Cuaresma 2023

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Evangelio según San Mateo 4,1-11.
Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio.
Después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, sintió hambre.
Y el tentador, acercándose, le dijo: “Si tú eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes“.
Jesús le respondió: “Está escrito: El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios“.
Luego el demonio llevó a Jesús a la Ciudad santa y lo puso en la parte más alta del Templo, diciéndole: “Si tú eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: Dios dará órdenes a sus ángeles, y ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra“.
Jesús le respondió: “También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios“.
El demonio lo llevó luego a una montaña muy alta; desde allí le hizo ver todos los reinos del mundo con todo su esplendor, y le dijo: “Te daré todo esto, si te postras para adorarme“.
Jesús le respondió: “Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto“.
Entonces el demonio lo dejó, y unos ángeles se acercaron para servirlo.

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

Una de las cosas que hice para celebrar mi vigésimo quinto aniversario de sacerdocio (en 2002) fue irme de crucero con otro sacerdote. Fuimos en el S.S. Norway a San Martín, San Juan (en las Islas Vírgenes) y a una playa de las Bahamas. Había muchas cosas que hacer en el crucero y, de un modo u otro, muchas tentaciones. Había algunos bares muy bonitos y algunas bebidas muy exóticas, pero eso no me llamaba especialmente la atención. Había un casino, pero eso no me interesó demasiado. La comida era fantástica, aunque no comí tanto como si estuviera en tierra firme. Sin embargo, la penúltima noche cedí. Tenían un buffet de chocolate a medianoche, con todo tipo de postres de chocolate e incluso bebidas. Era tentador, ¡y sucumbí a lo grande! Soy adicto al chocolate, lo que hace que la Cuaresma sea especialmente difícil.
Hoy, en nuestro Evangelio (Mateo 4, 1-11), es evidente que el maligno nos conoce muy bien, y sabe exactamente qué agitar delante de nosotros para llamar nuestra atención, y a menudo para llevarnos a la tentación y al pecado. Esto es lo que le ocurrió a Jesús. Había estado ayunando durante cuarenta días, y qué fue lo primero con lo que le tentó el diablo: pan, algo de comer.
Al reflexionar sobre esta primera tentación, me sorprendió cómo el maligno puede tentarnos tan fácilmente para que dejemos de lado nuestra espiritualidad y las cosas espirituales en favor de las cosas mundanas y materiales. En lugar de depender de Dios y de su providencia, el diablo quería que Jesús abandonara lo espiritual para preocuparse por lo físico y lo material. Jesús tenía que comer, pero lo haría más tarde, no bajo los impulsos del diablo. Primero, permanecería fiel a su Padre y completaría su ayuno. Su confianza estaba puesta en su Padre celestial. Él nos invita, en nuestro camino cuaresmal, a elegir también lo espiritual sobre lo material, lo elevado sobre lo mundano.
La segunda tentación consistía en tentar a Jesús para que pusiera a prueba a su Padre, y el amor y la protección del Padre. El demonio quería sembrar la duda en la mente de Jesús para que exigiera al Padre que se probara a sí mismo, que “pasara por el aro” para actuar y responder como él quería. En lugar de estar abierto a la revelación del Padre, el diablo quería que Jesús pusiera condiciones al Padre. Con demasiada frecuencia, en nuestra condición humana, podemos pensar o decir “Si me amas, Señor, harás esto“, o “Si me amas de verdad harás esto por mí”, o “Si existes de verdad, haz esto”. Jesús nos invita, en nuestro camino cuaresmal, a tener también esa seguridad y confianza en Dios y a no ponerle a prueba.
La tercera tentación es seducir a Jesús para que adore al diablo, para que adore a un ídolo. Esta tentación parecía muy atractiva: el dominio sobre todo el mundo por un solo acto de desobediencia al Padre. Sin embargo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, no cayó en el pecado, sino que se mantuvo firme en su fidelidad. En nuestro camino cuaresmal, el Señor Jesús nos invita a permanecer también fieles y a no volvernos a los ídolos. ¿Cuáles son los ídolos de nuestro tiempo y de nuestro lugar? Para cada uno de nosotros -dependiendo de nuestra circunstancia y situación- esta tentación será única. Puede ser una actividad, una persona o una actitud. Tal vez sea el individualismo o el materialismo. Lo que hace el ídolo es apartar nuestra atención de Dios y dársela a algo o a alguien más.
