EN ÉPOCAS DIFÍCILES, EL PERÚ DEBE UNIRSE
MARIO ALVA MATTEUCCI
En los últimos días, hemos sido testigos de varios fenómenos de la naturaleza que generaron daños en varias partes del territorio nacional, sobre todo por las lluvias torrenciales que han provocado huaycos, deslizamientos, inundaciones, fallecimiento de más de un centenar de personas, destrucción de viviendas, caída de puentes, rotura de caminos y carreteras de la red vial nacional, fractura de los canales de regadío, muerte de animales de granja y ganado, destrucción de vías férreas, entre otros.
El fenómeno de El Niño y, en este caso de tipo costero, es un evento cíclico que ocurre cada cierto tiempo, con mayor o menor regularidad en su intensidad, prueba de ello son las informaciones registradas en los diarios de la época de los años 1925, 1983, 1998 y el que está ocurriendo en la actualidad.
Siendo, entonces, un evento cíclico y que tenemos cierta certeza que ocurrirá ¿por qué no estamos preparados para ello? La respuesta sería que nos falta contar con una cultura de la prevención, tanto en las autoridades como en la propia población. Ello se manifiesta en el hecho de no haber realizado las obras que permitan mitigar los efectos de las inundaciones y los huaycos, como por ejemplo, efectuar un dragado y canalización de los ríos, prohibir la edificación de viviendas en las zonas de los cauces de los ríos o en las laderas de los mismos al igual que en las quebradas, falta de construcción de muros de contención y canales que permitan desviar las aguas que bajan de la parte alta a zonas desérticas que puedan ser reutilizadas posteriormente para fines agrícolas o de reforestación.
Lo más importante en estos días es salvar las vidas humanas y procurar dar el abrigo y alimentación necesaria a los damnificados que han perdido todo, ello se está logrando gracias a una gran cadena de solidaridad de parte de los peruanos y de gobiernos extranjeros. Se observa también que ha crecido el voluntariado de muchas personas que quieren colaborar de diversas maneras, ya sea donando bienes, alimentos, tiempo para apoyar en el empaquetado y distribución de las donaciones, dinero, entre otras cosas. Ello demuestra que existe empatía y no egoísmo, lo cual es bueno como sociedad y nos ayuda a unirnos como país, sobre todo en tiempos difíciles como el actual.
Este tipo de tragedias también nos ha mostrado casos en los cuales las autoridades han efectuado obras que no reúnen los estándares mínimos de seguridad y calidad, como es el caso de los puentes peatonales con poca antigüedad que se han caído, mejor dicho, que se han desplomado. También se aprecia zonas en las cuales traficantes de terrenos han estafado a miles de pobladores ofreciendo terrenos y viviendas en zonas donde no está permitido construir, toda vez que por allí puede transcurrir el río en épocas de crecida, al igual que autoridades que han otorgado certificados de posesión en dichas áreas.
Lamentablemente existen políticos que se aprovechan de la desesperación de la población por no poder contar con agua, alimentos y abrigo por varios días y efectúan labores de proselitismo, lo cual es inaceptable en estos tiempos. Si realmente se quiere donar bienes, no se debe buscar la cámara ni las fotos para aparecer como un salvador actualmente, eso refleja un cálculo político que debe dejarse de lado, ya que no estamos en una campaña electoral.
Lo más difícil vendrá después con la reconstrucción de las carreteras para permitir la comunicación fluida de personas y carga, la refacción de colegios, locales públicos, red de agua y desagüe, al igual que el tendido de postes que suministran la electricidad, la reparación de la fibra óptica para las comunicaciones telefónicas y el internet.
Se debe aprovechar esta situación de calamidad para que las labores de reconstrucción puedan ser útiles y se piense en el largo plazo, con obras que no sean de “tipo parche” sino que reúnan los estándares de calidad y puedan durar muchos años.
Lo más importante es que, en tiempos difíciles, el Perú debe unirse.