MARIO ALVA MATTEUCCI
Al momento de leer esta publicación aún no se habrá llevado a cabo la transferencia de mando presidencial, toda vez que ello ocurrirá el próximo 28 de julio en una ceremonia en el Congreso de la República, en donde el mandatario saliente entregará de manera simbólica la banda presidencial al presidente electo, como símbolo de trasmisión de mando.
Una vez que el presidente electo asuma el mando dirigirá un mensaje a la nación en el propio hemiciclo del Congreso, siendo el primer mensaje que le corresponda durante los cinco años de su mandato. Al ser el primer mensaje, existen expectativas en varios sectores del país por lo que dirá. Este mensaje es especial ya que al ser el primero contendrá los derroteros y guías que servirán al gobierno entrante para asumir el mando del país.
En el caso de los empresarios, seguramente solicitarán garantías a la inversión, flexibilidad de las relaciones laborales, no existencia de control de cambios en la moneda extranjera, evitar las “sorpresas” tributarias y consolidar la etapa del crecimiento económico.
Si nos referimos a la población, esta esperará escuchar un mensaje en el que se otorguen señales en las cuales habrá estabilidad económica, mantenimiento de políticas que limiten la inflación, mejores condiciones de vida, mejoramiento de los servicios que brinda el Estado y un elemento que no se ha tomado en cuenta últimamente y es el de la denominada inclusión social.
La clase política esperará ver los lineamientos del Gobierno para seguramente buscar un camino de entendimiento y colaborar con el próximo gobierno o asumir un rol de oposición. Cabe mencionar que el actual Congreso de la República está totalmente fraccionado, lo cual implica que si se pretende gobernar se deben buscar mecanismos de alianzas o negociaciones a través de la concertación, caso contrario se caerá en una etapa de ingobernabilidad.
Esperemos que el dinamismo en la economía que se aprecia actualmente permita el desarrollo del país en su conjunto y evitemos el centralismo que tantas dificultades nos ha acarreado. Se requieren procesos de desconcentración en la toma de decisiones y de descentralización que demuestren que es posible desarrollar el país. Hoy en día podemos verificar que el empleo y la productividad se han incrementado en muchas provincias del país, se han aperturado negocios y centros comerciales que hace algunos años atrás eran impensables, se aprecia entonces que hay una confianza en la población por el desarrollo, pero insistimos que debe ser con inclusión social.
Las reformas que este próximo gobierno anuncie en el mensaje presidencial y que posteriormente implemente deban darse a nivel político, social, económico, entre otras y deben tener un norte que es el desarrollo del Perú, ello con independencia de cualquier tinte político. Solo nos quedan diez (10) años para el próximo bicentenario y en ese tiempo podemos tener metas que cumplir para llegar en mejores condiciones que las actuales.
Seguramente la siguiente publicación que efectuemos tocará algunos de los puntos que el mensaje presidencial del próximo 28 de julio mencione, estaremos atentos del mismo.