Para sorpresa (y molestia) de muchos, Miguel Hilario, antropólogo y miembro del pueblo shipibo-konibo, pidió hace unos días regular el uso del ayahuasca.
La noticia puede leerse aquí.
A partir de eso, aparecieron comentarios críticos en distintas direcciones: que si es una práctica espiritual originaria que no se debe regular, que si se trata solo de vigilar, que sería una imposición de la cultura hegemónica, que el problema no es la planta sino el turista, y etc. Muchos comentarios incluso decían que este era un problema de occidentales y no un verdadero conflicto para los indígenas.
Nosotros, en nuestro grupo de investigación, abordamos el tema hace ya algún tiempo en un artículo titulado: La ética del chamanismo: conflictos morales de chamanes de los pueblos ashaninka y shipibo-konibo por el uso del dinero, que escribimos Enrique Delgado y yo y que publicamos en la revista Schème. Dejo el enlace para los interesados:
http://www2.marilia.unesp.br/revistas/index.php/scheme/article/view/7149/4596
Llama la atención y es interesante que el tema se haya hecho de pronto muy actual y relevante, dadas las penosas circunstancias que lo han traído al ojo público. Sin muchas pretensiones, este es un artículo que aporta a entender un fenómeno por el que ahora mucha gente se pregunta…. Y sin embargo, nosotros tenemos muchas dificultades para publicar nuestros textos: estos son a menudo rechazados con argumentos tales como que los resultados no son relevantes para un grupo mayor al del estudio, que no utilizamos estadísticas que permitan generalizar, o que el tema no es de real interés para la psicología. Más de una vez nos han señalado que los artículos no tienen mirada antropológica (como si tuvieran que tenerla, siendo nosotros psicólogos y no antropólogos), o que no son realmente psicológicos por tener elementos de filosofía. También dicen algunos (y me provoca risa), que nuestro marco epistemológico ya está hace tiempo superado. Por supuesto, es muy difícil que nos permitan hacer ediciones bilingües que apunten a que el conocimiento esté en una lengua originaria y no solo en castellano, e incluso han llegado a rechazarnos algún libro con el argumento de que la temática no vende.
Esta situación es lamentable, porque la psicología ha hecho muy poco para entender los procesos de desarrollo cognitivo y afectivo de las personas que pertenecen a pueblos originarios, y es una tarea que consideramos vital, pendiente, y urgente, sobre todo en el Perú. Son precisamente estos temas, pienso, los que deberían ocupar las preocupaciones centrales de aquellos psicólogos que respetamos la diversidad, valoramos y buscamos la interculturalidad, y queremos contribuir a la defensa del bienestar y los derechos de estas personas desde lo que puede ofrecer nuestra disciplina. Se requiere más investigación, no menos, y se necesitan más espacios de publicación y difusión, y menos restricciones. Es un cambio de paradigma en una disciplina que se ha caracterizado casi siempre por su dureza cuantitativa, y -desde mi punto de vista- por no tomar ninguna postura ética sobre temas en los que es necesario e ineludible tomarla.
Muy interesante artículo