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Pueblos y comunidades nativas

Buen gobierno municipal

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La Corporación Financiera Internacional (IFC), miembro del Grupo Banco Mundial y el Gobierno de Canadá, realizó el evento de cierre de los proyectos: Apurímac Buen Gobierno Municipal y Ayninakuy Agro en Acción. 
Ambos proyectos fueron implementados en municipios y comunidades de Apurímac desde el año 2015, con la participación de familias, líderes locales, autoridades regionales y municipales, empresas mineras y el gobierno nacional. En el evento se dieron a conocer los resultados alcanzados desde la perspectiva de los protagonistas.

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Minem destaca aporte del IFC y el Gobierno de Canadá para mejorar calidad de vida de comunidades mineras de Apurímac

Realizan proyecto “Ayninakuy agro en acción” que beneficia a 300 familias de agricultores
El Ministerio de Energía y Minas (Minem) resaltó los buenos resultados de dos proyectos sociales en Apurímac, impulsados por la Corporación Financiera Internacional (IFC) del Banco Mundial y el Gobierno de Canadá, con el soporte técnico del sector, los cuales contribuyeron a mejorar la calidad de vida de las comunidades mineras de Cotabambas y Grau, informó el viceministro de Minas, Luis Miguel Incháustegui.
“La minería solo puede ser considerada sinónimo de desarrollo cuando el beneficio es para todos los interesados, en especial para las comunidades vecinas a las minas”, sostuvo el viceministro tras agregar que la responsabilidad social compete al Estado, las empresas, los pobladores y las autoridades locales.
Incháustegui felicitó al IFC del Banco Mundial y al Gobierno de Canadá porque el proyecto “Buen Gobierno Municipal” ha permitido fortalecer las capacidades de los líderes y funcionarios locales para que gestionen de manera más responsable, eficiente y transparente los recursos generados por la minería, con la finalidad de atender mejor las necesidades de la población.

De ese modo, se ha logrado que más del 69% de los gastos de las municipalidades participantes del proyecto estén alineados con las necesidades de la población, mientras el 74% de la inversión fue priorizada a través del presupuesto participativo.
En cuanto al proyecto “Ayninakuy agro en acción”, Incháustegui destacó que este haya permitido fortalecer las capacidades productivas de los agricultores para que mejoren su acceso a los mercados locales y puedan tener mayores ingresos y por ende, una mejor calidad de vida.
De tal manera, 300 familias de agricultores han mejorado sus tecnologías productivas con sistemas de riego por micro-aspersión que permiten el uso eficiente del agua. También se crearon 239 biohuertos con fitotoldos que permiten contar con una mayor variedad de hortalizas y alimentos.
El viceministro de Minas hizo estos comentarios durante un encuentro en el que IFC y el Gobierno de Canadà presentaron los avances de ambos proyectos. Estuvieron presentes el gobernador regional de Apurímac, Wilber Venegas, así como la embajadora de Canadá en Perú, Gwyneth Kutz; e igualmente Marc Tristant, jefe en Perú de la Corporación Financiera Internacional (IFC). Ademàs, Georgina Baker, VP para América Latina y el Caribe, Europa y Asia Central de IFC.
Fuente: www.minem.gob.pe

Condorcanqui

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Niñas awajún: víctimas sin justicia

Por Milagros Berríos- Diario La República.
No a la impunidad. Solo en dos años se han abierto más de 80 procesos contra profesores y administrativos acusados de violar a escolares en la provincia de Condorcanqui. La mayoría de docentes no tienen título universitario. La UGEL y Fiscalía dicen que no tienen recursos para llegar hasta las comunidades. Según la Defensoría, más de la mitad de casos ya han prescrito.
Delia esperó toda la tarde en la ribera del Cenepa, sentada en las gradas que dan la bienvenida a la comunidad awajún de Tutino, adonde solo te lleva el agua. El río se hacía más verde al caer la tarde, y los señores que horas atrás le prometieron buscarla no aparecían. Le habían dicho que espere, que pasarían por allí para llevarla junto a su hija a Bagua, donde atenderían su denuncia. Pero ningún peque-peque traía a esos hombres. Delia, cansada de esperar, subió las gradas y regresó a su casa de cañas viejas, hojas de palma yarina en el techo, una cama, una mesa, un perro y un gato enanos.
Han pasado dos años y esos hombres aún no llegan.
Doce años, doce años, doce años“. Delia, 47 años, descalza, interrumpe con palabras en español su relato awajún: “Denuncia, cárcel, primaria, promoción, colegio“. Las repite tanto que, segundos después, con la traducción al español, se entenderá su insistencia.
A su hija la sedujeron desde los doce años. Estaba en sexto de primaria cuando comenzó a trabajar en la casa de una profesora para comprarse un vestido para su fiesta de promoción. En ese lugar conoció al hijo de la dueña del hogar, quien comenzó a “enamorarla“.
No solo la enamoró. A los quince años también la violó, embarazó y la golpeó tantas veces que la hizo abortar, denuncia la familia. “Me han dado a mi hija sangrando, enferma, y nadie me ha hecho justicia“, dice Delia. Su esposo Jeconías ya va una hora con la cabeza hacia el suelo y en silencio.
El hombre al que acusan tenía casi 20 años y era profesor. Enseñaba a los niños de primaria del colegio N° 16745 de Tutino, mientras que la adolescente estudiaba en la escuela secundaria. En los documentos fiscales y de la Unidad de Gestión Educativa (Ugel) figura como Luis Etsam Chigkim Catip. Está libre, dicen que trabaja en Chiriaco (ya no como profesor) y que es inocente.
Por este caso fue suspendido de manera temporal en el 2016, aunque tiene dos denuncias más en la comunidad de Kayamás (una en investigación, otra archivada), según la UGEL de Condorcanqui. En tanto, en la Fiscalía penal la acusación está a punto de ser archivada.

Cifras alarmantes

Los awajún son el segundo pueblo más numeroso de la Amazonía peruana. Y a sus escolares las están atacando. Las atacan, las violan, las embarazan y las dejan sin justicia. La mayoría de sus agresores están en el salón de al lado. La mayoría de víctimas ni siquiera llega a los quince años.
La provincia de Condorcanqui, a nueve horas de Chachapoyas (capital de Amazonas), donde vive Delia y su familia, registra uno de los más altos índices de violencia sexual en las escuelas de todo el país.
Allí donde las comunidades awajún como Tutino están separadas por ríos, los operadores de la justicia ordinaria –Fiscalía o Policía– ni siquiera tienen vehículos para navegar.
En esa provincia, entre el 2012 y 2017, se han abierto más de 100 procesos por casos de violencia sexual cometidos por profesores y administrativos contra menores de edad, en su mayoría mujeres. De estos, 80 se han reportado en los dos últimos años y solo 10 docentes han sido destituidos.
Allí, además, 15 de cada 100 nacimientos son de madres adolescentes, el triple del promedio nacional. Y casi la mitad de casos de VIH tienen entre 15 y 19 años. En estos últimos, los contagios se dan desde los 12 años en promedio.
Delia ignora esas cifras. Su esposo sigue mirando al suelo. Su hija no está en casa. La mujer reitera que los “señores” (integrantes de la Defensoría Municipal del Niño y Adolescente-Demuna) nunca llegaron a su hogar. También recuerda cómo otros especialistas interrogaban a su hija con insistencia y hasta le pedían desenterrar al feto para comprobar si era hijo del acusado.

Jóvenes sin título

–¿Puedo enamorarme de ti?
Un hombre de más de 20 años habla con una adolescente de 14. Él es profesor de primaria del colegio N° 16342 de la comunidad awajún de Huampami, en Condorcanqui. Ella, estudiante de tercero de media de la zona.
La pregunta llegó cuando la adolescente trabajaba. Le ofrecían prendas de vestir y 25 soles a cambio de un ““. Pero la muchacha dijo que no: “Tú tienes esposa“. Entonces, el hombre insistió: “Tú puedes ser mi segunda mujer“.
Ahora, la escolar de 16 años lo llama “problema“. Un problema que duró un año y que comenzó el 2016, cuando laboraba y vivía en la casa de un familiar del docente acusado: Abel Mayan Apikai.
En su hogar, sin electricidad, en plena lluvia, al lado de su abuelo Segundo, la adolescente comenta en español que se enamoró del profesor. Luego, en awajún, agrega que tuvieron relaciones íntimas.
El docente tiene 26 años. Esa es la edad promedio de los jóvenes que enseñan en las comunidades awajún. Allí, más de la mitad de maestros no tienen título profesional y ni siquiera son egresados de la carrera de Educación. Son muchachos que conocen la lengua y que, ante la falta de profesores bilingües, son contratados en los colegios.
Cuando el abuelo Segundo se enteró de lo que ocurría con su nieta, dio aviso a los directores, quienes llevaron el caso a la UGEL y el maestro fue separado preventivamente.
Así, en teoría, inician los procesos administrativos. En la práctica, los maestros dejan las aulas, pero se trasladan –mientras se desarrolla la investigación– a algún espacio libre en la UGEL o en una oficina afín. La plaza sigue siendo suya, no pierden su salario.
La investigación debe durar un máximo de 45 días y al año el caso puede prescribir. Esto último fue alertado por la Defensoría del Pueblo en Amazonas, que identificó que el 73% de los procesos administrativos por violencia sexual reportados en los últimos cinco años en Condorcanqui ya han prescrito. Eso quiere decir que más de la mitad de acusados no tiene castigo. Pueden ser contratados en otras escuelas.
Pese a que el informe era público desde fines de febrero, el miércoles pasado llegó a las manos de Silverio Nolasco, presidente de la junta de fiscales superiores del Ministerio Público de Amazonas. “Pediremos información a la Defensoría y la Dirección Regional de Educación (DRE). Si tienen seis años aún no prescriben. Podemos seguirlos“, responde.
En el 2017, la Fiscalía de Condorcanqui solo tuvo registrados seis casos de violación sexual contra menores. Este año no hay nada. “Uno que otro caso (de la UGEL) pasa al Ministerio Público. No todos“.
La enorme brecha entre las cifras de la UGEL y la Fiscalía se incrementa con el subregistro y los casos que no llegan hasta Santa María de Nieva, capital de Condorcanqui, ubicada a más de tres horas de viaje por río desde comunidades como Huampami o Tutino.
–En Condorcanqui es complicado hacer justicia– dice el fiscal. Pero ¿en realidad lo es?

