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Luz María Bazán de Nomberto

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Nació el 7 de mayo en Chongoyape, distrito de la provincia de Chiclayo, en Lambayeque. Madre de cinco hijos: Víctor Raúl, Carlos Alberto, Enrique Isidro, Mónica Alicia del Rosario y Miriam Luz Alicia Nomberto Bazán.
Su santa patrona fue Santa Catalina de Siena. Ha resucitado y se encuentra a la derecha del Padre Eterno, junto a su querido esposo Carlos Alberto Nomberto Mejía.

Misioneros del Verbo Divino

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San Jose FreinademetzSan José Freinademetz, un chino del Tirol

José Freinademetz nació el 15 de abril de 1852 en Oies, un pequeño paraje entre los Alpes del norte de Italia, zona que en aquel entonces era llamada “Tirol del Sur” y formaba parte del imperio austro-húngaro. Bautizado el mismo día de su nacimiento, en la iglesia parroquial de Badia, heredó de su familia una fe sencilla pero tenaz, y una gran laboriosidad.
Los dos primeros años de escuela primaria los hizo en el pueblo; con 10 años se trasladó a Bressanone donde cursó los últimos años de primaria en idioma alemán y el liceo clásico.
En 1872 entró en el seminario mayor diocesano de Bressanone donde completó los estudios teológicos. Fue durante estos años de formación que José comenzó a pensar seriamente en la posibilidad misionera. Sin embargo, el 25 de julio de 1875 fue ordenado sacerdote y destinado a la comunidad de San Martín de Badia, primer lugar de su actividad sacerdotal. Humilde, celoso, rico en humanidad, transparente y sincero, pronto se ganó el corazón de todos.
Llevaba apenas dos años de servicio como cooperador en San Martín, cuando se dirigió al Padre Arnoldo Janssen, fundador y rector del nuevo Instituto Misionero del Verbo Divino, fundado el 8 de septiembre de 1875. Pidió ser admitido en la casa misionera de Steyl (Holanda) como aspirante misionero.
El Padre Arnoldo, regresando de Roma, se encontró en Bressanone con el capellán Freinademetz y los dos fueron recibidos por Monseñor Vincenzo Gasser, Obispo de aquella Diócesis. Freinademetz pidió se le concediese dejar su puesto en la Diócesis para ingresar en la recién fundada Congregación misionera. Vale la pena recordar la respuesta del Obispo Gasser: “El Obispo de Bressanone dice no, pero el Obispo católico dice sí. Llévese a mi hijo Freinademetz y haga de él un valiente misionero“. (F. Bornemann, Giuseppe Freinademetz, Ed. EMI ’75, pág. 38).
En agosto de 1878, Don José llegó a la modesta casa de Steyl que el Padre Janssen había comprado para acoger al primer núcleo de los misioneros del Verbo Divino. No permaneció mucho tiempo, pues pronto obtuvo el permiso para ir a China. El 2 de marzo de 1879 recibió la cruz misional de manos del Nuncio Apostólico en Holanda y con él la recibió el Padre Juan Bautista Anzer. Ese mismo día salieron de Steyl y después de 5 semanas desembarcaron en Hong Kong.
Monseñor Raimondi del PIME (Pontificio Istituto Missioni Estere di Milano) acogió en Hong Kong a los dos primeros misioneros del Verbo Divino (Freinademetz y Anzer), el Padre Freinademetz, bajo la guía del Padre Piazzoli, se inició como misionero ambulante.
