El concepto de resistencia moral muestra que el razonamiento moral no depende completamente de la autoridad o la cultura. Por ejemplo, un niño puede considerar injusto que un maestro favorezca a un estudiante, aunque la escuela lo permita, o un adolescente puede rechazar normas discriminatorias aunque sean aceptadas por su grupo, por su familia o por su cultura.
En esos casos, la persona resiste la presión convencional o de autoridad, porque reconoce que lo moral pertenece a un dominio distinto: los principios universales de justicia y bienestar.
Para Larry Nucci, “resistencia” significa la persistencia o defensa del juicio moral frente a normas sociales, convenciones o autoridades que lo contradicen. Es evidencia de que las personas reconocen la autonomía del dominio moral y actúan según principios de justicia y respeto, no solo por obediencia o costumbre.
