Profesores, padres y madres pueden hacer mucho para cultivar esta emoción moral.
Por ejemplo, se sabe que las personas tendrán mayor capacidad de empatizar con las emociones de los otros si han tenido experiencia directa con esas emociones; por lo tanto, permitir a los niños experimentar emociones (en situaciones reales o a través de cuentos e historias) en lugar de protegerlos de ellas, incrementará su capacidad de empatizar.
Igualmente, dar a los niños mucho afecto los ayuda a mantenerse abiertos a las necesidades de otros en vez de centrarse exclusivamente en sus propios intereses, lo que les facilitará la construcción de respuestas empáticas.
Dirigir la atención de los niños a los estados internos del otro contribuirá a desarrollar la empatía, pues ayudará a traer los sentimientos del otro a su conciencia. Muchos niños necesitan este apoyo adicional para percibir y lograr tomar en cuenta las emociones de los otros.
Exponer a los niños a modelos -reales o vicarios- que expresan simpatía y empatía, los ayuda a actuar empáticamente.
Finalmente, oportunidades de toma de roles que ayuden a desarrollar el sentido de los otros y de sus situaciones particulares incrementarán también la capacidad de empatizar.