No tengo nada en contra de la calidad educativa ni de los procesos de acreditación. Al contrario, creo que en términos generales son vientos favorables para las instituciones educativas.
Sin embargo, sí soy crítica de la excesiva confianza en ellos como agentes de cambio, cuando los verdaderos agentes de cambio son las personas, no los documentos ni las declaraciones de principios. Y sobre todo, me molestan mucho las contradicciones.
Tomemos como ejemplo el caso de los perfiles. Se hace mucho hincapié ahora en que los programas educativos trabajen con perfiles, uno de entrada y uno de salida, como mínimo, y eso está bien. Hay que saber cuales son las características de las personas que postulan y que seleccionamos (y deseamos seleccionar) para nuestros programas, y también tener un perfil ideal de egreso con el cual contrastar los perfiles reales con los que egresan nuestros alumnos. Estoy de acuerdo en que esto es positivo.
Pero yo me pregunto por qué muchas instituciones educativas no se aplican esta norma a sí mismas. ¿Dónde están los perfiles de contratación de personal, por ejemplo? Porque la verdad, he visto varias cosas que me cuestionan mucho y hacen que para mí estos procesos (de calidad, de acreditación, de articulación de pregrado con maestrías, o de lo que fuera) pierdan credibilidad: universidades llenas de bachilleres, por ejemplo, cuando debería ser política universitaria no contratar a nadie que no tuviera título profesional (¿no que es un problema que la gente no se titule? ¿qué hacen las universidades reforzando esta problemática al contratar para cargos administrativos clave a egresados sin título profesional?). Sucede lo mismo con los perfiles de competencias: en mi experiencia estos no se respetan demasiado, se contrata por razones amicales o por accidente más que con un criterio de competencia profesional; se ponen administradores cuando se necesitaría un economista, educadores cuando se requiere un psicólogo, o abogados cuando lo que se necesita sería un ingeniero. A veces tampoco se respetan las especialidades al interior de cada disciplina: cuando el perfil más apropiado sería el de un ingeniero industrial se elige a un mecánico, o para labores de psicología educativa se contrata a un clínico.
Estas contradicciones hacen que los procesos que deberían ser expeditivos y de calidad, no lo sean. Y a mi personalmente me desmotivan mucho. Leer más