Justicia en comunidad

Cuando al abuelo Segundo recibió la notificación de la Fiscalía, en la que le pedían trasladarse junto a su nieta hasta Santa María de Nieva, entendió que el proceso sería largo y costoso. Tanto como los 50 soles por persona que cuesta viajar desde Huampami.
Su comunidad está ubicada en El Cenepa, uno de los veinte distritos más pobres del país. Allí también está Tutino, el lugar en el que Delia esperó sin suerte a los “señores” de la Demuna. La mujer cuenta que, antes de acudir a ellos, fue a buscar solución en la justicia consuetudinaria, la más confiable y cercana a su comunidad. Le contó al Apu lo ocurrido y este, con base en el reglamento interno, dictó un castigo: 3,500 soles para la familia y citó un par de veces al involucrado. No se ejecutó ninguna medida.
El sociólogo Rodrigo Lazo, investigador principal de un estudio elaborado por el Ministerio de Educación (Minedu) y UNFPA sobre la violencia sexual en comunidades awajún, aclara que el pago por una violación no quiere decir que los padres entregan a su hija a cambio de algo. La violación a una menor en una comunidad awajún es tan rechazada y grave como la que ocurre en las zonas urbanas. “Allí la oferta de justicia es inaccesible y, sobre todo, improductiva. Las etapas duran mucho, la gente no tiene cómo costear los viajes para sentar su denuncia. La falta de coordinación entre UGEL y Fiscalía hace que no todos los casos lleguen“.
Para las familias, el dinero no reparará todo el daño, pero representa una pena ante la impunidad y la falta de castigo. “Si le han dado plata al fiscal, ¿a mí qué me queda? Solo que me paguen para llevar a mi hija a un hospital“, dice Delia.
Por esto, cuenta el abuelo Segundo, su hijo recibió 600 soles y la acusación fue retirada de la UGEL. En diciembre del 2017, la Fiscalía dictó el archivo preliminar. Nadie ha impugnado el archivo, aunque tampoco se tiene la seguridad de que la familia haya sido notificada.

Otros pendientes

El profesor de secundaria José Martínez preside la comisión de procesos administrativos disciplinarios contra docentes en la UGEL de Condorcanqui. Hace poco, junto a un abogado y una especialista tenían a su cargo más de 750 expedientes de violación y seis faltas. Según explica, los casos prescritos alertados por la Defensoría se dieron antes de su gestión, debido a que nadie siguió el proceso en un año.
Asegura que entre sus principales dificultades están la falta de presupuesto, logística y abogados para revisar los casos. No tienen dinero para ir a las comunidades alejadas.
Para él y para el fiscal, los acuerdos comunitarios representan una traba en su gestión.
En la UGEL, en tanto, explican que no hay registros actualizados del Minedu que arrojen cuándo un profesor ha sido destituido. Piden capacitación y material impreso sobre sanciones a docentes.
El titular de la Dirección Regional de Educación (DRE) de Amazonas, Edgar Julca, dice que destinará 150 mil soles para la capacitación e intervención de quince abogados. “La idea es lograr que no prescriban más casos“, argumenta.
Para eso, además, solicitan la participación del Minedu y del Ministerio de Economía y Finanzas. Y es que, en Condorcanqui, si se destituye a un profesor por violación sexual o se le separa preventivamente, tampoco habría cómo reemplazarlo: o son muy pocos los maestros titulados bilingües o no hay presupuesto suficiente para contratar a uno de manera momentánea.
Las niñas awajún esperan que la justicia surque sus ríos. Delia espera que, por fin, alguien llegue a su comunidad.

Posición

Este diario ubicó a uno de los docentes acusados, Luis Chigkim Catip, quien manifestó que la denuncia responde a fines políticos. “Estaban en conflicto conmigo. El tío de la niña postulaba a un cargo y yo apoyaba a otro candidato. También decían que yo trabajaba con empresas mineras. Años después, la chica me dijo que su tío la utilizaba para afectarme… Si hubiera cometido delito, no estaría tranquilo tantos años. La chica era como mi familia“.

Canadiense linchado

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Una curandera asesinada y un canadiense linchado: historia de terror en la Amazonia peruana

Una nueva versión se suma a las investigaciones en torno al asesinato de la lideresa shipibo-konibo Olivia Arévalo, quien recibió dos disparos que le atravesaron el tórax.
El equipo especial de la PNP maneja como hipótesis que el presunto homicida se dirigió al asentamiento humano Victoria García, a veinte minutos de Pucallpa, con la intención de cobrar dinero al hijo de la lideresa. Los agentes siguen recabando muestras, pruebas y más indicios en el lugar.

Policía sospecha de prestamista colombiano en asesinato de lideresa indígena Olivia Arévalo

Esta información preliminar de la Policía contrasta con lo que indicó el Ministerio de Cultura. Según declaró la viceministra de Interculturalidad, Elena Burga, un ciudadano canadiense era tenido en cuenta como el principal sospechoso.
“A todos nos ha sorprendido la muerte de ella, lo que sí se sabe es que es un ciudadano canadiense, por lo visto, que ha cometido el crimen; pero se están haciendo las investigaciones para saber cual es el móvil, qué fue lo que pasó realmente”, señaló para TV Perú.
La ministra de Cultura, Patricia Balbuena, dijo a Mongabay que el canadiense como sospechoso del crimen es una de las versiones que manejan. “Dentro de lo que se investiga se ve un posible caso de un paciente que quería tener una sesión de ayahuasca con la sabia, pero son hipótesis aún preliminares”, señaló.
Ambas versiones confluyen en que el móvil del crimen no tendría relación con temas de defensa ambiental.

Canadiense linchado

Sebastian Paul Woodroffe, ciudadano canadiense vinculado al crimen de Olivia Arévalo, fue linchado por pobladores del lugar el mismo día en que fue asesinada la experta en medicina tradicional.
Un video que circuló en las redes sociales muestra cómo personas aún no identificadas lincharon al extranjero y lo ahorcan con una soga atada a su cuello.
Ayer la Policía realizó una diligencia una diligencia conjunta con representantes de la Fiscalía en el asentamiento humano Victoria García con el fin de recuperar el cuerpo del extranjero.
Realizaron pruebas de absorción atómica al cadáver del canadiense. Las muestras están en el laboratorio de Huancayo esta mañana y determinarán si Woodroffe disparó el arma homicida.
Se supo que el Gobierno canadiense habría pedido información a sus pares peruanos y están preocupados por el tema. Más aún porque el presidente Martín Vizcarra fue hasta hace poco embajador en ese país.
Hoy el Ministerio Público incluyó la muerte del canadiense en las investigaciones que realizan por el asesinato de Olivia Arévalo. Según indican, su deceso estaría vinculado con el crimen de la sabia shipiba.
Fuente: Diario Correo.
Agentes de la policía cargan el cuerpo del canadiense fallecido en la Amazonia peruana, Sebastian Woodroffe.

Ayahuasca y muerte: ¿Quién era Sebastian Woodroffe?

El fiscal en Perú confirmó que el hombre en el video era Woodroffe y que una autopsia había revelado que murió estrangulado después de recibir varios golpes en el cuerpo.
La oficina del Defensor de Derechos Humanos de Perú pidió investigar el hecho y tuiteó su “rechazo enfático del linchamiento y asesinato del supuesto responsable del asesinato de la líder indígena Olivia Arévalo”.
Woodroffe era oriundo de la ciudad de Courtenay, en la costa este de la isla de Vancouver, en la provincia de Columbia Británica.
El canal de televisión canadiense CBC citó a un amigo del fallecido, quien dijo que Woodroffe había viajado a Perú en varias oportunidades para experimentar con ayahuasca, una bebida a base de plantas que produce efectos alucinógenos.
Yarrow Willard describió a Woodroffe como una persona amable que estaba en un viaje para hallar la iluminación y “un sentido más profundo” de la vida.
De acuerdo al portal de noticias canadiense Canoe.com, Woodroffe viajó a la región Ucayali en Perú con el objetivo de hacer una pasantía con un sanador de la etnia shipibo-conibo.
Me siento responsable de apoyar esta cultura y preservar algunas de sus riquezas en mí y en mi familia, y compartirlas con aquellos que deseen aprender”, escribió el canadiense en Indiegogo, un portal web de crowdfunding.
En la campaña que lanzó por Indiegogo, el canadiense recibió donativos de unos 31 usuarios para sumar poco más de US$2,000.
Su objetivo era cambiar de profesión para convertirse en un rehabilitador de adicciones mediante el uso de este tipo de medicinas ancestrales.
Un miembro de su familia que tenía problemas de alcoholismo inspiró la decisión de Woodroffe de “arreglar el espíritu familiar”, según dijo en un video de 2013 en YouTube.
Un portavoz de la cancillería de Canadá dijo que el país “extiende sus profundas condolencias por el referido asesinato de Olivia Arévalo Lomas”.
“También están al tanto de que un canadiense murió en un incidente vinculado. Se están ofreciendo servicios consulares a la familia del canadiense”, agregó.

