El pulmón robado y la ética en la educación superior

pulmones

En estos días se ha descubierto que el difundido robo del pulmón de la muestra El Cuerpo Humano Real y Fascinante es muy probablemente falso, una “estrategia de maketing” perpetrada por la empresaria responsable de la muestra en Lima.

Si esto fuera cierto (aun no se sabe, pero parece que sí), cabría preguntarse varias cosas: ¿A qué persona educada y con dos dedos de frente se le puede ocurrir una cosa así? Además de las evidentes connotaciones éticas de usar una mentira como medio para lograr subir las ventas, ¿cómo se le puede ocurrir que algo así no va a descubrirse? ¿Que limitaciones no solamente morales sino intelectuales tiene esta persona, como para pensar que algo así de burdo puede tener éxito? ¿y como así subir las ventas se convierte en un fin de tal magnitud que justifica todos los medios, inclusive el engaño colectivo?

Podemos aprovechar el caso anterior para preguntarnos por el estado de la formación ética en la educación superior, ya que la empresaria en cuestión sin duda pasó por ella. ¿Cómo debería ser la enseñanza de la ética en la universidad? ¿A qué debe apuntar, y qué objetivos debe alcanzar? Estas preguntas resultan fundamentales, y requieren de una reflexión colectiva en las instituciones educativas, si se desea que los cursos de ética que se imparten en las diferentes especialidades tengan algun impacto en el comportamiento de los futuros profesionales.

Yo llevé un curso de ética en Estudios Generales Letras que me resultó bastante difícil en aquella época, según veo ahora en retrospectiva. Yo tenía solo 17 o 18 años, y definitivamente no estaba preparada para el tipo de razonamiento que un curso como ese exige de las personas. Era además un curso completamente teórico, y por lo tanto de difícil aplicación a la vida cotidiana, y aunque lo pasé sin problema alguno y puedo decir que incluso en algo lo disfruté, no creo que haya tenido mayor impacto en mí que darme algunos conocimientos generales acerca de las posturas que los distintos filósofos tienen sobre el problema del bien y el mal, la justicia, o el sentido de la vida, posturas que olvidé casi por completo al terminar el curso y que hube de reconstruir por mi misma cuando tal concimiento fué en verdad útil, necesario y significativo para mí.

Un curso así en Estudios Generales puede tener su sentido, pero definitivamente, no tiene ninguno si con las mismas características se traslada a las especialidades y ocupa el lugar que debería tener un curso mucho más aplicado, que oriente a los estudiantes frente a los múltiples dilemas éticos que van a encontrar en su vida profesional y los ayude a desarrollar competencias para razonar éticamente frente a los conflictos y para utilizar dichos razonamientos cuando toman decisiones. Defintivamente, un curso de ética no puede ser igual para estudiantes de filosofía que para los de otras profesiones.

De hecho, se sabe que cada especialidad tiene un impacto diferente el el desarrollo moral de las personas. Por ejemplo, sobre el desarrollo moral y la carrera de derecho comenté algo aquí hace ya un tiempo. Se sabe también que los estudiantes de negocios y/o administración de empresas funcionan a niveles menores de razonamiento moral que los estudiantes de otras especialidades, lo que significa que son menos proclives a usar contenidos morales cuando toman decisiones y a evaluar las consecuencias de tales decisiones a la luz de la ética (ver McNeel, 1994; Schmidt et. al. 2009). Y en general, sobre las limitaciones en el juicio moral de personas adultas y universitarias dije alguito aquí a partir de una experiencia que tuve hace poco en una reunión en la universidad.

Las instituciones de educación superior tienen la responsabilidad de promover las competencias éticas y ciudadanas de sus estudiantes, más aun en contextos de gran inequidad como el nuestro, en los que solo un pequeño porcentaje de personas accede a la educación superior. Es esa minoría privilegiada la que con mayor probabilidad tendrá luego posiciones de poder y posibilidades de generar alternativas para resolver las demandas y los problemas sociales. Por supuesto, nada de esto sucederá si los profesionales más preparados son indiferentes a las demandas de sus comunidades, no han desarrollado una estructura moral que respalde sus acciones y simplemente buscan satisfacer sus intereses personales, y nada más.