Una tentación particular en nuestro tiempo es la tecnología actual. En muchos sentidos, se ha convertido en un ídolo para muchos. La televisión, el ordenador, el videojuego, facebook, Instagram, twitter, y una variedad de otras cosas se han convertido en ídolos para muchas personas. Es como una adicción. ¿Cuántas veces has salido a comer con alguien, o has estado de visita, sólo para ser interrumpido -a veces continuamente- por mensajes de texto y llamadas telefónicas? Incluso alguien me dijo que un día en misa una persona se sentó y envió mensajes de texto durante toda la misa (¡supongo que estaban enviando mensajes de texto a mi homilía!) Parece que somos tan conscientes de la comunicación, sin embargo, más que nunca la gente está experimentando la soledad, el aislamiento y la desconexión de las personas en sus vidas. Puede que alguien tenga cientos de amigos en Facebook, pero se sienta solo la mayor parte del tiempo. Otros se comunican continuamente de una forma u otra, pero no saben expresarse bien, especialmente con las personas que más les importan: su familia. Se dispersan tanto que no tienen tiempo para relaciones duraderas y continuas. Quizá nuestro camino cuaresmal debería llevarnos a reflexionar sobre esta “tentación” y sobre cómo evitar abusar de ella, y cómo reorientar gran parte de nuestro tiempo y energía hacia una comunicación sincera y personal más eficaz y fructífera.
Al igual que Jesús fue tentado -por tentaciones hechas a su medida-, también el diablo seguirá tentándonos durante el tiempo de Cuaresma para que nos alejemos de lo espiritual y nos acerquemos a lo material, para que dejemos de confiar en Dios y pongamos a prueba a Dios, y para que dejemos de relacionarnos con Dios y de adorarlo en favor de los ídolos.
Hagamos de esta primera semana de Cuaresma el comienzo de un cambio de rumbo, para que todos y cada uno de los días de este tiempo de gracia nos ayuden a unirnos más estrechamente a Jesús, nuestro Señor, y a encontrar en su Evangelio y en su vida el impulso para volvernos a Dios y acercarnos a las personas que Él nos ha dado, las personas que nos aman y que más se interesan por nuestra vida y nuestro bienestar. Son el regalo de Dios para nosotros, y debemos hacer todo lo posible para convertirnos en el mejor regalo de Dios para ellos.

Católicos polacos ayudan a los ucranianos

Por Pablo J. Ginés– ReligionEnLibertad.com
Por cercanía, afinidad y disposición generosa, Polonia es el país de la UE que ha sentido con más fuerza la Guerra de Ucrania y se ha volcado en ayudar a los ucranianos, refugiados o en su país.
Durante un año, 9 millones de ucranianos, sobre todo mujeres con niños, entraron en las fronteras polacas huyendo de la guerra. Muchos pasaron unos días o semanas y luego encontraron acogida en otros países. La mayoría pasaron muchos meses en Polonia. Al estabilizarse el frente en el Dombass, ya muchos ucranianos ha vuelto a su país (aunque no a sus casas, muchos son hoy desplazados internos). Aún queda un millón y medio de refugiados en Polonia.
La Iglesia Católica en Polonia considera que por sus instituciones -sobre todo por Cáritas- han pasado en el último año más de 2 millones de ucranianos.
Medir la ayuda a los ucranianos de una iglesia grande como la polaca no es fácil, pero el digital católico Ekai.pl lo intenta con cifras y ejemplos en un reportaje firmado por María Czerska.
Por las Cáritas polacas pasaron más de 2 millones.
Según el presidente de los obispos polacos, Stanislaw Gadecki, Cáritas Polonia y las Cáritas diocesanas ayudaron de diversas formas a más de 2 millones de refugiados, con:
– alojamiento y sustento,
– paquetes de alimentos,
– ayuda en especie, dinero, objetos,
– orientación para el asilo en Polonia.
Esta ayuda de Cáritas a ucranianos llegados a Polonia equivaldría a 337 millones de eslotis (71.3 millones de euros). Es una cantidad gigantesca y el mayor esfuerzo de Cáritas en la historia de Polonia. Sólo el primer mes de guerra, Cáritas Polonia recaudó de donativos de fieles y personas alarmadas 17 millones de euros.
Para comparar, Cáritas en España recaudó a lo largo de un año 20 millones de euros para apoyar a los ucranianos, de los que envió 5 ya a programas en Ucrania. La diferencia de Polonia con España es que Polonia ha recibido a esos 9 millones (y aún mantiene 1.5) mientras que por España han pasado 160,000 ucranianos.
Cáritas Polonia movilizó unos 31,000 voluntarios, incluyendo 1,300 que colocó en las fronteras para orientar a refugiados. Sus 32 centros para migrantes ayudaron a muchos miles a tramitar documentación y ayudas.
Además, Cáritas Polonia envió ayuda humanitaria a Ucrania por valor de 42 millones de euros. Se calcula que a lo largo de 2022 Cáritas envió unos mil camiones cargados de ayuda.
El mensaje de Gadecki al Patriarca Kirill
La Iglesia polaca desde el primer día aseguró su oración y apoyo a los ucranianos. En una carta sin precedentes, el 3 de marzo de 2022, Gadecki, como presidente de los obispos polacos, pidió públicamente al Patriarca Kirill, de la Iglesia Ortodoxa Rusa, que hiciera un llamamiento a Putin para que retirara las tropas rusas de Ucrania. Kirill no hizo nada similar en todo este año.