Ayahuasca

También conocido como yagé, la ayahuasca es una mezcla de dos plantas y una de ellas, la chacruna, contiene el compuesto molecular dimetiltriptamina (DMT), con propiedades alucinógenas.
El DMT, y por lo tanto la ayahuasca, es ilegal en Reino Unido, Estados Unidos y en otros países.
El yagé ha sido consumido durante siglos por chamanes o sanadores en la Amazonia con propósitos medicinales y espirituales.
En años recientes, su consumo ha aumentado entre mochileros que lo beben durante ceremonias en sitios naturales.
Varias muertes se han atribuido a la droga, incluida la del estudiante británico Henry Miller en Colombia en 2014 y la del neozelandés Matthew Dawson-Clarke el año pasado.
Fuente: BBC Mundo.

Asambleas en la UNAMAD

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Representantes de los vicariatos amazónicos de nueve países se encontrarán en la ciudad de Puerto Maldonado, en un acto previo a la visita que el Papa Francisco realizará a dicha ciudad el día siguiente, informó Pablo Mora SJ, representante del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado.
Tras indicar que el encuentro tendrá como marco conceptual la carta encíclica “Laudato si” (Alabado seas), que publicó el Papa Francisco el 2015.
Durante la cita, que tendrá lugar en el polideportivo de la Universidad Nacional Amazónica de Madre de Dios (Unamad), se verá cómo se ha ido trabajando la carta encíclica “Laudato si”, de fuerte enfoque ambiental, a nivel de diócesis y vicariatos, sostuvo Mora.
“El encuentro empezará con un breve discurso del cardenal Claudio Hummes, presidente de la Repam”, precisó Mora. Luego será el turno de Mauricio López, su secretario ejecutivo, y, posteriormente, monseñor David Martínez de Aguirre, obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado.
Para este encuentro se ha invitado a representantes de los pueblos indígenas, tanto de Perú como de países vecinos como Bolivia y Brasil. Se calcula una asistencia de alrededor de 2,500 personas. Previamente, el 17 de enero, se tiene planeado un encuentro de todos los miembros del Vicariato de Puerto Maldonado en la misma sede de la Unamad.
Según señaló Mora, ambos eventos representan “una oportunidad para que se unan todas las diferentes zonas que tienen el vicariato y la Iglesia de toda la Amazonía”.
Refirió que se tendrá un programa de actividades que van a mostrar como contenido la exhortación apostólica “Evangelii gaudium”, para lo cual “se contextualizará dicho escrito a nuestra realidad, la del vicariato”, dijo Mora.
Explicó que esta parte se iniciará con una reflexión de todos los participantes para luego pasar a la conformación de grupos según cada pastoral: grupo indígena, grupo campesino, grupo de religiosidad popular, grupo de jóvenes y el grupo urbano.
“Lo que se quiere al final es tener un documento que dé lineamientos generales para la pastoral del vicariato en el próximo año”, aseveró Mora, quien dijo además que se espera para este encuentro la asistencia de unos 700 miembros, hombres y mujeres, del vicariato.
Precisó que dicho territorio abarca toda la región Madre de Dios, así como la provincia de La Convención y el distrito de Camanti, en la región Cusco, y la provincia de Purús, el distrito de Sepahua y parte del distrito de Raimondi, en la región Ucayali.
Visita del Papa Francisco
El 18 de enero a las 18:00 horas se ha programado una vigilia como acto previo a la visita del Papa Francisco a la ciudad de Puerto Maldonado. El lugar es la plaza de Armas. Habrá conciertos de música, danzas y una procesión.
Los ocho vicariatos de la selva son San José del Amazonas, Pucallpa, Jaén, Requena, Yurimaguas, Iquitos, San Ramón y Puerto Maldonado. 
Fuente: Agencia Andina de Noticias.

