Evangelio según San Mateo 24,37-44.
En aquél tiempo Jesús dijo a sus discípulos: Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé.
En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre.
De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado.
De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada.
Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.
Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa.
Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.
Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:
Tal vez han experimentado, como yo, la dificultad de mantenerse despierto en un momento particular. Recuerdo una tarde, en el año 2000, durante una peregrinación a Europa e Israel, visitando el palacio de Versailles, cerca a París. Este fue el día diez de veintiocho, y ya fui cansado después de días en Lisboa, Fátima, Santiago de Compostela, Oviedo, Lourdes y Bordeaux. Fue una tarde calurosa de septiembre, y he peleado para mantenerme despierto y en todos los lugares, el palacio elegante y majestoso de Versailles. Hubiera preferido quedarme en el hotel y dormir que hacer turismo, pero me ha sentido obligado a acompañar los otros peregrinos. Esto no fue exactamente la memoria de Versailles que he querido ni planeado.
En este Primer Domingo del Adviento, Jesús nos dice (Mateo 24:37-44) a “¡estar despiertos!” El nos dice de estar alertas y conscientes de lo que pasa alrededor de nosotros. El introduce el ejemplo de Noé en el Libro de Génesis, y como estar alerto y consciente de los caminos de Dios le ha salvado y a su familia, y a los animales, del diluvio destructivo. El nos llama a este mismo estar alerta y consciente, en particular en relación a la venida del Señor. En esos momentos, Jesús habla de la Segunda Venida del Señor, mientras hoy nuestro énfasis es sobre la Primera Venida del Señor, el nacimiento de Jesucristo en Belén. Al comenzar el Adviento empezamos una peregrinación de cuatro semanas de preparación espiritual para la venida del Salvador.
En la Primera Lectura del Libro del Profeta Isaías (2:1-5), Isaías transmite el mensaje de Dios que tenemos que acercarnos a Dios para que el “nos enseñe sus caminos”. El nos da una linda imagen que esta enseñanza va a traer cambios en nosotros: tantos que vamos a “hacer arados de sus espadas y sacarán hoces de sus lanzas”. Estos son cambios significativos, y Dios nos dice que estamos llamados a cumplirlo. Pero, esto es necesario que nos acercamos al Señor, y lo escuchamos. Luego, y solamente así, vamos a “caminar a la luz de Dios”.
En nuestra Segunda Lectura de la Carta de San Pablo a los Romanos (13:11-14) el también nos dice a “despertar” porque “nuestra salvación está ahora más cerca”. De nuevo, tenemos que ser alertas y conscientes de la presencia del Señor y para actuar y vivir según sus enseñanzas. Si ‘dormimos’ perdemos (we snooze, we lose). Si estamos lejos de Jesús como nuestro Señor y Salvador, no vamos a compartir en su gracia y su vida, y no vamos “tomar las armas de la luz” que estamos llamados a ser.
El tiempo del Adviento nos da muchas oportunidades para cultivar este despertar y estar conscientes en nosotros mismos, nuestras familias, y nuestra comunidad. Esto requiere un espíritu de escuchar, y para darnos cuenta que necesitamos la presencia activa de Jesús en nuestras vidas. De esta manera vamos a celebrar su nacimiento, habiendo sido renovados en su vida y su gracia. Imaginase si está invitado a una fiesta de cumpleaños, pero se ha quedado en la esquina, y no ha entrado en las actividades de la celebración. Esto no sería un tributo a la amistad con la persona honrada. También, con el nacimiento del Señor Jesús, tenemos que participar activamente y compartir en su vida para darle honor, en su nacimiento, por nuestro fiel testimonio y vivir el evangelio.
Nuestras lecturas del tiempo del Adviento nos llevan, día tras día, en un viaje hacia la venida del Señor Jesús por su nacimiento. No solamente los cuatro domingos, sino cada día, hacemos un paso más adelante en ser alertas y conscientes de la presencia de Dios, de sus enseñanzas, y lo que pide de nosotros. Les invito a buscar las oportunidades para compartir más plenamente en este viaje litúrgico, por ser más atento en la Eucaristía Dominical, y tal vez hasta tratar a asistir un día por semana con tantas horas disponibles.
