Archivo de la etiqueta: Desarrollo moral

Las “listas” de virtudes

Botones de hotel

Si uno revisa los diferentes programas para “educar en valores” que se ofrecen en las escuelas en nuestro medio encontraremos que la mayoría de ellos asume una postura tradicional, es decir, entiende esta educación como la trasmisión directa de un conjunto de valores o virtudes previamente seleccionados que se inculcan luego por medios diversos en los niños y jóvenes. Las listas varían al gusto de cada quien… la más divertida me la enseñó alguna vez Oscar Pain; pertenecía a una especie de coalición por los valores o algo parecido e incluía valores (y “antivalores” ¿¿¿????) tales como autoestima, templanza, pulcritud, recato, chismosería, drogadicción, morbosidad, masturbación, rufianismo, pesimismo, zalamería, embusterismo, lascivia y otras cosas por el estilo, cada una más disparatada que la otra.

Pero la verdad -a parte de que a uno le hagan reir ciertos listados- este es un tema bastante serio, pues está a la base de cualquier programa de educación en valores, especialmente de la manera en que esta se asume aquí en el Perú. Larry Kohlberg criticó siempre a los sistemas educativos que asumen una manera de educar la moral a la que él denominaba “bolsa de virtudes”, un aproximación que coloca diferentes virtudes en un listado o “bolsa” de la cual cada persona extrae las que mejor le parecen o convienen para cada situación. Esta postura se ve por ejemplo en los muy conocidos Proyecto Optimist y Proyecto Snipe, los que han sido incorporados por muchísimos colegios en el país. El Proyecto Optimist anuncia por ejemplo que “favorece la adquisición de hábitos de conducta a través de obras incidentales. Potencia en el niño la obediencia, el orden, y la generosidad entre otras virtudes”, mientras que el Proyecto Snipe enfatiza en “el fortalecimiento de la voluntad a través de las virtudes humanas”.

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Desarrollar la moral en los niños

Ojos

Muchas personas, especialmente padres y docentes, están en búsqueda de estrategias concretas que ayuden a fomentar el desarrollo moral en los niños.

La verdad, pienso que las estrategias por sí mismas no tienen mayor valor si no se tiene una postura teórica y epistemológica que permita generarlas y/o adecuar las que ya se tienen a las necesidades de cada caso en particular, y creo que no es tan difícil como se piensa si las personas están familiarizadas con lo que la psicología y la educación morales dicen al respecto. Pero incluso el sentido común sirve de mucho, y el propio desarrollo moral es el aliado más valioso en la tarea educativa. Mucho más que estrategias para realizar en el aula en una hora de clase (lo que siempre será limitado y artificial) lo que se necesita es modificar el tipo de interacción diaria que se tiene con los niños, de modo que esta se vuelva estimulante y nutritiva para la toma de roles, la empatía y la capacidad de razonar.

La experiencia me ha enseñado que un ambiente cargado de señales es estimulante y necesario para el desarrollo moral de los niños. Al igual que en la lectura, en la que los niños inmersos en un ambiente letrado tienen una ventaja comparativa frente a los que no lo están, para el desarrollo moral un ambiente cognitiva y afectivamente estimulante es igualmente importante. A los niños se les debe explicar siempre el sentido de las normas, de modo que estas no aparezcan como arbitrarias o sin fundamento. Lo importante es focalizar la atención del niño en las consecuencias que tienen sus acciones para los demás, en lugar de recurrir solamente a la lógica de los premios y castigos. Por ejemplo: si un niño tira una basura a la calle es mucho más educativo pedirle que la recoja explicándole que así le da mucho trabajo extra a la persona que barre (y esta se puede cansar), o que alguna persona puede tropezarse y caerse, que decirle simplemente que la recoja porque lo vamos a castigar o porque alguien se molestará si no lo hace. Las primeras explicaciones fomentan la toma de perspectiva en el niño y el reconocimiento de cómo sus acciones afectan al otro; las segundas fomentan el acatamiento a la autoridad externa y la heteronomía. Es importante por ello estimular a los niños a ver las cosas desde la perspectiva de los otros, preguntándoles siempre cómo creen que una situación afecta a la otra persona, o como la verían ellos si estuvieran en el lugar del otro.

En esta línea, es necesario que las personas adultas aprendan a responder sencilla pero claramente todas las preguntas que los niños hagan acerca de por qué se toman las decisiones que se toman. Esto es difícil porque muchos adultos están acostumbrados a tomar decisiones unilateralmente y a imponerlas a los niños. Sin embargo, resulta crucial para el desarrollo de la toma de perspectiva de los niños que se den estas explicaciones, y que el adulto esté dispuesto a modificar una decisión a partir de una sugerencia del niño si esta es justa y razonable.

