La sociedad peruana tiene un gran problema en su sub-conciente: piensa que siempre hay una bala de plata que lo saque del problema. Esa bala de plata se llama hoy Consulta Previa. Con ello se busca disminuir la violencia social que se ha desatado a nivel nacional en contra de las industrias extractivas por los potenciales afectados y una agenda política bien definida. El problema es que abre la Caja de Pandora de todas nuestras taras como sociedad, nuestros traumas raciales que permitieron un orden estamental por varios siglos y que hoy, -en una sociedad donde las placas tectónicas sociales se mueven con mayor rapidez por las libertades políticas y económicas que gozamos, a pesar de todo-, pierden sentido pues somos una sociedad que recién se está cuajando una identidad. Seguimos siendo retazos; estamos en proceso de crear un tejido social, una identidad basada en la pluralidad de nuestros orígenes pero con un destino en común. Hemos empezado a reconocernos en la comida, por algo se empieza.
Justo en ese momento, se presenta el tema de la Consulta Previa. Cualquier persona instruida sabe que la costa y sierra del Perú es mestiza desde el s. XVI. Sobre el Tahuantinsuyo de los Incas se forjó traumáticamente el Virreynato: sobrevino la viruela, la guerra entre los conquistadores y luego entre los encomenderos y la Corona (los indígenas como tropa de ambos bandos) se cambió a la fuerza una economía basada en la agricultura a una economía extractiva (se inventa la mita minera y se divulga el uso de la hoja de coca) con la consiguiente hambruna; hay una crisis demográfica y se importan indígenas de Centro América y negros esclavos ante la falta de mano de obra, etc. Es sobre esos espacios geográficos que se imponen las reformas del Virrey Toledo: la sociedad se organiza en cabildos de indios (todos los sobrevivientes fueron agrupados no importando su grupo étnico) y cabildos de españoles. La organización campesina se basa en los usos y costumbres de Castilla del S. XVI. De eso trata la tesis doctoral de José María Arguedas “Las comunidades de España y el Perú” (1968). Somos mestizos hasta en la unidad productiva más pequeña.
Ese mensaje no era lo que el Gobierno Militar de la FFAA quiso divulgar (como tampoco quiso divulgar que la panacas reales Quechuas mantuvieron sus privilegios y dominios hasta la rebelión de Túpac Amaru II), pues ante años de opresión, justificaban el apoyo popular al régimen en la revancha histórica. Hoy somos mestizos con DNI, participamos del juego democrático; por lo tanto ciudadanos y como tales que se apliquen las leyes y las normas. La búsqueda de un trato diferenciado proviene de un interés político y de la siempre presente “criollada” en el alma nacional.
Donde sí se debe aplicar la Consulta Previa es en la selva pues son territorios y personas que han entrado recién hacia finales del s. XIX en la historia político-social-económica del país. También fue un encuentro traumático: los esclavizamos durante el boom del caucho y el Estado se hace presente desde la segunda mitad del s. XX. Según el censo del 2007 son 330 mil personas organizadas en 48 grupos étnicos, que son propietarios de 11 millones de hectáreas (de los 77 millones de hectáreas que tienen la selva). Hay que incorporarlos a la vida político institucional, -como cualquier otro ciudadano-, asegurando desde el Estado que se respeten las normas ambientales y que se beneficien de las políticas públicas.
Comunidades son parte de la solución
Por Sandra Alvarado Santillana y Paulo Rivas Peña- Diario Gestión
Entre el 29 de abril y el 1 de mayo se realizó un encuentro entre los pueblos indígenas, empresarios y representantes del Estado. Se abordó el tema minero y petrolero.
Durante 72 horas, en la lejana localidad de Santa María de Nieva, capital de la provincia de Condorcanqui (Amazonas), más de 53 líderes indígenas y 19 empresarios se reunieron en busca de derribar fronteras.
También estuvieron presentes algunos representantes del Estado en el foro “Propuestas inclusivas de desarrollo para la zona de Bagua y Condorcanqui: Negocios con comunidades nativas”, organizado por la Asociación Tendiendo Puentes.
Miguel Ferré, presidente de la asociación, señala que el objetivo central del encuentro fue generar confianza entre el Estado, las comunidades indígenas y los
empresarios.
Ferré y profesor del PAD de la Universidad de Piura, también fue parte del equipo de viajeros. Bajo el sofocante sol de Amazonas, refiere que una vez que se logre la confianza entre los involucrados, el siguiente paso es generar propuestas de desarrollo social y económico.
