Me he resistido hasta ahora a escribir algo sobre la coyuntura que vivimos porque no sabía que más podía añadir a la montaña de información y opiniones de todo calibre que circulan por la web.
Además de las declaraciones de muchísimas personas, he leído pronunciamientos de diversos gremios profesionales; se han pronunciado los lingüistas, los historiadores, los literatos y escritores, los politólogos … y a último minuto (ahorita mismo mientras escribo este post, cuando ya iba a decir que no había visto ninguno) me entero de este texto que está proponiendo un grupo de psicólogos. En buena hora. Los suscribo todos.
Dados los intereses profesionales que tengo, y como ciudadana profundamente preocupada por la moral y la ética, no puedo sino lamentar que para muchas personas estos aspectos fundamentales de la vida en común parezcan ser por completo prescindibles. Personalmente, me siento asqueda cada que leo o escucho barrabasadas como esta, que no hacen sino reflejar las limitaciones morales de quien las dice. Excelente ejemplo, como muchos otros a los que nos tiene acostumbrados Rafael Rey, de los mecanismos de desconexión moral que propone Bandura. Lo mismo aplica a esta declaración de Keiko Fujimori durante el debate con Humala (“Quisiera aclarar que Milagros Maraví y Alejandro Aguinaga no tienen ningún proceso judicial ni condena en contra. Maraví y Aguinaga son personas intachables como la gran mayoría que me acompaña. No trate de confundir.”), la que muestra su incapacidad de distinguir entre ética y ley (y peor aun si fuera solo una estrategia, si distinguiera y no le importara, eso sí que sería psicopático…)
Lamento mucho que la educación no haya sido un tema debatido, pero lamento más que Fuerza 2011 proponga en su plan de gobierno mejorar la educación “aplicando mecanismos de evaluación de aprendizajes que tengan como objetivo hacer a nuestros niños y jóvenes más competitivos”. Hacer a los niños competitivos entre sí es algo con lo que en principio, no estoy de acuerdo.