Archivo de la categoría: Opinión y coyuntura

Mis opiniones sobre coyuntura

Leer en inicial

Lapicitos

Julio Sancho me envía el enlace a este artículo del diario el país, que se llama Sin leer ni escribir hasta los seis y que toca el problemático tema de la aceleración de los procesos de literacidad en la educación inicial.

No somos ajenos a esta corriente. Aquí en el Perú muchas propuestas de educación inicial se han convertido cada vez más en un entrenamiento para la lectura y la escritura y en horas de trabajo de lápiz y papel con fichas para pintar, trazar y escribir. Poco juego para los niños, y cada vez más presión por parte de los padres y los profesores para que dominen procesos que deberían enfrentar mucho más tarde. Todo esto contradice lo que la psicología sabe sobre el desarrollo del niño, y por supuesto, contradice también al constructivismo educativo. Además de los profesores, muchas veces son los psicólogos los que alientan este tipo de prácticas, lo que es de verdad muy lamentable. » Leer más

Salomón Lerner y las 7 maravillas de la universidad

El día de ayer, como anuncié en el post anterior, tuvimos el VI diálogo ético de la especialidad de psicología de la PUCP. Estos eventos se vienen configurando como espacios de reflexión de distintos temas de interés no solo para psicólogos, sino para la comunidad universitaria en general y creo yo, para la sociedad en su conjunto. Tuvimos más de 50 asistentes, lo que es bastante para una cosa como esta, y muchos eran estudiantes interesados en reflexionar más allá de las aulas y de los cursos.

El diálogo de ayer tuvo que ver con la participación de los psicólogos en temas cruciales de nuestra sociedad, el rol que cumplimos (o no) como agentes de cambio, la pretendida y falaz “neutralidad” de muchos psicólogos y las diversas maneras de participación y ejercicio de ciudadanía que podemos tener desde nuestra particular profesión. El tema se disparó por varios lados y tuvimos un diálogo enriquecedor que involucró múltiples puntos de vista, experiencias y perspectivas.

Venadito

Todo esto nos llevó a pensar en qué hacemos desde la universidad para propiciar ese compromiso social más allá de las cuatro paredes del aula, y Agustín Espinosa me hizo recordar algo que ya había llamado nuestra atención cuando sucedió, y que creo que ilustra muy bien cuan desubicadas están a veces las prioridades que tenemos:

Salomón Lerner

En el contexto de las inaceptables amenazas al ex-rector Salomón Lerner, se sacó un comunicado de solidaridad con él. Más o menos al mismo tiempo, se realizaba en la universidad el concurso de las 7 maravillas PUCP.

El comunicado de solidaridad con Salomón Lerner lo firmaron 513 personas. Las maravillas PUCP tuvieron más de 9,000 votos. A Salomón le ganaron los venados y las ardillas, en segundo lugar las hamburguesas del tio bigote… en fin, indignante o al menos, preocupante.

Claro está que la convocatoria de solidaridad fue sobre todo a docentes y autoridades, y que se hizo de un día para otro (yo misma me quedé sin firmarla porque cuando abri el correo que enviaron ya había pasado el cortísimo plazo que dieron para firmar), lo que revela el problema de comunicación que hay a veces en la universidad. Igual creo que esta situación ilustra bien la problemática que discutimos en el diálogo, la manera en que nos comprometemos o no con hechos importantes de la vida social. De hecho (que alguien me corrija si estoy equivocada), es mi impresión general que en la universidad se le dió mucha más publicidad a los venados, la rotonda, las ardillas y las hamburguesas que a las amenazas que se le hicieron a Salomón. » Leer más

Internet sin internet

niño y compu

El nuevo diseño curricular, declara como su propósito número 11, el Dominio de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC). Sobre esto, el curriculo dice (pág. 30 de la versión que está colgada en la página web del Ministerio) lo siguiente:

Se busca desarrollar en los estudiantes capacidades y actitudes que les permitan utilizar y aprovechar adecuadamente las TIC dentro de un marco ético, potenciando el aprendizaje autónomo a lo largo de la vida.
Se requiere formarlos en el dominio de las tecnologías de la información y comunicación digital (Internet), con capacidad para desempeñarse de forma competente en el uso de los diversos programas para la recopilación, análisis, interpretación y uso de información pertinente para la solución de problemas y toma de decisiones de manera eficaz. La escuela ofrece una formación que desarrolle el juicio crítico y el pensamiento estratégico y refl exivo de los estudiantes, con el fi n de que sepan seleccionar las fuentes de información y herramientas pertinentes de soporte a los proyectos que emprenda, así como identificar nuevas oportunidades de inclusión a través de comunidades virtuales. Igualmente, la escuela busca adaptarse a los efectos que este lenguaje digital tiene en las maneras de aprender y comunicarse de los estudiantes.

Y entre los contenidos que deben trabajarse en los distintos niveles educativos están el correo electrónico, el chat, páginas web, biblioteca virtual, etc.

Todo esto está muy bien. El asunto es que en muchas ocasiones no se ha implementado nada que ayude a los profesores a alcanzar estos objetivos. Profesores capacitadores, que trabajan precisamente supervisando que estos objetivos se cumplan y ayudando a los profesores a alcanzarlos, me cuentan que si bien en la curricula se exige tocar el tema de páginas web ninguno de los profesores que ellos han encontrado en su proceso de capacitación tenía idea siquiera de como usar el internet, ni el correo electrónico, ni mucho menos contaba con alguna computadora en casa o en el colegio para desarrollar ese tema con sus alumnos (lo cual debe ser verdad, yo misma me he encontrado muchas veces con profesores que no tenían correo electrónico y que no sabían como usar una computadora). Aun así estaban obligados a hacerlo porque los supervisan, porque está en el curriculo o porque alguien les dijo que así lo tenían que hacer…. Esto sucede usualmente en colegios pequeños y algo alejados de las ciudades más grandes, aunque pasa también con colegios urbanos. Así que allá van los profesores enseñando sobre las páginas web vaya uno a saber de qué manera. Como enseñar a nadar a alguien en una piscina sin agua, o solo dictándoles los movimientos de brazos y piernas en la pizarra.

En vez de estar pensando en dotar a solo un colegio (el colegio mayor) de todos los recursos educativos necesarios, ¿no sería mejor que el estado pusiera los mínimos indispensables en todos los colegios, como para que se tenga alguna oportunidad de cumplir con lo que el propio curriculo plantea?

Nota
imagen tomada de aquí » Leer más

No se qué habrá querido decir

Conozco de vista a Carolina Benavides porque alguna vez dictó clases en el Departamento de psicología de la PUCP. También la he visto en televisión, cuando conducía un programa con el psicoanalista Rodríguez Rabanal. Ella es una psicológa clínica que veo tiene interés en la educación, por lo cual me alegro mucho.

Hoy leí un artículo suyo en El Comercio, Los guetos de la educación, con el que en general coincido. Pero hay una idea que no entiendo. Carolina comienza su artículo diciendo:

Resulta desesperanzador que conocimientos de más de un siglo, arraigados en la conciencia del ciudadano promedio de las sociedades desarrolladas, ni siquiera rocen las mentes de muchos profesores y padres de familia de nuestras zonas rurales. Me refiero, por ejemplo, al hecho de que niños de 4 o 5 años son matriculados en el primer grado en un momento de su maduración cognitiva y emocional que demanda un ámbito diferente al de la escuela.

Además de que hay cierto tono soberbio al comparar los conocimientos de los pobladores de las zonas rurales con los de las personas de las “sociedades desarrolladas”, ¿qué significa que el momento de la maduración cognitiva y emocional de los niños matriculados en 1er grado demanda un ámbito diferente al de la escuela? Simplemente, no lo entiendo. ¿Quiere decir que la escuela no es necesaria a esa edad, o que es incluso perjudicial? Si es esa la idea, la verdad es que no se si ha entendido qué es la educación como proceso histórico, sociocultural, y humano, y cual es su importancia. Porque una cosa es criticar las terribles inequidades e injusticias de nuestro sistema escolar, en lo cual coincido plenamente con ella, pero otra muy diferente es plantear que el desarrollo de los niños a cierta edad “demanda un ámbito diferente al de la escuela”. Me parece una desvalorización precisamente de ese ámbito al que parece querer defender…. ¿apoya a la educación y entiende su relevancia para el desarrollo de los niños y las niñas, o no?