Historia de los Awajún

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Por Dr. Víctor Raúl Nomberto Bazán- Academia Peruana de Sociología
Resumen
Los awajún pertenecen a la familia lingüística de los jíbaros. Organizaban expediciones contra otros jíbaros como los wampis, con la finalidad de matar enemigos y robar mujeres. En dichas excursiones, las cabezas de los hombres asesinados eran cortadas y convertidas en tsantsa -cabezas reducidas mediante un tratamiento ritual-.
Antes del siglo XIV estuvieron vinculados por la guerra a los moches o lambayeques de la costa, para finalmente  habitar un enclave entre la cordillera andina y los ríos navegables de la región norte ubicado en la Amazonía peruana, específicamente en las regiones de Loreto, Amazonas, Cajamarca y San Martín.
Durante el siglo XVI se fundaron las ciudades de Santiago de las Montañas y de Santa María de Nieva en la actual región Amazonas, así como Borja en 1619. Desde allí llegan los jesuitas en 1638 para iniciar las misiones de Maynas, cuya presencia es importante hasta su expulsión del Perú en 1769.
A inicios del siglo XX, en pleno boom del caucho, los awajún atacan a un grupo de caucheros en Wavico, en la actual provincia de Bagua (Guallart 1990).
En 1925 se establece la misión protestante nazarena en Imacita. En 1947 ingresa el Instituto Lingüístico de Verano (ILV) y en 1949 se establecieron las primeras misiones jesuitas en Chiriaco.
También el siglo pasado, durante la década de los 90, el río Cenepa fue escenario de la guerra entre Perú y Ecuador. Y en el presente siglo del enfrentamiento denominado “baguazo” cuyos protagonistas fueron también integrantes de esta población indígena.
Introducción
Los pueblos indígenas awajún están distribuidos en los departamentos de Amazonas, Caja­marca, Loreto, San Martín y Ucayali (Calderón, 6).
El antropólogo Jaime Regan señala que “los awajún pertenecen a la familia lingüística jíbara que se extendía desde la sierra de Ayabaca y la sierra sur de Ecuador hasta la selva alta de los ríos Santiago y Marañón (Hocquenghem, 1989). No tenían ninguna forma de organización centralizada, sino reconocían los jefes de las unidades familiares. En el caso de amenaza de afuera, se organizaban en torno a un jefe militar, reconocido por su experiencia, sabiduría y valentía (Harner, 158-169).
Los mochicas o los lambayeque (750-1375 d.C.) habrían obtenido de la región del Chinchipe (en territorio awajún) mucho del oro para su orfebrería”. La tradición oral awajún habla de conflictos con los «iwa», probablemente los mochicas o lambayecanos (Guallart, 1990: 47-50). El Inca Tupa Yupanqui trató de conquistar a los jíbaros de la ceja de selva pero fracasó. Según el cronista español Pedro de Cieza de León 1967, 199: «Por los Bracamoros entró y volvió huyendo, porque es mala tierra aquella montaña». Según el mismo autor, también fracasó: «Público es entre muchos naturales de estas partes que Guayna Capa entró por la tierra que llamamos Bracamoros y que volvió huyendo de la furia de los hombres que en ella moran» (ibíd.: 228).Capítulo I: El degollador
Étsa, el Sol, es el principal héroe cultural de los Awajún. Se apareció en forma de hombre, fue un hábil guerrero que uso sus poderes y habilidades especiales para capturar al monstruo Ajáim, transformarlo en árbol y combatir a los Iwa. Étsa está asociado simbólicamente a las actividades mas­culinas como la caza, pesca, preparación de las chacras, construcción de casas y tala de árboles, entre otras (Guallart, 1989; 1990).
De sus enfrentamientos mitológicos con los Iwa adquirieron la práctica de capturar y degollar a sus enemigos, mediante la tsantsa.
Cuando llegaron los españoles, los jíbaros ocupaban la región  del río Chinchipe, Santiago y Marañón. A partir de 1543 los conquistadores españoles repartieron a los jíbaros en encomiendas exigiendo tributo en oro. En 1576, el jesuita Miguel de Fuentes escribió que habían matado a unos españoles por los malos tratos.
El motivo de este levantamiento de los indios fue por las abundantes minas de oro que se labran con insoportables trabajos de los indígenas y demasiada opresión de los españoles, quienes sobrepasaron el tributo anual de aquellos que pagaban en oro, y se los exigieron cada seis meses, después cada mes, luego cada semana, y de allí pasaron a obligarlos a que lo pagasen todos los días, y en cantidad tan excesiva que no pudiendo completarla, determinando sacudir su intolerable servidumbre.
“Después de esta rebelión, los españoles de Jaén dejaron de trabajar las minas de oro por temor a otra tragedia, y se dedicaron a hacer grandes plantaciones de tabaco. Durante los siglos XVII y XVIII los jíbaros no permitieron entrar a su territorio ni soldados ni autoridades o vecinos españoles.
Así los jíbaros mantuvieron su libertad durante el resto del período colonial, aunque siempre había algo de contacto con la sociedad cercana por medio del comercio. Al comienzo del siglo XX algunos awajún trabajaron con los patrones caucheros, pero asesinaron a los que cometían abusos” (Martín Cuesta, 1988, V: 17-18).
Capítulo II: La Misión Alta del Marañón
La investigadora Sandra Negro afirma que: “A solicitud del gobernador español Diego Vaca de la Vega al virrey don Francisco de Borja y Aragón, príncipe de Esquilache, se funda en 1619 a orillas de la margen izquierda del río Marañón y al pie del Pongo de Manseriche la ciudad de San Francisco de Borja. Una vez fundada la ciudad se repartieron los pobladores indígenas entre los miembros de la expedición, para que trabajasen en los lavaderos de oro. Como tales encomiendas eran muy duras, los indios huyeron y en 1635 promovieron un alzamiento general atacando la ciudad de Borja donde mataron a muchos españoles. Para pacificar la región el nuevo gobernador Pedro Vaca de la Cadena, pensó que era necesaria una “buena cristiandad” y para alcanzarla solicitó que fuesen enviados miembros de la Compañía de Jesús. A principios de l637 llegaron a la ciudad española de Borja los primeros jesuitas. Ellos fueron Lucas de la Cueva y Gaspar de Cugia. Su primer trabajo fue pacificar a los indígenas y para alcanzar este objetivo consiguieron del gobernador un “perdón general” para los que se habían rebelado. Este fue el primer paso que posibilitó el establecimiento de la misión de Maynas”.
La expulsión de los jesuitas de las posesiones españolas y portuguesas en América entre 1759 y 1767, culminó en 1768 con la salida definitiva de los religiosos de la misión de Maynas. Al tiempo del arresto y expulsión de los jesuitas, la misión de acuerdo con la reorganización territorial realizada en 1753 -a petición de los superiores de la Compañía de Jesús- llevada a cabo por el presidente de la Real Audiencia de Quito, don Juan Pío de Montúfar, marqués de Selva Alegre, estaba dividida administrativamente en tres sectores y a cada una de ellas le correspondía una circunscripción misional. A Borja le correspondía la Misión Alta del Marañón, mientras que para Omaguas era la Misión Baja del Marañón y finalmente a Napo estaba vinculada con la Misión del Napo. El gobernador de Maynas residía en San Francisco de Borja, temprana ciudad española del siglo XVI y posterior misión jesuítica en los siglos XVII y XVIII.
Los historiadores de la Misión de Maynas señalan que con la salida de los jesuitas, las reducciones se vieron sumergidas en un notable abandono, tanto en lo espiritual, como en lo económico y que este fue el principal motivo de su decadencia y desaparición. Sin embargo es importante señalar, que si bien se documentan cifras de aproximadamente 12,000 a 14,000 cristianos nuevos en Maynas, la situación misma de las reducciones estaba en plena decadencia desde 1740 en adelante. A manera de ilustración se puede señalar que en 1751 la ciudad de San Francisco de Borja, cabeza de la Misión Alta del Marañón, solo contaba con “17 habitantes entre españoles e indios” y el pueblo de Santiago de las Montañas “que conserva 4 mestizos y 10 indios, porque todos han abandonado estas ciudades”. Las razones para esta situación son varias:
1. El avance de los portugueses que fue mermando y causando graves pérdidas a los misioneros en relación a la evangelización y a los poblados mismos.
2. Los indígenas cristianizados o “neófitos”, que pese a los denodados esfuerzos de los jesuitas durante más de un siglo, continuaban siendo religiosamente inestables, situación agravada al estar inmersos en culturas amazónicas no cristianas.
3. El relativamente pequeño número de religiosos frente a una inmensa extensión territorial, con la población totalmente dispersa y trashumante.
4. El despoblamiento de las reducciones ribereñas, debido a las epidemias y las altas tasas de mortalidad, las cuales dejaban no sólo una estela de pueblos abandonados, sino un menor número de conversos y el reto de buscar nuevos pobladores en el interior de la selva para cristianizar, convirtiendo todos los esfuerzos realizados en nada.
5. Serias dificultades relativas al financiamiento de tan grande empresa, que a pesar de los intentos internos de la misión, tales como elevar la producción local, o externos, como la adquisición de haciendas próximas a Quito, lo cierto es que nunca se logró disponer de los fondos necesarios para una obra espiritual de tal envergadura.
Capítulo III: Misiones evangélicas y carretera marginal de la selva
En el año 1924 llegó el misionero evangélico nazareno Roger Winans con su esposa y un grupo de familias evangélicas para vivir y establecer una escuela entre los awajún del río Marañón (Guallart 1990: 226; Greene 2009:267). Las actividades de los Winans en su largo tiempo con los awajún incluían no solamente introducir la Biblia y la importancia de poder leer, escribir, y hacer matemáticas, sino también introducir nuevas ideas de identidad nacional -unos de sus estudiantes eran los primeros awajún que pidieron su Documento Nacional de Identidad (DNI)-, organización comunitaria y valores relacionados al mercado.
En 1947, el Instituto Lingüístico de Verano (ILV) envió un grupo de lingüistas al territorio awajún, quienes llevaron a cabo su obra de evangelización y, al mismo tiempo, de formación de profesores bilingües entre la población. En 1949 se estableció una misión jesuítica en Chiriaco, actual capital del distrito de Imaza, provincia de Bagua, Amazonas. En el año 1953 se creó la primera Escuela Primaria Bilingüe y, en 1972, se implantó oficialmente esta modalidad educativa. Así, llegaron los primeros maestros awajún bilingües, quienes expandieron la doctrina evangélica a lo largo de la década del setenta.
En los años ochenta la mayoría de la población awajún se declaraba cristiana, aunque había reinterpretado esta religión de acuerdo con su particular visión del mundo. Adicionalmente, en la actualidad también se verifica la presencia de grupos otros religiosos: católicos, nazarenos, evangélicos, adventistas, sabatistas e israelitas del Nuevo Pacto Universal, algunos de los cuales desarrollan, además de las labores pastorales y evangelizadoras, diversos trabajos educativos, sanitarios, promocionales, asistenciales y de asesoría, ejerciendo influencia en la marcha de las comunidades y sus organizaciones.
Los awajún aprendieron que un valor de aprender a leer y escribir es tener control y acceso al dinero (Greene 2009: 269). Los misioneros también les impedían y hacían desistir de sus prácticas tradicionales como la de utilizar plantas alucinógenas para visiones. Los misioneros trataban de formar un nuevo líder comunitario, a partir de los valores que ellos transmitían y no en la tradición awajún.
La iglesia católica, mediante el Vicariato Apostólico de San Javier del Marañón no permitió que los evangélicos ganaran todas las almas de los awajún y empezó a fundar sus propias escuelas también. Las dos misiones seguían en la misma dirección de Winans, introduciendo documentos e ideas de ciudadanía nacional y religión civilizada. En noviembre de 1952 el ministro de Educación del Perú entregó una resolución oficial autorizando que el Instituto Lingüístico del Verano (ILV) empezara un curso para entrenar a profesores bilingües con la intención explicita de occidentalizar los pueblos indígenas para que participen mejor en la vida nacional (Larson y Davis 1981: 393). El Instituto, una organización adventista, abrió una escuela para profesores en Yarinacocha (Ucayali) y empezaron a fundar escuelas en todas partes de la selva con sus nuevos profesores. Los primeros libros de texto utilizados en las escuelas bilingües demuestran las intenciones del programa: junto a los textos escritos, vemos los símbolos visuales de la nación tales como banderas peruanas, la escuela, martillos y serruchos para la producción y construcción, la ropa occidental, los estándares de salud, y los símbolos del mercado como dinero y artículos de mercadería. En 1953 el ILV tenía sólo un profesor awajún en una escuela: Salomón Katip. En 1975 el número ya había crecido a 133 profesores awajún en 67 comunidades, la mayoría de las cuales se formaron con la llegada de un profesor y la construcción de una escuela (Larson y Davies 1981: 338).
Las escuelas awajún constituyeron más de la tercera parte de todas las escuelas del ILV en la selva peruana (Greene 2009: 283). También, muchos de los awajún más educados, recibieron la oportunidad de viajar a la costa, gracias a la Iglesia del Nazareno, para recibir instrucción secundaria. Gran número de estos awajún se hicieron profesores bilingües y los primeros organizadores políticos en los años 1950 y 1960 (Greene 2009: 285). El profesor bilingüe surgió como un nuevo tipo de autoridad indígena antes desconocido. Él actuaba como intermediario principal entre su pueblo y la sociedad dominante por su capacidad de hablar los dos idiomas y manejar el mundo de libros, documentos, mapas, números, finanzas, entre otros temas. Además, con su sueldo mostraba a su pueblo el uso de dinero, comprando y vendiendo mercaderías y acumulando productos extranjeros, y actuaba como catalizador de más integración al mercado de la comunidad (Greene 2009: 291) En 1978, casi todas las radios, tocadiscos, relojes y otros objetos fabricados que daban prestigio eran propiedad de los maestros (Brown 1984:107). Por lo tanto, el profesor pronto se volvió en líder comunitario y mediador político.
En 1970 llegaron Adolfo Juep e Israel Katip, dos profesores bilingües del Marañón enviados por el ILV, para empezar la primera escuela awajún en el Alto Mayo en la comunidad de Bajo Naranjillo. Los mismos que dos años después fundaron escuelas en Naranjillo, Shimpiyacu, Alto Mayo y Shampuyacu (Brown 1984: 37-38).
La construcción de la carretera entre Bagua y la región San Martín generó la migración de la población hacia la provincia de Rioja donde se establecieron. Como resultado se ha creado el distrito de Awajún en el Alto Mayo, con una mayoría indígena.