Después de dos años la Congregación de Propaganda Fide encomendó a los dos misioneros del Verbo Divino la parte meridional de la provincia Shantung que contaba con 12 millones de habitantes y sólo 158 bautizados. El Padre Freinademetz quiso aprender el chino a la perfección; pero ante todo, trató de llegar al corazón de la gente, entrar en sus problemas, usar comparaciones y ejemplos sencillos, comer y vestir como ellos. “... Amo la China y los chinos y desearía morir mil veces por ellos -escribía-. Ahora que no tengo tantas dificultades con el idioma y que conozco la gente y sus costumbres, considero la China como mi patria, como mi campo de batalla donde deseo morir” (carta del 22 de marzo de 1886 a los padres).
Fueron años duros para él: viajes largos y difíciles, asaltos de bandoleros que lo despojaron de todo. El Padre Freinademetz fue encargado de iniciar y formar las primeras comunidades en zonas todavía totalmente paganas. En la labor de la primera evangelización comprometía a los catecúmenos y neo-bautizados. Una vez que la comunidad estaba encaminada, llegaba la orden del Obispo: ‘deja todo y ve a otro sitio a fundar nuevas comunidades‘. Muy pronto captó la importancia del papel que podían desempeñar en la tarea de la primera evangelización los laicos comprometidos, sobre todo los catequistas. Los quería firmes en la fe y de costumbres irreprensibles, verdaderos ejemplos en medio del pueblo. Para ellos preparó un manual catequético en chino.
El Padre José y el Obispo Anzer daban gran importancia a que cada comunidad tuviese sólidas bases y, desde el principio, trataron de formar y cuidar un clero chino. Se comenzó en la estación central de Puoli de donde más tarde saldría Tomás Tien, del Verbo Divino, primer cardenal chino. El Padre Freinademetz consideró siempre la atención espiritual a los misioneros de capital importancia, “cuidar el alma del cuidador de almas” (Relación del Capítulo Provincial, 22 de agosto de 1892, pág. 97), como él la llamaba. En esta tarea le fueron de ayuda también los cargos que ocupó: fue administrador de la misión; rector del seminario; director espiritual del primer grupo de sacerdotes chinos; superior provincial. Ejerció siempre su autoridad como un hermano mayor, respetado más por su ejemplo y testimonio de vida que por el cargo en sí.
Si se interesó por la atención espiritual de los misioneros, no menos importancia dio a su formación y a su puesta al día en teología y pastoral. “El progreso de los misioneros -decía- significa progreso de la misión” (Relación del Capítulo Provincial, 22 de agosto de 1892, pág. 97).
Desempeñó varios cargos como superior, sin embargo, lo que le importaba, era ser un hermano mayor que habla con su ejemplo y con su vida más que con la ley. De él escribió el Cardenal Tien, alumno suyo en el seminario: “… para nosotros que podíamos observarlo, era siempre una experiencia extraordinaria verlo rezar. La imagen de este sacerdote arrodillado quedó imborrable en mi memoria“. (Giacomo Reuter, Giuseppe Freinademetz, pág. 52 – entrevista al Cardenal Tien con ocasión del 50º aniversario de la muerte de Freinademetz).
Desde el principio el Padre Freinademetz trató de inculturarse en la difícil cultura china. Lo consiguió sólo al final de su vida.
Toda su vida estuvo marcada por el esfuerzo de hacerse chino entre los chinos, al punto de escribir a sus familiares: “Yo amo la China y a los chinos; en medio ellos quiero morir, y entre ellos ser sepultado”.Como misionero nunca se amilanó ante los muchos compromisos. El trabajo incesante, sin embargo, y las privaciones, con los años, hicieron mella en su físico esbelto y robusto. En 1898 apareció la enfermedad de la laringe y también en los pulmones se detectó un principio de tisis. Cediendo a las insistencias del Obispo y de los cohermanos se trasladó por breve tiempo al Japón, cerca de Nagasaki, en busca de salud. Regresó algo restablecido, pero, ciertamente, no sano. La región donde residió y recibió atención médica es la misma zona donde vive actualmente la familia del joven Jun Yamada, que en 1987, fue curado completamente de “leucemia aguda del tipo M2“, por la intercesión del Beato José Freinademetz.
