Por Acción Ecológica.
REDD (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación Forestal) es un mecanismo mediante el cual los países y las industrias contaminadoras del Norte lejos de reducir sus emisiones las incrementan.
En la COP15 de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), llevada a cabo en Copenhague en diciembre de 2009, no hubo ningún acuerdo vinculante de reducción de emisiones de gases con efecto invernadero. Sin embargo el llamado Acuerdo de Copenhague que impulsa REDD-plus (1) si permitiría que se incluyan los bosques del mundo en el mercado de carbono como una falsas solución al cambio climático.
REDD+ se refiere a proyectos de reducción de emisiones incluyendo acciones y proyectos para “el manejo forestal sustentable, la conservación forestal, la reforestación y el incremento de las reservas de carbono forestales” (2) Sin embargo, debido a la definición de bosques utilizada por la CMNUCC, REDD también estaría incentivando la tala de bosques nativos y el establecimiento de plantaciones de monocultivos e incluso el uso de árboles transgénicos.
REDD no solamente que estaría favoreciendo la privatización de la atmósfera, sino que estaría sometiendo a los bosques del Sur a nuevas formas de apropiación, en manos de los contaminadores, de los especuladores del mercado de carbono o de los mercaderes de servicios ambientales.
De acuerdo a la Red Indígena de Norteamérica (3), basándose en los documento oficiales de REDD, éste mecanismo “podría causar la clausura de los bosques”, hacer “perder las tierras” a los indígenas, causar “conflictos por recursos”, “marginalizar a los sin tierra y aquellos…con derechos comunales de uso”, “erosionar la tenencia colectiva de la tierra”, “privar a las comunidades de sus legitimas aspiraciones de desarrollar sus tierras” y “erosionar los valores culturales de conservación sin fines de lucro”.
El mecanismo REDD es correctamente llamado “CO2lonialismo de los bosques” ya que permite a las industrias contaminadoras del Norte adquirir derechos para contaminar a cambio de un aporte económico para la conservación de bosques, bajo la premisa de entender a éstos como un almacenaje de carbono.
REDD también se está proponiendo para los países del Norte como es el caso de Canadá con el Boreal Forest Initiative que se lanzó sin consultar a los pueblos indígenas. Tanto en el norte como el en sur, REDD servirá para “compensar” la megaproyectos extractivos de hidrocarburos o de industrias contaminantes.
Este análisis coincide con las denuncias de REDD por el Foro Internacional de los Pueblos Indígenas sobre Cambio Climático (FIIPCC) que señala que con REDD (bosques en el mercado de carbono), los estados y comerciantes de carbono tomarán más control sobre los bosques y por ende no beneficiará a los pueblos indígenas, sino por el contrario resultará en más violaciones a los derechos colectivos, a los territorios y recursos, el despojo de tierras, desalojos forzosos, amenazará las prácticas agrícolas indígenas, la destrucción de la diversidad biológica y cultural y causará conflictos sociales. “No sólo es ‘carbono’ o contaminación lo que está siendo negociado, sino la vida de las personas” (4).
REDD: Los intereses ocultos
Basta con dar una breve mirada a quiénes son los principales impulsores de REDD en las negociaciones del clima. Están empresas madereras, de energía, agronegocios, al igual que el sector financiero, junto a gobiernos, agencias de la ONU y las transnacionales de la conservación les hacen el juego a los llamados “carbón cowboys” y a los especuladores que juegan con el valor de nuevas mercancías.
Con un financiamiento inicial de Noruega, la Internacional Tropical Timber Organization (ITTO) -órgano inter-gubernamental de los países productores y consumidores de madera de bosques tropicales- ya lanzó el Programa temático sobre REDD y Servicios ambientales en Bosques Tropicales (REDDES). La ITTO “colabora” con ONU-REDD a través del cabildeo en las negociaciones de la ONU sobre cambio climático para incluir “el uso sustentable” (tala de madera) y “bosques de producción“ (plantaciones de monocultivos) en las reglas de REDD (5).