Capítulo IV: El Oleoducto Norperuano
El diseño del oleoducto norperuano se inició en 1972, cuando el Gobierno del general Juan Velasco Alvarado encargó a Petroperú, dependiente en la década de los setenta del Ministerio de Energía y Minas; realizar los estudios requeridos para su construcción y plantear los contratos con las compañías capaces de efectuar tal obra.
El contrato para el diseño definitivo fue adjudicado en 1973 a la firma Bechtel. El 16 de septiembre de 1974 ambas partes lo suscribieron.
El tendido de los primeros tubos del Oleoducto Norperuano demandó dos años, con participación internacional.
El 31 de diciembre de 1976, la Estación 1 del Oleoducto (San José de Saramuro) recibió petróleo de los yacimientos de Petroperú, y el crudo pesado mezclado con el ligero llegó a la Terminal de Bayóvar el 24 de mayo de 1977. El 7 de junio del mismo año el buque tanque Trompeteros realizó el primer embarque de crudo con destino a Refinería La Pampilla, en Lima.
La construcción del Oleoducto demandó del esfuerzo de 7,800 trabajadores, de los cuales mil eran extranjeros.
Petroperú construyó posteriormente el Oleoducto Ramal Norte, que va desde la Estación Andoas a la Estación 5. Entró en operaciones el 24 de febrero de 1978.Utilizando la carretera de mantenimiento del Oleoducto, se construyó la actual carretera a Santa María de Nieva. Actualmente un ramal de la carretera asfaltada llega a Saramiriza, capital del distrito Manseriche (Datem del Marañón) en la región Loreto, cruzando el río Nieva.
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ANEXO 1: Homilía Padre David Samaniego SJ
«A las tres de la tarde atracamos en Santa María de Nieva en el puerto de don Gerónimo Roldán. Esperan formados todos los niños y niñas de la escuela con su maestro don Julio Núñez al frente de ellos.
En cuanto divisan que ondea la bandera en la popa de nuestra canoa enseguida se dan cuenta de que es el padrecito el que viene y bajan inmediatamente al puerto. Poco después llega doña María Torres Pacífico, la mujer de don Roldán y los demás moradores del pueblecito que vienen a saludar al P. Martín Cuesta y el hermano Salegui. A los pocos minutos de atracar y cambiar las primeras impresiones se presenta también la balsa con el resto de la carga. Provisionalmente nos acomodamos en el cuarto de la escuela que está desocupado.
Todos los vivientes hispanos y aguarunas presentes reciben con gran regocijo y entusiasmo la noticia de nuestro establecimiento definitivo aquí en el Nieva y de todos los planes que traemos de escuela aguaruna y de gran provecho para este incipiente pueblo de Santa María de Nieva».
Diario de la comunidad jesuita de Santa María de Nieva.
Formamos parte de la familia de la Compañía de Jesús, ella es el resultado de los sueños de un grupo de siete estudiantes de la Universidad de París que, en 1534, a iniciativa de Ignacio de Loyola decidieron ir a Tierra Santa a poner su vida al servicio de Jesucristo. No habiendo logrado llegar a Jerusalén, decidieron ponerse al servicio del Papa, decisión que condujo a la fundación de la Compañía de Jesús en 1540.
Y les dijo «Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación» (Cf. Mc 16, 15)
72 años después de la llegada del Padre Martín Cuesta, un 13 de octubre de 1949, nos reunimos en la parroquia Virgen de Fátima para manifestar nuestra devoción a María la Madre de nuestro salvador Jesucristo. Y, a agradecer que, a imitación del Padre Cuesta un grupo de vecinos junto a nuestras autoridades, nos trajeron de regreso la celebración de la fiesta patronal, luego de un año de pausa a consecuencia de la pandemia el año 2020. Quiero mencionar al Padre Aníbal Oyola, párroco de nuestra iglesia virgen de Fátima, al Padre Carlos Quintana, Hermano Silvestre, comunidad de religiosas Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús y Religiosas Siervas de San José. Agradecemos a los señores, Paulo César Tuesta Mendoza, Omar Criollo, Isaías Pintado, ingeniero Espinal, Hugo Samaniego, Silvia Samaniego, Karla Atalaya, Ani Uriarte, la profesora Gladis, los esposos Rosa y Jackson Coronel, Hilbert Saavedra, Luis Taijín. Instituciones: Municipalidad Provincial de Condorcanqui, Gerencia Sub Regional, Red de Salud, Subprefectura, UGEL-C, PNP. Comerciantes y donantes. Comisiones, procesión: Cornelio Mendoza y equipo. Omar Criollo y equipo. Verónica Wipio, Liliana Flores, Ani Uriarte y equipo. Misael Tsejempo y equipo. Familias, entre ellas la familia de la licenciada Marveli, familia Coronel. Comisión de cine infantil. Comisión de representación de la llegada del Padre Cuesta. Comisión de Adoración al Santísimo. La suma de voluntades y la coordinación con vecinos e instituciones nos permitieron concretar con satisfacción las actividades religiosas, culturales y deportivas del programa patronal.
Tengamos presente a nuestro país, nuestra provincia, nuestro pueblo de Santa María de Nieva, nuestras familias y nuestras vidas. Que María en su infinita bondad interceda ante su hijo por cada uno de nosotros. Invoquemos a Dios por nuestros seres queridos que nos dejaron en estos últimos años o a consecuencia de la pandemia 2020-21.
Nuestra mirada de fe de la festividad en honor a la virgen de Fátima nos posibilita mirar a María como mujer que alaba y cuida de las culturas. Como la Nugkui awajún Madre del Señor que viene a visitarnos para acerca a Dios su creación. María Nugkui nos enseña el camino hacia su hijo Jesús. María Nugkui nos conduce a Jesús. De la mano de María Nugkui, revisemos la historia de Santa María de Nieva, primero, como acontecimiento español del siglo XVI y segundo, como refundación de los jesuitas, como puesto de misión, a mitad del siglo XX.
Fundación de Santa María de Nieva
Según el Padre José Martín Cuesta fue el capitán Juan de Salinas Loyola, primo hermano de San Ignacio, quien saliendo del primer asiento Santiago de las Montañas en Jibarra, en los últimos días de julio de 1558, fundara Santa María de Nieva, antes de embarcarse para pasar el pongo de Manseriche y descubrir todo el bajo Marañón y el Ucayali. Para el Padre Cuesta, el 5 de agosto pudo estar en la ribera izquierda del río Nieva; y hacer la fundación en un alto de su confluencia con el Marañón, de tierra firme y compacta, donde no puede haber derrumbes, ni por el lado del Marañón ni del Nieva, defendido por unas peñas. Continúa el Padre Cuesta, el sitio que escogió Salinas para fundar su Santa María de Nieva es seguro y vistoso.
El Padre Cuesta, infiere que los trozos de tejas que encontró en 1950, al abrir las zanjas para la construcción de la iglesia, constituye una prueba fehaciente de que allí había estado el asiento de Santa María de Nieva de Juan de Salinas Loyola, que perduró varios siglos. Quizá más de uno pueda preguntar por qué escogería este nombre de Santa María de Nieva. Posiblemente por alguna de estas dos razones: porque el mismo capitán Salinas hubiera vivido algún tiempo en España, en una villa que lleva el mismo nombre o porque alguno o algunos de sus capitanes o soldados hubieran nacido en ella.
Según el Padre Cuesta, por la premura del tiempo, es fácil suponer que Salinas permaneció unos cuatro o cinco días aquí. Luego de la fundación que pudo muy bien hacerla el 5 ó 6 de agosto de 1558 partió río Marañón abajo. En los días que Salinas permaneció en Nieva tuvo tiempo para realizar cuanto le correspondía, como Gobernador y Justicia mayor, en la formación del Cabildo y nombramiento de las primeras autoridades de Santa María de Nieva, y en hacer el reparto de encomiendas, entre los 27 vecinos fundadores de dicha ciudad.
Vecinos fundadores de Santa María de Nieva
El mismo Salinas en su 1ª relación de 10 de junio de 1571 refiere quiénes fueron los primeros fundadores de esta ciudad entre quienes se repartieron las tradicionales encomiendas de Indias.
1. Gerónimo Maraver. 2. Juan de Salinas Peña. 3. Asencio Vello. 4. Alonso Díaz Deza. 5. Alonso Melgarejo. 6. Juan Amado. 7. Pedro Descobar. 8. Alonso Fernández. 9. Juan Adán. 10. Juan de Cabrera Barrera. 11. Diego de Serpa. 12. Juan de Bustamante. 13. Antonio de Pereyra. 14. Bartolomé Méndez. 15. Pedro Alonso. 16. Pedro Sánchez. 17. Alonso Hernández. 18. Bartolomé Sánchez. 19. Juan Gómez Marín. 20. Juan de Saldaña. 21. Alonso de Tolosa. 22. Juan Gonzales. 23. Alonso Pérez. 24. Pedro Esteban. 25. Hernando de Buitrón. 26. Damián Pérez. 27. Hernando de Solís.
Indudablemente a todo el que visita el Nieva, le impresiona gratamente el lugar por su panorama y por sus perspectivas halagüeñas de perdurar. Esa misma impresión recibió Salinas cuando lo contempló por primera vez. “Es tierra y pueblo que permanecerá por ser rica y tener las partes que se requieren”.
Re-fundación de Nieva (Fundación de la Misión de Nieva)
Al cabo de tres visitas se decidió la fundación de la Misión de Santa María de Nieva. La primera, realizada por el P. Cuesta fue el 13 de diciembre 1946. Un año después, el 17 de enero de 1947, a las 11 a.m., el Padre Cuesta desembarcó en Santa María de Nieva. Posteriormente, el 21 de agosto de 1948 regresó a visitar el Nieva, esta vez en compañía del Prefecto Apostólico R.P. Ignacio García Martín SJ para determinar dónde convenía abrir el primer puesto misional con los Aguarunas. Finalmente, el 13 de octubre de 1949, a las tres de la tarde, el Padre Cuesta llegó a Nieva, acompañado del Hermano Salegui para hacer la fundación definitiva de la nueva Santa María de Nieva.
Cuenta el Padre Cuesta: «El Señor quería que nuestra llegada al Nieva, fuera al día siguiente 13, consagrado a la Virgen de Fátima. Al día siguiente busqué una casa-chocita, donde pudiéramos instalarnos con cierta comodidad, hasta tanto construyeramos la nuestra. Dios quiso que encontrara una desocupada, […] Cuando el dueño lo supo el domingo siguiente 16 se alegró mucho de que ocuparamos su casita y ni que decir tiene que no nos quiso cobrar nada por su alquiler. Se llama Cenobio Lozano». Unos días después el 28 de octubre de 1949, el Padre Cuesta hizo de conocimiento público el trabajo que venía realizando a través de una publicación en la revista “de nuestra vida” escrita desde Santa María de Nieva, con el título “Se abre un nuevo puesto misional en Santa María de Nieva”. La carta que fue dirigida al entonces Viceprovincial del Perú R.P. José Torrijos, en resumen, decía lo siguiente: “Muy amado en Cto. R.P. Viceprovincial: El pasado 21 le mandé a V.R. por Borja el siguiente telegrama, que supongo recibirá: Fecha trece octubre Misión San Javier Marañón abrió puesto misional Santa María de Nieva. Trabajase activamente construcciones necesarias para obra misional. Sírvase notificar Señor Ministro efectos consiguientes”.
Evangelización, investigación y educación
La atención pastoral sacramental, educativa y social de la Misión del Alto Marañón, hunden sus raíces en la experiencia misionera de los jesuitas del siglo XVII y XVIII. Esta, partió con el conocimiento del idioma para elaborar catecismos en lengua aguaruna, además de estudios de corte sociológico y antropológico. Para conocer quién es, cómo vive y en qué cree el pueblo aguaruna el Padre José Luis Jordana escribió «Mitos e historias aguarunas y huambisas de la selva del Alto Marañón» (1974), José María Guallart, «El mundo mágico de los aguarunas» (1980); «Entre Pongo y Cordillera» (1990), «La tierra de los cinco ríos» (1997); «El Vicariato de San Francisco Javier del Marañón» (1999) y Jaime Regan, «Hacia la tierra sin mal: La religión del pueblo en la Amazonía» (1993). Por otro lado, Manuel García Rendueles, elaboró una completa compilación de cuentos «Duikmun…antiguamente…tradición oral de los aguarunas» (1977); Yaunchuk, «los mitos de los huambisas II» (1999) y Jaime Regan un «Diccionario Aguaruna-Castellano» (1993), además de escribir diversos artículos relacionados con el tema.
Actualmente, los jesuitas del Alto Marañón acompañan la misión desde la parroquia virgen de Fátima. El área educativa comprende el proyecto Horizontes, y el Instituto Fe y Alegría. El área social, la ONG para la promoción e investigación “SAIPE” y radio Kampagkis. El área pastoral comprende la pastoral sacramental, el Centro Cultural “Francisco Rodríguez Contreras-Pancho Kapantu”, el Centro de Espiritualidad Tunaants y la Pastoral Indígena. Finalmente, comprende los puestos de misión de Villa Gonzalo en el río Santiago, con el catequista Cirilo Serekam. Huampami, en El Cenepa con presencia de las Hermanas misioneras del Sagrado Corazón de Jesús, y Chiriaco, con presencia del Padre Wilmer Fernández encargado de la parroquia y las hermanas Siervas de San José, a cargo del colegio internado Fe y Alegría 62 en Wachapea.
De 1949 a la fecha, muchos hombres y mujeres se han sumado a esta noble misión: Padre Martín Cuesta. Hno. Valentín Salegui. P. Carlos Purón. P. José Ma. Gil Rubio. P. Bernardo Betancour. P. Javier Purón. P. Manuel García Rendueles. P. Rogelio Martínez. P. Ubaldo Ramos. Hno. Santiago Lafuente. Hno. José Ma. Escrivá. P. José Ma. Garín. Hno. Gregorio Garmendia. Hno. Felipe Nevado. Hno. Luis Fariñas. P. Martín Cuesta. P. José Hernández. P. Gonzalo Puerta. P. Antonio Hornedo, P. Francisco Rodríguez Contreras. P. José María Guallart. P. Carlos Riudavets.
Hno. Silvestre Fernández. P. Fermín Rodríguez Campoamor. P. Fernando «Pacho» Roca. P. Evaristo Odar Alburqueque. P. Carlos Quintana. P. Aníbal Oyola Vela.
Nuestra historia de salvación tiene desarrollo en un mundo creado y dado en administración. Estamos invitados a cuidarla, trabajarla y compartirla. Awajún, wampís e hispanohablantes, formamos una familia, la familia de Cristo, nuestro salvador quien en la cruz nos dio a su madre: “Mujer ahí tienes a tu hijo. […] ahí tienes a tu madre” (Jn 19, 26-27). «Se trata de María “la que escucha y recibe” la Palabra, la que “ofrece” generosamente al Padre el Hijo convertido en “varón de dolores”, la que siente nacer en su corazón silencioso y pobre, la Iglesia de la misión y profecía». (E. Franco Pironio). Se trata de María la madre de Dios, la que, en 1917, en Cova de Iría, se apareció a unos pastorcillos que la escucharon, creyeron y respondieron con su vida. Llevados de una fuerza sobrenatural, ellos imitaban sus gestos y repetían sus palabras: «Recen mucho, ofrezcan oraciones, pidan por la conversión de los pecadores». Insistió: Rezar el rosario hasta que logremos la paz y el fin de las guerras.
Que transmitamos que su inmaculado Corazón es el refugio y Camino que conduce a Dios.
Lucía y sus primos Francisco y Jacinta Marto nos comparten su experiencia de fe. Que en palabras de Jesús se traduce: «En aquel tiempo, hablando Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios e inteligentes, y las revelaste a los niños» (Mateo 11,25).

