Vuelvo a enlazar este viejo artículo porque una vez más me he cruzado con alguien haciendo esto: en una capacitación aparentemente seria, el profesor plantea a los estudiantes, que son docentes en ejercicio, que una de las reglas para el buen funcionamiento del curso es que lleguen a la clase con puntualidad. Dicho esto, les dice que si no cumplen va a aplicar “sanciones reparadoras”: el que llega tarde deberá cantar, o contar un chiste, o gritar “me quieren” para que todos lo escuchen.
No voy a repetir lo que ya dije en la entrada antigua que enlazo más arriba, pero la verdad es que estas cosas me resultan inverosímiles. ¿De verdad la gente se cree que eso es “reparación”? Y el público, conformado por adultos que encima son educadores, ¿no dice nada? ¿Ni una queja, ni un cuestionamiento? Lo peor es que esta vez les estaban enseñando a utilizar la técnica para cuando ellos tengan que hacer las sesiones de tutoría con sus estudiantes en las escuelas. La idea, por supuesto, es que la repitan. Y que en la escuela todos canten, cuenten chistes o griten cuando llegan tarde o incumplen una norma. No que razonen sobre ella, sobre su sentido y las razones o sinrazones de su legitimidad. Nada de eso: parece que mejor es gritar y saltar que razonar.
Ya hubo un caso hace poco, en una universidad limeña, en la que un profesor tenía ese tipo de prácticas, lo que le costó a la universidad una multa de Indecopi. Ver la noticia aquí. Pero más allá de las multas, que esto se venda como “técnica educativa” y que nadie levante la mano para decir que es una tontería y una estafa me parece, como ya dije, inverosímil. Es lamentable saber que estas cosas son ciertas.
Gracias por denunciar estos hechos tan desastrosos. Éxitos!
Lo más torpe es que, en la mayoria de casos funcione posiblemente como recompensa y no como castigo.