De la autonomía moral al autómata moral

Robot

Con esta frase que me parece genial, Susana Patiño, filósofa y amiga mexicana, describió el trabajo de ciertas corrientes de la psicología moral en una conversación que tuvimos durante el congreso AME 2007. Y la verdad es que no le falta razón. Si uno se pone a revisar la literatura última sobre psicología de la moral verá que hay un giro desde una postura con enfoque evolutivo y/o paradigma de estadios (como la de Piaget y Kohlberg dentro de los clásicos y Turiel o Blasi en los neo Kohlbergianos) a una más ecléctica, basada en las neurociencias, la teoría evolucionista y la psicología biológica.

Personalmente, creo que este tipo de ciencias aportan algo a la comprensión de ciertos aspectos del desarrollo moral de las personas y que tienen su lugar y su sentido, aunque no me convencen sus planteamientos ni me parecen útiles sus hallazgos desde una perspectiva psicopedagógica. Con lo que sí discrepo, sin embargo, y muy profundamente, es con la idea de fondo: pretender practicamente “eliminar” la capacidad de raciocinio como innecesaria, superflua o ilusoria en el proceso de discernimiento moral. Dicho muy en sencillo y con riesgo de sobre simplificar, estos nuevos modelos plantean que la moral está de cierta manera determinada por procesos biológicos de diversa índole, y que un verdadero “experto” moral no es tanto aquel que razona y discierne sobre los conflictos éticos con los que se encuentra en la vida sino aquel que hace precisamente lo contrario, aquel que lleva el asunto tan interiorizado y programado que éste se ha hecho automático, por lo que los esquemas y guiones morales se activan casi por default en una situación de conflicto haciendo que la persona actue moralmente sin tener que detenerse a reflexionar o discernir.

Darcia Narvaez es una de las principales proponentes de esta nueva aproximación al desarrollo moral. Si bien ella trabajó en la linea Kohlbergiana y evolutiva en un principio, ahora sus propuestas reflejan esta visión neuro-bio-psicológica del tema y ya no una perspectiva evolutiva como la piagetana, de la que parece alejarse cada día más. Su artículo Triune Ethics: The Neurobiological Roots of Our Multiple Moralities, publicado en New ideas in Psychology es un buen ejemplo de su nueva tendencia.

Creo que el error de fondo de esta perspectiva es no reconocer (o no aceptar) que el fenómeno moral implica necesariamente incertidumbre, y que este no puede analizarse sin tomar en cuenta esta característica. Fué precisamente Lawerence Kohlberg quien acercó a una psicología por completo desvinculada de la filosofía a esta disciplina, planteando como imprescindible para acercarnos al fenómeno moral desde la psicología tener primero una aproximación filosófica al tema. Esto es precisamente (y muy lamentablemente) lo que parece haberse perdido en las nuevas tendencias, las que reducen el funcionamiento moral de las personas a su mecánica biológica creyendo que esta aproximación siempre parcial y limitada resulta suficiente para entenderlo, con lo que destruyen el fenómeno que pretenden entender hasta desaparecerlo por completo. Desde mi punto de vista, la filosofía resulta necesaria e imprescindible para la psicología moral, la que no tiene mayor sentido sin ella.

Ligado a lo anterior, veo como otro grave error el rechazo al fenomenismo, la idea de que la perspectiva fenomenológica del agente moral es crucial para determinar el estatus moral de su comportamiento (lo que significa que nadie puede ser moral por casualidad, sin estar motivado por un juicio moral explícito). Para las nuevas tendencias este principio se hace irrelevante, pues lo que interesa es el comportamiento en si mismo y su mecánica interna y ya no la capacidad de juicio de los agentes. Esto explica en parte la aproximación pragmática que está teniendo el campo de la psicología moral en nuestros días (nota: hablaré del principio del fenomenismo en otro post exclusivo para este tema más adelante).