En 1900, después de 20 años de ininterrumpida labor en China, el Padre Janssen, con motivo del veinticinco aniversario de la fundación de la Congregación, lo invitó a Steyl para participar en las celebraciones conmemorativas. Freinademetz, sin embargo, rechazó, cortés pero firmemente, regresar a Europa. Era el tiempo de la lucha de los “Boxer” contra los europeos. Prefirió permanecer junto a sus cristianos y sufrir con ellos.En el cúlmen del peligro, cuando los otros misioneros, siguiendo la orden de las autoridades eclesiásticas, se refugiaron en el puerto de Tsingtau bajo protección alemana, el Padre Freinademetz, después de un día de viaje, ordenó dar vuelta al carro y, con un Hermano, regresó a Puoli para estar entre sus cristianos, consciente del peligro al que se exponía. Más tarde escribió: “Vuestro hermano José, lo creíais muerto, pero vive todavía… El año pasado, ciertamente, me faltó poco para ir a reunirme con nuestros buenos padres, fallecidos hace ya muchos años. Tantas veces corrí el peligro de morir y ser asesinado; una vez tuve que huir a media noche por caminos desconocidos, pues venían ya para asesinarme; otra vez los soldados estaban listos para matarme; el mandarín suplicó tanto que al final me dejaron con vida” (carta del 6 de julio de 1901 a los hermanos y hermanas). A pesar de todo, nunca abandonó a sus cristianos.
Cuando el Obispo Anzer viajó a Europa, el Padre José asumió la administración de la Diócesis. Durante ese período estalló el tifus y Freinademetz, como buen pastor, no escatimó esfuerzo y a todos ofreció su incansable asistencia, despreocupado del peligro.
Contrajo la enfermedad y su organismo, ya débil, sucumbió. Inmediatamente regresó a Taikia, sede del Obispo, donde, el 28 de enero de 1908 concluyó su vida.
Nacido al pie del monte de la Santa Cruz, fue sepultado en Taikia bajo la duodécima estación del Vía Crucis. Su tumba pronto se convirtió en un punto de referencia y peregrinación para los cristianos.
La obra de Freinademetz y de sus cohermanos dio sus frutos: el reducido número de cristianos del comienzo, 158, llegó, a la muerte del Padre Freinademetz, a la bonita suma de 45 mil. Otro tanto era el número de los catecúmenos. Se erigieron iglesias en 1,100 comunidades y centros de oración. Más de 70 sacerdotes y hermanos coadjutores, alrededor de 40 Hermanas y cerca de 1000 catequistas estaban comprometidos en la actividad misionera.
El Cardenal Tien, así se expresó en una entrevista en 1958 con ocasión del 50º aniversario del fallecimiento del Padre Freinademetz: “Entre los cristianos -dijo el Cardenal- el Padre Freinademetz gozaba, todavía en vida, de fama de santo. Es como Kungdse (Confucio) decían de él los chinos, en él todo es bueno, todo es perfecto: siempre cordial, modesto, humilde. Hablaba bien el chino. En todos que le conocieron causó una profunda impresión y su cercanía siempre, en algún modo, los consolaba. En Yangku había un anciano catequista que siempre, por principio, juzgaba negativamente a los otros y que a duras penas encontraba algo de bueno en los misioneros extranjeros. Pues