11/09/12: A propósito del video que muestra racismo (Actualizado)

Hace unos días vimos por la TV este terrible video. Un chico jovencísimo agrediendo con insultos racistas a un reportero. Casi inmediatamente ha salido el padre del que manejaba a decir que su hijo no es el agresor, lo que parece ser cierto pero a mi me resulta intrascendente. Ver la noticia aquí. En realidad, da lo mismo si los agresores eran amigos del conductor o amigos de la enamorada del conductor, el asunto de fondo es que estos chiquillos, como grupo, muestran inocultables rasgos de racismo y una visión de la vida y del mundo muy poco inclusiva, egocéntrica y, me atrevería a decir, perversa y peligrosa. Y el padre de ninguno de ellos ha tenido la decencia de reconocer que lo ocurrido, sea obra del hijo propio o del ajeno, estuvo mal y merece reflexión.

El asunto de fondo, creo, es que la educación recibida por estos chicos parece haber sido tan superficial que no ha corregido estos problemas. Al contrario, parece incluso haberlos acentuado al minimizar de tal manera el asunto que su mera existencia pasó desapercibida. Y, estoy segura, estos chicos tuvieron algún tipo de “educación en valores” que como puede verse, sirvió para poco y no debe haber alcanzado ninguno de sus objetivos.

Y es que, lamentablemente, los profesores le dan un peso excesivo al lenguaje, a aquello que los niños pueden o saben decir. Obviamente, no tengo nada en contra del desarrollo del lenguaje, todo lo contrario. Pero en este caso, hay que darse cuenta de que el desarrollo moral no es equivalente al desarrollo del lenguaje. No se trata de las palabras que una persona ha aprendido y puede enunciar sino de estructuras de pensamiento y, por lo tanto, debe estarse muy atento a no enseñar palabras de modo tal que estas “paralicen” el pensamiento, es decir, que se instalen de tal manera que no permitan el movimiento de las estructuras cognitivas y afectivas del individuo. Una persona puede decir que ser racista está mal, pero en situaciones como las que muestra el video su verdadera naturaleza aflora y vemos las características de su nivel de juicio moral. El lenguaje contribuye al desarrollo cognitivo, sin duda alguna, pero no es su fuente de origen y su contribución no es tan directa como se ha planteado a veces.

Lo que debe tenerse en cuenta es que el desarrollo moral (y estos chicos lo tienen en un estado muy, muy incipiente) se construye a partir de la interacción entre pares, de relaciones de cooperación no coactivas que ayuden a construir el respeto mutuo entre iguales. Esto es estructural, pues la cooperación es una estructura cognitiva y afectiva que se va formando con los años, a partir de las experiencias de inclusión grupal, participación, coordinación de medios y fines, descentramiento, cooperación de grupo, etc. que tienen los niños, y de los procesos de reflexión y toma de conciencia sobre dichas experiencias. Muy probablemente -y muy lamentablemente también- estos chicos tuvieron pocas o ninguna de estas oportunidades formativas.

Actualización:

Alguien ha rebotado mi artículo en la Mula, pero con un énfasis que no es el que yo quise darle. Copio el enlace aquí, y mi comentario al mismo, aquí abajo:

Lo más importante del artículo es justamente la falta de oportunidades educativas para formar el punto de vista moral. Eso es lo que se debe enfatizar. Lo otro es un comentario que no quiere decir que ellos “tengan”, como se tiene el color del pelo o como se tiene una inclinación biológica a la introversión, por citar dos ejemplos, un rasgo estable que los haga “perversos y peligrosos”. Creo que este post se puede malinterpretar en esta línea, y no es eso lo que quise decir. Lamento que no se haya entendido. Mi comentario es más general, es decir, es mi opinión sobre su conducta, que en efecto me parece peligrosa (por las consecuencias que trae para la sociedad) y perversa (porque pervierte la sana convivencia, la justicia y la inclusión que deberían primar en las relaciones humanas). Va por allí la idea, pero no estoy diciendo que esos sean rasgos de personalidad de los chicos implicados. Valga la aclaración que aunque parece un juego de palabras, es bastante de fondo.