públicamente su identidad jesuita a pesar de sus décadas anteriores de alejamiento de la orden.
Durante su extensa entrevista de 2013 con el Padre Spadaro, Francisco explicó cómo la práctica de discernimiento espiritual de San Ignacio guió su propia comprensión de la voluntad del Señor en situaciones grandes y pequeñas.
La “sabiduría del discernimiento redime la necesaria ambigüedad de la vida y nos ayuda a encontrar los medios más adecuados, que no siempre coinciden con lo que parece grande y fuerte”, le dijo al padre Spadaro en comentarios que buscaban hacer más comprensible su estilo distintivo de gobierno.
Mientras tanto, la Compañía de Jesús «se regodeaba en su gloria reflejada», observó Ivereigh en El Gran Reformador . «En menos de un año, Francisco había reincorporado a la Compañía al redil, modelando una relación papal completamente nueva con los jesuitas que era casi exactamente lo contrario de la de Juan Pablo II».
Nombramientos jesuitas
Durante su pontificado, Francisco nombraría a tres jesuitas para altos cargos curiales: el cardenal español Luis Ladaria, como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe; el padre español Juan Guerrero Alves, como prefecto de la Secretaría de Economía; y el cardenal checo Michael Czerny, como prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano.
Y aunque Francisco no nombró a ningún jesuita como cardenal antes de 2018, en los seis consistorios desde entonces, el Papa dio el sombrero rojo a ocho jesuitas: Ladaria, Czerny, el arzobispo peruano Pedro Barreto, el arzobispo luxemburgués Jean-Claude Hollerich, el arzobispo lituano retirado Sigitas Tamkevičius, el arzobispo argentino Ángel Sixto Rossi, el arzobispo de Hong Kong Stephen Chow y el padre Gianfranco Ghirlanda, ex rector de la Pontificia Universidad Gregoriana.
El cardenal Hollerich, expresidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea, también fue nombrado relator general para el Sínodo de los Obispos 2021-2023. El cardenal Czerny, anteriormente subsecretario de la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, también fue secretario del Sínodo sobre la Región Panamazónica.
Además, las reuniones periódicas de Francisco con cada provincia jesuita ofrecieron una ventana a las ideas e iniciativas que definieron su pontificado.
Durante una reunión con jesuitas eslovacos el 21 de octubre de 2021 , un sacerdote le preguntó a Francisco sobre la tendencia de algunos católicos a “buscar certezas en el pasado”.
“Sufrimos esto hoy en la Iglesia: la ideología del retroceso. Es una ideología que coloniza las mentes”, respondió Francisco. “La vida nos asusta… la libertad nos asusta”.
Pienso en el trabajo que se realizó en el Sínodo sobre la Familia para que se comprendiera que las parejas en segundas uniones no están ya condenadas al infierno. Nos da miedo acompañar a personas con diversidad sexual.
Reflexionando sobre la propia misión de los jesuitas, sugirió que «el Señor pide a la Compañía que sea libre en la oración y el discernimiento… No pretendo elogiar la imprudencia, pero quiero señalarles que dar marcha atrás no es el camino correcto. En cambio, debemos avanzar con discernimiento y obediencia».
‘Una canción a la esperanza’
La Compañía de Jesús sigue siendo la orden religiosa masculina más grande en la Iglesia, pero su membresía se ha reducido a más de la mitad desde su apogeo en la década de 1960, con tan solo 15,842 jesuitas en 2017, según informó CARA (Centro de Investigación Aplicada al Apostolado); las cifras de la Compañía de Jesús para 2022 indican poco menos de 15,000 miembros. Actualmente, el 61% de la Compañía de Jesús se encuentra en el sur de Asia, Latinoamérica, África y Asia Pacífico, y solo el 39% en Europa y Norteamérica.
“Seguiremos disminuyendo en número”, dijo el Papa Francisco a otro grupo de jesuitas durante una reunión en diciembre de 2021.
Pero no ofreció soluciones específicas ni citó prácticas dentro de la orden que contribuyeran al problema. Más bien, señaló que muchas órdenes religiosas han sufrido reveses similares, al tiempo que observó que el Señor le había dado a la Compañía de Jesús una lección muy necesaria sobre la humillación.
