Cuando Vargas Llosa no apoyó la unión civil

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Escribidor convenido

Por Martha Meier Miró Quesada- Editora Diario El Comercio
El escritor Mario Vargas Llosa ha salido con todo a apoyar la unión civil, pero en el 2003 calladito estuvo cuando la congresista Martha Moyano presentó una iniciativa similar.
El escribidor afirma ahora –como si el Perú fuese Cuba–  que “muchos millones de peruanos” […] por ser homosexuales fueron escarnecidos y vilipendiados hasta extremos indescriptibles, encarcelados”.
Vargas Llosa olvida, convenientemente, que los únicos que vilipendiaron, torturaron y asesinaron homosexuales fueron los terroristas, especialmente del MRTA, y que esos asesinatos fueron celebrados desde “Cambio”, dirigido por Yehude Simon (ahora firmante pro unión civil). Ambos, coincidentemente, usan el tema para atacar al cardenal Juan Luis Cipriani. Vargas Llosa escribe que “muchos millones de peruanos” [fueron] “encarcelados” por ser homosexuales. Si eso fuera cierto, ¿por qué no apoyó la propuesta de unión civil de Martha Moyano durante el gobierno de Alejandro Toledo? El Nobel, además, solo menciona la llamada Ley Bruce, conociendo que hay dos proyectos en el Congreso.
La explicación quizá sea que Moyano es fujimorista, y él jamás reconocerá que algo bueno pueda salir de ese sector. Eso mismo lo lleva a invisibilizar las  propuestas de “patrimonio compartido” del pastor Julio Rosas, y “asociación solidaria” de la conservadora legisladora Martha Chávez (fujimoristas los dos). La unión civil impulsada por Moyano, que Vargas Llosa no apoyó en el 2003, fue boicoteada por el Movimiento Homosexual de Lima (MHOL), so pretexto de que era “copia” de una ley argentina. Esto pese a que se adecuaba a las necesidades y expectativas de la comunidad gay peruana, y al mayoritario sentir de la población sobre el tema. El asunto no es simple. Según la última encuesta de El Comercio elaborada por Ipsos Perú, la unión civil (Ley Bruce) es desaprobada por 6 de cada 10 peruanos (61%).
La buena noticia es que la mayoría (54%) respalda que las parejas gays puedan formar un patrimonio común, heredarse mutuamente, acceder a seguros de salud, contar con pensión de viudez e invalidez y tomar decisiones relacionadas a la salud de la pareja o compañero/a de vida. Lo que en la práctica es un reconocimiento y protección legal del vínculo homosexual.
A dos personas que se aman y están dispuestas a establecer un compromiso de por vida (con sus responsabilidades y sacrificios) no se les puede seguir negando una salida legal para ejercer sus derechos a construir su destino.
En una reciente entrevista de la periodista Diana Seminario, el constitucionalista Fernán Altuve abogó por consensuar una norma que proteja el patrimonio de las parejas del mismo sexo o de quienes –independientemente del sexo– deciden hacer vida en común.
Para Altuve basta reformar el Código Civil para que dos personas adultas, independientemente de su sexo, establezcan “compromisos que hoy la ley solo considera para parejas casadas”. Propuso, además, una comisión que evalúe los tres proyectos (Bruce, Rosas, Chávez) para buscar una fórmula “que adapte, en el campo patrimonial, lo mejor de cada uno”.
Lograr esto es un gran paso para la libertad individual y el derecho a construir una vida plena, feliz y productiva.
Se requiere ahora un clima de tolerancia, sin ataques ni insultos, menos a la figura del cardenal, aunque eso le pese a Vargas Llosa.
Sociedad solidaria: Martha Chávez opina
La sociedad solidaria no es más que el acuerdo voluntario entre dos personas mayores de edad que hacen vida común con el objeto de asistirse, apoyarse y que origina derechos patrimoniales. Esta iniciativa no altera el estado civil ni la relación de parentesco entre sus firmantes. Considero que al cuestionario le faltó una pregunta relacionada con no restringir esta protección legal a las parejas homosexuales sino aplicarla también a toda situación solidaria de dos personas.
Es necesario llenar un vacío con respecto a la relación que establecen las personas, y que no son necesariamente de carácter sexual o afectivo, sino de convivencia, de mutua ayuda, por ejemplo, las que se dan entre parientes o amigos y que hicieron un patrimonio en común. Me parece que así opina la mayoría de peruanos.
Siempre me opondré a cualquier tipo de relación humana que no se adecúe a la institución natural. Nuestra Constitución tiene reconocido al matrimonio y a la familia. Entonces, pensar en que puede haber un matrimonio entre personas del mismo sexo no es posible.

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