Textos escolares con errores ortográficos. Esto es lo que nos dicen esta noticia y esta otra. Por allí leí que el Vice Ministro ha declarado que se castigará al corrector de estilo, como si este fuera el único o el principal responsable. Aquí, reafirma que “se sancionará” a los responsables. La verdad es que son tantas las personas por las que pasa un texto escolar durante su preparación, y tan diversos los niveles de competencia profesional, que es difícil identificar responsabilidades particulares. Para mi, es todo el sistema el que falla.
Esto no es nuevo. Recordemos que el año pasado se denunció un cartelito, firmado por la congresista Cenaida Uribe y avalado por el Ministerio de Educación, que decía en letras enormes “Protege!! Tú patrimonio”, y encima mostraba de fondo a la Portada del Sol de Tiahuanaco, en Bolivia. Aquí se ve el horrendo cartel, que resultó no siendo el único, pues aquí como se aprecia, aparece otro de la misma serie. El colmo. Y en ese entonces, en un vergonzoso ejemplo de atribución causal externa, se quiso culpar a la imprenta.
Estos errores son grotescos y lamentables. Pero quiero llamar la atención sobre otros menos evidentes que se encuentran no solamente en los libros del Ministerio de Educación sino también en los de muchas editoriales independientes y que, por ser más sutiles -aunque no menos problemáticos- pasan desapercibidos para la mayoría de personas.
Ya en un post anterior señalé que hay textos escolares que incluyen declaraciones insostenibles en una cultura democrática, y que circulan por allí sin que nadie diga nada.
Otros tienen tareas de muy baja demanda cognitiva, que no estimulan el pensamiento de los niños. Como ejemplo, se puede leer el trabajo Oportunidades de aprendizaje y rendimiento en matemática en una muestra de estudiantes de sexto grado de primaria de Lima, de Santiago Cueto, Cecilia Ramírez, Juan León y Oscar Pain, publicado por GRADE en el 2003 y que se descarga en este enlace.
En otros textos las instrucciones para el trabajo infantil son largas y confusas, y complican innecesariamente las tareas que deben realizar los niños. En otros aún las instrucciones son inexistentes.
Pongo unos ejemplos. Fíjense en esta figura:
La tarea le pide al niño identificar quién es más alto que quién:
Es un ejercicio sacado del libro de 1er grado de Paulo, y aunque lo hizo bien, necesitó ayuda para comprender su sentido porque los niños preoperatorios tienen dificultades para trabajar con dos dimensiones a la vez (en este caso, el límite de las cabezas y el de los pies), se centran solo en una y en esta figura, la dimensión más evidente (el límite de las cabezas) está al mismo nivel y no muestra diferencia alguna, lo que complica la tarea absurdamente. Como si esto fuera poco, a los niños les dan dos tipos de instrucción al mismo tiempo (más alto que…., más bajo qué). No sé si lo hicieron así a propósito para estimular la operación de seriación (lo que en principio está bien), o fué un descuido de alguien que no conoce mucho del desarrollo cognitivo de los niños. En todo caso, la tarea es difícil para ellos y debería tener más apoyo en el texto.
Un ejemplo de instrucción poco clara es este:
Aquí están diferenciando entre clo y col. Usualmente les piden nombres que empiecen con esas sílabas, pero en este caso, y sin instrucción o explicación alguna, una de los dibujos tiene la sílaba al final. Los niños de 6 años, que suelen tomar al pie de la letra las instrucciones y no son tan flexibles como para variarlas, tienen problemas con esto. Mejor es anticiparles que la sílaba puede estar en cualquier lugar de la palabra, no solo al principio.
En el caso que sigue, se le pide a los niños poner los nombres de los objetos, según corresponda:
Están trabajando palabras que empiezan con C. Cometa y cama son evidentes, pero no así cadena y… ¿costal? Esa figura es ambigüa y pudo haberse seleccionado una imagen más precisa. Paulo insistía en que era el dibujo de un saco, y después de pensar un poco y darse cuenta de que no podía ser saco porque sería Caco (ya que estaban en la letra C), en un esfuerzo de creatividad escribió café y quedó satisfecho de resolver así el problema (ya sé, es un saco de café!, fué lo que dijo).
Uhmm….. está ambigüedad es complicada cuando los niños están aprendiendo a discriminar entre C y S (fíjense más atrás en la figura del triciclo, Pau escribió Trisiclo, con S. Felizmente la profesora se lo corrigió). Lo mejor hubiera sido, sin duda, escoger una figura estímulo de mayor precisión, una corbata o un conejo, por ejemplo.
