El enfoque de la educación inicial debería revisarse

Ando más preocupada que nunca por el enfoque que subyace a las propuestas para la educación inicial. Desde hace ya bastante tiempo en el Ministerio se ha asumido una concepción del niño como un ser que necesita libertad. Un ejemplo es este documento, en el que se dan pautas para favorecer la actividad autónoma y el juego libre de los niños de 0 a 3 años, siguiendo probablemente los planteamientos de la pediatra Emmi Pikler. Nada de malo en ello por supuesto, aunque yo no creo que sea adecuado hablar de autonomía en niños de esa edad, sino de independencia, que es un concepto distinto. La diferencia entre uno y otro, aquí.

Pero ese no es el problema. El problema en realidad es la radicalidad con que algunas personas se han tomado estas ideas. He leído y he escuchado decir cosas como que la libertad y el juego libre del niño son la meta de cualquier programa educativo de edades tempranas y que intervenir estructurando el juego, proponiéndole cosas a los niños para retarlos y ofrecerles oportunidades novedosas de interacción con el medio es prácticamente una agresión a su libertad. Que es un enfoque “conductista”, que es una práctica que limita y daña al niño y anula su individualidad.

Sin duda, esta es una idea terrible y distorsionada que ha surgido por una muy mala comprensión del desarrollo infantil y una lectura muy parcial e incompleta de muchas teorías que han ingresado de forma desordenada al sector educación y que han sido incorporadas por muchas personas acríticamente y sin mayor reflexión. Esto además es contrario a cualquier visión constructivista de la educación, pues el conocimiento y los afectos se construyen paulatinamente precisamente a partir de interacciones con el mundo, interacciones de todo tipo, libres y espontáneas por supuesto pero también estructuradas y retadoras, organizadas por el o la docente para alcanzar ciertas metas.

Un ejemplo de esto que señalo lo tenemos en el reciente documento que modifica al DCN y que puede encontrarse por varios sitios en google, por ejemplo aquí. Lo he revisado superficialmente, con una primera mirada, pero me ha saltado a  la vista que muchos de los casilleros correspondientes al primer ciclo están vacíos, como si el niño no hiciera nada a esa edad, o como si no debiera proponérsele nada para el desarrollo de sus competencias. Por ejemplo, la competencia se desenvuelve éticamente (pág. 89) aparece vacía para los 3, 4 y 5 años, al igual que las competencias de matemáticas. ¿Qué es lo que se piensa, que el conocimiento aparece de la nada cuando el niño tiene 6 años? ¿Qué no hay precursores que deben construirse en los primeros años de vida? La verdad es que no lo entiendo y quiero creer que se trata de un descuido de alguien que ha lanzado al aire un documento incompleto… no quiero pensar, como me temo, que es una falla de fondo, un desconocimiento profundo del constructivismo y del desarrollo infantil, una manera errada de comprender la educación inicial y el desarrollo de los niños.

Nota final: Hay que decir también que algunas competencias no tienen mayor sentido o no son competencias realmente (por ejemplo, vivencia las ocupaciones de los miembros de su familia, pág. 126… ¿qué clase de cosa es esa?)

 

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Comentarios

  1. Elizabeth Moscoso escribió:

    Estimada Susana: Discrepo contigo respecto al concepto que manejas sobre la “autonomía”, que a mi juicio lo limitas al campo del desarrollo moral. La autonomía también hace referencia a la condición de quien, para ciertas cosas, no depende de nadie (RAE), y en el caso de los niños es evidente hay varias cosas que pueden hacer por sí mismos sin depender de nadie desde que nacen.
    No quiero entrar en discusiones poco constructivas sobre si es mejor usar el término “independencia” o “autonomía”, en todo caso la idea de autonomía que se maneja en la guía del Ciclo I (la que revisé) y a la que haces referencia en tu artículo, busca ampliar perspectiva en el tema considerando los aportes de Pikler, Wallon y otros, en relación a la importancia de la libertad de movimiento, la actividad autónoma, el diálogo tónico para el adecuado desarrollo postural – motor del niño y la construcción de su seguridad personal.
    Desde luego que en la guía no se afirma que el juego libre es la meta educativa, simplemente se resalta la importancia educativa que tiene este, en un contexto en el que en muchos casos se usa y abusa del “juego dirigido”, restando toda posibilidad de iniciativa de los niños limitando sus posibilidades de desarrollo.
    Hay mucho por discutir sobre el tema y las posturas radicales vienen de varios lados, por lo que creo importante continuar profundizando en la investigación sobre el desarrollo y aprendizaje infantil.

    1. Susana Frisancho Autor escribió:

      Hola Elizabeth. Gracias por tu comentario. Creo que si somos psicólogos no debemos usar definiciones de diccionario sino de la propia disciplina. Insisto, en ese sentido, en que la palabra autonomía tiene una connotación particular y no se refiere simplemente a no depender de otros para hacer las cosas. No vamos a llamar autonomía al funcionamiento del sistema nervioso autónomo, por ejemplo, por supuesto los niños respiran con autonomía (siempre que estén sanos) pero no es a esa conducta mecánica a la que nos referimos. Quizá en la guía no se afirme a rajatabla que el juego libre es la meta educativa, pero conozco a mucha gente que sí lo afirma y que en base a eso toma decisiones educativas. Eso es lo que motivó el post. Desde mi punto de vista hay marcos conceptuales que han ido entrando al campo de la educación inicial y que no son del todo adecuados para ella, sin que se tenga mucho juicio crítico sobre el asunto en el Perú. Y nadie está en contra de la libertad de movimiento, su importancia se conoce desde mucho antes de Pikler, dicho sea de paso. Te doy la razón en que hay mucho que discutir en estos temas, ojalá hubieran espacios para hacerlo.

  2. Elizabeth Moscoso escribió:

    Gracias por tu respuesta. Debo aclarar que he usado la definición de la RAE como la más sencilla fuente que define el término, sin embargo también hay definiciones en el campo de la psicología y de la educación que van en esta misma línea. Desde mi experiencia como educadora veo la urgente necesidad de ponernos de acuerdo en qué entendemos por “lo educativo” en el periodo de 0 a 3 años y cómo se concreta ello en la práctica, porque es ahí donde surgen las diferencias.

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