Nota: Las ideas siguientes aparecen como pie de página en un artículo que he escrito, que saldrá publicado proximamente.
Existen algunas sutiles diferencias en relación al tema de la motivación moral en los modelos de Blasi y Kohlberg. En términos generales, para Kohlberg el razonamiento moral constituye la motivación para la acción; la motivación moral proviene del grado de fidelidad a los principios morales prescriptivos que la persona mantiene. Para Kohlberg el juicio moral tiene dos momentos, el juicio deóntico (el juicio de que un acto es moralmente obligatorio, lo que usualmente se deriva de un principio ético, y al que Kohlberg consideraba un juicio “de primer orden”) y el juicio de responsabilidad (una afirmación de segundo orden que expresa la voluntad de actuar en términos de ese primer juicio deóntico). Kohlberg estuvo consciente de la importancia del juicio de responsabilidad, lo reconoció como parte de la identidad de la persona y resaltó su rol en la acción moral, lo que demuestra que reconoció que existen funciones psicológicas (habilidades no morales de control del yo implicadas en el mantenimiento de la voluntad de actuar en función del juicio deóntico) necesarias para la implementación del juicio moral. Sin embargo, desde el punto de vista Kohlbergiano sólo el juicio de que una acción es obligatoria hace que la acción sea moral; los juicios deónticos son deducciones proposicionales derivadas de un estadio o principio, y aquí puede verse entonces que para Kohlberg el estadio de razonamiento moral en el que la persona se encuentra determinará el principio que estará disponible para el juicio deóntico, con lo cual este proceso cognitivo (el razonamiento) toma primacía respecto a los demás. Blasi, sin dejar de lado la centralidad del razonamiento moral como fuerza motivadora, considera que es necesario tener una teoría psicológica que explique cómo y cuándo el razonamiento moral lleva, en los casos en que lo hace, al deseo de actuar moralmente. Para Blasi entonces, lo importante es estudiar de manera explícita y directa la naturaleza psicológica de la integridad y la coherencia personal, los procesos y habilidades implicados en la capacidad para conferir a la propia vida significados y para actuar en formas que estén de acuerdo con los propios valores y creencias. Desde su punto de vista, no es posible estudiar la integridad ni su ausencia sin tomar en cuenta seriamente al yo y a los constructos relacionados como la autodefinición, la autoorganización, la autoconciencia y la sensibilidad a la falta de coherencia interna. Como vemos en este texto, partiendo de su interés en el estudio de los procesos psicológicos implicados en la motivación para actuar moralmente, Blasi propone que la motivación para la acción moral proviene del grado en que los principios morales prescriptivos se han integrado en la identidad moral de la persona, de modo que no obrar de acuerdo a ellos no sería solamente una traición a dichos principios sino una traición al propio sentido de uno mismo. Si bien la identidad es explorada por ambos en sus teorías, para Blasi este concepto tiene un significado más extenso y abarcador que el que Kohlberg parece otorgarle.