Otros importantes actores financieros están invirtiendo en este negocio, como es el caso de la gigante del agronegocio Cargill que “donó” 3 millones de dólares para apoyar a la AFCP (Amazon Forest Carbon Parnership) cuyo objetivo es acercar el mecanismo REDD al mercado de créditos de carbono. Esta institución cuenta con contrapartes locales como el Fondo Brasilero para la Biodiversidad (FUNBIO), la Fundación de Protección y Uso Sustentable del Medio Ambiente de Bolivia, el Fondo para la Acción Ambiental y la Niñez de Colombia, el Fondo de Promoción para las Áreas Naturales Protegidas de Perú y el Fondo Nacional Ambiental del Ecuador.
La anglo-holandesa Shell, la rusa Gazprom y la Fundación Clinton están financiando el proyecto tipo REDD Rimba Raya de 100,000 has en la provincia de Kalimantan Central en Indonesia. El negocio es redondo pues “a una tasa de 10 dólares por cada crédito de carbono, se podría ganar hasta USD 750 millones en 30 años”. Nnimmo Bassey, director de Envirommental Rights Action de Nigeria, miembro de Oilwatch y Presidente de Amigos de la Tierra Internacional ha dicho al respecto: “Shell nos ha traído puro sufrimiento, la destrucción de comunidades y biodiversidad, así como los derrames petroleros y la quema ilegal de gas desde hace décadas. Ahora podemos añadir el financiamiento REDD para lavar su imagen y sacar ganancias a la larga lista de las atrocidades de Shell” (6).
En el caso de BP, la destrucción causada por la empresa, en las selvas del piedemonte en el Casanare colombiano, podría ser permitida y legitimada mediante la participación de la empresa en el proyecto REDD del Parque Nacional Noel Kempff Mercado en Bolivia. No debemos olvidar que BP es la empresa responsable del mayor desastre ambiental en el mar, ocurrido en el golfo de México en mayo 2010. Gracias a REDD, BP podrá intentar lavar su imagen pero no podrá lavar los miles de kilómetros ensuciados con el petróleo derramado.
“En Brasil, el proyecto Guaraqueçaba acaba de cumplir 10 años, el mismo que fue implementado supuestamente para combatir el calentamiento global y ahora es presentado como REDD. Tres reservas Morro da Mina, Rio Cachoeira e Serra do Itaqui forman parte de este proyecto creado por The Nature Conservancy (TNC), conjuntamente con la Sociedade de Pesquisa em Vida Selvagem e Educação Ambiental (SPVS) -propietaria de las 3 reservas- y financiado con recursos de General Motors, ChevronTexaco y American Electric Power. Las comunidades que tradicionalmente habitaban estos territorios, sufren las restricciones para su movilización mientras recolectan alimentos em las cercanías de la reserva Río Cachoeira (que se financia con recursos de General Motors), desplazamiento hacia cinturones de miseria, encarcelamiento por usar madera en usos tradicionales (vivienda) y pérdida de medios de subsistencia, entre otros impactos documentados y descritos por comunidades locales” (7). ChevronTexaco es tristemente célebre pues está siendo enjuiciada desde hace 17 años por pobladores locales de la Amazonía ecuatoriana por daños al ambiente y a la salud de las personas.
Según un boletín del IEN, “en África, un proyecto tipo-REDD financiado por el Programa de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (PNUMA) sobre carbono forestal en el Bosque Mau de Kenia ha resultado en desalojos y amenazas a la supervivencia cultural del Pueblo Ogiek que son cazadores y recolectores. Exigirnos que salgamos del Bosque Mau es como sacar un pez del agua y suponer que va a sobrevivir,” dijo Daniel Kobei, Director del Programa de Desarrollo del Pueblo Ogiek (8).
El mismo boletín señala que “un reportaje reciente del noticiero de televisión World News Australia documenta los riesgos de REDD, los comerciantes de carbono y el secuestro del dirigente indígena de Papua Nueva Guinea. Abilie Wape, un líder de los Pueblos Kamula Doso, dice que fue obligado con un arma a entregar los derechos al carbono de la selva de su comunidad (Servindi, 2010). Wape claramente conmocionado dijo a los reporteros: “Vinieron por mí en la noche…la policía llegó con un fusil. Me amenazaron. Me obligaron a subir al vehículo. Luego viajamos por la noche al hotel. Me dijeron, “Fírmalo. Si no firmas, conseguiré que la policía te encarcele” (9).
