¿Qué inspiró a Kohlberg para plantear su teoría educativa? Si bien desde muy joven se mostró interesado en temas de justicia, a partir principalmente de la experiencia de vivir la segunda guerra mundial, y por influencia de su padre que siempre fué políticamente muy activo y un defensor de los Derechos Humanos (especialmente de los de los judíos víctimas del nazismo), fueron el contexto de turbulencia social de los años 60s y 70s en los Estados Unidos, el movimiento por los derechos civiles contra la discriminación racial y de género, las manifestaciones en contra de la guerra del Vietnam, y el escándalo de Watergate los que dan el marco de referencia para la búsqueda que hace Kohlberg de una aproximación a la educación moral que pudiera integrar el clamor por justicia social con el respeto por la autonomía moral de los individuos.
El modelo que Kohlberg visualiza de un nuevo profesor moral se inspira en el rol del madrich en los kibbutz de Israel, el líder adulto a cargo de promover el bienestar de la comunidad y de nutrir los valores que pueden conservarla unida. Lo importante aquí es que el madrich cumple su tarea sin ejercer un liderazgo autoritario, pues su rol se basa en la persuasión y no en la imposición. Para Kohlberg los profesores y el director de una escuela deben adoptar un espíritu similar al del madrich, fortaleciendo a través de la persuasión racional la participación activa de todos los miembros en la construcción de la comunidad, en lugar de simplemente fomentar la obediencia ciega a las normas. Lamentablemente, los sistemas de disciplina de la mayoría de nuestras escuelas no hacen sino fomentar la dependencia del juicio externo y el temor a la norma, lo cual deteriora el sentido de responsabilidad moral de los estudiantes. En otras palabras, solo fomentan un desarrollo moral que como máximo llega a ser convencional.