Si lo que quiso decir es que a los 4 o 5 años los niños no están listos para el primer grado, podría darle la razón, pero entonces lo que habría que señalar es que los niños no están preparados para las tareas que ese 1er grado va a exigirles, no que la escuela, en su conjunto, es mala para ellos. Ojalá esos niños tuvieran la oportunidad de pasar por una educación inicial de calidad, lúdica y afectiva. Si fuera así, ese ámbito escolar contribuiría, y en mucho, a su desarrollo cognitivo y afectivo. » Leer más

El colegio mayor: políticas públicas desde un errado sentido común (actualizado)

Escuela rural en Ancash

Recuerdo que cuando estudiaba el doctorado en la universidad de Fordham, en Nueva York, llevé un curso al que llamaban Applied Developmental Psychology (psicología del desarrollo aplicada) y que tenía el objetivo general de analizar los fundamentos psicológicos de las políticas públicas. Como parte del trabajo final del curso uno tenía que ubicar una política pública, investigarla y sustentarla o rebatirla desde los resultados de investigaciones de la psicolgía del desarrollo. Los trabajos que recuerdo versaban sobre los temas más disímiles, por ejemplo: 1) ¿En qué se sustenta la política de separar de sus madres, cuando cumplen 3 años de edad, a los hijos de las presas? ¿Por qué solo se les permite vivir con ellas en la prisión hasta esa edad? ¿Es eso lo mejor para la madre y para el niño, y por qué, desde un punto de vista psicológico? 2) ¿Qué dice la investigación científica en psicología del desarrollo sobre el vínculo padre – niño, como para que en caso de divorcio la tenencia de los hijos pueda ser otorgada a los padres? ¿Qué datos hay que sustenten la política de priorizar a la madre en la tenencia? ¿Debería pensarse en cambiar dicha política a la luz de lo que la psicología del desarrollo conoce hoy? 3) ¿A que edad una persona es verdaderamente responsable de sus actos y cómo se pueden combatir (o fundamentar) ciertas leyes, por ejemplo, la que condena a muerte a menores de edad o la que regula las relaciones sexuales consentidas? 4) ¿Se debe permitir o no adoptar niños a parejas homosexuales? ¿Que dice la investigación respecto al desarrollo de los niños que se crían en una familia de este tipo? ¿Se afecta este en algo, y si es así, en qué? ¿Es eso suficiente para cancelar el derecho de estas personas a la adopción de niños? Y un largo etc. La pregunta final a la que debía responderse era si se sostenía o no determinada política en función de lo que la literatura especializada, proveniente de la psicología del desarrollo en este caso, decía al respecto.

Ésta buena práctica, la de tomar decisiones de políticas públicas no basadas en el sentido común, en una ideología sin mayor fundamento o en los intereses del gobierno de turno sino respaldadas por datos provenientes de investigaciones serias parece que todavía no ha llegado al Perú. El último ejemplo de esto es el anuncio de la creación del así llamado Colegio Mayor secundario del Perú (ver noticia aquí), en el que los 500 mejores alumnos de cuarto y quinto de secundaria puedan estudiar y vivir, contando con instalaciones educativas y deportivas de calidad.

Es lo que en inglés se llama tracking, la separación de estudiantes en diferentes carriles educativos en función de alguna variable previamente definida, usualmente capacidad intelectual, como en este caso.

Aparentemente, esta sería una idea brillante: seleccionar a los más destacados estudiantes y darles las mejores oportunidades para potenciar sus talentos es algo que nadie podría criticar. Se asume que eso motiva al estudiante, que mejora su autoconcepto y autoestima y que es a la larga bueno para todos. ¿Pero cuáles son los fundamentos de esta propuesta? ¿En que se basa? ¿Qué se sabe de este tipo de sistemas en otras partes del mundo? En otras palabras, ¿en base a qué se ha tomado esta decisión?

