Me pasaron este artículo que es, simplemente, un desastre. Si bien estoy de acuerdo con que la escuela ha fracasado en la formación de sus estudiantes, tanto en el aspecto moral como en el de dominio disciplinar, no estoy de acuerdo en absoluto con su diagnóstico de las causas: ni los colegios de antaño eran una maravilla, ni el constructivismo -que en realidad no ha llegado a la práctica educativa- es responsable de este fracaso.
Como el señor Neira parece no saber qué es el constructivismo, le dejo aquí esta lectura donde Fernando Becker, un especialista en el tema, lo explica con mucha claridad. Y por supuesto, le recomiendo el libro Ensayos Constructivistas, que acabo de editar y que reúne una muy buena recopilación de textos sobre el tema.
Bueno sería que los profesores fueran en verdad constructivistas, pero no lo son. Es difícil serlo, requiere de mucha formación, de mucho conocimiento sobre el desarrollo infantil, y de mucha autonomía y flexibilidad para tomar decisiones en el día a día del aula. Bueno sería también que el currículo y los materiales educativos lo fueran, pero son, como bien dijo una vez Juan Ignacio Pozo en una conferencia, “constructivoides”, textos que parecen constructivistas como para pasar un primer y poco atento filtro, como para hacer creer que lo son.
Son muchas las distorsiones que dan vueltas por ahí sobre el constructivismo, y el señor Hugo Neira parece haberse apropiado de varias. En este post señalé algunas, tomadas de los libros. Aquí, señalé otras. Hay mucho más material en este blog como para que alguien interesado en el tema revise y se informe.
Es cierto que las últimas propuesta curriculares para la educación básica han ido eliminando disciplinas y fusionando materias, y que eso ha traído como consecuencia que desaparezcan contenidos muy importantes a los que los estudiantes de antes estaban expuestos y los de ahora no. En eso, le doy la razón al señor Neira. Sin embargo, esa no es una consecuencia de la introducción del constructivismo en el aula sino todo lo contrario: es consecuencia del poco entendimiento que tanto docentes como autoridades han tenido sobre esta corriente y sobre el modo en que puede y debe llegar a la escuela. Es ahí donde está la falla. Los mismos ejemplos que el articulo de Hugo Neira presenta son muestra de ello, pues no son para nada propuestas constructivistas sino distorsiones (y profundas) sobre el tema.
En resumen, el artículo del señor Neira es para mi una muestra más de lo que siempre intento señalar en este blog: que todos se creen con derecho a hablar de educación desde su sentido común, sus creencias y su poca formación especializada, y que el constructivismo es una corriente compleja, que precisamente por esa razón ha sido víctima de tantos malos entendidos y equivocaciones.
Estimada Susana:
¿No has considerado escribir la réplica en la misma pagina editorial de “El Comercio”?. Si personas entendidas como tú no comentan ni divulgan estos errores, la gente como yo – confieso avergonzada que estuve de acuerdo con todo el articulo, y me autodenomino ligeramente informada – nos quedaremos con la idea de que H. Neyra es un intelectual todo-terreno que tuvo la audacia y clarividencia de ver lo que muchos quizas intuiamos, cuando no veíamos, o peor aun, creiamos entender. Claro que chocar con el ego de Neyra es como hacerlo con el iceberg que hizo hundir al Titanic, pero la polémica sería interesante.
Saludos cordiales,
Varios me decían eso Ela, pero por la premura solo lo hice por acá. Espero que lo lea!
Sra. Susana, pocos entendidos en el país, como usted, pueden presentar un punto de vista diferente a la expresada por el Sr. Hugo N. Sra. Susana, muchas gracias por sus orientaciones de lectura, por ejemplo de Kamii en sus experiencias física y lógico-matemática, me ha ayudado a entender que para hablar de un currículo constructivista hay promover experiencias e intercambio de opiniones, mediar la acción: no es dejar al estudiante para que haga la clase. Nuevamente, el constructivismo mal entendido