La diferencia entre estructura y función en el pensamiento humano es a veces difícil de entender no solo por personas no entrenadas sino incluso por psicólogos que tienen ya alguna formación en estos temas. En este artículo intento esbozar las características más generales de esta diferencia tomando como contexto el pensamiento formal de Piaget y (para seguir con el tema del post anterior) los errores de pensamiento.
La teoría Piagetana planteó al mundo un modelo de ser humano como una persona que evoluciona y tiende a la razón. Tal planteamiento fue aceptado por muchos y cuestionado por otros, especialmente por aquellos que asumen una irracionalidad inherente a la condición humana. A partir de las afirmaciones de Piaget muchos investigadores se interesaron en el desarrollo del pensamiento formal, y dentro de esto, hubo un interés especial en los errores del pensamiento. La teoría piagetana hacía pensar en un ser humano potencialmente lógico y racional, pero ¿era cierta tal racionalidad? Nos encontramos con la dicotomía competencia/desempeño (también entendida como la oposición entre estructura y función), dicotomía de gran importancia dentro de los enfoques teóricos en psicología del pensamiento.
Si no estoy equivocada, el término competencia fue propuesto originalmente por Chomsky en 1957 en el contexto de su teoría lingüística, para diferenciar el sistema de competencia lingüística subyacente a los factores de desempeño que aparecen en el uso cotidiano del lenguaje (los lingüistas pueden corregirme si no es así). Esta distinción ha sido aplicada en la psicología del pensamiento, en la que se hace una diferenciación entre la competencia y el desempeño concreto en el razonamiento. Esto ha generado dos niveles de análisis distintos que ya empezaron a verse en los últimos trabajos de Piaget e Inhelder –especialmente por influencia de esta última- y que han sido continuados por sus seguidores:
Por un lado, el análisis estructural, que concierne a la capacidad básica de comprensión de los elementos de un problema, (lo invariable en la configuración del problema, más allá de las aparentes transformaciones) y por otro lado, el análisis de los procedimientos, que tiene que ver con el éxito práctico en el problema y con los patrones de razonamiento que se usan para solucionarlo.
Las estructuras son sistemas operatorios de los cuales los sujetos no son siempre conscientes. Ellas muestran lo que el individuo puede hacer en un dominio cognitivo, dan cuenta de su capacidad cognitiva general y están jerárquicamente organizadas. Por el contrario, los procedimientos son secuencias de acción organizadas hacia una meta y son necesarios para la resolución de un problema. Ellos dan cuenta de cómo el sujeto resuelve la tarea y no son jerárquicos en el sentido de que la posesión de un procedimiento no implica la posesión de ningún otro.
Estas dos dimensiones (estructura y procedimiento) pueden ser consideradas como dos polaridades de toda actividad cognitiva (Inhelder y Piaget, 1979), y deben ser vistas como complementarias más que como antagónicas. Teóricamente se plantea que si bien los seres humanos cuentan con una capacidad estructural general en términos de las operaciones lógicas de las que son capaces por haber alcanzado el estadio de las operaciones formales, también pueden cometer errores y tener un razonamiento incorrecto o sesgado, si se analiza éste desde un punto de vista del desempeño. El estudio clásico de Shayer y Wilman (1978) mostró que sólo una minoría de estudiantes alcanzaron la respuesta correcta en una tarea de operaciones formales; otros estudios en lógica deductiva formal (como el de Wason y Johnson-Laird, 1972, de “las cuatro tarjetas”) mostraron que una gran mayoría de adolescentes no alcanzan el nivel correcto de solución deductiva. Yo misma, en una investigación realizada acerca del razonamiento probabilístico, encontré discrepancias similares entre la estructura del pensamiento y la solución de problemas de probabilidades.
Ante estos resultados aparentemente paradójicos se han propuesto muchas respuestas, las cuales van desde rechazar completamente el modelo de las operaciones formales, hasta el considerar una pluralidad de componentes en el razonamiento formal. En este sentido, el análisis estructural se complementa con el de desempeño, pues la identificación de los errores y sesgos del razonamiento resulta importante para la comprensión del funcionamiento de la cognición humana.
Referencias
Inhelder, B. y Piaget, J. (1979). Procédures et structures. Archives de Psychologie, 47
Shayer, M. Y Wylam, H. (1978). The distribution of Piagetian stages of thinking in British middle and secondary school children. British Journal of Educational Psychology, 48
Wason, P. y Johnson-Laird, P. N. (1972). Psychology of reasoning: structure and content. Cambridge: Harvard University Press