Hacia un futuro sostenible

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La Reserva Comunal Amarakaeri (RCAM) está ubicada en los distritos de Fitzcarrald, Manú, Madre de Dios y Huepetuhe, provincia de Manú, departamento de Madre de Dios; y tiene una superficie de 402 335,62 hectáreas. Su establecimiento busca contribuir a la protección de las cuencas de los ríos Madre de Dios y Colorado, a fin de asegurar la estabilidad de las tierras y bosques para mantener la calidad y cantidad de agua, el equilibrio ecológico y un ambiente adecuado para el desarrollo de las comunidades nativas Harakmbut.
La RCAM es una de las más grandes reservas comunales del país. Posee una alta variedad fisiográfica, compuesta por terrazas, colinas y montañas, en diversos pisos de selva alta y baja, con una gran variedad de ecosistemas y microclimas que brindan refugio a un enorme número de especies de fauna y flora, muchas de ellas en situación amenazada.
La región amazónica de Madre de Dios alberga pueblos indígenas únicos en su diversidad cultural, creencias, organización social y sistemas económicos y políticos. En la reserva y en su zona de influencia están presentes las etnias Harakmbut, Yine y Matsiguenka, gestores, beneficiarios directos y guardianes de la conservación de esta importante área natural protegida.
Fuente: www.sernanp.gob.pe/amarakaeri

Apurímac y el camino a la prosperidad

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Por Luis Carranza– Diario El Comercio
Hasta hace unos pocos años, al igual que regiones vecinas, Apurímac presentaba los indicadores más desalentadores del país en materia de bienestar económico y social. La región se encontraba en un estado estacionario de reducido crecimiento económico y elevada pobreza. En el 2007, los indicadores de Apurímac como PBI per cápita, nivel de pobreza y desnutrición crónica estaban en las ubicaciones 24, 23 y 20, respectivamente, de un total de 24 regiones. La competitividad regional se encontraba en el penúltimo lugar.
Este lúgubre panorama ha comenzado a cambiar. La acertada decisión de la población y sus autoridades de apostar por el crecimiento económico impulsado por la inversión es el factor del cambio. El proyecto Las Bambas se ha convertido en el motor del crecimiento económico de Apurímac. En los últimos ocho años, el PBI real regional ha crecido en promedio más de 8% anual. En sus etapas iniciales de exploración, construcción y desarrollo, el proyecto ha generado una fuerte dinámica sectorial, principalmente en construcción, servicios y agricultura que han aumentado en el mismo período 260%, 57% y 44% en términos reales, respectivamente.
El ingreso promedio mensual por persona en la región ha aumentado en 114% entre el 2007 y el 2015 (pasó de 432 a 926 soles). Al 2015, el 98,8% de las personas económicamente activas se encuentra laborando. De la misma forma, los sectores que más han crecido en empleo son construcción, hoteles y restaurantes, minería y comercio alcanzando un incremento de 103%, 54%, 45% y 41%, respectivamente. Todo este fuerte dinamismo económico ha permitido que la pobreza regional disminuya de manera sustancial, de aproximadamente 74% en el 2009 a 36% en el 2015.
Asimismo, este fuerte impulso en la actividad minera está alimentando mayores recursos para inversión pública, la cual ha crecido un 590% entre el 2007 y el 2015. La inversión pública de los municipios de la región aumentó de 28 millones a 406 millones de soles y la del gobierno regional de 58 millones a 244 millones de soles.
Así también, parte de los recursos obtenidos por el Estado en el proceso de concesión del proyecto minero a través del Fondo Social Las Bambas ha sido destinado en favor de la población. El Fondo Social ha ejecutado 121 millones de soles, con una cartera de 84 proyectos sociales. Del total de proyectos sociales, 33 correspondieron a agua y saneamiento, 21 a educación, uno a salud, tres a energía y 26 a fortalecimiento de capacidades en generación de empleo en favor de la población. El Fondo Social Las Bambas tiene un alto nivel de ejecución de los recursos entre los fondos sociales del país, con un 91,7% de ejecución. Asimismo, la creación de mecanismos públicos innovadores como el adelanto de parte del canon ha permitido financiar proyectos de inversión pública de manera temprana.
En los siguientes años, el pueblo apurimeño puede avanzar por la senda de la prosperidad, pero debe vencer todavía ciertos obstáculos que van desde las protestas antimineras radicales, pasando por mitigar los impactos negativos que pueda tener la operación minera, hasta una buena gestión pública a nivel local. Para ello se requiere un trabajo coordinado de todos los actores políticos y sociales de la región. Esta labor debe ser liderada por el gobierno regional para trabajar una agenda de prosperidad que permita utilizar los enormes recursos del canon de la manera más eficiente y evitar las malas experiencias vividas en otras regiones que no supieron aprovechar las ventajas de la explotación de los recursos naturales.
La agenda de prosperidad tiene que construirse de manera consensuada y, si bien es cierto que la columna vertebral debe ser la infraestructura, no se deben dejar temas centrales como las mejoras en las condiciones de vida y los indicadores sociales, así como los temas de capital humano y proyectos productivos. El Apu Rimaq nos puede contar la ruta a la prosperidad que debería recorrer nuestro país.