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¿Cuál es tu problema, aparte de tu cara?

profe bruja

Aunque no puedan creerlo, esta era la manera brutal en que una profesora recibía a las niñas que se acercaban a su pupitre para hacerle alguna pregunta, según me cuenta una alumna que vivió en su colegio esa terrible experiencia.

Si bien existen profesores maravillosos que cuidan con mucho tacto de la integridad y el bienestar psicológico de los niños, también es frecuente -lamentablemente- encontrarse con profesores desatinados que hacen comentarios totalmente inadecuados a los niños, muchos de ellos sumamente hirientes, torpes y agresivos. Yo recuerdo por ejemplo mi época de escolar: mi profesora de educación física nos llamaba a todas “cara de mono”, sin razón aparente y sin que mediara explicación alguna de su parte. “Ven cara de mono”, “cara de mono, haz esto” “cara de mono, haz lo otro”… así todo el día y con todas las alumnas, como si fuera un chiste inofensivo. Hace muchos años que salí del colegio y aun me acuerdo de esto, por lo que sus palabras debieron seguramente tener algún impacto en mí.

He comentado acerca de las expresiones necias de los adultos hacia los niños, en este post.

Quiero pensar que los profesores que tratan de este modo a los niños no son del todo conscientes de lo que hacen. Eso los exonera de parte de la responsabilidad, pero obviamente no de toda, y queda entonces la pregunta acerca de los procesos de toma de conciencia de los docentes sobre sí mismos y sobre su quehacer profesional. Es por supuesto un problema que un profesor tenga poca capacidad de auto-observación y de autoreflexión, mínima o nula capacidad de control de sus impulsos agresivos, un disminuída habilidad para ponerse en el lugar del otro y anticipar las consecuencias de las propias acciones en los demás, especialmente en los niños y las niñas, poco cuidado y poco interés en la vida afectiva de sus alumnos…

Alguna vez un estudiante me preguntó que qué pasaba si el profesor perdía el control, había tenido un mal día o se cansaba simplemente, y por eso trataba mal a sus alumnos. Su pregunta partía de un supuesto implícito: que eso podía pasar, que era esperable, aceptable y hasta normal que un profesor se canse, se agote o se frustre, y traslade su agresión a los niños y las niñas.

No estoy de acuerdo. Un ingeniero trabajando con paredes podría eventualmente frustrarse y trasladar su ira a la pared, porque los ladrillos no aprenden ni piensan, y no sienten. Pero no un maestro. Como parte de los requisitos que a cualquier profesor se les debería pedir está la capacidad de autoconciencia. Y la escuela, si de verdad fuera una comunidad, tendría que ayudar a los profesores a formarla… ¿Cómo es posible que existan profesores así, que sigan enseñando, y que nadie, ningún amigo o colega, les diga nunca nada? Algo falla a ese nivel en las escuelas. » Leer más

Me preocupa: Enseña Perú, la educación y la psicología educativa

Colegio en Yauya

Empiezo este post con una anécdota tangencial: hace un par de días me encontraba con algunas colegas de la PUCP tratando de hacer una lista de exalumnos en función a sus experiencias laborales, pues buscábamos exalumnos representativos del quehacer de cada una de las especialidades. Al llegar a la lista de los exalumnos de psicología clínica, conforme fuí mencionando uno a uno los posibles nombres, fuí también recibiendo los comentarios siguientes:

“Ella trabaja en un nido”; “pero ella es la psicóloga de este colegio”, “ella también está trabajando en un centro de educación inicial”; “ella es la psicóloga de secundaria de tal o cual colegio…”. La gota que derramó el vaso de mi desesperanza e irritación con este tema sensible fué que al llegar a una exalumna que además es jefe de práctica de un par de cursos netamente clínicos, y de orientación psicoanalítica para más señas, alguien que la conocía bien me dijo: “pero ella es la jefe de la unidad de calidad educativa de XXX universidad, incluso es jefa de las psicólogas educacionales que trabajan allí”….