A finales de marzo, Gadecki recibió al Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé, para asegurar su colaboración también con redes ortodoxas. Después, en mayo, Gadecki y otros obispos polacos visitaron Leópolis, Kiev, Bucha e Irpin, escenarios de batallas y masacres.
Los ucranianos de rito latino son pocos, unos 400,000, y buena parte de ellos son étnicamente polacos y descendientes de polacos. Polonia tiene en Ucrania 253 sacerdotes, incluyendo 4 obispos de rito latino. También aporta a Ucrania 22 religiosos y 126 religiosas. Todos han ayudado a canalizar ayudas que desde Polonia y toda Europa han llegado a sus refugios y asilos en parroquias y monasterios.
El obispo de Lodz (Polonia) prepara uno de los 83,000 paquetes de ayuda para familias que la Iglesia polaca hizo llegar a Ucrania.
Un sistema peculiar de ayuda en el que colaboraron católicos de todo tipo (diócesis, familias, colegios, congregaciones) fueron los “Paquetes para Ucrania”. Se pedía a familias, parroquias, asociaciones que rellenaran cajas con materiales de ayuda (comida, objetos de higiene, etc…) y los entregaran en puntos de recogida para enviar en esos camiones. Cada paquete debía llegar a ayudar a otra familia. Las Benedictinas del Sacramento de Varsovia se organizaron para rellenar más de 100 de estos paquetes.
En total, se han enviado 83,000 paquetes a Ucrania, por valor de 6 millones de euros.
Las órdenes religiosas
No toda la generosidad de los católicos polacos se canalizó a través de Cáritas. Según estimaciones de las órdenes religiosas polacas, ellas aportaron a los afectados de la guerra ayuda por valor de 3.4 millones de euros (16 millones de eslotis).
También fue común que monjes de congregaciones activas, sanitarias, educativas y sus ONGs relacionadas organizaran furgonetas cargadas de ayuda en especie (mantas, comida, generadores, ropa de invierno).
Con los donativos de los peregrinos al santuario de la Virgen Negra de Jasna Góra, los monjes paulinos compraron 125 generadores eléctricos que enviaron a Polonia. Las congregaciones masculinas polacas calculan que así hicieron llegar a Ucrania ayuda por valor de 2,7 millones de euros. En colaboración con Orange Polonia, los religiosos masculinos repartieron 3,000 tarjetas telefónicas para refugiados.
Voluntarios polacos reparten los paquetes de ayuda en Ucrania.
Los Caballeros de Colón y los de Malta
Caballeros de Colón, asociación católica masculina de laicos, que cuenta con unos 7,000 miembros y 160 sedes en Polonia, hizo llegar a Ucrania 42 camiones llenos de ayuda a lo largo del año, por un valor calculado de casi 3 millones de euros (14 millones de eslotis).
Una tienda de acogida de Caballeros de Colón polacos en la frontera ucraniana.
Los miembros y sedes polacas de los Caballeros de Malta se organizaron sedes logísticas y médicas en Polonia, y también muchos transportes para desplazados y refugiados. Con el apoyo de las organizaciones internacionales de la Orden de Malta han dedicado unos 21 millones de euros a las víctimas de la guerra, tanto en Polonia como en Ucrania.
Abrir parroquias… y hasta monasterios contemplativos
Según el obispo Krzysztof Zadarko, responsable de Migraciones, no hubo parroquia en Polonia que no ayudara a los refugiados. Polonia tiene unas 10,000 parroquias. (España, con una población un poco mayor, 22000, pero muchas son rurales y muy pequeñas).
Con 9 millones de ucranianos en el país, la Iglesia abrió sus seminarios, residencias, casas de retiros y convivencias y, por supuesto, muchas casas de los fieles. Varios obispos colocaron familias refugiadas en su propia casa, como es el caso del arzobispo Marek Jedraszewski, en Cracovia, o el obispo Andrzej Jez, en Tarnow.
En la hospedería del santuario de Jasna Góra llegó a haber 100 refugiados en cierto momento, y aún siguen allí varias docenas, incluyendo niños. A 31 de diciembre, las congregaciones religiosas masculinas seguían alojando en sus centros 1,600 refugiados ucranianos, sobre todo madres con hijos y personas discapacitadas, dependientes y mayores.
El informe establece además que 37 monasterios contemplativos abrieron sus puertas para alojar refugiados durante varios meses. Las 7 monjas benedictinas de Staniatki alojaron a 480 refugiados durante una temporada. Las benedictinas de Jarosław acogieron a 80 personas durante 6 meses. A veces, pero pocas, los refugiados eran religiosos: las monjas carmelitas de Járkov y Kiev fueron acogidas en Polonia por las Hermanas Josefitas y los jesuitas de Czestochowa.