Creo que urge una revisión profunda de la enseñanza de la ética en la universidad (se de primera mano que en nuestra universidad la DARS está comprometida en esta tarea desde hace un tiempo, pero se también que se ha avanzado poco en ella y aun falta un largo camino por recorrer). Un cambio en el enfoque de los cursos de ética profesional, si bien no va asegurar que las personas se comporten siempre de manera justa y recta en el futuro, sin duda sí aumentará las probabilidades de que lo hagan al dotarlos de mejores herramientas -tanto cognitivas como afectivas- para enfrentar los dilemas morales con los que se encontrarán luego en sus vidas. Y aunque no los convierta en grandes ejemplos morales, en muchos casos hará que por lo menos actuen con decencia.

En el Special Issue del Journal of Moral Education (Moral and citizenship education in Latin America: towards democracy, reconciliation and cultural diversity) que saldrá en el mes de Diciembre 2009 se incluye un artículo que relata la experiencia del TEC de Monterrey en la enseñanza de la ética que creo que valdría la pena mirar si a alguien le interesa este tema:

Patiño, S. (2009). Promoting ethical competencies: education for democratic citizenship in a Mexican institution of higher education. Journal of moral education, vol. 38, 4

Referencias

McNeel, S. (1994). College teaching and student moral development. En: Rest, J. y Narvaez, D. (editores). Moral development in the professions: psychology and applied ethics. Hillsdale, New Jersey: Lawrence Earlbaum

Schmidt, C. D.; McAdams, C. R. y Foster, V. (2009). Promoting the moral reasoning of undergraduate business students through a deliberate psychological education-based classroom intervention. Journal of moral education, vol. 38, 3, 315-334.

Actualización:
Al final, la hallaron culpable. Noticia aqui.

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Comentarios

  1. ecernar escribió:

    Un curso de formación moral en estudios generales, ayudaría más, si se desarrollará con dilemas morales. Pero, pienso, que es mejor "un curso transversal y permanente" ligado a la formación en toda la carrera y a la actividad profesional y si se trata de adolescentes, ligado fuertemente a actividades productivas que demande esfuerzo para obtener resultados.Recuerdo un dicho de mi profesor de educación física en primaria "el esfuerzo físico disciplina", lo adaptaría para afirmar que el "esfuerzo productivo forma moralmente"

  2. Anónimo escribió:

    Hola:

    Considero que haz asumido una actitud crítica hacia la acción tomada y sus posibles origenes y respuesta ante este evento. Agregaría que lo que plantea una persona que practica el uso de mentiras (o su equivalencias morales) es la falta de limitaciones que posee en su persona y en su sociedad (con quienes se desarolla y/o convive).

    Para terminar, la ética lo enseñan en la Universidad pero hay una diferencia abismal con respecto a como se la práctica o si utilizan algún parámetro para medir como influye sus enseñanzas en las personas.

    Será hasta otra oportunidad.
    Saludos

  3. Arturo escribió:

    Pienso que este es un tema integral (despues de todo la universidad está integrada en la sociedad)que debe partir de una visión crítica de las autoridades universitarias y llegar al plano político (donde se toman las decisiones como nación) con respecto a la formación de profesionales.
    Dar clases de ética puede resultar infructuoso si es que queda únicamente en un aula y con una nota que obtener para cubrir los créditos. Urge que los profesionales del presente y futuro vean nuestra realidad nacional y posterguen sus intereses personales (tarjetazos y criolladas) en beneficio de la sociedad.

    Saludos

  4. Sabina escribió:

    Me resulta interesante tu punto de vista referente al caso del supuesto robo del pulmón, es mas he visto muchos comentarios de figuras publicas nacionales manifestando su disconformidad y es verdad a quien se le ocurre tamaña estrategia, si es que se le puede llamar así, pero por otro lado has analizado que esta estrategia es tan “mentirosa” como muchas empleadas en organizaciones estatales y privadas y hasta en la sociedad, acaso los fines comerciales implican obviar la ética?, pero señores muchos nos golpeamos el pecho cuando el error lo cometió otro, acaso nosotros no hemos sido anti-éticos alguna vez? y eso que bien nos enseñaron en la universidad la diferencia.

    Te doy la razón, no solo los estudiantes de filosofía deben recibir una clara formación en ello, si no también las escuelas de administración y por que no también dentro de las organizaciones empresariales, pero la decisión de seguir por el camino ético es ya individual y creo que también viene muy de nuestra formación familiar.

