La ciudadanía sin moral está vacía de sentido

Es difícil entender la relación entre educación moral y educación ciudadana.  Un libro que trata de sus semejanzas y diferencias es este.  También hay un número especial en el Journal of moral education que aborda con amplitud esta relación. Se titula The moral roots of citizenship and citizenship education  y fue editado por B. Gates en el 2006 . Y aquí puse un video aficionado en el que José Alberto Mesa discute su visión de la educación moral y la educación ciudadana.

He vuelto a pensar en esta relación porque veo que, si bien en el Perú estamos en un muy buen momento en cuanto a la educación ciudadana se refiere (antes había que pelear el tema incluso en el propio Ministerio; ver aquí), ya que esta se ha priorizado como aprendizaje fundamental para todo el país, me parece que aun las propuestas que se tienen no integran bien, o lo hacen insuficientemente, la formación ciudadana con el desarrollo moral. Este último queda como una pieza insignificante de toda la propuesta, al nivel de otros procesos menos relevantes o secundarios, como un tema más y no como un eje articulador y generador de sentido, o como una direccionalidad de fondo que debería atravesar toda la educación.

Porque limitarse a educar para deliberar o participar, sin telos, sin principios que orienten esa deliberación y esa participación, es correr el riesgo de que estas actividades se pongan al servicio de fines perversos, pierdan el norte y se ensimismen, se conviertan en fines y olviden su papel de medios para la consecución de la justicia o para el bien común. Porque, en efecto, la educación ciudadana tiene que ver con los valores públicos de una sociedad, mientras que la educación moral se preocupa, además de lo público, de las virtudes privadas del individuo, la búsqueda del sentido de su vida, la formación de su carácter y el desarrollo de su conciencia ética. Tal como las entiendo, la primera está incompleta sin la segunda.

Aquí hay un ejemplo ilustrativo. En este video de Kike Rispa, activista por los derechos de los discapacitados, se observan dos cosas. Una, la más evidente, que la gente no tiene ningún respeto por el derecho de los discapacitados a su lugar para estacionar. Incumplen la norma conociéndola y se molestan e incluso se ponen agresivos cuando se les reclama.  Conocer la norma no significa que se entienda su sentido ni que uno se sienta interpelado por ella y responsable por respetarla.  Pero además, también se ve que a pesar de que muchos municipios cumplen con la norma al ofrecer lugares de estacionamiento para personas con necesidades especiales, este ofrecimiento es una especie de saludo a la bandera, un cumplir la norma por cumplir. Muchos de estos sitios son pequeños e inadecuados para que un automóvil pueda estacionar, o no permiten realmente que una persona en silla de ruedas se desplace con comodidad. Desde un punto de vista estrecho de lo que es la ciudadanía podemos decir que las normas se conocen y que incluso se cumplen pues el espacio reservado existe como tal, pero desde un punto de vista moral vemos lamentablemente mucha precariedad. No se respeta al otro en sus necesidades como ser humano, no se captura el espíritu de la norma sino solo su formalidad y por supuesto, nadie se pone en el lugar de ese otro ni en su experiencia vital. Y, al parecer, esta incongruencia entre lo que se sabe y lo que se hace no causa ningún malestar a las personas, las que no parecen experimentar ni culpa ni verguenza ni remordimiento por hacer lo que hacen. Para que esto no fuera así, sino todo lo contrario, el componente moral debería agregarse a la educación ciudadana, la que sin él queda empobrecida y sin direccionalidad.

Tengo mis dudas de que en el Perú estemos yendo por el camino correcto en este asunto educativo complejo.

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Comentarios

  1. Leo escribió:

    Suscribo lo que dices Susana, cuando uno conversa con las personas responsables del diseño de las políticas encuentra fuertes vacíos en términos de enfoques que sustentan sus propuestas… y a veces de posturas contradictorias que tratan de ser ‘integradas’ con la excusa de que lo importante es el "ejercicio ciudadano". Por momentos uno tiene la impresión de que lo que interesa es que "los ciudadanos hagan algo" pero sin pensar en "por qué y para qué lo hacen"… casi sin rumbo y sin proyectos conjuntos 🙁
    ¡Ojalá no se desaproveche la oportunidad de pensar las cosas de otro modo!

  2. Kikin Rispa escribió:

    Hola Susana, Oscar me comento de tu blog y te agradezco por la mención en el mismo.

    Queria comentarte 2 cosas:
    1. Como parte de esta gran camapaña, es imporatnet que todos aprendan a utilizar el termino correcto y decir, con respeto, persona con discapacidad. No minusvalido, no discapacitado, no lisiado; palabras que llevan una connotacion negativa. El referirse a la persona busca recordar que tenemos iguales deberes y derechos, pero con habilidades diferentes.
    2.Las personas que NO tienen discapacidad piensan que esto es ajeno a ellos cuando sucede todo lo contrario. Una definicion que me gusto mucho dicde que "la discapacidad resulta de la interaccion entre personas con deficiencias y las BARRERAS DEBIDAS A LA ACTITUD Y AL ENTORNO, que evitan su participacion plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demas".

    Gracias por dedicarle al tema unas lineas y espero que con mas iniciativas como la tuya, la educacion moral vaya cambiando en el Peru.

  3. sfrisan Autor escribió:

    Gracias por el comentario Kikin. En realidad, uno no sabe como referirse a las personas con discapacidad pues hasta en los propios avisos "oficiales", como el de la foto por ejemplo, se les llama discapacitados. A veces se ha utilizado "personas con habilidades diferentes" pero a muchos no les gusta, y personas con necesidades especiales tampoco. Así que uno ya no sabe que es lo adecuado. Pero agradezco la aclaración. Gracias por leer el post. En lo persona cualquier injusticia siempre me indigna. Muchos saludos.

  4. Liliana Flores escribió:

    Holas a todos, sobre ética y moral ciudadana se ha escrito y hablado mucho, pero lo mas lamentable es que a veces quien la pregona no la pone en practica. Muchos empleadores no ponen en practica el respeto hacia las normas laborales hacia las PCD severa y sus familias, y meses sobre meses y años sobre años a veces denigran a las personas que por necesidad requieren trabajar bajo ciertas condiciones. Los convenios de la OIT y la nueva ley general PCD deben ser tomados en cuenta en el ejercicio pleno de los derechos de las familias PCD severas, ya que el trabajo es la única y verdadera condición que les permitirá lograr la real inclusión social pero no como abuso laboral sino en condiciones de equidad e igualdad como es la aplicación de ajustes razonables laborales en horario, en cargo y/o función o la aplicación de sueldo igualitarios y equitativos mas no diferenciados(sueldos menores) en contra de la familia PCD

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