Como psicóloga educacional que soy, y muy apasionada por los temas educativos además, la invasión de campos de especialización profesional es sin duda un problema muy álgido y sensible para mí que ya he comentado antes, por ejemplo aqui y aquí). Aunque me parece que no está demás reiterarlo, porque creo que es un problema al que hay que prestarle la debida atención, también pienso que es más fuerte que uno y que se trata de una batalla casi perdida. Es una lástima ver la desinformación que se tiene respecto a la psicología, sus campos de acción y la pertinencia de cada una de las diferentes especialidades para el trabajo en uno u otro contexto… las personas son atrevidas y se lanzan a cualquier puesto de trabajo aun sin contar con el perfil necesario; la sociedad parece no hacer diferencia alguna y el mercado, por supuesto, tampoco.

Empecé por aquí, con esta pequeña anécdota, porque creo que esta problemática profesional se refleja en, y es afectada por, iniciativas de diversa índole que se vinculan a la educación, y que contribuyen -con mayor o menor conciencia de ello seguramente- a difundir los estereotipos, mitos y prejuicios respecto a lo que significa intervenir en un proceso educativo.

Oscar Pain me ha pasado esta información y es casi co-autor de esta entrada, pues he tomado varias de sus ideas (que por supuesto comparto), para hacer este post. Se trata de una organización que está intentando hacer algo para mejorar la calidad educativa en las escuelas públicas del país. Se llama Enseña Peru y su página web es esta:

http://www.ensenaperu.org/

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Lamentablemente no los podemos convalidar

me encantan!

Como coordinadora de la especialidad de psicología de vez en cuando me toca revisar sillabus de cursos de estudiantes que, habiéndolos cursado en otras universidades del medio, se han trasladado ahora a la PUCP y desean convalidarlos. Debo decir que yo doy solo la primera revisión y luego los alcanzo a los especialistas para que emitan opinión y me entreguen un informe sobre si la convalidación procede o no. De los cursos que son de mi competencia sí hago la revisión completa yo misma.

Pues bien, sin decir nombres, para no resultar ofensiva, quiero dejar en claro que estoy preocupadísima por el nivel de muchos de los cursos que se ofrecen en las facultades de psicología de varias universidades peruanas, cursos cuyos sillabus muestran tremendas y alarmantes carencias: bibliografía pobre y muy antigua, enseñanza puramente teórica de cursos instrumentales que deberían desarrollar habilidades (por ejemplo, cursos de entrevista y observación en los que los estudiantes no hacen nunca una sola entrevista ni realizan ninguna observación), cursos con contenidos incompletos (un curso de sistemas psicológicos donde no se revisan todas las escuelas de pensamiento, o al menos las más importantes), cursos con evidente sesgo (un curso de ética profesional que trabaja solamente ética católica y además, solo de enfoque tomista), o con contenidos inadecuados para el área (otro curso de ética profesional -para psicólogos- que está orientado a la carrera de administración)… y así podría poner otros muchos ejemplos. Pero me parece que ya la idea se entiende.

Por eso estamos como estamos. Luego los alumnos se quejan y reclaman porque no se les convalidan los cursos y deben repetirlos, pero lamentablemente no podemos hacerlo. Entiendo su frustración, han invertido mucho tiempo estudiando y en algunos casos también mucho dinero y han sido víctimas de una tremenda estafa educativa, pero en la PUCP intentamos -con gran esfuerzo- mantener cierto estandar y no podemos aceptar como equivalentes a nuestros cursos otros tan malos como los que a veces nos traen para convalidación. Es asi de simple (y de triste).

Lo cierto es no tenemos ninguna regulación sobre este tipo de cosas. Ojalá los procesos de acreditación de carreras tengan algún efecto en esto, porque con una oferta educativa de tan bajísimo nivel, ¿qué le espera a la psicología en el Perú?. Hemos llegado incluso a tener universidades que -aunque no pueda creerse- ofrecen la formación en psicología a distancia!!!! Ver aquí este informativo post de Julio Sancho.

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¿Por qué no estudio psicología educacional?