Por último, es también importante permitir que los niños experimenten emociones variadas, en lugar de protejerlos excesivamente de ellas. Experimentar las propias emociones prepara a los niños para poder entender y “sentir” las de los demás. » Leer más

Opiniones desorientadas (actualizado)

Acabo de escuchar en el canal 11 a Renán Quispe, jefe del INEI, responderle a Juan Carlos Tafur, quien le preguntó cuál es el sentido y/o la utilidad de incluir en el Censo de este Domingo 21 una pregunta acerca de la religión que uno profesa, que de esa manera “se conocerán los valores morales de las personas, ya que hay una asociación entre estos y la religión”.

¿Hasta cuando? ¿Hasta cuando las personas van a mostrar su desinformación asociando moral con religión, como si una no pudiera entenderse sin la otra? El tema lo he discutido ya varias veces en este blog y no lo voy a repetir ahora (también está ampliamente debatido en el blog de Gonzalo Gamio). Simplemente quería señalar que resulta patético oir a funcionarios del estado afirmar esto. Qué lejos estamos de tener un estado laico; creencias como la del señor Quispe están demasiado arraigadas en las personas, son lo común y no la excepción, cosa que considero terrible.

Niña musulmana

Aunque indirectamente relacionado con lo anterior, aprovecho para decir que el artículo de Mario Vargas Llosa del Domingo en El Comercio (El velo no es el velo) me parece lamentable. Él es a toda vista un enemigo de la diversidad. Por supuesto que coincido con él cuando afirma que no todas las prácticas culturales son respetuosas de los derechos de las personas, que muchas de ellas son atentatorias de la dignidad humana y de la libertad… pero de allí no se deriva en absoluto que usar un velo en la cabeza lo sea, y mucho menos que las personas no tengan derecho a usarlo, que no tengan derecho a expresar su particularidad escogiendo en libertad el modo en que desean vestirse (que tiene una significación mayor, como expresión del modo en que otras culturas escogen darle sentido a sus vidas). Vargas Llosa será buen escritor, pero en sus opiniones políticas es intransigente y dogmático. No hay que hacerle ningún caso.

Actualización
Gonzalo Gamio toca en su blog el tema de Vargas Llosa y el velo. Es un artículo largo pero vale la pena leerlo completo ya que, como siempre, es sumamente ilustrativo. Aquí » Leer más

¿Cultura de la legalidad?

Niños jugando

Siempre que dicto un curso sobre desarrollo moral hay por lo menos un 50% de alumnos (sino más) que empieza el curso afirmando con convencimiento que la ética son las normas de la sociedad, y que un comportamiento ético es aquel que va de acuerdo con esas normas.

Me llama mucho la atención lo arraigada que está esta postura en el imaginario de las personas -adultas y profesionales algunas veces, no sólo estudiantes de pregrado- ya que se trata de una idea fácilmente rebatible con evidencias de la historia pasada y reciente. Doy unos pocos ejemplos sueltos:

– Hubo sociedades esclavistas
– Hasta hace relativamente poco tiempo, las mujeres estuvieron excluídas de los procedimientos de la democracia formal (no podían por ejemplo, votar)
– Hace poco también la sociedad norteamericana estaba segregada (diferentes derechos para blancos y negros)
– En la India actual los Dhalits no tienen derechos
– A las mujeres durante el régimen Talibán se les dificultaba (o impedía) estudiar
– En ciertas legislaciones y en épocas bastante recientes, la violación de una mujer por su marido (violación dentro del matrimonio) estaba permitida
– En algunos países Europeos existe la obligación de reportar a los inmigrantes ilegales, de modo que estos puedan ser deportados

Todo perfectamente legal o de acuerdo al uso y costumbre, es decir, todo dentro de las normas de la sociedad. Pero no por ello ético o justo.

Creo que la educación hace un mal servicio cuando no desarrolla el juicio crítico y hace creer a los estudiantes que se puede equiparar ética y ley. Podría dar una multiplicidad de ejemplos de personas que lograron entender la diferencia y priorizar la ética sobre la ley cuando ambas entraron en conflicto (pienso por ejemplo en la señora Rosa Parks, protagonista del boicot al sistema de buses de Montgomery, o más recientemente, en Ingrid Pira, la alcaldesa Belga que se negó a firmar órdenes de expulsión de inmigrantes ilegales). Ejemplos hay muchos, tanto de personajes públicos como de ciudadanos comunes y corrientes, y esos son los casos que se deberían discutir en las aulas, de modo que los estudiantes se familiaricen con los conflictos por los que esas personas pasaron y logren agudizar sus herramientas de análisis, empatía, juicio crítico y discernimiento.

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Mal educando la ética

Tenochtitlan

En un programa de tutoría encuentro estos enunciados:

Hay que desarrollar aquellos valores universales como la justicia, la honestidad, el amor y la fidelidad.