    Sinceramente, me parece totalmente desacertada la actitud de esta señora, pero también siento pena como una decisión quizá un poco desesperada, por lograr objetivos profesionales y a la vez comerciales, puede llevarte al descrédito ante tu país y los ojos del mundo, la lección que se debe ganar para todos es “el fin no justifica los medios”, por tanto: si eres un vendedor y no llegaste a tu meta no le mientas a tu cliente; si eres un político y estas en elecciones con baja popularidad, no des falsas promesas; si eres profesor y tu objetivo es formar jóvenes, no des falsos discursos que ni tu los practicas; si eres policia y ganas poco no pidas coimas; si eres medico no recetes los medicamentos que te dan beneficios economicos; y asi muchos casos mas.

    Saludos.
    Realmente me gusta tu blog.

  5. Fernando Bolaños escribió:

    Tengo mis dudas que un curso de ética, por más bueno que sea, logre lo que estamos esperando. Por otro lado, el asunto que sea un tema transversal de toda la carrera le puede quitar fuerza. Se necesita una aproximación más integral que combine por un lado, seminarios cortos centrados es estudios de caso que permitar abordar los conceptos éticos de manera pertinente y vivencial (el caso del pulmón sería definitivamente un caso para los estudiantes de marketing), y por otro, una trabajo con todos los profesores para que casos como éste u otros que aparecen en las noticias, o en la vida universitaria no se dejen pasar, sino que sean abordados de manera inmediata por los profesores, de manera distinta según el curso, pero que permitan ahondar en los supuestos y en los principios éticos en juego…

    Fernando

  6. Giannina Bustamante escribió:

    Me parece que hay un grupo de profesionales, que precisamente están acostumbrados a conducirse de un modo anti-profesional, ya no me queda lugar aquí para la palabra ética.

    Pienso que es my difícil que con un curso o dos sobre el tema, las personas actúen honestamente en el trabajo. Siempre tendremos todos la tentación de lo más fácil. Sin embargo ,es justamante entonces cuando entra la decisión personal, producto de valores que nos dan forma y que permiten actuar en consecuencia.

    Pienso que la señorita en cuestión es una muestra de lo que son capaces de hacer muchas personas que van detrás del éxito por el éxito. Un poco tentados por la codicia o por el riesgo y que no tienen idea de que hay unas normas mínimas de comportamiento basadas en el respeto a los derechos mínimos.

    Nunca serán suficientes los cursos de ética,(aunque sería bueno fortalecerlos) esto es una carencia a lo largo de toda la educación básica y superior. Aquí entran a tallar los modelos familiares , los de los maestros y los de los amigos que son verdaderos líderes porque encarnan ejemplos positivos.

    Saludos y gracias por este interesante blog , Susana.

    Giannina Bustamante

  7. sfrisan Autor escribió:

    Hola Fernando. Tienes razón, como ves, en este post digo también que un curso no asegura nada. Pero sí creo que puede dar herramientas por lo menos a aquellas personas que ya estan más o menos encaminadas y tienen sensibilidad con el tema. En la línea de lo que dices, me pregunto cuantos profesores de colegio han hecho un alto en sus actividades para comentar criticamente con los chicos esta noticia.

  8. Daniel Salas escribió:

    Susana: Qué hubiera pasado si el truco funcionaba, es decir, si en efecto hubieran aumentado las ventas de entradas. ¿No se habría reforzado la conducta de la empresaria?

    Mi problema con los análisis éticos es que a veces parecen dejar de lado la racionalidad de las conductas que consideramos inmorales. Si yo sé que cumplir o no cumplir las normas no va a cambiar nada la opinión de mis colegas o de mis jefes, seguramente voy a llegar a la convicción de que es una tontería preocuparse por cumplirlas. Y si compruebo que violar las normas me reporta más beneficios que perjuicios, lo más probable es que llegue a la conclusión de que solamente los zonzos las cumplen.

    Por ejemplo, en una discusión sobre si era legítimo dejar de dictar algunos días de clases del semestre a cambio de alargar un viaje de placer, yo respondí que a mí ello me parecía inaceptable y que jamás lo haría. La situación, además, incluía además el hecho de que el viaje iba a ser gratuito. Para mí era claro que yo no les podía exigir a los estudiantes su asistencia si yo mismo demostraba que faltar no era tan grave. No podría disfrutar de un viaje, incluso si era gratuito, sabiendo que mi conducta contradice flagrantemente lo que enseño. La respuesta de la otra persona no solamente fue que él sí lo haría, sino que además pensaba que una respuesta como la mía era propia de (uso sus palabras) "un hue..n". Yo respondí que en el Perú normalmente se califica de esa manera a las personas que cumplen con sus deberes.

