Daniel Salas me contó una vez que, en un avión a Arequipa, un papá le decía a su hijo que se pusiera el cinturón de seguridad porque si no vendría la policía.
Daniel les contó la anécdota a sus alumnos de Centrum, y hubo alguno que le dio la razón al papá, argumentando que tal vez el niño no comprendería.
Esta forma de pensar es lamentablemente muy común: no se le dan a los niños las verdaderas razones para hacer las cosas porque se piensa que no las entenderán, y así efectivamente hacemos que no desarrollen sus capacidades y que, en efecto, no entiendan. Si nunca se les dice nada razonable es claro que no van a comprender, pero… ¿es el niño el que no entiende, o es el padre quien no hace nada por desarrollar su capacidad de comprensión? El argumento que le da para inducirlo a ponerse el cinturón (que va a venir la polícia) es completamente heterónomo y lo empuja a hacer las cosas por miedo o por presión. Por el contrario, hablarle de la seguridad y de la lógica detrás del uso de cinturones cuando se viaja en avión le da argumentos al niño para pensar las cosas, le ofrece una razón significativa para actuar y, por supuesto, colabora con la construcción de su autonomía.
Haciendo una muy buena analogía, Daniel les dijo entonces a sus alumnos de Centrum que lo mismo se debe hacer con los empleados de una empresa: les señaló que no van a conseguir nunca un compromiso auténtico de parte de ellos si no se les explica el por qué de las reglas. Realmente suena obvio, pero muchos nunca lo habían pensado, y fué efectivamente un ángulo novedoso para varios de sus alumnos.
Estamos demasiado acostumbrados a dar argumentaciones autoritarias para hacer que las personas hagan las cosas. Pero si tomamos conciencia, sobre todo padres y maestros, podemos entrenarnos en dar mejores razones a los niños sobre porqué deben hacer lo que deben hacer, lo que resulta esencial e imprescindible para ayudarlos a desarrollar moralmente.
"Realmente suena obvio, pero muchos nunca lo habían pensado, y fué efectivamente un ángulo novedoso para varios de sus alumnos…"
…quienes o le dijeron que sí entendían para congraciarse con él, o sí le van a hacer caso porque un profesor es una autoridad. Que repita el experimento haciendo que sea otro alumno -de preferencia uno bajito y con anteojos de fondo de botella- el que lo diga, a ver si le van a dar la razón.
Lo de "mentir es mejor que razonar" es constante en todas las conversaciones. Si uno responde que tal producto no existe o tal persona no se encuentra, comete un error. Lo correcto es decir "se nos ha acabado" y "se acaba de ir". He probado decir las primeras; varias veces quienes preguntan se han ofendido. La frase "uno miente porque los otros quieren que les mientan" la he escuchado varias veces en diferentes versiones.
Que sea un ángulo novedoso para ellos no significa que lo hayan entendido, que lo aprecien o que lo acepten. Solo que ni se les había ocurrido antes.
Susana:
El que nos digan còmo hacer las cosas condicionándonos con amenazas o premios, efectivamente es heterónomo; sin embargo, resulta atractivo para muchas personas, pues las exime de ser verdaderamente responsables de lo que hacen y de las consecuencias de ello. En esto se da una mezcla de comodidad con falta de compromiso para afrontar las consecuencias. Hoy en dìa, las personas quieren comprometerse menos, por lo tanto, prefieren un control externo que les diga qué hacer y cómo; de tal manera que si no resulta, la responsabilidad no será de ellos sino de ese agente externo.
Esta idea me la resumió sinceramente un alumno (edad, 20 años): "Es muy difícil comprometerse con algo, es mejor no crearse problemas".
Saludos.
Qué comentario tan terrible en boca de una persona de 20 años!!!!!
Dudo mucho que no hayan escuchado eso. Delegar, informar, confiar y ser honestos son lugares comunes ahora, pueden verlo en los libros de Fishman o en buena parte de la autoayuda sobre administración de empresas.
Habría que ver como lo dijo Daniel. Todos esos libros de autoayuda, incluyendo los de Fishman, están llenos de lugares comunes y clichés. Se dicen las cosas pero siempre quedan muy superficiales. Lo mismo, dicho en otro contexto y con otra explicación puede sonar distinto. Además, hay que recordar que la gente procesa lo que oye y lee y entonces entiende lo que quiere y puede entender. Es decir, no es lo mismo leer en un libro de Fishman que hay que informar a la gente (lo que cada quien interpreta de distinta manera), que escuhar esto en un contexto en el que se habla del desarrollo moral. Son dos cosas distintas. En fin, tampoco es tan importante. El asunmto es que la gente casi nunca explica el porque de las cosas, especialmente a los niños.
Bueno, perdonarme, pero yo creo que a los niños, se les puede tratar con metáforas. ellos las entienden creerme. Los niños son más listos de lo que parecen, y si se les explican las cosas a un nivel que ellos puedan entenderlas, siempre nos dará un buen resultado.
Saludos desde España y os mando mucha energía positiva a todos ustedes.
Miguel
Muito boa sua explicação, Susana!
abraços, Marta Bellini
Maringá, PR