bien, sólo en el siguiente juicio concordaba con los otros: -Fu Shenfu (este era el nombre chino del Padre Freinademetz) es un santo, es distinto de todos los otros-. Durante los años de seminario en Yenchowfu, frecuentemente me encontré con el Padre Freinademetz, pues era norma que cada domingo, después del Oficio solemne, se fuese a él para hablar. Se arrodillaba en el coro de la iglesia y para nosotros que podíamos observarlo, era una experiencia extraordinaria verlo rezar. La imagen de este sacerdote arrodillado quedó imborrable en mi memoria. Se tenía la impresión que nada pudiese distraerlo. Era hombre de profunda oración. Siempre estaba a disposición de los otros con total abnegación y desinterés. Su piedad era abierta y fascinante. A veces nos dábamos cuenta que Monseñor Anzer sobrecargaba el buen Padre Freinademetz con esta o aquella tarea, él soportaba todo, conservando siempre una actitud cordial. Era realmente un hombre perfecto, homo perfectus“.
La Iglesia confirmó el juicio del finado Cardenal Tien. En efecto, el 16 de marzo de 1970 fue publicado el decreto sobre el grado heroico de las virtudes practicadas por el Padre José Freinademetz. En tal decreto, después de describir su actividad misionera, se dice que se puede admirar en él “la fidelidad que Cristo pidió a sus ministros y que también el decreto conciliar “Ad Gentes” propone a la imitación de los mensajeros del Evangelio: -El enviado entra en la vida y en la misión de Aquel que lo llamó, renunciando a todo lo que tuvo hasta entonces y hacerse todo para todos (cfr. 1Cor 9,22 – Ad Gentes nº 24). – San José Freinademetz supo realizar plenamente dicho programa de vida“.
Freinademetz supo descubrir y amar profundamente la grandeza de la cultura del pueblo al que había sido enviado. Dedicó su vida a anunciar el Evangelio, mensaje del Amor de Dios a la humanidad, y a encarnar ese amor en la comunión de comunidades cristianas chinas. Animó a esas comunidades a abrirse en solidaridad con el resto del pueblo chino. Entusiasmó a muchos chinos para que fueran misioneros de sus paisanos como catequistas, religiosos, religiosas y sacerdotes. Su vida entera fue expresión del que fue su lema: “El idioma que todos entienden es el amor”.
El 19 de octubre de 1975, Freinademetz fue beatificado por el Papa Paulo VI, junto a su fundador, el Padre Arnoldo Janssen.
El 5 de octubre de 2003, Freinademetz junto a Janssen, fue reconocido santo para la Iglesia por el Papa Juan Pablo II.
San Arnoldo Janssen fundador de la SVD y el misionero Giuseppe Freinademetz, de la misma congregación.
Atracción vocacional en el contexto asiático y el papel de la familia en la experiencia de los verbitas
El sacerdote indio Pushpa Anbu Augustine, secretario general de formación de la Sociedad del Verbo Divino para Asia, coincide en que la dinámica de la “atracción” es fundamental en la comunicación de la fe cristiana.
Los misioneros verbitas tienen están radicados en el continente asiático, donde, en total, hay 681 estudiantes y 283 novicios en proceso de formación para el sacerdocio, en unas 20 naciones de Asia-Pacífico.
Según el padre Agustín: “Incluso en este tiempo de pandemia, los misioneros y sacerdotes están en las periferias al servicio de los últimos, los marginados, y por su compromiso ponen a los últimos en primer lugar, en el nombre de Cristo y su Evangelio. Cuando los jóvenes ven a estos misioneros, se sienten atraídos por ellos y sienten el deseo de unirse a ellos”.
Fuente: www.svdargentina.org.ar