Al volvernos más ocupados preparando nuestras casas para la Navidad, también es el tiempo a prepararnos espiritualmente para la Navidad. Tenemos que ir más allá que el árbol y el oropel, más allá que las tarjetas y los regalos para reconocer el verdadero regalo de la Navidad: Jesucristo. Nuestra oración diaria y tratar de escuchar y responder a Dios será una fuente de gracia para nosotros, al volvernos más alertas y conscientes de la obra de Dios en nuestras vidas, y como podemos compartir esa nueva y abundante vida espiritual con otros. En lugar de las cuentas de tarjetas de crédito y cuentas bancarias sobregiradas debemos preocuparnos sobre la cuenta ‘espiritual’ estamos haciendo con Dios, y dar fruto en nuestro diario vivir.
Antes de darnos cuenta vamos a celebrar la gran fiesta de la Navidad. Que no dejamos para mañana lo que podemos hacer hoy, para volvernos más alertas y conscientes de la primera venida de Jesús en nuestras vidas y en el mundo. Que escuchemos las palabras de Jesús: “¡estar despiertos!”.
“Lo mejor que me ha pasado como sacerdote”
La sorprendente confesión del Padre Kenneth Iwunna, misionero en una zona remota de Etiopía entre la tradicional tribu nómada Borana
El Padre Kenneth siempre ha querido ser sacerdote. En su niñez iba a Misa todas las mañanas. Así que a veces llegaba tarde a la escuela y era castigado por ello, pero eso no impedía que fuera a la iglesia. Le gustaba mucho ser monaguillo; el sacerdote era su gran modelo a seguir. “Me gustaba todo lo que hacía el sacerdote”, dice con una sonrisa.
Su sueño se hizo realidad y este nigeriano de 45 años ingresó en la orden espiritana y se ordenó sacerdote. Actualmente, trabaja como misionero en Etiopía, lo cual también era su sueño.
“Cuando aún era seminarista, un sacerdote regresó de Etiopía. Era una persona muy buena y modesta, pensé que también yo quería ir a Etiopía. No sabía nada de este país, pero quería ir allí. Antes de ser ordenados, pudimos escoger tres lugares en el mundo donde nos gustaría llevar a cabo nuestro ministerio, escribí en primer y segundo lugar Etiopía; en tercero, Nigeria”, recuerda.
Desde hace 7 años, el padre Kenneth es misionero entre los Borana, una tribu nómada tradicional del sur de Etiopía. Si bien hoy en día muchas familias se han hecho sedentarias, algunas de ellas todavía se desplazan con sus rebaños por la zona.
El sacerdote recuerda: “Mi primera impresión fue que realmente es una zona muy remota. Es parte del carisma de nuestra orden trabajar en regiones remotas donde la Iglesia tiene dificultades”.
Hoy, es párroco de la parroquia de la Santa Cruz de Dhadim. De los 9.000 habitantes, 5.000 son ya creyentes católicos, con tendencia al alza. Mucha gente quiere ser bautizada.
“Para los Borana, lo más atractivo del cristianismo es que toda persona es amada. También les impresiona la universalidad de la Iglesia, por lo que quieren pertenecer a ella. Del mismo modo que celebramos la Santa Misa aquí, se celebra en Roma o en otros lugares”, afirma el padre Kenneth.
En la parroquia hay mucha vida. Hay catequesis y cursos bíblicos; además el padre Kenneth ha establecido una pastoral vocacional, que ya está dando sus frutos: dos chicas Borana quieren ser religiosas, y cinco chicos muestran interés por el sacerdocio. Los jóvenes son particularmente activos: 250 participan regularmente en la parroquia.
Gracias a la ayuda de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), cada año pueden participar entre 65 y 100 jóvenes en un programa pastoral, de tres días de duración, en otra diócesis.