Ecuador no debe caer en la misma REDD
Hemos visto como la suplantación de ecosistemas nativos como páramos y selvas tropicales con monocultivos de árboles exóticos como pino, eucalipto o teca, ha provocado la destrucción de la biodiversidad, las fuentes de agua, ha cambiado las actividades tradicionales de las comunidades locales y ha abusado del trabajo solidario de la minga.
En lugar de tomar medidas encaminadas a detener estos problemas o la expansión de proyectos extractivos de hidrocarburos y minerales desde el Ministerio del Ambiente se está implementando los programas Socio Bosque y Socio Páramo.
Los planes del gobierno incluyen a Socio Bosque como uno de los seis componentes de REDD+ en el Ecuador. Y paralelamente a la aplicación de este programa se está preparando el marco regulatorio para la venta de servicios ambientales (10), como bien lo señala Max Lascano directivo del programa Socio Bosque.
Lastimosamente varias comunidades indígenas ya han firmado los contratos con el Socio Bosque y Socio Páramo. Algunas de ellas pensaron que sería inclusive una salvaguarda de sus territorios frente a las operaciones extractivas de gran escala como minería y petróleo. Sin embargo, Max Lascano director de Socio Bosque en declaraciones públicas ha sido enfático en decir que las operaciones mineras y petroleras se llevarán a cabo con Socio Bosque o sin él (11). De hecho en ninguna parte del contrato se estipula que el estado se compromete a no hacer ese tipo de operaciones. Es importante señalar que muchos de los contratos firmados son precisamente en los territorios donde hay este tipo de reservas y donde los pueblos históricamente se han opuesto a la explotación de esos recursos en sus territorios.
El Socio Bosque afecta los derechos colectivos sobre los territorios porque limita el acceso y uso tradicional (agricultura, cacería o pesca) a los pueblos usuarios del bosques; establece una situación de gravamen al realizar cualquier transferencia de dominio pues obliga a continuar con el contrato; también, en caso de salida anticipada del contrato por parte de las comunidades, éstas están obligadas a devolver el dinero recibido. Las sanciones por incumplimiento de las comunidades son de orden penal, civil y administrativo; así mismo, éstas renuncian a su domicilio judicial y se someten a la justicia ordinaria en Quito. Adicionalmente las comunidades se someten a nuevas normas y marcos regulatorios que el ministerio en el futuro cree para el efecto.
Los mecanismos de control del bosque sujeto al contrato son muy severos pues deben realizarse informes mensuales de lo que ocurre dentro del bosques (el presidente debe firmar una declaración juramentada sobre el estado de conservación del bosque), vigilancia de unos miembros de la comunidad con sus hermanos y vecinos, y el estado puede entrar a monitorear o usar cualquier tipo de método incluido el uso de sensores remotos o fotografías satelitales.
Socio Bosque entrega una compensación económica inversamente proporcional a la cantidad de territorio con título de propiedad colocada en el proyecto. De esta manera se está estimulando la fragmentación de las tierras y territorios comunitarios, con lo cual se están generando ya conflictos internos muy graves.
El hecho de que se “pague” a las comunidades por conservar sus bosques es polémico. Por un lado porque es una actividad que han venido haciéndola desde hace miles de años; de hecho si no lo hubieran hecho no estarían tantas millones de hectáreas de bosque en pie. El ingreso del dinero tergiversa el sentido de la protección de sus medios de subsistencia, pues la monetariza, convirtiéndolos en sus propios guardabosques. A cambio, los pueblos indígenas están hipotecando sus territorios, y poniendo en riesgo la soberanía alimentaria de las comunidades. Además. el dinero debe ser invertido en proyectos que son aprobados por el estado y deben ser informados regularmente los resultados de la inversión.
