Teoría del dominio 2

Lo que ha dado en llamarse teoría del dominio surge como una crítica a los trabajos de Kohlberg, quien señala que solamente en los estadios más altos de desarrollo moral moralidad (fairness) se diferencia de convención como base para los juicios morales. Desde el punto de vista de la teoría del dominio, con los trabajos de Turiel y Nucci principalmente, moralidad y convención se diferencian en estadios tempranos del desarrollo y constituyen diferentes sistemas conceptuales y evolutivos. Esto quiere decir que las trasgresiones morales se evalúan como negativas (malas, equivocadas) aun sin la presencia de regulaciones o normas, mientras que los actos convencionales se consideran equivocados solo si violan una regla o estándar existente. En otras palabras, las personas ven los estándares convencionales como relativos culturalmente y alterables, mientras que las prescripciones morales se consideran universales y no modificables. Usualmente consideran que las transgresiones morales son más serias que las violaciones de una convención, y tienden a ver las acciones prosociales morales como mejores y más positivas que la adherencia a las convenciones. Esta diferencia se hace, muy intuitivamente, desde edades tempranas (ya alrededor de los 3 – 4 años).

La teoría del dominio toma su nombre porque divide la experiencia social en tres grandes espacios o “dominios”. El dominio de lo personal tiene que ver con nuestros gustos o preferencias, gustos sobre los que no es posible legislar, por ejemplo, el tipo de comida que preferimos o las películas de las cuales disfrutamos. Las investigaciones de Nucci han demostrado que el dominio de lo personal es un elemento fundamental en la construcción de la moralidad. Las convenciones son comportamientos uniformes y compartidos, reglas y expectativas sociales, que están determinados por el sistema social en el que se forman, y que las personas aprenden para convertirse en miembros activos de una cultura. Las convenciones sociales sirven para mantener la organización social, y son por naturaleza arbitrarias, pues no hay nada intrínsecamente malo o bueno acerca de las acciones que definen. Son simplemente acuerdos sociales que podrían alterarse si el grupo o la sociedad así lo decidiera. Las consideraciones morales, por el contrario, surgen de factores que son intrínsecos a las acciones: consecuencias tales como causar daño a otros seres humanos, violar sus derechos, o afectar el bienestar general. En este sentido, los asuntos morales no son arbitrarios ni están determinados por preceptos culturales o por el consenso de un determinado grupo, sino por factores inherentes a las relaciones sociales, las que son diferentes de las estructuras culturales, religiosas o sociales particulares.

Las interacciones sociales en un contexto de eventos morales difieren cualitativamente de las interacciones sociales en un contexto de convenciones. Específicamente, las respuestas de niños y adultos a eventos en el dominio moral se enfocan en elementos intrínsecos al acto (daño o justicia), mientras que las respuestas en un contexto convencional se centran en aspectos del orden social (reglas y regulaciones).

Las investigaciones de Turiel, Nucci y sus colaboradores han demostrado que aun los niños más pequeños logran diferenciar entre estos tres dominios del conocimiento social. Ponemos un par de ejemplos extraídos de estas investigaciones. Se trata de las respuestas de un niño de cuatro años durante una entrevista. En el primer caso se trata del dominio convencional, y el niño razona de acuerdo a él, en función de las reglas existentes. En el segundo caso se trata del dominio moral, y el niño reconoce que lo que debe regular la relación no es la existencia de reglas sino el evitar un sufrimiento a la víctima.

Dominio Convencional
Entrevistador: ¿Viste lo que pasó?
Nió: Sí. Estaban haciendo bulla.
Entrevistador: ¿Eso es algo que se supone que puedes hacer, o se supone que no puedes hacer?
Niño: Se supone que no…
Entrevistador: ¿Hay alguna regla sobre eso?
Niño: Sí. Debemos estar tranquilos.
Entrevistador: ¿Y qué pasaría si no hubiera ninguna regla, sería correcto entonces hacer bulla?
Niño: Sí.
Entrevistador: ¿Por qué?
Niño: Porque no habría regla.

Dominio moral
Entrevistador: ¿Viste lo que pasó?
Niño: Sí. Estaban jugando y Juan le pegó muy fuerte.
Entrevistador: ¿Eso es algo que se supone que puedes hacer, o se supone que no puedes hacer?
Niño: No, no tan fuerte…
Entrevistador: ¿ Hay alguna regla sobre eso?
NIño: Sí.
Entrevistador: ¿Cuál es la regla?
Niño: No se debe pegar tan fuerte.
Entrevistador: ¿Y que pasaría si no hubiera ninguna regla que dijera que no se debe pegar fuerte; sería correcto entonces pegar fuerte?
NIño: No.
Entrevistador: ¿Por qué no?
NIño: Porque podemos hacerle daño y el niño se pondría a llorar.

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Comentarios

  1. rubén ramos escribió:

    Cuáles son "los tres grandes espacios o ‘dominios’" a los que la teoría del dominio debe su nombre?. En tu artículo no queda claro. Sólo precisas el dominio de los personal y luego hablas de "las convenciones", las "convenciones sociales", las "consideraciones morales", los "asuntos morales". Al introducir los ejemplos dices que los niños diferencian los tres dominios y sólo das ejemplos para dos. ¿Dominio de precisión, el tuyo, ¿verdad?

  2. sfrisan Autor escribió:

    Rubén, no entiende porque no quiere entender. Los tres dominios son los que usted mismo menciona.

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