Los celulares en el avión y la causalidad científica

Avioncito

Una de las cosas que más me molestan cuando viajo son las personas haciendo lo que les viene en gana dentro del avión, por ejemplo, durmiendo con el asiento reclinado durante el despegue sabiendo que debe tenerse en posición vertical o usando su celular (o cualquier otro aparato electrónico) cuando está prohibido tenerlo encendido. Sobre esto último, al principio pensaba que se trataba básicamente de un problema de desarrollo moral, de respeto a las normas y al bien común, pero ahora pienso que, además de lo estrictamente moral, hay también aspectos puramente cognitivos que son los que explicarían en última instancia el comportamiento de estas personas.

Pensemos en el niño de 5 años que enciende un fosforito en una pila de papeles y hace un gran fuego, pero que cuando se le acusa de haber ocasionado un incendio dice enfáticamente que él no fue no porque esté mintiendo y quiera protegerse, sino porque su pensamiento causal tiene limitaciones: está auténticamente convencido de que su pequeña acción no pudo haber producido un incendio de grandes proporciones pues no puede ligar sus acciones una tras otra ni predecir estados posibles de cosas a partir de las acciones previas, es decir, no logra asociar su acción de encender un fuego pequeño en una pequeña pila de papeles con la producción de un incendio de una mayor dimensión. El paso de lo pequeño a lo grande no se ve, y su pensamiento no puede conceptualizarlo, imaginarlo, ni predecirlo, porque carece de un sistema de coordinación de las acciones, es decir, no tiene un pensamiento organizado ni operatorio.

Del mismo modo, se me ocurre que muchos adultos que siguen usando el celular en un avión aun cuando saben que está prohibido muestran, además de muy poco respeto por las normas y regulaciones, las mismas limitaciones en el pensamiento causal: probablemente piensan que el celular es muy pequeño para causar realmente algún accidente, o que las ondas no se ven y por lo tanto no deben existir o no deben ser en realidad tan dañinas, o que el celular está físicamente muy alejado del tablero de control del avión, o cualquier cosa parecida.

Estas ideas van en la línea de lo que las investigaciones demuestran sobre el pensamiento formal y la causalidad científica: esta es difícil incluso para los adultos, quienes muchas veces siguen teniendo representaciones muy concretas de los procesos biológicos, químicos y físicos. Mas adelante presentaré algunos artículos sobre estos temas. Ahora solo quiero decir que para que la gente apague su celular en el avión no bastaría solamente que, cuando niños, se trabaje con ellos el respeto a las normas: habría que ponerlos también a estudiar ciencias, de modo que se desarrolle su pensamiento causal.

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Comentarios

  1. sfrisan Autor escribió:

    Martin, gracias por el aporte, es interesante. A mi me han dicho que los celulares no son peligrosos en ninguna parte, ni siquiera en un grifo lleno de gasolina (donde también están prohibidos), y en realidad no lo se, porque no tengo suficiente formación en ciencias como para hacerme un juicio propio. Por lo tanto, prefiero obedecer la regulación. La verdad, no creo que la gente que usa los celulares esté informada y conozca tanto de física como para saber que no hay peligro alguno. Igual, aun si no hubiera peligro alguno la prohibición está allí y la gente no la respeta. Es decir, por cualquiera de los dos ángulos considero que hay un problema.

  2. Claudio escribió:

    La verdad no se que tanto pueden afectar los <a href="http://www.moviles-y-celula…">celulares</a> al instrumental, pero, si te ‘piden’ no usarlos por una cuestion de seguridad, eso es lo que deberian hacer, pero poco le importa a la gente el resto e incluso su propia vida. Saludos.

  3. Juan escribió:

    Lo mismo ocurre con los celulares en las clases.Es obvio que no se deben usar (en plena clase) pero mucha gente lo hace. También algunos se acuerdan de apagarlo o ponerlo en modo vibración en plena clase y hacen un ruido espantoso. A veces pienso que lo hacen por hacerse notar, demostrar que tienen celular, la verdad no entiendo. Estoy de acuerdo con Susana de que hay un problema que se arrastra desde la niñez.
    No se trata como he visto en un comentario anterior de que sea un mito, una leyenda se trata de cumplir las normas, que dicho sea de paso hoy en día casi ninguna se cumple.

  4. Félix Reátegui escribió:

    Susana, es una hipótesis muy interesante. Probablemente, haya que encontrar el balance entre esas dos orientaciones de la acción, la moral y la cognitiva, como sustento de la (irritante) conducta que describes.

    Hay una muletilla muy común en el Perú (supongo que también en muchos otros lados) que es la frase "no pasa nada", que se emplea cuando alguien reclama que se respete una medida de seguridad en apariencia trivial. La gente cree que las consecuencias de su temeridad son tan improbables que no vale la pena sacrificar sus deseos en el momento. Son racionalizaciones –en el sentido gringo– muy comunes que se emplean no solamente en situaciones en las que se podría hacer daño a los otros (los taxistas interprovinciales que llevan dos pasajeros en la parte delantera, cuando solamente podría llevar uno) sino también cuando el único perjudicado puede ser el mismo que realiza la acción (comer en sitios evidentemente insalubres cuando es lo único para lo que alcanza el presupuesto diario). Creo que está muy bien la idea de ver esto más allá del razonamiento moral, pero sin excluir ese dominio, desde luego.

  5. Tania escribió:

    Creo que todas las reglas protegen algo, y para respetarlas es mas efectivo saber para que sirven. Y para muchas personas si no ven que la regla sirva para algo ¿Porque seguirla?.
    Me gusta tu ejemplo del niño y la fogatita es muy claro.

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