Gracia y donación

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Evangelio según San Marcos 12,38-44.
Y él les enseñaba: “Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes; que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones. Estos serán juzgados con más severidad”.
Jesús se sentó frente a la sala del tesoro del Templo y miraba cómo la gente depositaba su limosna. Muchos ricos daban en abundancia.
Llegó una viuda de condición humilde y colocó dos pequeñas monedas de cobre.
Entonces él llamó a sus discípulos y les dijo: “Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros, porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir”.

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

Dos años después de la firma de la Declaración de Independencia Elizabeth Bayley nació en Nueva York. A la edad de veinte años se casó con William Seton y tuvieron cinco hijos. Sin embargo, más tarde William contrajo tuberculosis, y la familia se trasladó a Italia, donde los médicos creyeron que el clima sería más propicio para una cura. Sin embargo, desafortunadamente, allí murió William Seton.
Después de que ella y sus hijos regresaron a los Estados Unidos desde Italia, comenzó a recibir instrucciones para ser recibida en la Iglesia Católica. Estaba tan impresionada con la caridad y la bondad de la familia católica en Italia que decidió abrazar su fe. Esto tuvo graves consecuencias, incluido el rechazo tanto de su propia familia como de la familia de su difunto marido.
Elizabeth se convirtió en maestra, y llamó la atención del obispo de Baltimore, John Carroll, y él le pidió que abriera una escuela en Emmitsburg, una zona rural pobre. Con gran dificultad y sacrificio, estableció una escuela, y finalmente con las otras jóvenes que el Obispo le envió, formó la rama estadounidense de las Hermanas de la Caridad. Fue canonizada en 1975, la primera santa nacida en Estados Unidos.
Nos encontramos con otras dos viudas en las lecturas de este fin de semana. En el Primer Libro de los Reyes (17:10-16) nos encontramos con la viuda de Zarephat que era indigente, pero estaba dispuesta a dar todo lo que tenía para alimentar al siervo de Dios, Elías el profeta. Dios la bendijo por su generosidad –su total entrega en la fe– y la recompensó.
En el evangelio (Marcos 12:38-44) nos encontramos con otra viuda, en circunstancias similares. Ella viene al templo a dar su aporte y aunque solo son dos monedas pequeñas, era todo lo que tenía. Mientras que otros daban de lo que les sobraba, ella daba todo de lo poco que tenía.
¡Mensajes poderosos y testimonios poderosos!
Mientras reflexionaba sobre estos ejemplos, pensé “¿qué clase de donante soy? ”
Un escritor espiritual dice que hay tres tipos de donantes:
– donantes de rencor, aquellos que sienten que “tienen que” dar, y están resentidos por ello
– donantes de deber, aquellos que se sienten obligados a dar
– y donantes de gracias, que dan desde el corazón, sin ningún rencor ni sentimientos de obligación.
Estos tres tipos pueden ser fáciles de identificar en nuestras propias vidas o en personas que conocemos.
Hace muchos años participé en un curso de “Mayordomía” en Tampa, Florida. La primera premisa a la que nos presentaron es que la fuente de la mayordomía –compartir tiempo, talentos y tesoros– es la gratitud. Como seguidores de Jesús deberíamos ser dadores de gracias, reconociendo que todo lo que tenemos y somos proviene de Dios, que Dios nos ha bendecido y que Dios está con nosotros. Obviamente eso fue lo que motivó a la viuda de Zarephat, la viuda en el evangelio, y a Santa Elizabeth Ann Seton. La gratitud es la fuente de gran alegría y felicidad. Cuando nos damos cuenta de cuánto somos amados y de cuánto hemos sido bendecidos podemos abrirnos y compartir lo que tenemos. Si sentimos que hemos sido difíciles y que Dios nos ha olvidado probablemente seremos tacaños y lo pensaremos dos veces antes de dar.
Muchas veces pensamos en mayordomía sólo en términos de participación y contribución de adultos, pero los niños y adolescentes también están llamados a mayordomía. Una vez más, el ejemplo de los padres es a menudo el punto definitorio de cómo responden sus hijos. Con demasiada frecuencia usar el tiempo, talentos o tesoro de uno al servicio de otros no resulta natural para algunos niños. La mentalidad hoy a menudo parece ser “¿Cuánto me dan si limpio mi habitación o guardo mis cosas? ¿O cuidar de mi hermana menor?” Recuerdo una vez después de una campaña de comida hablando con los niños en la escuela primaria Parroquial, pidiéndoles que reflexionaran sobre lo que trajeron. Yo les dije: “Cuántos de ustedes fueron en el armario o despensa y sacaron del estante lo que más les gusta, esperando que la familia que recibe su regalo también lo disfrute? O, ¿cuántos entraron y eligieron lo que no les gusta y no tienen intención de comer?” Muchas cabezas cayeron cuando dije eso, porque muchos de ellos hicieron justo eso – como, de qué quiero deshacerme. A veces, como adultos, no somos conscientes de cómo nuestras actitudes y nuestras prácticas pueden moldear las ideas de mayordomía de niños y adolescentes. Recuerden el dicho: “Padres, no se preocupen tanto si parece que sus hijos no están escuchando. Preocúpate más de que te estén observando. Si los padres son generosos y son buenos administradores de su tiempo, talentos y tesoros, hay una mejor oportunidad de que sus hijos ‘crezcan’ siendo un ‘gracias’ y una buena administración“.
En tantos lugares en los que he trabajado he visto ejemplos de dadores de gracias y buena administración una y otra vez -en los niños, adolescentes y adultos- que dan de su tiempo, talento y tesoro para el bien común, no pensando en sí mismos y “que hay en ella ¿Para mí?”.
Espero que por nuestra experiencia como dadores de gracias y buenos administradores reconozcamos cómo hemos sido bendecidos por nuestra entrega de tiempo, talentos y tesoros -las amistades que hemos hecho, los dones y talentos que hemos descubierto en nosotros mismos, y cómo repentinamente ayudar a alguien menos afortunado que nosotros mismos hemos descubierto cuánto hemos sido bendecidos. Esa gratitud es la fuente de nuestra administración.