Cabe señalar que la agresividad de la promoción de las iniciativas tipo-REDD se debe a la presión de poderosos actores políticos-económicos internacionales. Es probable que el mercado mundial del carbono se convierta en el mayor mercado comercial del mundo, por lo que en las próximas negociaciones de cambio climático en Cancún, los impulsores de REDD invertirán millones en cabildeo y propaganda. De igual manera, la presión sobre las comunidades en le Ecuador será extrema para la firma de Socio Bosque o Socio Páramo.
Debemos preguntarnos: ¿Cómo va a utilizar el Ministerio del Ambiente los contratos de Socio Bosque? ¿Aspira a llevarlos como portafolio a Cancún para el mercado de carbono? ¿Los ofertará en el mercado de agua y biodiversidad? ¿A quién pertenece el carbono que está en los árboles’ ¿A quién pertenecerán los bosques?
Con el Socio Bosque el futuro de los pueblos es incierto mientras que los contaminadores y especuladores esperan con entusiasmo las negociaciones de cambio climático en Cancún. Las nuevas licencias para contaminar que serán generadas a través de REDD están diseñadas de manera que obstruyen la única solución factible al cambio climático: dejar el petróleo, carbón y gas bajo tierra (12).
Debemos apoyar la iniciativa Yasuní, de dejar el petróleo en el subsuelo. En lugar de firmar más contratos con Socio Bosque, las comunidades deben declarar sus territorios libres de industrias extractivas, libres de plantaciones y yasunizarlas para bien de sus pueblos y la humanidad.
NOTAS:
(1) www.unfccc.int/resource/docs/2009/cop15/eng/l07.pdf
REDD-plus podría incluir no solamente los bosques sino la agricultura, los suelos y biocarbón. Incluir la agricultura y los suelos en REDD-plus alienta la conversión de más y más tierras en mercancía, mientras que la inclusión del biocarbón aumentará la expansión de plantaciones forestales.
(2) AMIGOS DE LA TIERRA BRASIL. REDD y el futuro de los bosques. Porto Alegre, Brasil. s.f. Pág. 7.
(3) http://www.ienearth.org/REDD/espanol.pdf
(4) Ídem.
(5) CEDIB. PETROPRESS. No. 21. Bolivia. Agosto 2010. Pág. 12.
(6) SERVINDI. http://www.servindi.org/actualidad/31084
(7) CEDIB. Op. Cit. Pág 15.
(8) http://indigenousenvironmentalnetwork.blogspot.com/
(9) Ídem
(10) El proyecto de ley “Código ambiental” considera algunos servicios ambientales a los siguientes: formación y conservación de suelos; flujo, fijación y reciclaje de nutriente; reducción de sedimentos y erosión; reducción de riesgos de deslaves e inundaciones; conservación de cuencas hidrográficas y mantenimiento de las fuentes de agua; conservación de la biodiversidad y provisión de belleza paisajística; control biológico de plagas y enfermedades; polinización; regulación de la dinámica de poblaciones; purificación, filtración y desintoxicación del aire, agua y suelo; regulación de gases con efecto invernadero, y pueden ser también servicios ambientales las relaciones sociales, espirituales, culturales y económicos.
(11) Entrevista a Max Lascano http://www.youtube.com/watch?v=kikfWSQWWXg
(12)http://www.durbanclimatejustice.org/press-releases/declaracion-de-durban-sobre-el-redd.html
¿No REDD? ¿No REDD Plus?
Campaña Global de firmantes en rechazo a los esquemas de Reducción de las Emisiones de la Deforestación y Degradación
Como parte de la constante crítica de la sociedad civil global hacia las soluciones inefectivas e injustas al cambio climático -incluyendo el comercio de carbono y la geoingeniería- representantes de movimientos populares y organizaciones independientes se oponen a los esquemas para la Reducción de las Emisiones de la Deforestación y Degradación (REDD), los que están actualmente siendo formulados bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático –y que ya están siendo probados en esquemas tales como el fondo del Banco Mundial para reducir las emisiones de carbono mediante la protección de los bosques, denominado Forest Carbon Parnership Facility (FCPF, por sus siglas en inglés) y el Programa REDD de las Naciones Unidas.
