¿Qué es el fenómeno del "happy victimizer"?

Paulo 2 años y medio

Desde la perspectiva de la psicología del desarrollo cognitivo, existe considerable información acerca de la compresión que tienen los niños de las emociones que experimenta un trasgresor que realiza una acción deseada pero inmoral (por ejemplo, un niño que desea el chupete de otro y que para obtenerlo lo roba sin ser visto, o empuja y golpea al dueño del chupete para quitárselo). Aunque el tema es muy complejo y presenta interesantes sutilezas, en términos generales podemos decir que los niños de entre aproximadamente 5 y 7 años suscriben un modelo conocido como “happy victimizer” (que puede traducirse como “agresor feliz” o “perpetrador feliz”). Este fenómeno muestra que, a pesar de poseer habilidades bastante sofisticadas para diferenciar lo correcto de lo incorrecto, este grupo de niños percibe las acciones que obtienen una meta deseada (como empujar o golpear y obtener así el chupete) como productoras de respuestas emocionales positivas, aun cuando otros hayan sido lastimados en el proceso. En otras palabras, estos niños anticipan sentirse bien luego de haber cometido tales acciones. Usualmente la anticipación de emociones positivas se debe a que los niños centran su atención en que el agresor obtendrá lo deseado.

Los niños mayores suelen desarrollar patrones más complejos e integradores, conocidos como “unhappy victimizer” (“agresor” o “perpetrador” infeliz). Básicamente existen dos tipos distintos de este patrón: en uno, el foco está en la regla moral, en el daño infringido a la víctima y/o en su dolor o su pena (el agresor se siente mal por el daño que se le hace a la víctima); en el otro, el foco está en los intereses del agresor (este se siente mal porque puede ser atrapado y castigado). Sólo el primer caso es verdaderamente moral.

En resumen, el fenómeno del “happy victimizer” muestra que aunque los niños mayores reconocen que un niño que comete una trasgresión moral que no es detectada tendrá posiblemente sentimientos encontrados (se sentirá bien y mal al mismo tiempo), los preescolares atribuyen solamente emociones positivas a los agresores.

Lucas Octubre 2005

Aunque la mayoría de niños construye, en el curso de su desarrollo, visiones más negativas de la victimización, algunos podrían no llegar a hacerlo, especialmente aquellos que han desarrollado un patrón conductual de agresión constante como estrategia para obtener lo que desean. Además del interés teórico que subyace a un tema como este, este resulta también importante como fuente para los programas de intervención, por ejemplo, aquellos orientados a controlar y modificar la conducta de los chicos que abusan de otros en la escuela. Estos programas suelen enfatizar el control ambiental, en lugar de intentar promover los factores psicológicos -especialmente los cognitivos, en este caso- que funcionan como protección y que distinguen a los niños agresivos de aquellos que no lo son.

Para leer más, revisar:

Arsenio, W. F., & Kramer, R. (1992). Victimizers and their victims: Children’s conceptions of the mixed emotional consequences of moral transgressions. Child Development, 63, 915-927.

Arsenio, W. F., & Lemerise, E. A. (2001). Varieties of childhood bullying: Values, emotion processes, and social competence. Social Development, 10, 59-73.

Arsenio, W. F., & Lover, A. (1995). Children’s conceptions of sociomoral affect: Happy victimizers, mixed emotions and other expectancies. In M. Killen y D. Hart (Eds.), Morality in everyday life: Developmental perspectives (pp. 87-128). Cambridge: Cambridge University Press.

Keller, M.; Lourenço, O.; Malti, T. y Saalbac, H. (2003). The Multifacetted Phenomenon of ‘Happy Victimizers’: A Cross-Cultural Comparison of Moral Emotions. British Journal of Developmental Psychology, 21(1), 1-18

Nunner-Winkler, G., & Sodian, B. (1988). Children’s understanding of moral emotions. Child Development, 59, 1323-1338.

Buscar también la tesis doctoral de Bryan Sokol (Department of Psychology, Simon Fraser University)

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