Y luego (sí, en el mismo programa, un poquito más abajo solamente), leo lo siguiente:

Los alumnos deben elaborar su propia jerarquía de valores para que vivan de acuerdo a ella, según lo que ellos crean.

Ya es hora de que alguien que sepa algo de ética y de desarrollo moral asesore a quienes hacen estos programas. ¿Es que nadie se da cuenta de la contradicción? Si de lo que se trata es de desarrollar “universales” como la fidelidad o el amor (¿a qué se referirán con esto?) pues los alumnos no pueden desarrollar la jerarquía de valores que ellos crean conveniente. Una cosa no va con la otra, simplemente.

Mas peligroso aun me parece lo que vi en un libro de inicial con el que pretendían educar a Paulo antes de que yo lo cambiara de colegio: En una lámina con dos figuras debía marcar la que mostraba al niño bueno y feliz. El niño bueno y feliz era el que obedecía al adulto. El niño “malo e infeliz” era el que no obedecía. En la parte de atrás de la lámina estaba la frase que el niño debía aprender: Debo obedecer siempre a los mayores.

Preocupante por donde se mire. El primer caso es una muestra más de la confusión que existe en el sector educativo acerca de los procesos de construcción de los sistemas éticos humanos. Me da pena que así sea porque hay muchísimo avanzado en esta línea del conocimiento y simplemente no se toma en cuenta al momento de diseñar planes y programas o de elaborar textos escolares, los que se hacen “de la cabeza” del autor de turno, sin importar si este conoce el tema o no.

En el ejercicio del libro de inicial, la postura que subyace es la que primó en la psicología en los años 20, postura que entendía la moral como un conjunto de conductas (desde ayudar a otros hasta resistir la tentación de copiar) que dependían de etiquetas y clasificaciones culturales y no compartían ninguna característica intrínseca. Pero hace ya décadas que ocurrió un cambio notable en esta concepción, cuando se reconoció -obviamente por influencia filosófica- que la moral no consiste en una lista específica de comportamientos observables (como obedecer siempre a los adultos, tal como propone el libro) sino en una especial perspectiva del agente en relación con el mundo. Este cambio de concepción tuvo un impacto también en los programas educativos, los que evolucionaron desde proponer solamente (y como un fin) la interiorización de normas culturales externas, ya sea por mecanismos de asociación y reducción de ansiedad o de identificación, hasta plantearse como meta la construcción / desarrollo, por parte de los estudiantes, de significados, perspectivas y categorías para la comprensión del fenómeno moral. Psicológicamente, se entiende así que un comportamiento es moral si es intencional, si es una respuesta a un sentido de obligación y si este sentido de obligación es respuesta a un ideal (aunque tal ideal esté vagamente entendido). Obedecer siempre a los adultos -por la razón que sea, incluso conveniencia o temor- no encaja en absoluto en esta definición.

Hay muchas cosas investigadas y escritas sobre el desarrollo y la educación moral, y están disponibles desde hace muchos años. Pero el sistema educativo peruano parece ser impermeable a ellas. Cuando veo cosas como las que comento líneas arriba me parece que, lamentablemente, la discusión y los avances en psicología moral no han llegado por aquí todavía.
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Tendencias actuales en la educación moral

Mi querido amigo José Alberto Mesa, jesuita colombiano a quien aprecio mucho, amablemente me autorizó a colgar aquí esta ponencia que él preparó para uno de los congresos de la AME (Association for Moral Education) y que yo tenía guardada en mi computadora desde ese entonces.

Dejo el enlace a su interesante trabajo:

Tendencias actuales en la educación moral – José Alberto Mesa

Y aquí la hoja de vida de José Alberto, para los que quieran conocerla:

Hoja de vida – José Alberto Mesa S.J.

Actualización:

El artículo está también en línea, y se descarga aq

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Familia y desarrollo moral

La fiesta - Paulo 4 años

Usualmente no me gusta tratar el tema de la familia ni su influencia en el desarrollo moral de los niños. El concepto mismo de famila me es esquivo, y no comulgo para nada con aquellas posiciones que defienden un solo tipo de familia (usualmente la tradicional) como el modelo ideal para el desarrollo humano. No creo además que sea adecuado hacer demasiadas (o drásticas) diferencias entre las interacciones familiares y otro tipo de interacciones -con otras personas ajenas a la familia- que son igualmente significativas. Esta vez sin embargo tengo que dar una charla sobre el tema (la familia como promotora de una cultura de paz), y aprovecho para poner aquí algunas de las ideas que presentaré y someteré a discusión.

Se afirma mucho que la familia es la primera unidad de socialización, y que por lo tanto, la moral “viene de casa”. Si bien en principio no tengo nada en contra de esta afirmación, sí creo que ésta ha ido perdiendo su sentido original hasta convertirse en la idea, equivocada por cierto, de que si los padres no inculcan una serie de valores en sus hijos, entonces ya nadie lo hará. Definitivamente, los niños construyen el conocimiento (incluyendo el conocimiento moral) a través de sus interacciones con otros, lo cual incluye por supuesto a sus padres y los demás miembros de su familia. Pero la relación dista mucho de ser simple y directa.

