En la clase de ayer del diploma de Desarrollo Humano discutimos esta lectura:
Bergman, R. (2002). Why Be Moral? A Conceptual Model from Developmental Psychology. Human Development, Vol. 45 Issue 2, 104-124
La lectura se inicia identificando la poca atención que la psicología ha prestado a temas relacionados a la motivación moral, si la comparamos a la atención prestada a los aspectos puramente cognitivos (por ejemplo, el razonamiento), y explora luego el problema de la relación entre el pensamiento y acción moral, analizando las diferentes respuestas que diversos autores (Piaget, Kohlberg, Rest, Damon, Colby, Blasi) le han dado a este problema, el que es presentado con el término griego Akrasia, debilidad de la voluntad (es decir, el por qué fallamos en hacer aquello que sabemos debe hacerse).
En este contexto, quiero solamente mencionar el caso de Piaget, en cuya teoría no puede encontrarse una preocupación explícita por la incoherencia entre el pensamiento y la acción. Según Bergman, Piaget no estaba interesado en el problema de la Akrasia (por qué la gente falla en hacer lo que piensa, es decir, cómo se pasa del pensamiento a la acción) sino justamente en el problema contrario: cómo la acción se convierte en pensamiento. Esto es así porque para Piaget el conocimiento viene de la acción, y por lo tanto el pensamiento siempre está un paso atrás de la acción (es decir, primero aparece la práctica de la regla y luego se toma conciencia sobre ella). Como entendía la relación entre juicio y acción de esta manera (primero se actua, luego se toma conciencia sobre esa acción en el nivel de las representaciones), el problema de la Akrasia no era un real problema para Piaget, pues la buena voluntad del niño y su motivación para actuar se asumen como dadas y se observan directamente en los juegos y los comportamientos infantiles. En otras palabras, en el modelo piagetano el paso de la acción al pensamiento tiene claro sentido conceptual y epistemológico, y esa es la principal pregunta que se plantea. La pregunta contraria, cómo se pasa del pensamiento a la acción, es menos importante y serán otros autores como Kohlberg y subsiguientes quienes la hagan explícita.