Dibujito del Pau

Una de las preocupaciones que tenemos varios de los profesores de la especialidad de psicología educacional es la poca demanda que tiene esta área de la psicología, por lo menos en la PUCP. Sabemos que este problema es multicausado, es decir, que no hay una sola razón para esto sino varias actuando juntas: clichés, desinformación y malos entendidos sobre las potencialidades del área, apatía general para informarse y conocer más, el desprestigio que tiene la educación en su conjunto en el país y en el mundo, creencias equivocadas sobre el verdadero potencial de otras áreas de la psicología para abordar los problemas educativos (en otras palabras, psicólogos que piensan que su especialidad los faculta para entrar a trabajar a cualquier terreno – esto sucede sobretodo con los clínicos, aunque no únicamente), malos modelos de profesores e investigadores del área, un currículo de formación básica que no ofrece a los estudiantes una visión realista del quehacer de la psicología educativa, y un largo etcétera que no vale la pena repetir porque ya lo he mencionado en varios otros lugares, por ejemplo, aquí.

Es cierto que la educación es un proceso humano y social y como tal requiere el concurso de diferentes disciplinas, enfoques y profesionales. El problema no es ese, sino más bien el desconocimiento sistemático de muchos (yo diría la mayoría) de nuestros estudiantes sobre esta área fundamental de la psicología. La verdad, a muchos profesores nos cuestiona el que alumnos que no han hecho sino DESPRECIAR la psicología educativa mientras estudiaban, burlándose muchas veces de sus compañeros que elegían esa especialidad (hubo un semestre en que las llamaban “las utilísimas”, como si los psicólogos educacionales nos dedicaramos a hacer manualidades) y no considerándola en absoluto un área digna de estudio (mil veces he oído a estudiantes decir que están en duda entre elegir la especialidad de clínica o de social, pero que “educacional sí que de ninguna manera”), terminen luego trabajando en el sector educativo. Algunos se forman luego un poco para ello, como en este caso y muchos otros que conozco, pero otros luego tienen posiciones que les permiten tomar decisiones de política educativa y/o acompañan docentes en ejercicio sin tener ni la más remota idea de lo que están haciendo.

¿Qué podría hacerse para combatir un poco esta problemática? Algunos dicen que el cambio debe pasar incluso por un cambio de nombre de la especialidad de educacional, pues lo “educacional”, “educativo”, “educación” etc. solo trae connotaciones negativas para muchas personas. Yo soy de la idea de que un mejor balance de la formación básica y la oportunidad de mirar alli las enormes demandas y potencialidades del sector educación y la manera como la psicología aporta a los procesos de aprendizaje y desarrollo abrirá los ojos y las mentes de muchos estudiantes y les hará tomar decisiones más adecuadas para sus carreras. » Leer más

Marihuana en la universidad

David Távara me envió el enlace a esta noticia para que la comentara en el blog, pero cuando iba a hacerlo veo que Daniel Salas me ha ganado comentándola él primero en este post del GCC.

Lo enlazo porque estoy 100 % de acuerdo con Daniel en lo que dice. Y añado una cosa: coincido con él en que fumarse un troncho en la universidad puede ser visto como una conducta inmadura e impropia, igual que venir a clases borracho o ponerse a saltar por sobre las sillas del salón de clases, por poner un par de ejemplos (he tenido casos de ambas cosas alguna vez en mi experiencia docente). Lo que no entiendo es la manera en que la universidad se lava las manos frente al problema y pone a los involucrados de patitas en la calle sin hacer nada más que sancionar las conductas, a veces (como en este caso) sobredimensionadamente. Es decir, no re-educa. No estoy en contra de sancionar, siempre y cuando se haga de manera equilibrada y de acuerdo a la normativa vigente (la que no debería ser ambigüa). Lo que no entiendo es que solo se sancione y no se eduque, y que, más aún, no se protega al estudiante. Mas de una vez he visto poner en la calle o no dejar entrar a alumnos que habían bebido, no asumiendo ninguna responsabilidad por su seguridad… ¿esta bien dejar a alumnos borrachos en la calle, expuestos a que los asalten o a que un auto los atropelle? La verdad es que esto siempre me ha cuestionado pues, por más mayores de edad que sean los alumnos, un mínimo de responsabilidad por su integridad se debería asumir, me parece. Y dejarlos borrachos o drogados en la calle, a su suerte, es no hacerlo en absoluto. » Leer más