El ‘tratado forestal’ propuesto en las negociaciones climáticas de la ONU pone en peligro el futuro de los seres humanos al buscar aún más consolidar el uso de combustibles fósiles –la mayor causa de la crisis climática- mientras que al mismo tiempo fracasa en proteger el futuro de los bosques así como los derechos de los Pueblos Indígenas y pueblos dependientes de los bosques sobre sus territorios y conocimientos. Además, hay una clara indiferencia por parte de los países del Norte en lidiar con sus altos niveles de consumo como una causa de la deforestación.
La proyección de crecimiento de los mercados de carbono en los EEUU, Australia y otros lugares, está establecida para avivar una gran nueva demanda para importar permisos para contaminar y así permitirle a los países industrializados y las industrias continuar con los negocios como siempre y evitar hacer reducciones domésticas de emisiones. Noruega ya ha calculado, por ejemplo, que la conservación de los bosques de la Amazonía podría ‘compensar’ diez veces sus emisiones por año. Sin embargo, una sequía en el 2005 convirtió los bosques de la Amazonía en una fuente de carbono, no un sumidero de carbono, y tales eventos podrían ocurrir también en el futuro.
Los programas REDD o “REDD-readiness” (preparación para REDD) en los países del Sur que actualmente reciben fondos públicos no constituyen evidencia de que REDD será ejercido independientemente de los mercados de carbono. Por el contrario, tales programas son financiados a través del pago de impuestos para así instaurar la infraestructura técnica, legal y política para la expansión del mercado al carbono de los bosques, el cual será a la larga demandado por los grandes contaminantes de los EEUU y otros lugares.
Las nuevas licencias para contaminar que serán generadas a través de REDD están diseñadas de manera que obstruyen la única solución factible al cambio climático: dejar el petróleo, carbón y gas bajo tierra. Así como los créditos de carbono producidos bajo el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) del Protocolo de Kyoto, los nuevos créditos no tienen previsto resultar en ninguna ganancia neta para el clima, pero meramente en ‘compensar’ el excesivo uso de combustibles fósiles en otros lugares. En la realidad, éstos inclusive fracasan en alcanzar este resultado nulo. Como los créditos de los MDL, éstos también exacerban el cambio climático al entregar incentivos a los países industrializados y corporaciones para atrasar el necesario cambio estructural fuera de la dependencia de combustibles fósiles de los sistemas de producción, consumo y transporte que el problema del clima demanda. Han desperdiciado años del tiempo que el mundo ya no tiene para solucionar este problema.
Peor aún, el carbono biótico –carbono almacenado en los bosques- nunca podrá ser climáticamente equivalente a dejar el carbono fosilizado bajo tierra. Esto es porque el dióxido de carbono emitido de la quema de combustibles fósiles añade a la carga general de carbono que circula perpetuamente en la atmósfera, vegetación, suelos y océanos. Sin embargo, el dióxido de carbono almacenado en los bosques no es un sumidero permanente para el carbono como lo es el carbono fosilizado. Esta inequivalencia, entre muchas otras complejidades, hace que la contabilidad del carbono en REDD sea imposible, permitiendo que los comerciantes de carbono inflen el valor de los créditos de carbono de REDD con impunidad e incrementen aún más el uso de combustibles fósiles. En el 2009, inclusive la Interpol advirtió sobre la vulnerabilidad de REDD hacia fraudes internacionales y corrupción.
El enfoque de REDD en la producción masiva de licencias para contaminar para las industrias en los países ricos, inevitablemente supondría el rechazo de las necesidades y derechos de gente ordinaria a través del mundo. En el Sur, REDD transformaría el carbono de los árboles vivos en propiedad privada para así poder ser concedidos o transferidos a las corporaciones privadas del Norte. A pesar de los esfuerzos por crear resguardos para prevenir la violación de los derechos humanos de Pueblos Indígenas y comunidades dependientes de los bosques, no hay ninguna garantía de su efectividad. En el peor de los casos, REDD podría promover una gran apropiación de tierras que dejaría a los Pueblos Indígenas y comunidades dependientes de los bosques sin nada. En el Norte mientras tanto, los créditos de REDD permitirían a las corporaciones relacionadas a los combustibles fósiles a mantener sus negocios como siempre, dañando a las comunidades afectadas por la extracción y contaminación de los combustibles fósiles.
