Después de haber leído la entrada anterior, Haydee Oblitas me hace la siguiente pregunta: ¿Qué relación existe entre la sensibilidad moral y la inteligencia emocional? Creo entender por qué ambos conceptos pueden percibirse como similares, aunque existen profundas diferencias entre ellos. La pregunta es interesante e intentaré responder a ella en esta entrada. De paso dare mi particular visión de la inteligencia emocional, con la que seguramente muchos estarán en desacuerdo.
La primera y más importante diferencia, que salta a la vista, es la de dominio. La sensibilidad moral es un concepto referido al desarrollo moral, es decir, al desarrollo de la noción de deber ser, mientras que la inteligencia emocional no es un concepto moral. Si bien las personas asocian intuitivamente una cosa con la otra y creen que una persona con alta inteligencia emocional será por ello moralmente sensible e incluso se comportará éticamente, esta asociación no es necesariamente cierta. Como sabemos, se entiende por inteligencia emocional la capacidad de sentir y entender de forma precisa, de controlar y de modificar estados anímicos propios y ajenos, siendo esta una definición moralmente neutra. Una persona puede ser muy hábil para sentir, entender, controlar y modificar los estados emocionales propios y de los demás, pero podría perfectamente ejercer estas habilidades con fines perversos. Tenemos muchos ejemplos de esto en la vida cotidiana, y creo que no es necesario abundar más. Basta decir que en el concepto de inteligencia emocional no está incluída la perspectiva ética porque no es un concepto que esté vinculado al desarrollo moral -para el cual sí resulta fundamental la noción de deber ser– sino un concepto fáctico y neutro que por lo mismo, puede adquirir según las circunstancias características poco morales.
Una segunda diferencia, ligada a la anterior, radica en que el concepto de inteligencia emocional se entiende como la capacidad de sentir, entender, controlar y modificar cualquier tipo de emoción, desde las básicas como la alegría o el miedo, hasta las más sofisticadas y culturalmente complejas. En la sensibilidad moral, el vínculo con las emociones se establecería, creo yo, principalmente con las emociones morales (por ejemplo, la empatía y la indignación, por mencionar sólo dos).
Una tercera diferencia está dada por la extensión de los procesos involucrados. La inteligencia emocional pretende abarcar un sinnumero de procesos, pues como puede apreciarse en la misma definición, pasa por el reconocimiento y comprensión de las emociones, hasta procesos de control y modificación. La sensibilidad moral es mucho más específica; como hemos visto, se entiende básicamente como un proceso de interpretación y de reconocimiento de las características éticas de una situación determinada.
En la entrada siguiente expondré mis ideas sobre el concepto de inteligencia emocional. Leer más