Parece que en México no han leído o no han entendido a Martha Nussbaum ni a ningún otro autor que defienda las humanidades y su rol esencial en la construcción de ciudadanía. Una pena: la Secretaría de Educación Pública de México (SEP) ha aprobado una reforma educativa que literalmente prescinde de la filosofía. Ver noticia aquí.
Como bien dice el autor de la nota, esto no se pudo haber hecho sin la complicidad de una sociedad que ve a las humanidades y especialmente a la filosofía como materias irrelevantes, una pérdida de tiempo que aleja a los jóvenes de lo verdaderamente importante: los cursos técnicos y todo aquello que los lleve a ganar plata rápido y fácil, por los medios que sea.
Los que no conozcan la postura de Nussbaum sobre este tema deberían leer Sin fines de lucro para entenderla. No puede haber democracia sin humanidades, ni ciudadanos verdaderos sin filosofía. Por carecer de formación filosófica tenemos jóvenes que creen que hay que admirar a Abimael porque fué “consecuente con sus ideas” (como si la naturaleza de tales ideas no fuera importante), o que no se dan cuenta que defender y justificar muertes “porque las personas consideradas individualmente no valen, lo que vale es la sociedad” (ver aquí la noticia completa) no es una idea que pueda sostenerse en una sociedad que se dice civilizada.
Hay fuerzas enormes que están detrás de esta corriente de desestimación de la filosofía y las humanidades porque ellas son contrarias a los intereses de los más poderosos. Si bien esto se entiende desde la defensa del poder y los propios intereses económicos, es una lástima que haya educadores que, con poco juicio crítico, caigan en el juego de plantear que estas disciplinas son prescindibles y que deben reducirse en las propuestas educativas. De hecho, las horas dedicadas a la enseñanza de la historia o la educación cívica en la curricula escolar de nuestro país son mínimas si las comparamos por ejemplo, a las que muchos colegios dedican a la enseñanza del inglés. Es importante el inglés, por supuesto, pero no debería enseñarse a costa de eliminar horas de otras materias que son tan o más esenciales. Y en la educación superior, muchas “universidades” incluso hacían su propaganda diciendo a los jóvenes que allí no se perdía tiempo con “astrología, filosofía y tonterías por el estilo”.
A esto me refería en este post cuando critico a aquellos que opinan que los fines educativos deben estar planteados por el mercado, pues el mercado no tiene mayor interés que el económico, e incluso ese muchas veces está mal entendido. Estoy segura de que en algún momento el péndulo irá hacia el otro lado y los Mexicanos corregirán su error; el tiempo y la experiencia se encargarán de mostrárselo. Algo así está pasando con nosotros: ahora, confrontados por lo contundente de la realidad de las cosas (MOVADEF y etc.), todos hablan de la importancia de la memoria, de la necesidad de enseñar historia reciente y de la trascendencia de la educación ciudadana, a pesar de que durante mucho tiempo casi nadie le dio pelota a estas materias, ni siquiera el propio Ministerio de Educación. Y es muy bueno que así sea.