“En los Ejercicios Espirituales, Ignacio siempre señala esto: la humillación”, dijo, haciéndose eco de la conclusión personal que había sacado de su exilio interno de la orden.
Francisco fue algo más programático en una reunión el año pasado en Yakarta, Indonesia, con jesuitas que sirven en Indonesia, Timor Oriental y Singapur.
“Quiero que los jesuitas hagan ruido”, les aconsejó. “¡Lean los Hechos de los Apóstoles para ver lo que hicieron en los inicios del cristianismo! El Espíritu lleva al alboroto, no a dejarlo todo paralizado. Esta, en resumen, es la manera de abordar los asuntos importantes”.
“Recuerden que los jesuitas debemos estar en los lugares más difíciles, donde es más difícil actuar”, continuó. “Es nuestra manera de ir más allá para la mayor gloria de Dios”.
El intercambio subrayó el vínculo entre el papa y los miembros de su orden religiosa. Tras su muerte, los expertos debatieron si su estilo de gobierno se debía principalmente a su identidad jesuita. La respuesta a esa pregunta podría determinar si otro jesuita sería elegido papa en el futuro. Pero Francisco, al final de su vida, parecía estar en paz con la orden religiosa que definió su sacerdocio.
Durante su reunión anterior de diciembre de 2021, Francisco abordó los últimos años de su vocación jesuita y su propia muerte inminente.
“Un jesuita que llega a nuestra edad y sigue trabajando, sufriendo las contradicciones y no perdiendo la sonrisa, entonces se convierte en un canto a la esperanza”, afirmó el Papa de 84 años.
“Tanto en la vida como en la muerte, el jesuita debe dar testimonio del seguimiento de Jesucristo”, concluyó. “Una vida con pecados, sí, pero llena de la alegría del servicio a Dios”.
“Pica pica”
Por RUBÉN ATAHUICHI– Diario La Razón.
El cura pederasta Alfonso Pedrajas Moreno SJ no era el único abusador de niños y niñas en su misión pastoral en Bolivia y otros países de la región. En la lista del escándalo aparecen otros nombres más de su entorno, dos en especial.
El colegio Juan XXIII, que rigió el sacerdote español, se constituyó en la fuente de víctimas de “Pica”, como lo llamaban, y otros compañeros, donde fueron abusados decenas de niños y niñas por décadas.
Dos nombres más aparecieron en los testimonios del periódico español: Francesc Peris SJ, el “Chesco”, y Carlos Villamil SJ, el “Vicu”. Era común que los curas tengan apodos en la comunidad jesuita.
Por el momento, el Ministerio Público de Bolivia tiene cuatro nombres en común en las listas de denunciados en ocho casos en La Paz, Cochabamba, Tarija y Santa Cruz.
Nombres en común
En Sucre, el fiscal general del Estado, Juan Lanchipa, mencionó entre los denunciados, además de Pedrajas, fallecido en 2009, a Luis María Padrosa SJ, Antonio “Tuco” Gausset SJ y Alejandro Mestre SJ.
Llamó la atención de la Compañía de Jesús, orden a la que pertenecía en vida al sacerdote español. “Nos preocupa también la desidia que ha tenido esta organización católica de no haber oportunamente denunciado estos hechos”, dijo.
En la lista del sobrino de Pedrajas, que develó las memorias de su tío ante el diario El País, existen otros nombres más, además de presuntos encubridores.
Más nombres
Citó a Luis Carrasco, director del colegio Juan XXIII. “Me dijo que él no conocía nada de esta historia y que, por tanto, él no estaba en disposición de poder ayudar”, contó.
En 2022, la Asociación de Antiguos Alumnos denunció casos de pederastia desde 1972 ante la dirección de la unidad educativa, regida por Arturo Moscoso Pacheco SJ.
Según la carta de respuesta, el sacerdote deslindó responsabilidades. “Cumplo en comunicarles que no le corresponde al actual director general de la Unidad Educativa Juan XXIII indagar hechos presuntamente acaecidos en años en los que no tenía la responsabilidad administrativa como director”, dice la respuesta.