“El respeto y la confianza son la clave para que se pueda caminar; seguramente se han dejado pasar oportunidades de negocio porque no había claridad”.
Cosas a la cara
El primer día del encuentro una de las principales recomendaciones que realizó Ferré fue el hablar de forma directa. “Digámonos las cosas a la cara, aquí no debe haber rumores ni chismes”.
Y así parece haber sucedido. Empresarios y representantes de las comunidades expresaron sus posiciones en temas en los que existe mayor coincidencia como el desarrollo de actividades agrícolas y en algunos más polémicos como es el caso de las actividades extractivas.
Fue evidente la tensión inicial que surgió en el encuentro al abordar asuntos del sector minero y petrolero. Sin embargo, para los organizadores del foro la idea es tratar y enfrentar los puntos más difíciles, pues así se despejarán las dudas de todas las partes.
“Las comunidades nativas son parte de la solución de sus propios problemas y de los problemas del país”, asevera el presidente de Tendiendo Puentes, y les recomienda a las comunidades que arriesguen más, tras señalar algo que se ha hecho evidente en los últimos años, que ellas tienen el poder, pues tienen la capacidad de parar cualquier proyecto.
“Nuestra filosofía es que todos los actores que son las comunidades y las empresas deben ganar en esa operación conjunta”, indica Ferré.
Para Tendiendo Puentes, ya está más que claro que los pueblos nativos quieren participar de manera directa de los beneficios de los proyectos económicos en sus zonas, pues los impuestos y el canon no los benefician de manera directa y sienten que no están representados en la estructura política del Estado.
Ahora ya plantean también su participación como socios de los proyectos.
Antecedente
Este es el IV foro que realizan y el primero descentralizado. La Amazonía es una zona que ya conocen muy bien, pues han viajado en varias oportunidades.
Este trabajo tiene como antecedente el denominado Baguazo (5 de junio del 2009). Luego de realizarse un trabajo en el PAD sobre este conflicto, Miguel Ferré decidió crear Tendiendo Puentes.
El especialista vio que el problema de fondo es esa desconfianza mutua por desconocimiento y malas experiencias anteriores.
“Dijimos que la única manera de romper el hielo es acercar a eso dos mundos que se desconocen. No hay unos buenos y otro malos”, señala el profesor del PAD.
La región amazónica tiene 754,139.84 km² (57.9% del total del Perú). Según el Censo del 2007 hay 1,786 comunidades.
Desde fines de los años noventa (1999) hasta el 2009 se habrían perforado 646 pozos en la Amazonía; de ellos, 252 son activos y producen petróleo, y 14 gas; 202 fueron abandonados, 22 son inactivos, 107 son de exploración y 49 son inyectores de agua o gas. A mediados del 2009 existían en esta región 2.3 millones de hectáreas de concesiones mineras (3% de la región), según un informe del CEPLAN.
Arista propone cambios
Para José Arista, presidente regional de Amazonas, lo que nos falta es conocernos y reconocernos.
Indicó que dentro del lenguaje awajún y wampis, la palabra empresa no existe, por lo que señaló que este tipo de encuentros resultan motivadores para acercar a la gente a estos conceptos, reduciendo los miedos naturales a lo de afuera. Recordó que hace algún tiempo conversó con representantes del Ministerio de Economía y les manifestó que el sistema de inversión privada está mal diseñado, pues es el empresario el que ahora tiene que ir a conversar con las comunidades y las autoridades cuando es el Estado el que debería asumir dicha tarea.
“Los empresarios no están hechos para eso, pues no tiene el expertise para negociar con las comunidades o los gobernadores, lo que debería de hacer el Estado es conversar con las comunidades y buscar las potencialidades de la comunidad y ofrecerlas al empresario. Esa negociación la debe hacer el mismo Estado, y una vez saneada la propiedad y con las condiciones de la comunidad, hacer la subasta y al que ofrezca más y ejecute el proyecto”, sostuvo.
Abiertas a la inversión
El presidente regional de Amazonas señala que hay comunidades que sí están abiertas a la inversión, incluidas las extractivas, además se debe de cambiar las normas hacia un esquema más competitivo, pues últimamente solo hay denuncios para impedir que otros tengan la capacidad para hacer excavaciones.
“Eso está mal, eso paraliza al país que tiene ingente necesidad de atraer inversión privada.