Ayer discutía con unas amigas también psicólogas lo siguiente: existe un sentido común sobre la psicología, muchas veces en los mismos psicólogos, que poco tiene que ver con los avances de la disciplina pero que sin embargo está sumamente arraigado en el imaginario popular y afecta directamente las decisiones que se toman respecto a lo que es bueno o no para la gente.
Un ejemplo es justamente lo que estas amigas y yo conversábamos ayer: muchos profesionales que trabajan en educación inicial o en general, con niños de 0 a 3 años, tienen ahora la idea de que el gateo es fundamental para el desarrollo del niño y que si este no gatea tendrá luego problemas de aprendizaje en la escuela. En base a esta creencia en muchos centros de estimulación y de educación inicial fuerzan el gateo, hacen gatear a niños que ya caminan (y que no gatearon antes, según refieren las mamás) bajo el supuesto de que así se estarían previniendo futuros problemas de aprendizaje. Pero…. ¿de dónde salió esta información? ¿Qué investigaciones la sustentan? No es que la idea sea mala a priori, lo que ocurre, desde mi punto de vista, es que se ha difundido como creencia e impacta una serie de intervenciones psicopedagógicas sin que nadie se detenga a revisar sus fuentes y a poner en tela de juicio si se trata de una afirmación correcta o no (por mi parte, dudo mucho de que lo sea, me parece más bien una de esas nuevas modas basadas en alguna literatura de best seller…). No soy especialista en el tema pero intuyo que probablemente se ha encontrado alguna correlación entre la falta de gateo y los problemas de aprendizaje en la etapa escolar, correlación que ha sido interpretada por alguien como causalidad. Pero que exista una correlación entre dos factores no quiere decir que uno de ellos sea causa del otro (no se puede concluir de esta correlación que la ausencia de gateo sea la causa de los problemas de aprendizaje como se asume ligeramente, podría ser que el niño ya tenga alguna deficiencia que le cause ambas cosas, que no gatee y que mas adelante tenga dificultades de aprendizaje, con lo que ambas variables estarían asociadas a una tercera aun por descubrir que sería la que explique la correlación).
Digo esto porque estamos demasiado acostumbrados a dejarnos llevar por las modas, y a no cuestionar lo que leemos o nos dicen. Como se lee poco y casi siempre fuentes secundarias (muy pocos psicólogos en nuestro medio van a los journals y revistas académicas especializadas y se familiarizan con las investigaciones de base) pues tampoco se desarrolla el juicio crítico sobre las ideas que se pretenden pasar por verdades. En resumen: No hay costumbre de hacer un trabajo científico, de cuestionar lo que se lee, de ir a las fuentes que lo sustentan, de revisar las estadísticas y de no atribuir causalidad donde a todas luces no la hay. Y esto, cuando sucede en profesionales cuyas decisiones impactan en la vida de las personas me parece triste y lamentable.
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