Hace dos semanas, el periódico español publicó el reportaje Diario de un cura pederasta, en el que contó la vida pastoral y de abusos de Pedrajas a su paso por Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia.
La mayoría de los abusos ocurrió en el colegio Juan XXIII. También aparecen colegios de La Paz, como el San Calixto y el San Ignacio, y la Correccional de Menores, aunque no se conocen detalles sobre víctimas.
La Compañía de Jesús se ha puesto a disposición de las investigaciones, incluso coadyuva en ellas, presentando una denuncia contra dos jesuitas más, posiblemente Peris y Villamil.
La ministra de la Presidencia, María Nela Prada, exigió acciones contundentes a la jerarquía de la Iglesia Católica, de la que demandó sanciones a los sacerdotes agresores. “Bolivia no es basurero de violadores”, protestó.
Si bien se ofreció a colaborar con las investigaciones, la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) pidió perdón por los casos que implican a Pedrajas y, a su vez, demandó no politizar el asunto.
Pablo Walker Cruchaga SJ. Inauguración de nueva atracción de Fantasilandia: “The Pirate Revenge“.
Excapellán del Hogar de Cristo sobre denuncia contra Renato Poblete: “Son más graves que las de Karadima“
El religioso Pablo Walker Cruchaga SJ, sacerdote y excapellán del Hogar de Cristo, confirió una entrevista a La Tercera, donde admitió que las denuncias contra el padre Renato Poblete pueden llegar a considerarse “más graves” que los señalamientos contra Fernando Karadima.
En enero de este año, la imagen del fallecido sacerdote Renato Poblete se derrumbó ante la sociedad chilena, que, incluso, llevó al Gobierno a retirar su nombre y estatua del parque que llevaba su nombre, ahora conocido como Parque La Familia.
Marcela Aranda, teóloga, había confesado las humillaciones, maltratos y abusos a los que había sido sometida por su pastor espiritual. Pero fue recién esta semana relató a la cadena Mega, como fueron los abusos de Renato Poblete, quien era su padrino, como fue obligada a abortar en tres ocasiones y, además, el abuso del cura que aseguró la llevaba a un círculo donde había otros hombres -con rostros cubiertos- que abusaban de ella ante la mirada del jesuita.
El abogado Juan Pablo Hermosilla ha afirmado que hay más testimonios y también ha sostenido que ese círculo de rostros ocultos pudo estar integrado por sacerdotes, empresarios o políticos cercanos al excapellán del Hogar de Cristo.
El excapellán del Hogar de Cristo, explicó que los relatos de Aranda fueron vividos “con dolor, y la palabra dolor se queda chica…A todos se nos ha movido el piso, pero el centro no es nuestra pena, sino que cómo hacemos un esfuerzo honesto por reconectarnos con las personas que han sufrido abuso“.
Al referirse de las denuncias de abusos y encubrimientos que ocurrieron por tiempo tan prolongado, el religioso indicó que entre los errores que se han cometido al interior de la Iglesia católica y que ha blindado con cierto poder a los religiosos, están las imposiciones desde el Derecho Canónico, “que urge remediar“. “No es posible que la ley canónica ordene a un obispo o superior religioso ser pastor y juez al mismo tiempo“, aseguró.
“Hay que repensar cómo se hace para asegurar la imparcialidad y credibilidad. Lo que está haciendo ahora Marcela Aranda -al decir ‘yo vuelvo a confiar en que hay un proceso interno’- es un acto heroico, en ese sentido. Tenemos que estar agradecidos, porque nada se ha movido sin las víctimas y los sobrevivientes“, apuntó.
Además, cuestionó que como hombres de fe han sido “poco capaces de ponernos en el lugar de la víctima, de ver lo que esa persona ha sufrido. Estamos hablando de una persona que perdió su salud mental, su proyecto de pareja, perdió su fe, perdió su intimidad sexual“.
Añadió que se hace “urgente revisar nuestra calidad de escucha y acogida. Ese proceso empezó en agosto del año pasado“.