En general, a inicios de 2023 seguían alojados en centros de congregaciones y de Cáritas unos 5,000 refugiados. Aún quedan 41 personas en 7 monasterios contemplativos.
Religiosas en su casa de Przemysl (Polonia) con niños refugiados y almacenando materiales de ayuda.
Polonia: trampolín de la ayuda internacional
A partir de cierto punto, es difícil medir toda la ayuda y distinguir cuál es puramente polaca y cuál es internacional. Por ejemplo, toda la ayuda de entidades benéficas benedictinas del mundo, organizada en la Comunion Benedictina Internacional, llega a Ucrania y a Polonia canalizada por las Benedictinas del Sacramento en Varsovia, que a su vez lo distribuyen a través de conventos benedictinos. Un grupo local puede ser así canal para ayuda que llega de muchos países.
En los últimos 4 meses, a medida que muchos refugiados han vuelto a Ucrania, muchas ayudas católicas que llegaban de Occidente a Polonia han ido reduciéndose, porque ahora se entregan directamente a Ucrania. Pero aún en muchos casos Polonia, por su cercanía y su año de experiencia intensa, sigue siendo un núcleo logístico, un paso previo, para la ayuda que finalmente llega a Ucrania.
El esfuerzo de los católicos de Europa del Este
Con motivo del aniversario de la guerra, este viernes se han difundido datos sobre el esfuerzo de las Cáritas de Europa del Este.
Hay que tener en cuenta las diferencias entre países: Polonia, con 39 millones de habitantes, casi todos católicos, tiene unas Cáritas potentes. En cambio, Rumania es pobre, Bulgaria es pobre y pequeña, Moldavia es el país más pobre de Europa, y los tres países tienen pocos católicos (son de mayoría ortodoxa).
Es distinto el caso de Hungría (9 millones de habitantes) y Eslovaquia (5 millones), dos países de tradición católica, no especialmente pobres. República Checa no es pobre, pero de sus 10 millones de habitantes sólo 1 es católico.
Las Cáritas de estos países juntos -grandes y pequeñas- atendieron a 5.3 millones de personas golpeadas por la guerra: 3 millones ayudadas en Ucrania misma, 2 millones en Polonia, 300,000 en los otros países de Europa Oriental.
La pequeña Cáritas Rumania aún mantiene 6 centros de servicios sociales para refugiados de Ucrania en Bucarest y otras cinco ciudades. Allí atendieron a miles de personas:
– unas 11,900 personas han recibido alimentos y artículos no alimentarios;
– 2,700 han recibido productos de higiene;
– 2,600 han encontrado refugio;
– 2,500 han recibido servicios de protección; y 537 beneficiarios han recibido servicios de educación.
Un voluntario de Cáritas Moldavia acoge refugiados ucranianos, colaborando con Naciones Unidas para los Refugiados; Moldavia es el país más pobre de Europa y casi no tiene católicos.
Caritas Moldavia operó desde la capital, Chisinau, y sus alrededores, donde muchos refugiados encontraron refugio. Apenas hay 20,000 católicos en toda Moldavia. Su Cáritas dispensó:
– servicios de protección a 135,000 personas;
– 34,300 recibieron alimentos y ropa;
– 22,600 recibieron asistencia sanitaria y psicosocial;
– 10,900 recibieron refugio;
– 2,700 recibieron artículos de higiene.
Cáritas en la República Checa proporcionó:
– protección a unas 9,000 personas;
– educación a casi 1,000 estudiantes;
– asistencia sanitaria a 1,200 personas.
Cáritas en Eslovaquia, país católico fronterizo con Ucrania, aportó:
– protección a 3,500 personas;
– más de 66,000 comidas;
– educación a casi 8000 estudiantes.
Cáritas Bulgaria, país donde apenas viven unos 50,000 católicos, a través de sus servicios parroquiales, ofreció:
– servicios de protección a 13,700 refugiados de Ucrania;
– asistencia sanitaria a 1,350;
– alojamiento a 870;
– servicios educativos a 670 estudiantes.
En Ucrania misma, las dos Cáritas del país -Caritas Ucrania, de rito griego, y Caritas-Spes, de rito latino- atendieron a unos 3 millones de personas (paquetes de alimentos, alojamiento para 637,000 refugios; atención sanitaria y psicosocial a 192,000, dinero en efectivo para más de 100,000…). Para ello, lograron animar a 5,000 voluntarios nuevos en sus acciones.
A finales de enero, el presidente de Cáritas Europea, Michael Landau, canónigo en Viena, visitó Ucrania y explicó que las Cáritas de Europa han hecho llegar ya 20 millones de euros a la red caritativa católica en Ucrania.

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