    Pero además para mí el cálculo racional era muy diferente: si uno empieza a faltar por cualquier motivo, si finalmente otros tienen que hacer mi trabajo y si no se me puede confiar una tarea, a la larga ello significaría para mí un desprestigio que finalmente sería muy costoso. Muchas oportunidades se me cerrarían si nadie confiara en mí, si fuera conocido por no cumplir con los encargos a tiempo o por quejarme del trabajo que realizo.

    Pero en un medio en el que tales sanciones no existen, ¿por qué tendría que preocuparme?

  9. sfrisan Autor escribió:

    Daniel, el tema que planteas es interesante. Yo en estas cosas soy bien principista, excesivamente Kantiana tal vez. Creo que las consecuencias no tienen mucho que ver en este caso. Efectivamente, las ventas podrían haberse incrementado pero eso no afecta a la naturaleza de la acción, que seguiría siendo negativa a pesar de sus consecuencias. No soy muy consecuencialista, nada en realidad, creo que hay cosas que deben hacerse por deber, porque es lo correcto simplemente, aunque los filósofos digan que incluso los más Kantianos se comportan como consecuencialistas en la práctica. En un medio en que las sanciones no existen, como tu planteas, la estructura para obrar según lo correcto tendría que ser interna. Es difícil por supuesto, ya la mayoría de las personas seguramente no actuaría correctamente en ausencia de incentivos para hacerlo o de sanciones por no hacerlo, pero como interesada en el campo de la moral se que es posible y que hay gente que lo logra. Tu cálculo racional es correcto, pero insisto en que la motivación por hacer lo correcto no debiera venir de allí, o en todo caso no de allí solamente, sino del sentido de coherencia interna y de satisfacción personal que se siente por hacer lo correcto.

  10. Daniel Salas escribió:

    Susana: Entiendo tu razonamiento, Pero tú hablas desde una convicción, la cual difícilmente posee implicancias para la moral pública.

    Planteo este problema:

    ¿Por qué no tiro la basura frente a la casa del vecino?

    Digamos que yo respondo:

    1. Porque si yo lo hago, él va a hacer lo mismo. Es más costoso producir condiciones de desconfianza entre los vecinos que la comodidad de tirar la basura donde me dé la gana.
    2. Porque no vale la pena. Basta poner la basura en mi tacho ya que el camión lo va a recoger de todas maneras cada mañana.

    Mi razonamiento supone que a) puedo confiar en que mi vecino va a retribuir con su buena conducta mi buena conducta y b) que existe un sistema eficiente de recojo de basura que hace innecesario, absurdo, echarla fuera de su lugar. En resumen, se trata de un asunto de confianza en el sistema.

    Digamos que tú respondes:

    3. Porque está mal ensuciar la propiedad del vecino, incluso si a nadie, ni a él mismo, le importase, incluso si no recibiera ninguna sanción por hacerlo.

    Pero tu respuesta no explica por qué hay lugares en donde la gente no echa la basura en la calle. En todo caso, supondría que hay ciertas poblaciones que han internalizado la convicción 3. ¿Cómo pudo haber ocurrido? ¿Y por qué hay tantos otros que no lo hacen? ¿Es una cuestión de convicciones morales o más bien del impacto del entorno en la conducta de las personas? Allí donde el sistema funciona, tiendo a pensar y actuar normativamente. Donde no hay sanciones para mi conducta o donde simplemente tengo dudas si van a recoger la basura mañana, voy a tender a pensar y a actuar anómicamente.

  11. sfrisan Autor escribió:

    Daniel, te doy la razón en que es más fácil comportarse según las normas cuando estas funcionan y son consistentes, ese es un principio básico del comportamiento humano. Pero creo también que precisamente donde los sistemas funcionan, las personas van desarrollando convicciones propias que a la larga hacen que puedan funcionar de modo más autónomo. En realidad, una cosa no anula a la otra. Abogo por sistemas estables que funcionen, por supuesto, pero también creo en la naturaleza moral humana y en que algunas personas pueden hacer lo correcto por convicción. Es en ese sentido que creo que la capacidad de tener convicciones propias puede formarse, y que la universidad tiene una responsabilidad frente a ello que no puede soslayar. No todo es un cálculo de costo-beneficio, pienso, y deseo seguir pensando.

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