Ante la consulta de una posible “cofradía” que operada para encubrir los casos de abuso, Walker señaló que aunque no “suscribe esa información“, reconoce que en casos como en los denunciados contra el párroco Fernando Karadima, sí hubo encubrimiento.
En cuanto a otras denuncias, señala que es necesario “una mirada externa que nos refleje los modos de relación que establecimos con niños, adultos o con los mismos jesuitas. Porque no garantizaron estándares de cuidado ni de celeridad para denunciar. Pero, insisto, en lo personal no me sentí habitando en pactos de silencio“.
Específicamente, en el caso de Poblete explicó que “hay una investigación autónoma e independiente en curso, para que nos diga: qué se supo, qué se denunció, cómo nos hicimos cargo o no de esas denuncias. Eso es lo que las víctimas necesitan y esperan“, mientras apuntó que se espera “recuperar otra credibilidad” como Compañía de Jesús; “la credibilidad de haber tomado partido por las víctimas“.
Pero, sin duda, aceptó que las denuncias de Marcela Aranda, a quien, aclaró, conoce y estima, pues fueron compañeros de curso en la universidad; “efectivamente son más graves que los de Karadima“.
“Son hechos siniestros, difíciles de nombrar. Yo lo observo con estupefacción y creo que lo que cabe es abordar esto con responsabilidad. No basta la emotividad. Se requiere decir: ‘¿Quiénes propiciaron esos abusos colectivos? ¿Quiénes estaban ahí? ¿Quiénes sabían de esas situaciones de aborto? ¿Quiénes sabían de una relación en la que se somete a la esclavitud sexual a una joven? Eso es lo que interesa ahora“, cuestionó.
El padre indicó que al igual que el país, escucharon el testimonio “en comunidad, estuvimos un rato juntos y nos retiramos en silencio. Celebramos la misa al día siguiente a las 7 de la mañana mudos“.
Resaltó que una de las posibles situaciones que ocurrió en ese caso es “que hubo una acumulación de poder, una notoriedad pública, una relevancia social, una distinción con un sinnúmero de premios, una transversalidad en sus redes y en sus contactos, todo eso requiere balance y control de parte de su comunidad religiosa“. Agregó que “la fama de santidad es peligrosísima, gravísima“.
No obstante, dejó constancia que así como Aranda y otros afectados, también le “consta que personas que trabajaron durante 20 años con él (Poblete), día a día, cotidianamente, nunca tuvieron un indicio de esas conductas abusivas“.
“Entonces, nosotros nos tuvimos que tragar nuestras propias palabras. Yo mismo dije alguna vez: ‘Pero cómo no se dieron cuenta de lo que estaba pasando con Karadima’…Ahora me digo: ‘Pablo, ¿y por qué tú no te diste cuenta? ¿Hacia dónde estabas mirando?’. Y me pregunto qué tipo de calidad de vida religiosa llevábamos para no ver que una persona estaba haciendo daño y se transformara en un abusador o depredador si se confirman todos los hechos que han sido denunciados“, señaló.
Aunque detalló que nunca escuchó que a Poblete lo llamaran “Polvete“, sí destacó escuchar otros sobrenombres como “El Padrino”, que, a su juicio, es un apodo ambivalente.
Ante la pregunta de si Renato Poblete había caído como prócer señaló que para él “no era un prócer. Era un compañero jesuita que merece todo el respeto, pero no considero que fuera el inspirador de la provincia chilena, ni de la Compañía de Jesús, habiendo hecho importantes aportes“.
Por otra parte, el cura se refirió al convenio entre el Ministerio Público y la Conferencia Episcopal, y asevera “es inconveniente“. “Nosotros tenemos que cumplir la ley…somos ciudadanos chilenos y no porque establecí un convenio con nadie“, sentenció.
Walker asegura que es preciso “hacer un esfuerzo honesto de examen de conciencia. No estoy hablando de un mea culpa solo hacia afuera, sino de revisar nuestras actitudes, nuestros hábitos, nuestros modos de relación“. Señala que esto es una deuda con “Jesús, el pueblo de Dios, Chile, la construcción de la democracia, a todos“.
Fuente: soychile.cl