En este contexto, la idea de que REDD podría ayudar a asegurar los territorios o consolidar los derechos del sustento de las personas dependientes de los bosques es absurda. En los mercados voluntarios de carbono, los proyectos de carbono forestal y de tipo REDD ya han resultado en la confiscación de tierras, evicciones violentas, desplazamientos forzados, violaciones a los derechos de los Pueblos Indígenas, militarización, pérdida del acceso a tierras y sustento, pérdida de la diversidad biológica, fraude, coerción y la corrupción de lo sagrado. La inclusión de los bosques y plantaciones de árboles al servicio del mercado de carbono sólo podría multiplicar estos abusos.
Además, las negociaciones de políticas climáticas a nivel internacional y nacional están considerando la inclusión de suelos y prácticas agrícolas en REDD y otros esquemas del mercado de carbono. Así como los Pueblos Indígenas y las comunidades dependientes de los bosques están amenazados por el REDD basado en bosques, los agricultores, los pastores y la soberanía alimentaria de los pueblos será seriamente amenazada si esto llegara a pasar. En efecto, esto extendería la mercantilización de las tierras como compensaciones para contaminantes enriquecidos sobre la mayoría de la superficie de la tierra.
Asimismo, debido a que cada proyecto REDD podría afectar no sólo a las comunidades forestales pero también a los pueblos que sufren con las operaciones de compañías comprando créditos de compensación de REDD y en efecto, a aquellos impactados por el daño climático incurrido con el mismo proyecto, el consenso de un vasto número de gente sería necesario de obtener para cada proyecto – algo que los practicantes de REDD no tienen intención de intentar.
REDD también pondría en peligro la conservación misma de los bosques al darle poca importancia a muchas de las características de los bosques esenciales para su supervivencia –las complejas y diversas formas en las que los Pueblos Indígenas y comunidades dependientes de los bosques constituyen hogares, fuentes de sustento, reservas de biodiversidad y medicinas, regulación de cuencas, y centros de cultura y espiritualidad- mientras que fracasa en lidiar con las reales causas de la deforestación. Las iniciativas de REDD están fijadas para incluir plantaciones industriales e incluso la plantación de árboles genéticamente modificados. En efecto, REDD podría convertirse, acorde con las palabras del New York Times, en ‘una vaca lechera de dinero para los destructores de los bosques’.
Los bosques han sido y sólo pueden ser protegidos a través de una gobernabilidad forestal local, derechos e instituciones fuertes para los pueblos dependientes de los bosques, especialmente los Pueblos Indígenas, inversiones iniciadas localmente, una reducción drástica en el comercio internacional de productos de madera, enfrentar el excesivo consumo en el Norte y así sucesivamente. Arreglar una crisis climática causada principalmente por el largo uso histórico de combustibles fósiles en el Norte no debe ser una carga para los irrepresentados Pueblos Indígenas y comunidades dependientes de bosques en el Sur. Existe en efecto una deuda climática que el Norte le debe al Sur e imaginar que ésta podría ser pagada con inversiones en proyectos REDD que generen créditos de carbono para los países industrializados sería la mayor de las ironías.
Firmantes del Grupo Durban por la Justicia Climática:
Acción Ecológica, Ecuador
Carbon Trade Watch, International
CENSAT AGUA VIVA, Colombia
Centre for Civil Society Environmental Justice Project, University of KwaZulu-Natal, Durban, SA
COECOCEIBA-Amigos de la Tierra Costa Rica, Costa Rica
CORE (Centre for Organisation Research & Education), India
The Corner House, UK
FASE–ES, Brasil
FERN, UK
Global Justice Ecology Project, USA
Indigenous Environment Network, International
Institute for Social Ecology, USA
Moving Mountains, China
Movimiento Mundial por los Bosques, Uruguay
National Forum of Forest People and Forest Workers, India
Peoples Movement on Climate Change (PMCC), International
School of Democratic Economics, Indonesia
SOLJUSPAX, Philippines
Sustainable Energy & Economy Network, Institute for Policy Studies, USA
Timberwatch, South Africa
Usurpación de territorios indígenas y deforestación
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