En este post, Gonzalo Gamio comenta el concepto de pluralismo de Isaiah Berlin y dice lo siguiente:

Pero ¿Qué entiende Berlin por “pluralismo”? Mas que aludir al factum histórico de la diversidad de ethe y formas culturales al interior de las comunidades políticas (como en el caso del pensamiento de corte contractualista), se trata de una propuesta ético – política consistente en reconocer que en algunas situaciones concretas – que, por ejemplo, debe afontar una institución social, o un agente individual – tenemos que elegir entre cursos de acción que resultan incompatibles o incluso entre valores inconmensurables que no podemos realizar simultáneamente. Si los valores chocan entre sí, es preciso deliberar y optar, aun sabiendo que la elección podría implicar pérdida o lamentación: las razones que apoyan nuestra decisión no anulan aquellas que sostienen la alternativa rival como una opción valiosa en sí misma. Berlin estaba convencido que no existe una jerarquía a priori de valores que nos ahorre las dificultades que entraña a nivel social y personal el deliberar y tomar decisiones. Justamente Berlin encuentra en la política liberal una sensibilidad mayor frente a los conflictos de valores en contraste con las propuestas utópicas del comunismo o los nacionalismos, que suscriben una única escala de valores que tiende a no comprender la complejidad de la vida social y a reprimir el disentimiento y la crítica.

Coincido con lo que plantea Gonzalo y creo que es muy ilustrativo de aquello que constituye el corazón de la experiencia moral humana: el conflicto y la imperiosa necesidad de deliberar y decidir. Como ven, no estoy de acuerdo con los planteamientos de Darcia Narvaez y compañía (a quien dicho sea de paso conozco y es buena gente, no tengo nada personal contra ella), pero no dejo de reconocer que es muy productiva (si juzgamos su trabajo por la cantidad de publicaciones…) asi que aquí va un enlace a su página, donde se pueden encontrar y descargar muchos de sus artículos:

Artículos Darcia Narvaez

Seguiré con este tema más adelante.

Nota
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Comentarios

  1. Leo escribió:

    Susana,
    Tu ‘post’ me hizo recordar un libro muy interesante.
    Hace unos años Fernando Silva-Santisteba publicó "El primate responsable. Antropobiología de la conducta" (Fondo Editorial del Congreso del Perú. Lima. 2005).
    De manera resumida, lo que dice el libro -que es altamente recomendable porque habla de ciencias biológicas, de filosofía y de antropología- es que la ética no cayó del cielo (como verdad revelada), ni tampoco es meramente natural (casi genética o una especie de chip que los humanos tenemos), sino que es una función surgida de la evolución humana justamente por la vida en comunidad y la necesidad de convivir en pluralidad.
    Creo que el texto da varios argumentos para reflexionar acerca de esta especie de tentación de buscar el "gen" de cada cosa y liberarnos de una característica esencial de la persona moral: la decisión consciente y razonada de hacer las cosas.

  2. Leonardo Sánchez escribió:

    Excelente post sobre el desarrollo moral. Tengo un blog donde acabo de colgar unas presentaciones sobre "Introducción a ala Psicología". Me gustaría mucho conocer tus autorizadas opiniones al respecto.

    http://pepascientificas.blo

  3. Sen escribió:

    Me ha recordado el artículo de opinión de David Trueba "Del asesinato considerado como chapuza" en El Mundo de 13 de marzo de 2009, a raíz de dos brutales crímentes, caso extremo de inmoralidad:

    http://www.elmundo.es/opini

    Comienza Trueba haciéndose eco de las voces a destiempo de psicólogos y aprendices, de las influencias de los media y termina con una conclusión que tiene que ver con todo esto:

    "Dicho de otro modo, Kretschmer y McLendon no eran androides programados para matar por culpa de unos genes defectuosos, un carácter introvertido o una intolerable presión social. Eran seres humanos que podían elegir y eligieron mal. De hecho, eligieron el mal…"

    No sé…

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