Libros bajo llave y otros desastres educativos

En uno de mis viajes por la selva vi y tomé esta foto:

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Sí, se trata de libros, los pocos libros con los que la escuela cuenta, encerrados con candado en una vitrina. Lamentablemente esta es una realidad común: con frecuencia los libros que reparte el Ministerio se quedan en los estantes empolvados o, peor aun, ni siquiera se sacan de sus cajas. En otras ocasiones, cuando se reparten a los niños, no se les deja usarlos ni escribir en ellos, mucho menos llevarlos a sus casas. En general, se hace muy mal uso de los libros y materiales con los que cuentan las escuelas, que a menudo terminan abandonados, arrumados en un cuarto, y sin uso. A nadie se le ocurre hacer una biblioteca, por pequeña que sea, y ponerlos a disposición de los alumnos. En más de una ocasión los he visto incluso, apolillados. Una pena.

Por supuesto, hay muchas razones macro para que esto suceda: falta de procesos de acompañamiento, evaluación y monitoreo de la entrega y uso de los materiales, llegada a veces tardía de los textos a las escuelas, y etc. Pero hay también razones  más pequeñas que tienen que ver con procesos y características de los propios agentes educativos, y que muchas veces no se toman en cuenta a pesar de su relevancia. Ambos tipos de razones son importantes y deben abordarse en cualquier política educativa.

A partir de mi experiencia, pienso que algunas explicaciones para esto son:

  1. La poca familiaridad y valoración de la lectura por parte de muchos profesores y autoridades educativas. No tienen real conciencia de lo importante que es tener acceso a libros.  No son ellos mismos lectores y por lo tanto, subestiman la relevancia de leer.
  2. Relación con el libro como un fetiche. Lo importante es cuidarlo, no malograrlo, no ensuciarlo. Mostrar que se tienen, que se cuidan….. todo esto va en contra de usar los libros.
  3. Temor a las consecuencias si los libros se dañan. Esta es una actitud que he visto muchas veces en muchos profesores, y que no es infundada: me he topado en más de una ocasión con directores que a fin de año “evaluaban” el estado de los libros y si faltaba alguno (porque el niño se lo llevó a  su casa y no lo trajo de vuelta a a escuela) o estaban viejos por el uso, se los cobraban al profesor. Cierto aunque no lo crean, no exagero.
  4. Falta de formación docente para tener estrategias efectivas para utilizar pedagógicamente los libros. A los profesores, muchas veces, se les acaban las ideas, el trabajo nuevo los abruma, y los libros terminan bajo llave como los de la foto que ven.

Todo esto, sumado a la lentitud de los procesos administrativos, a la ausencia de monitoreo y de planes efectivos de animación a la lectura, más los incentivos a veces mal puestos (pues pueden ganar bonos por entrenar a sus alumnos para rendir bien las pruebas ECE, a la par que tienen muchos otros procesos de la escuela absolutamente descuidados), nos dan la figura completa de este desastre educativo. Trabajo arduo para revertirlo y a varios niveles, desde el sistema en sí mismo hasta las creencias subjetivas de los docentes.

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Comentarios

  1. Max Rivera escribió:

    Efectivamente, desde mi época estudiantil, los libros siempre estaban en vitrinas y con candado, no quiero justificar este proceder pero la realidad de esa época (1980 – 1990) podría decir es el poco habito de lectura.
    Teniendo esta problemática en todos esos años no he visto que se hayan implementado metodologías, programas a nivel inicial y primaria el gusto y placer a la lectura.
    Ahora trabajo por el sector de Yurua, Breu, Ucayali, puedo ver de muy cerca la problemática de la educación EIB, y identifico que hay mucho por hacer.

    1. Susana Frisancho Autor escribió:

      Sí, yo diría que el la selva la situación es aún más complicada que en otros lugares. Muchas gracias por comentar!

  2. Mirko escribió:

    Y en todos los ámbitos no se valora la lectura. Tampoco para las personas adultas es fácil acceder a una biblioteca (tiempo, espacio, factores económicos, trabajo). Parece lógico pensar que si los adultos no han formado el hábito de la lectura no podrán incentivar la familiaridad con los libros en los niños. En mi colegio nunca hemos tenido libros a la mano. Los consejos de los profesores no podían llevarse a la práctica por la precariedad.

    Saludos,

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