A propósito del caso “Gringasho”, quiero decir simplemente que la prensa no contribuye en absoluto a informar a la gente. Todo lo contrario. Miren este ridículo titular de Perú21:
Perfil psicológico de niños que nacieron para matar (denle click para leer la noticia completa).
A esto se prestan algunos psicólogos poco profesionales, lamentablemente, y esto hace la prensa que en vez de educar, desinforma. Nadie “nace para matar”, ni siquiera el más antisocial de los psicópatas nace para matar, muchos de ellos terminan simplemente estafando, como los culpables de fraudes financieros (por ejemplo, el de la corporación Enron, por mencionar solo un caso). ¿Y la falta de oportunidades, pobreza, maltratos, no cuentan? Es un conjunto de factores los que están a la base de casos como estos, tanto internos como externos.
Para mi, este tipo de prensa debería ser sancionada por nociva.
Nota: coloco el enlace a un artículo que me acaba de pasar Carlos Iberico, y que encaja perfectamente con el tema. Aquí.
Estimada Susana:
Efectivamente, ciertos profesionales desprestigian al gremio al brindar declaraciones sin un sólido fundamento teórico. Y aun más: evidencian que manejan una teoría obsoleta y que no se han actualizado en los últimos avances en psicología evolutiva, psicología moral, etc., donde se incluye el rol clave de los factores del contexto (pobreza, crianza, alimentación, generación, etc.). Y lo peor es que el Colegio de psicólogos no dice nada al respecto.
Saludos.
No es hacer escarnio del error científico que cometan los periodistas, pero adecuado sería que tengan en redacción una persona que los oriente en el contenido o tener una agenda de personas especialistas en el tema con quienes puedan consultar.
Como ex periodista y editora de Perú21 siento vergüenza por esta nota y coincido con sus apreciaciones. Solo le digo que aunque hay periodistas que cometen estos errores, también hay periodistas que luchamos por tratar y enfocar estos temas con la seriedad que se requiere, lo que nos cuesta inclusive hasta el puesto de trabajo. No necesitamos una niñera o especialista a nuestro lado en la redacción, pero sí la capacidad de reconocer nuestras carencias en cuanto a conocimientos y buscar a verdaderos especialistas y el valor para defender nuestra posición ante estos temas.