La juventud está llamada a marcar el cambio…también en la COP26

Por Teresa Gutiérrez– Revista Vida Nueva.
La 26ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, más conocida como COP26 está siendo noticia estos días. Glasgow reúne las dos primeras semanas de noviembre a gobiernos, empresas y entidades de todo tipo para tomar conciencia y compromisos que buscan, entre otras cosas, reducir las emisiones de carbono del planeta y frenar otra peligrosa curva, que es la subida de las temperaturas globales. Hace tiempo que escuchamos que “no hay planeta B”. Lo que hace unas décadas preocupaba sólo a unas pocas personas, ahora se convierte en tarea prioritaria para la mayoría de los gobiernos de todo el mundo. Nuestro planeta cada vez sufre más daños y están a punto de ser irreversibles. Nos estamos dando cuenta un poco tarde, pero aún hay remedio. Eso sí, hacen falta medidas urgentes. Pero para alcanzar una verdadera justicia climática, hay otras acciones importantes que debemos tomar, y la comunidad cristiana tiene la suerte de contar con un gran material para conocer el estado de la cuestión en las dos encíclicas del Papa Francisco: “Fratelli Tutti” y por supuesto, “Laudato Si”.
Pero los problemas medioambientales no se reducen sólo al efecto invernadero, sino que hay un complejo entramado de causas y consecuencias de utilizar de manera desmesurada los recursos de los que disponemos, y es bueno que poco a poco estemos mirando más allá de eso para reparar en las injusticias medioambientales, sociales y económicas que se están creando a raíz de ello. La opción por los pobres que la Acción Católica lleva en su ADN se hace hoy más necesaria que nunca, pero es importante verla desde un prisma diferente al paternalismo que en algunas ocasiones hemos tenido ciertas regiones. La sostenibilidad pasa necesariamente por devolver la dignidad que les ha sido injustamente arrebatada a tantas personas que están sufriendo los daños de estos cambios, casi siempre sin haberlos provocado.
Estos días, varias personas de la JEC Internacional estamos asistiendo como delegación a Glasgow, y tratando de aprender más sobre esta crisis que vive el planeta, con intención de trasladar este aprendizaje de vuelta a nuestras regiones. Y en la JEC somos muy de marcar objetivos, porque nuestro sello de estudiantes no nos lo quita nadie, y tenemos que dejarlo claro. Por lo que necesitamos fijar y exigir a los gobiernos y empresas que fijen acciones concretas y medios para lograrlas. El planeta también lo necesita y estamos dispuestas a hacer todo lo posible por poner nuestro granito de arena para cuidar nuestra casa común. La juventud siempre está llamada a marcar el cambio. La JECI nace de los movimientos estudiantiles nacionales de más de 80 países, cuyo núcleo siempre es el grupo de vida, la comunidad de hermanos y hermanas en la fe. Esa comunidad de iguales que se reúnen para crecer, con un compromiso serio para con ellas y la Iglesia, con esa fe que mueve montañas.
Cada vez que voy a estos eventos me doy cuenta de lo mucho que me queda por conocer, de que vuelvo con muchas más preguntas y con pocas respuestas, y que estoy cada vez más interesada en la economía y menos en el economicismo. Pero, sobre todo, de la suerte que tenemos en la JEC de contar con una comunidad tan valiosa y de la gran suerte que supone pertenecer a una Iglesia que mueve y se mueve, constantemente en salida. Porque en ella he aprendido, entre otras muchas lecciones, el valor de la comunidad, el respeto y cuidado de la Creación, la opción por los pobres y la importancia de los procesos. Y está claro que como mejor se sale de una crisis es en comunidad y con compromisos claros. Debemos aspirar a una transformación radical del sistema económico para alcanzar una justicia climática que pase por la justicia social, pero tampoco podemos dejarles toda la responsabilidad a las instituciones. En paralelo, es bueno que nos transformemos por dentro, y tratemos de tomar compromisos, por pequeños que sean. Reducir el consumo de productos animales, comprar menos ropa y de mejor calidad, potenciar el consumo local, renovar aparatos electrónicos y electrodomésticos sólo cuando lo necesitemos, utilizar el transporte público o reducir el consumo de plásticos son algunas de las más conocidas. Toda crisis conlleva una serie de oportunidades. ¿Seremos capaces de identificarlas y aprovecharlas?