AIDESEP-ODECOFROC

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TRES PERIODOS. Pizango presidió Aidesep durante ocho años/DiarioLaRegión.com
Por Nelly Luna Amancio– Ojo Público
Una auditoría realizada a las finanzas de la principal organización indígena del Perú revela irregularidades en el uso de más de US$130 mil de fondos privados de la cooperación internacional. Documentos -a los que Ojo-Publico.com tuvo acceso- muestran que los hechos se registraron durante las gestiones de Alberto Pizango, luego del llamado ‘Baguazo’ en el 2009.
La principal organización indígena del Perú, la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep), está involucrada en un caso de malversación de fondos de la cooperación internacional. Las irregularidades se conocieron luego de que una auditoría interna detectara el desvío de por lo menos US$130 mil hacia cuentas personales de directivos de dicha organización.
La actual junta directiva de la Aidesep -en una carta oficial enviada a sus cooperantes el pasado 15 de julio del 2016- aceptó la existencia de irregularidades financieras (aunque no detallan los montos por cada uno de los donantes afectados) en la administración de los fondos entregados por la Agencia de Desarrollo y Cooperación de Noruega (Norad), la Fundación Ford, la organización Pan para el Mundo y en menor medida, Rainforest Foundation Norwey (RFN).
Según la carta, a la que accedió Ojo-Publico.com, las irregularidades ocurrieron durante la gestión de Alberto Pizango Chota, presidente de la Aidesep entre los años 2006 y 2014. Precisamente, después del llamado ‘Baguazo’, enfrentamiento que dejó 33 personas fallecidas en la localidad de Bagua, el 5 de junio del 2009. El documento, además de responsabilizar a Pizango, también señala responsabilidades en Henderson Rengifo Hualinga, extesorero de la gestión investigada y hoy presidente de Aidesep; así como a Agoustina Mayán, exadministradora de la organización indígena en la citada época.
Mayán, al ser entrevistada por Ojo-Público.com, sostuvo que todos los hechos se realizaron con el consentimiento de Pizango: “Luego de las lamentables muertes [del Baguazo] muchas cosas pasaron. Hubo muchos hermanos presos, líderes perseguidos, ataques y no había presupuesto para eso. Todo lo que se hizo fue con el consentimiento y conocimiento de los directivos”, dice la exadministradora de Aidesep, señalada como una de las responsables de transferir los fondos de la organización internacional a su cuenta personal.
En la misiva, la actual junta directiva acepta que “las funciones dirigenciales de controles administrativos no fueron cumplidas en ciertos casos por el expresidente [Alberto Pizango] y por su extesorero [Henderson Rengifo]”. A pesar de los hallazgos de la auditoría, los actuales dirigentes han dicho que no presentarán denuncias penales, y que solo aplicarán sanciones internas en el marco de la justicia indígena. Han pedido que no sean elegidos en cargos públicos o dirigenciales y que “devuelvan lo adeudado”.
Es una “forma de justicia indígena interna, ante el fracaso y politización de la justicia penal o civil en el país”, dice la carta.
ALBERTO PIZANGO AUDITADO
El principal involucrado, Segundo Alberto Pizango Chota (51), es uno de los líderes más importantes del movimiento indígena amazónico, pero también uno de los más cuestionados. Originario de la etnia shawi, en la región Amazonas, estudió educación en la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana, fue dirigente de la Organización Regional de los Pueblos Indígenas de San Lorenzo-Loreto (Corpi), y el 2006 fue elegido por primera vez presidente de la Aidesep.
Pizango fue reelegido dos veces y su trayectoria en esta organización se extendió hasta el 2014. Durante el 2009 participó activamente en las protestas contra los decretos legislativos que originaron el denominado ‘Baguazo’. En ese momento, el Ministerio Público lo acusó de ser el responsable intelectual de los trágicos sucesos de Bagua y semanas después el dirigente buscó asilo político en Nicaragua, bajo la presidencia de Daniel Ortega.
“Yo creo que esa carta ha sido enviada para quedar bien con la cooperación, porque a mí internamente me han pedido disculpas, dice la exadministradora de la Aidesep”.
Diferentes acciones del dirigente han sido duramente cuestionadas y denunciadas por organizaciones indígenas regionales. En diciembre del 2012, un grupo de dirigentes lo denunció por suscribir un convenio de US$73 mil con la empresa brasileña de hidrocarburos Petrobras.
El expresidente de la Aidesep ha intentando ocupar cargos públicos en dos ocasiones. El 2002 postuló a la alcaldía distrital de Balsa Puerto por la agrupación Movimiento Independiente Integracionista Alto Amazonas; luego, el 2014, al mismo cargo por Fuerza Loretana, la agrupación política que lideraba el expresidente regional de Loreto acusado de actos de corrupción, Iván Vásquez. Actualmente Pizango es militante de esta agrupación.
Ojo-publico.com intentó comunicarse con Alberto Pizango, pero no hubo respuesta hasta el cierre de este artículo. Su hijo, Plinio Pizango solo informó que ambos tomarán medidas legales contra las personas que quieran involucrarlos en malos manejos financieros.
Otro de los responsables de las irregularidades financieras reportadas es Henderson Rengifo, originario del pueblo Achuar, y dirigente cercano a Pizango. Fue su tesorero en dos periodos directivos (2009-2014) y su compañero político: el 2009 adquirió en la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) el kit electoral para recolectar firmas e inscribir el partido político Alianza para la Alternativa de la Humanidad (APHU), que lideraba Pizango. En diciembre del 2014 Rengifo postuló a la presidencia de la Aidesep y fue elegido para el periodo 2015-2017.
TESORERO Y PRESIDENTE. Henderson Rengifo, actual presidente de Aidesep y ex tesorero en dos periodos de Alberto Pizango/ Servindi.
INVESTIGACIONES PENDIENTES
En la carta, enviada por la Aidesep a los cooperantes, se menciona que hay “otras cuentas por rendir por parte de otros ex dirigentes” (no mencionan los nombres) y exasesores como Plinio Pizango (hijo de Alberto Pizango), y señala que estos montos han sido reconocidos como deudas y que existe el compromiso de devolución”.
Consultado sobre esta denuncia, Plinio Pizango rechazó las acusaciones e indicó que nunca había manejado fondos de la Aidesep y que solo desempeñó labores en calidad de asesor. “He enviado una carta notarial para que la actual junta directiva se retracte de esas acusaciones. Yo he brindado mi testimonio a la auditora”, sostuvo. El hijo de Pizango dijo que él confió su talonario de recibo por honorarios a la anterior administradora de la Aidesep, Agoustina Mayán, y que ella los usó y cobró sin su consentimiento.
“Todo esto yo lo he aclarado a la auditora, por eso no entiendo porque la carta me menciona”, dice Plinio Pizango, y atribuye esta denuncia a las disputas políticas al interior de la organización.
La actual junta directiva de Aidesep ha decidido no denunciar las irregularidades encontrados en la auditoría durante la gestión de Pizango.
A quién la carta en mención sí atribuye responsabilidades detalladas es a la exadministradora Agoustina Mayán. “[Ella] aprovechó situaciones de crisis y emergencia en defensa de derechos indígenas, que la llevó a delegar funciones y reducir controles administrativos para encubrir la transferencia de fondos a su cuenta personal y dejar sin aclarar el destino de más de 400 mil soles [unos US$130 mil]”, se lee en el documento.
Agoustina Mayán -contadora de profesión- rechazó los cargos en entrevista con Ojo-Publico.com y dijo que todos los pagos y transferencias se hicieron con autorización de la junta directiva liderada por Alberto Pizango. “Luego del Baguazo vinieron momentos muy duros. Yo lamento decir esto, pero yo creo que esa carta ha sido enviada para quedar bien con la cooperación, porque a mí internamente me han pedido disculpas por mencionar mi nombre“, dice Mayán, también presidenta de Odecofroc (Organización de Desarrollo de las Comunidades Fronterizas del Cenepa, en Amazonas).
La actual junta directiva de Aidesep ha decidido no denunciar las irregularidades encontradas en la auditoría durante la gestión de Pizango y en la que el actual presidente oficiaba de tesorero. “Se hizo las investigaciones, se saben las irregularidades, se conocen las cifras, sus responsables y se dieron las sanciones“, se lee en el documento enviado. Uno de los donantes, Rainforest Foundation Norwey, pidió al auditor de la Aidesep que siga investigando y recogiendo los testimonios de los involucrados que hasta el momento no han querido declarar.
Al cierre de edición, Javier Ciurlizza, representante de la Fundación Ford para la región andina, dijo a Ojo-Publico.com que están informados de los resultados y de todos los detalles de la auditoría independiente realizada a Aidesep y que están evaluando las medidas institucionales que tomarán frente a las irregularidades detectadas.
Aidesep es una organización nacional creada el 27 de mayo de 1985 y funciona como una organización civil sin fines de lucro. Actualmente agrupa a 65 federaciones que representan a alrededor de 1,809 comunidades. Las conclusiones de la auditoría ha puesto en evidencia también las pugnas políticas internas al interior de una de las organizaciones indígenas más importantes de la Amazonía.