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Los fines de la educación moral

Mi sobrina Lucía nadando con delfines

A todos los que preguntan cuál es la mejor manera de llevar a cabo la educación moral (formación ética, educación en valores o como se desee llamarla), les diría que hay muchas maneras de hacerla. Lo importante no es qué metodología se usa, sino recordar que, por el camino que sea, la educación moral debería tener como eje central el autodescubrimiento por parte del estudiante de las connotaciones morales de sus experiencias. No se trata de una inculcación de los valores del profesor, ni de una transmisión acrítica de las normas sociales. La experiencia y las investigaciones demuestran que este tipo de enseñanza tiene muy poca o ninguna incidencia en el desarrollo moral. De lo que se trata, por el contrario, es de ayudar al estudiante a razonar sobre sus conflictos morales, a reconocerlos en su vida diaria y en la historia de la humanidad, y a fortalecer aquellas características personales que lo harán ser una persona éticamente más sensible, más lúcida en relación al reconocimiento de los Derechos Fundamentales de las personas y la protección de la naturaleza, y más proclive a mantener coherencia entre su acción y los principios morales que reconoce y discierne. Para esto, educación y psicología deben ir –ineludiblemente- de la mano y alimentarse la una a la otra.

He escrito algo sobre los fines de la educación moral aquí:

Artículo Palestra – Susana Frisancho

Y sobre este tema, Jean Piaget, en su libro La Nueva Educación Moral (librito bastante poco conocido por cierto) dice lo siguiente (pp. 7-8):

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Violaciones de derechos humanos

A raiz de la muerte de Pinochet he estado recibiendo y leyendo opiniones enfrentadas sobre ese período de la historia Chilena. Hoy visité el blog de mi compadre Martín Tanaka, y ví que había colgado un muy buen artículo sobre el tema, al que le hice un breve comentario. Este comentario trajo cola, pues respondieron dos chilenos (ya había un comentario anterior, de una chilena, y la respuesta de Martín), a los cuales yo volví a responder. Los comentarios son de apoyo a Pinochet, y el mío y el de Martín son, obviamente, contrarios. En fin! me resulta fascinante como las personas construyen sus ideologías de manera tan radicalmente distinta.

Esto me anima a colgar mi reciente artículo, que por convocatoria de Felix Reátegui, ha salido en la Colección Documentos de Trabajo, serie Democracia y Sociedad, No 1 (2007), del IDEHPUCP (el Instituto de Derechos Humanos de la PUCP). Allí explico un poco lo que la psicología del desarrollo moral dice al respecto, y también de alguna manera lo que yo pienso.

Derechos Humanos y Educación

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Jóvenes con propósito (actualizado)

¿Cómo establecen los adolescentes y jóvenes sus compromisos morales? ¿Cómo se estructura su motivación hacia ellos? ¿Se relacionan estos compromisos con la búsqueda del sentido de la vida, o se trata de dos constructos diferentes, con poca vinculación entre sí? ¿Qué procesos explican el establecimiento para la propia vida de un sentido de propósito que trascienda al self? Estas preguntas, desde mi punto de vista muy relevantes, han sido lamentablemente muy poco estudiadas por los psicólogos. Una excepción a este vacío son los trabajos de Bill Damon en el Stanford Center on Adolescence, donde se viene estudiando, con adolescentes, la construcción del sentido de próposito para la propia vida. Aquí va un enlace a un texto de Damon y otros autores acerca del desarrollo del sentido de propósito (en inglés):

Desarrollo del sentido de propósito durante la adolescencia

He recordado este tema a partir de la lectura de un artículo de Mario Vargas Llosa publicado el 5 de Noviembre pasado en El Comercio, en el que presenta a Rachel Corrie a raíz de una obra de teatro sobre ella que se estrenó en New York. Para quienes no conocen el caso de Rachel, se trata de una valerosa y comprometida joven norteamericana de 23 años, voluntaria del ISM (International Solidarity Movement) quien fué aplastada y asesinada por un bulldozer (pala mecánica) mientras trataba de impedir, plantándose pacificamente frente al bulldozer, que este derrumbara la casa de unos palestinos en el campo de refugiados de Rafah, en la franja de Gaza.

Los que no han oido nunca hablar de Rachel -quien ejemplifica de manera extrema lo que es una persona con próposito- pueden visitar su página web:

Rachel Corrie

Extenderé mis comentarios e ideas sobre este tema apasionante en entradas futuras.

Actualización:
Los Israelíes no quieren reconocer su responsabilidad. Ver aquí » Leer más