“La mayoría de ellos nunca han estado fuera de su aldea. Es una experiencia importante para ellos, conocer y compartir experiencias con jóvenes de otras tribus. No hablan el mismo idioma, pero nos aseguramos de que alguien haga de intérprete. Los jóvenes crecen en la fe y tienen una nueva experiencia de Iglesia. También es positivo porque después están más motivados para aprender otro idioma, como el inglés, e ir a la escuela. Estos días no solo son beneficiosos para ellos, sino también para toda la Iglesia. Cuando los jóvenes regresan, comparten sus experiencias en la iglesia. También las personas mayores están muy interesadas en ello”.
Gracias al apoyo de AIN, se ha creado un programa para matrimonios que han adoptado la fe cristiana. El padre Kenneth expone:
Para los adultos recién bautizados, es un problema no estar casados por la Iglesia porque no pueden recibir la comunión. Muchos no pueden permitirse: comprar anillos, ropa de fiesta o pagar la celebración que tienen que organizar, así que nos ocupamos nosotros, organizamos bodas para varias parejas y conseguimos todo lo que necesitan para la celebración. Es un gran alivio para las parejas cuando finalmente se casan por la Iglesia y pueden recibir la comunión“.
También ha mejorado la situación de las mujeres:
“Tradicionalmente, las mujeres Borana son muy tímidas, la tradición no les permite hacer nada fuera del hogar. La Iglesia está tratando de ayudarles a salir más, les damos la oportunidad de ser catequistas y de enseñar. La gente lo ha aceptado y ahora les gusta. También animamos a las niñas a que vayan a la escuela, de esta manera, el número de matrimonios muy precoces ha disminuido considerablemente. Confiamos en la evangelización a través de la educación”.
En general han mejorado muchas cosas. En el pasado, en la región se producían frecuentemente disputas tribales. La situación ha mejorado considerablemente, gracias a la presencia de la Iglesia católica.
“Solo en épocas de sequía se producen de vez en cuando conflictos entre agricultores y pastores que buscan pastos”, explica el sacerdote. “Con el fin de mejorar aún más la situación, nos gustaría organizar próximamente cursos de paz, reconciliación y diálogo interreligioso en la iglesia“.
Sin embargo, no faltan desafíos:
“Las carreteras son muy malas, la mayoría de las vías solo se pueden recorrer a pie, motocicleta o bicicleta. A veces tengo que recorrer entre 25 y 30 kilómetros. Cuando tengo que atravesar solo el bosque, a veces me entra miedo, puesto que hay leopardos, serpientes enormes y muchas hienas. Cuando me llaman a una emergencia, a menudo tengo que viajar solo de noche“.
Al padre Kenneth le gustaría pasar toda su vida en Etiopía. Es feliz como misionero entre los Borana:
“Es la mejor experiencia que he tenido como sacerdote. Mi fe se ha fortalecido aún más. Puedo ayudar a la gente que no puede ayudarse a sí misma. Puedo ayudarles a conocer mejor a Dios y, de ese modo, les doy vida. Eso es lo mejor que me podía haber pasado“.
Información sobre el proyecto:
Desde hace cinco años, ACN apoya la labor pastoral en la parroquia de la Santa Cruz de Dhadim, aportando anualmente entre 4,800 y 5,000 euros.
El proyecto se titula: «Pastoral Work Strengthening Project in favour of Holy Cross Parish, Dhadim»
La ayuda se destina a la formación de catequistas, a reuniones para jóvenes y las celebraciones de matrimonios para parejas que, tras su bautismo, deciden casarse por la Iglesia pero no disponen de fondos para hacerlo, a las que se refiere en el artículo.
Además se organizan cursos de retiro y otras actividades pastorales. Se ha presentado ya una nueva solicitud para 2020; pero todavía no se ha tomado una decisión. Sin embargo, esperamos poder seguir ayudando.
ACN apoya en Etiopía, de media, con casi 40 proyectos anuales. En 2018 préstamos ayuda por un total de más de 1.05 millones de euros.
Fuente: www.es.aleteia.org