Ya me cansé de ver gente fumando en el campus. No se si lo han notado los que vienen a la PUCP, pero este semestre los fumadores parecen haberse multiplicado, desde visitantes que probablemente ignoran la ley que prohibe fumar dentro del campus, hasta estudiantes (y a veces profesores) que conociéndola, olimpicamente deciden ignorarla. Y en el medio, todas las combinaciones posibles.
Ya he escrito sobre este tema varias veces (pueden buscarse los posts antiguos en este blog) y si lo repito aquí, es porque mi paciencia con él está llegando al límite. Me siento a veces como la única loca que intenta de algún modo que las regulaciones se cumplan. Me cansé de que los alumnos me miren mal o sean agresivos cuando les señalo su falta y también de ver a profesores, autoridades y vigilantes mirarlos fumar sin decir nada, incluso en lugares céntricos del campus y a veces, paradójicamente, al lado de alguno de los escasos cartelitos que señalan la prohibición.
Como bien afirma Martha Nussbaum en Sin fines de lucro, la información no garantiza el buen comportamiento pero la ignorancia es casi seguro garantía de lo contrario. ¿Qué espera la universidad para señalizar de mejor manera el campus? Una señal es un signo que informa sobre algo. Psicológicamente, las señales ambientales son importantes porque ayudan al individuo a discriminar y por lo tanto, a regular y dirigir de manejor manera su conducta. Y esto es doblemente importante cuando se quiere instaurar un hábito nuevo que no está presente (o lo está escasamente) en el comportamiento de las personas.
Si bien mucha gente dice que la Universidad tiene cosas mucho más importantes en qué pensar, con lo que en principio estoy de acuerdo, el mensaje que se da a los alumnos con esta dejadez respecto al tema no es trivial: lo que se les dice es que la ley está allí para que la pasemos por alto, que es normal y aceptable hacerlo, que no hay consecuencia para el que las trasgrede, que las regulaciones para la convivencia social son prescindibles.
Me parece grave tener esto como curriculum oculto, más aun en una universidad como la nuestra. Creo que hay que tomarse más en serio el tema y señalizar el campus con urgencia.
Actualización:
Ojalá sirva para algo: ver esta noticia
Actualización 2:
Una noticia sobre el tema, de la propia universidad, aquí
Intolerancia.
Ahora toca aplicarle a ud esa palabreja.
¿Por qué? Tolerancia no signiifca aguantar comportamientos que son dañinos u ofensivos, o hacerme la de la vista gorda cuando alguien violenta la ley. Tendría usted que revisar el concepto, aquí no se trata de diversidad o de pluralismo, sino de faltas a las reglas mínimas de convivencia, me parece.
Ese comentario de "intolerancia" me parece tan fuera de lugar, eso me recuerda haber leido alguna vez la frase:"tus derechos terminan donde empiezan los derechos de los demas", no en vano existe una ley.
Tal vez la norma sea muy drástica para algunos fumadores compulsivos, creo que debería implementarse algunas áreas parafumadores dentro del campus.
La clave esta en que es dañino para los demás, es decir: alguien viene con un vaso de licor por la calle y te lo tira encima o te obliga a beber sin que tu quieras…quiero verle la cara a los que han escrito intolerancia al respecto.
Susana concuerdo 100% con tu comentario, la universidad no esta controlando(es una ley) o al menos reforzando la prohibición en el campus, propuesta:los chicos de comunicaciones podrían trabajar campañas a respecto…
No es un tema de intolerancia es un tema de respeto a la ley y al bienestar de otros. Yo me reconozco como fumadora pero respeto la normativa que ha impuesto la universidad y no me justifico diciendo si es o no fundamentada la misma. Se que fumar no es un comportamiento saludable, es todo un rollo para mí tratar de ser coherente al respecto y resoverlo pero esto no debe impedirme respetar lo que considero una iniciativa saludable que ayudaría a los demás a estar más sanos y no pasar por "incoherencias" como las que tenemos mucha gente de mi generación
Susana: las normas de convivencia deben respetarse,pues aseguran eso: la convivencia entre todos o, en su defecto, con la mayorìa. Las personas que no quieren seguir las normas de convivencia muestran egoìsmo y falta de respeto por los demàs y, por lo general,son las que más reclaman cuando de hacer respetar sus derechos individuales se trata. Y es que esto se debe,justamente, a su egoìsmo y a su bajo nivel de desarrollo moral. Ahora bien, en los estudiantes (que estàn en formacion) podrìa entenderse, pero ¿què pasa con los docentes? En ellos, màs bien, deberìa obrar adicionalmente el ser ejemplo de conducta para sus pupilos.
Susana, como docentes, debemos apoyar todas estas iniciativas por que las personas aprendan a vivir en sociedad y a comportarse como verdaderos seres humanos.
Saludos.
Elena Saona