En fin. Tengo muchas otras cosas que podría poner pero las dejaré para otro post. Creo obviamente que estos errores pueden mejorarse. La idea es que los libros de textos para niños sean hechos por especialistas, que se validen con los propios niños, y que cuenten con asesoría psicopedagógica. No se trata de que un adulto bien intencionado, aun cuando sea docente, se invente estímulos, ejercicios y preguntas. El proceso de hacer un libro de texto es mucho, muchísimo más complejo que eso.
Hola Susana,
Quería hacerte un comentario, o mejor dicho, una consulta con respecto a si se debe corregir o no, los errores ortográficos de niños que están aprendiendo a escribir. Usando el ejemplo del "trisiclo", aquí sugieren que no se debería corregir el error, ya que el objetivo del ejercicio es que el niño discrimine entre los sonidos "co" y "clo". La verdad, es que entiendo el sentido de la recomendación, pero debo confesar que tengo que hacer un esfuerzo consciente por no corregir; y al final me queda la duda si ésta es la mejor manera de guiar un aprendizaje tan complejo como es el de leer y escribir. Tu qué opinas?
Hola Susana:
Sobre lo primero que comentas, sorprende mucho, pues si solo los aspectos formales no andan bien, que es lo más elemental a mi parecer, qué será del tratamiento pedagógico. Demuestra mucha improvisación. Es más, genera suspicacia porque me parece que difícilmente a un corrector de estilo se le pasarían errores de ese tipo…En fin, es necesario estar al tanto de la noticia, a ver cuáles son los resultados de las investigaciones.
Sobre el otro tema, la ambigüedad y por ahí los desatinos se encuentra presentes en muchos casos y se mantienen. Antes era de la idea de que los libros de texto no ayudaban en muchos los procesos de enseñanza y que de preferencia no deberían usarse, esto al ver muchos casos de ejemplos de proyectos exitosos en Estados Unidos. Pero, con libros bien elaborados y con un adecuado tratamiento las cosas sí pueden ir bien. Hace poco leía que uno de los principales motores de la reforma educativa (en Matemáticas) en Holanda se debía a los libros de texto. En ese caso, libros de calidad de la mano con su masiva difusión pueden ser gran ayuda.
Te felicito por poner este tema a discusión. A veces se usa los libros de texto con tanta naturalidad que ni si quiera se problematiza su uso.
Hola Silvia. Buena pregunta. Yo la verdad soy conservadora es eso, creo que si hay que corregir, pero obviamente haciéndolo con suavidad, sin hacer sentir mal al niño, etc. Aun cuando estén trabajando otra sílaba, pienso que si escriben algo de forma incorrecta lo mejor es propiciar que tomen conciencia de su error. Si no es en ese momento, más adelante. Pero no dejaría pasar una falta de ortografía, pienso que el lenguaje escrito tiene sus reglas y hay que aprenderlas.
La verdad no estoy muy enterado de la pedagogía en niños pequeños pero tuve la oportunidad de laborar durante dos años en un colegio preuniversitario como tutor. Entre las diversas labores que nos encomendaban teníamos la responsabilidad de corregir trabajos hechos a mano por los alumnos sobre temas de educación religiosa, educación física, cívica, etc. La cantidad de errores ortográficos que presentaban los alumnos era ingente en muchos casos, por lo que me vi en la necesidad de restar puntos por estas faltas (con previo aviso, por supuesto) ya que me parecía inconcebible que un alumno de cuarto de secundaria escribiera "uviera" en lugar de "hubiera". Pero la verdadera sorpresa me la llevé cuando tuve que revisar unos reportes escritos por otros tutores y encontré errores de similar magnitud. En cuanto a mis alumnos, logré que tuvieran más cuidado al escribir y que por lo menos prestaran atención a la ortografía. Sin embargo, con los demás tutores solo conseguí respuestas del tipo: "está bien porque lo escribí en Word y no está subrayado con rojo". Esto me pareció realmente indignante y por parte de la dirección solo conseguí la orden de corregir yo mismo los errores de mis colegas. Ahora, esta labor de tutoría no estaba a cargo de educadores en general, sino que en ella participamos estudiantes y profesionales jóvenes de diversas carreras, lo que confirma que este problema se da a lo largo de todo el sistema educativo. ¿Habrá alguna solución para todo esto?
Frank, tienes toda la razón. José Alejandro: la solución es elevar la calidad educativa en el país. Así de grueso, así de general. Y es de largo plazo. Yo también tengo estos problemas con algunos de mis alumnos que gacen tesis. Escriben cosas que no sé qué quieren decir, que no se entienden, que tienen faltas de ortografía y sobretodo, de lógica argumentativa y redacción. Y choca ver eso en estudiantes del último ciclo.
Como puedo denunciar un error grave en un libro escolar de un colegio fiscal
Creo que el MINEDU tiene un teléfono y una dirección de correo para este tipo de quejas.