El curso La moral desde la psicología, que anuncié hace algunos posts, ha sido cancelado. Lamentablemente convocó solo a cuatro entusiasmadísimos asistentes, que a pesar de su motivación e interés, fueron insuficientes para sostener el curso. Una lástima por todos lados.
La experiencia me sirve, sin embargo, para hacer una reflexión en voz alta acerca de los intereses que priman en la psicología actual, por lo menos en nuestro país. La verdad es que no me sorprende demasiado que un tema como este haya tenido poca convocatoria (asumiendo que la difusión del curso fué la adecuada, y no tengo por qué pensar lo contrario). En el Departamento de Psicología de la PUCP, donde se supone debería convocar a más personas, un curso académico sobre psicología moral (curso electivo) se abrió por primera y única vez en el año 2001. Nunca antes, nunca después, a pesar de que yo lo ofrezco como seminario especializado regularmente. Los estudiantes tienen simplemente otros intereses, y prefieren -es mi percepción- autores más conocidos o cursos que ofrezcan algún resultado inmediato o produzcan alguna habilidad profesional, en lugar de cursos de revisión teórica y debate conceptual. Por ejemplo, hace año y medio (la última vez que lo ofrecí) mi curso de psicología moral perdió la elección de los estudiantes frente al curso de estimulación temprana y el de diseño de materiales educativos en medios, los cuales son obviamente mucho más enfocados al lado profesional (versus el académico). Lo mismo sucedió con un curso paralelo llamado educación moral que también ofrecí alguna vez a los psicólogos educacionales de la PUCP (y que intentaba dar los lineamientos psicopedagógicos para construir programas educativos orientados a la formación de la estructura moral humana), el que tampoco convocó suficientes estudiantes porque -eso dijeron- pensaban que se darían recetas clichés para clarificar valores o que se tratarían temas de religión! (además de estar desinformados conceptualmente, parece que los estudiantes no leen las sumillas de los cursos…)
Adicionalmente (esto es también mi percepción), creo que el tema moral aun no se ve suficientemente ligado a la psicología, al menos no desde una perspectiva constructivista y de desarrollo, que es la que yo privilegio. Filósofos que llenarían probablemente una conferencia sobre psicoanálisis no se sienten en absoluto atraídos por la psicología evolutiva del desarrollo moral, lo cual resulta lamentable y va contra conrriente del trabajo interdisciplinario en esta área en cualquier parte del mundo. La AME por ejemplo, asociación para la educación moral fundada por Lawrence Kohlberg (y a la que yo pertenezco) está conformada casi 50% / 50% por psicólogos y filósofos (además de educadores y especialistas en otras áreas, obviamente), los que trabajan de manera conjunta en este tema desde hace años. La capacidad de comunicación entre unos y otros está muy desarrollada, pues se ha construido un lenguaje común para abordar este tema interdisciplinario. Algo impensable, lamentablemente, aquí en el Perú. Igualmente, me cuenta mi colega y amigo Adrián Dongo que parte de la fortaleza de la teoría constructivista en el Brasil (con Piaget a la cabeza) es que muchos filósofos (además de matemáticos, físicos y otros especialistas) se han interesado en el modelo y lo han asumido como propio, y han hecho equipo con los psicólogos para investigar en temas de construcción de conocimiento en general, y de construcción moral en particular, algo -repito- impensable en nuestro medio.
Lo que cuento me preocupa no solo por mi curso cancelado (que es lo de menos en realidad) ni por el estatus académico de esta disciplina o la atención que se le presta. La preocupación que tengo viene porque es justamente por la falta de conocimiento psicológico serio sobre el desarrollo moral que los agentes educativos -desde el maestro del aula mas pequeña hasta quien toma las mas altas decisiones en el Ministerio de Educación- no tienen la más remota idea de como abordar efectivamente la educación ética. Yo estoy convencida de que hasta que el desarrollo moral no se convierta en un tema verdaderamente interdisciplinario que interese a un público mayor que los cuatro entusiasmados gatos de siempre, en nuestro país la formación ética, educación moral, educación ciudadana o educación en Derechos Humanos (como quiera llamársele) no saldrá del lamentable subdesarrollo en el que se encuentra. » Leer más