La isla de Fushía

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Un fragmento de la nueva novela de Irma del Águila, basada en la historia que inspiró “La casa verde”, de Mario Vargas Llosa.
Por Irma del Águila
– Juan Fushía, para servirle.
– ¿Fushía?
En 1958, un endeble hidroavión aterrizaba en el río Santa María de Nieva al pie de un humilde caserío del mismo nombre, estratégicamente ubicado muy cerca de la confluencia de aguas con el gran Marañón.
A bordo iban los miembros de una expedición científica encabezada por el antropólogo mexicano Juan Comas, que recopilaba información de campo sobre los pueblos aguaruna y huambisa, además de los intelectuales peruanos José Matos Mar, profesor y director del novísimo departamento de Antropología de la Universidad de San Marcos, Efraín Morote Best, antropólogo y folklorista, y José Flores Aráoz, director de la revista Cultura Peruana. Mario Vargas Llosa, con solo veintidós años, fue invitado a unirse a esta comitiva de peso. El joven escritor ya preparaba maletas para seguir el doctorado en España, pero antes realizaría este primer viaje a la exuberante Amazonía que para él, muchacho de la urbe, era decir a otro mundo que apenas presentía a través de las lecturas de Tarzán y de ciertos seriales cinematográficos. Aquel escenario resultaba radicalmente diferente, ajeno a todo lo que a él pudiera sugerirle la palabra civilización o a lo que él entendía entonces por baluartes de los procesos civilizatorios.
– Sí, Juan Fushía… ¿Aló? Disculpe, con los años me voy ensordeciendo…
Cristina gritaba, casi. La señal era una resonancia que se angostaba mientras Fushía se desplazaba por la calle, el celular en la mano y se ensanchaba metros más allá. La comunicación era endeble: en el siglo XXI, Nieva seguía siendo un punto recóndito del país.
De las imágenes de la vida en la selva, registradas puntualmente en un cuaderno de notas, Vargas Llosa iba a retener tres historias que luego serían parte del complejo entramado de su novela “La casa verde”. La primera tiene que ver con la misión católica de Santa María de Nieva, donde las monjas mantenían una escuela consagrada a las niñas de las etnias aguaruna y huambisa. Las religiosas, en un indesmayable afán evangélico, se internaban en la selva cada tanto, escoltadas por un destacamento militar, para recolectar niñas de los caseríos indígenas. Las arrancaban de sus hogares, entre forcejeos, griteríos desgarradores y lágrimas, para brindarles una educación cristiana y los rudimentos de una formación escolar. Culminado el proceso de aculturación, llegado el momento de dejar el internado, las muchachas enfrentaban un destino incierto, cuando no dramático: les quedaba regresar a sus comunidades de las que habían sido desprendidas de raíz; terminar de sirvientas en casa de algún patrón o autoridad; o migrar por su cuenta, solas, empujadas al hambre y, en el peor escenario, al ejercicio de la prostitución.
-Señorita, ¿llama usted de Lima?- preguntaba Fushía. En los oídos de Cristina resonaba la entonación cantada de los habitantes de la selva.
La segunda historia involucra a Jum, jefe aguaruna de la localidad de Urakusa. Poco antes de la llegada de los académicos, el indígena había sido capturado por los militares y conducido a Nieva; se le colgó de un árbol en la plaza, con el torno desnudo, y se le azotó hasta que perdió el conocimiento; en el colmo del escarnio público, se le rapó la cabeza. En represalia, dijeron las voces, por la golpiza que recibiera un cabo del Ejército de manos de los aguarunas. De nada sirvió que el cacique, según los mismos informantes, se hubiera interpuesto entre su gente y el militar para que se respetara su vida. Jum, al borde del paroxismo, solo atinaba a exclamar, desfalleciente, una y otra vez, piruano soy: atrapado por el delirio, se aferraba al imposible ejercicio de la ciudadanía peruana.
-Sí, señor, llamo de Lima -y este mensaje se reproducía en un amplísimo eco-. Dee-liii-maaa.
La tercera historia alude a un tal Fushía, comerciante de ascendencia japonesa que señoreaba en los territorios aledaños a la cuenca del río Santiago, afluente del Marañón. El japonés mercadeaba caucho, pieles y madera con los aguarunas, huambisas y shapras. Los testimonios recogidos por Vargas Llosa dan cuenta de su paso devastador por las comunidades: se había hecho de una mesnada de nativos que asaltaba los caseríos, anticipándose a la llegada de otros patrones del caucho, birlando la mercancía. El hurto de las bolas de jebe y de las pieles de animales que los indígenas cazaban en el monte, así como lo avezado de sus incursiones fluviales, fueron alimentando una leyenda negra que alcanzaba su clímax con los episodios que relataban el robo de mujeres. El personaje vivía escondido en una isla remota, se decía, sin coordenadas precisas, surcando días sin cuenta el río Santiago; ahí mantenía un verdadero harem amazónico, con sus mujeres cautivas. Vargas Llosa refiere que en los días de su primera visita a la selva, en el año 58, una niña de doce años, antes amancebada con Fushía, había conseguido huir de la misteriosa isla. Aunque él mismo no llegó a tener contacto con la niña, sí lo hizo el antropólogo Morote Best, a su paso por el poblado de Chicais. En Nazareth, Vargas Llosa recogió el relato que un lugareño hizo de una de las incursiones de la banda de Fushía a un poblado de la zona. Después de reducir a los aguarunas, el japonés se vistió de aguaruna, se pintó el rostro y el cuerpo con tinte de achiote y rupiña, y dio inicio a una celebración de lupercales: fueron horas de vertiginoso baile y de borrachera con masato y cantos febriles alrededor de una fogata, hasta caer rendido.
De las circunstancias que rodeaban al personaje seguramente era la isla de Fu
shía la que más encendía la imaginación popular. Esa isla, señalaban las voces, estaba oculta en un lugar del bosque amazónico, río arriba, llegando a las estribaciones de la cordillera del Cóndor, la inhóspita región fronteriza con el Ecuador.
– ¿Aló?, ¿diga? -volvió a perder la voz de Juan Fushía. La telecomunicación con la selva era un evento fortuito-. ¿Usted es…? -y el eco de su propia voz saturaba la red.
Y no más; la isla seguía siendo un punto sin referencias geográficas precisas. Mantenía una realidad incierta, casi fantasmagórica. Y siguió siéndolo para Vargas Llosa: en “La casa verde” no es posible encontrar señas precisas del paisaje isleño, ninguna alusión que pudiera servir de orientación concluyente. La novela da cuenta, eso sí, de las fatigas de Fushía y Lalita, su mujer iquiteña, por alcanzar la isla bien guarecida en la agreste selva:
…después siguieron, Santiago arriba, deteniéndose a dormir y a comer en poblados huambisas de dos, tres familias. Y una semana más tarde, abandonaron el río y durante horas navegaron por un caño estrecho donde no entraba el sol y tan bajo que sus cabezas tocaban el bosque. Salieron y él, Lalita, la isla, mírala, el mejor sitio que existe, entre el monte y los pantanos…
En “Historia secreta de una novela”, Vargas Llosa sabe muy poco de la isla, apenas los rumores que la gente coloreaba a su gusto y que el escritor recogía aquí y allá, versiones a veces contradictorias, aumentadas por el espanto y el morbo popular. Lo único concreto era que la tal isla estaba, en los relatos al menos, sobre el Alto Santiago, en territorio huambisa:
En ese tiempo los huambisas casi no tenían contacto con el “mundo civilizado”, y en torno de ellos, como de todas las tribus jíbaras peruanas y ecuatorianas, corrían leyendas de ferocidad y sangre. “No vaya allá, no sea loco, los huambisas son peligrosos —le decían a Tushía los ‘cristianos’ de los pueblos que cruzaba—. Se lo van a comer, lo van a matar.” El misterioso japonés no escuchó los consejos, se internó en el río Santiago y se instaló en una pequeña isla en la parte más espesa de la región, ya muy cerca de la frontera con el Ecuador, donde permanecería hasta su muerte."La isla de Fushía", de Irma del Águila Novela: La isla de Fushía
Autora: Irma del Águila
Edición: Alfaguara
Páginas: 208
Precio: S/ 69.00
Vida y obra: Irma del Águila  (Lima, 1966)
Socióloga y escritora. Es una de las pocas autoras peruanas que cultiva el género de novela histórica. Entre sus libros figuran “El último capítulo” (2001) -finalista del Concurso de Novela Corta del BCR-; “Moby Dick en Cabo Blanco” (2009); y “El hombre que hablaba del cielo” (2011) -ganadora del III Premio de Novela Breve de la Cámara Peruana del Libro-.
Fuente: El Dominical del Diario El Comercio.