España, tierra de mártires: San Severo de Barcelona

San Severo, obispo de Barcelona, fue regente de esa sede por el año 300.
No se conoce nada sobre su nacimiento e infancia. Las primeras fuentes son las actas de su martirio, redactadas a mediados del siglo IV.
Se sabe que fue un pastor ejemplar, entregado con celo al cuidado de su rebaño.
Eran las épocas de la terrible persecución a los cristianos de Diocleciano emperador, que tenía como esbirro para Barcelona a Publio Daciano, quien busca hacer sufrir a las cabezas visibles de la Iglesia para que todos los seguidores de Jesús escarmienten.
San Severo era consciente que la persecución venía sin piedad y piensa en esconderse para seguir guiando la grey desde la clandestinidad. Siguiendo ese pensamiento se va a Castro Octaviano, al otro lado de la montaña.
Pero después de seguirle el rastro es apresado junto a algunos de sus sacerdotes. A los sacerdotes se les decapita, también con la intención de hacer tambalear en su fe al obispo Severo, al que además se le tortura, se le azota con látigos con puntas de plomo.
Al final, desesperados los verdugos con la resistencia del santo, uno coloca un clavo en su cabeza y otro da un mazazo al clavo, llevando así al obispo al cielo.
Los restos fueron conducidos a Cugat, donde se les dio sepultura y en honor suyo se construyó una capilla que lleva su nombre. Más tarde parte de sus restos fueron llevados a Barcelona. La festividad de San Severo fue de precepto en Cataluña, lo que da prueba de la gran devoción que a San Severo le tuvieron sus paisanos, quienes entre 1699 y 1705 le construyeron la iglesia de San Severo, levantada en el barrio gótico frente a la Catedral en Barcelona. Entre los egregios devotos de este santo cabe citar a Fernando el Católico y el rey Martín de Aragón.
Las reliquias del santo obispo se encuentran hoy en la catedral de Barcelona.
Fuente: www.es.gaudiumpress.org

Dios nos ama

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Evangelio según San Marcos 12, 28b-34.
Un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Cuál es el primero de los mandamientos?».
Jesús respondió: “El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos“.
El escriba le dijo: “Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él, y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios“.
Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: “Tú no estás lejos del Reino de Dios“. Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

Me ha costado mucho la lectura del Evangelio (Marcos 12:28-34) de este fin de semana. Sé que he predicado sobre este evangelio muchas veces antes, pero parte de la razón por la que me costó fue el recuerdo de haber hablado con personas -en particular jóvenes- que luchaban con desórdenes alimenticios, que se cortaban, y otros que luchaban con el alcohol y la adicción a las drogas. Hablando con ellos se hizo evidente que les resultaba difícil aceptar esta lectura. Puede que intentaran amar a Dios, pero les resultaba difícil porque pensaban que se les había dado un trato “injusto”; no era fácil amar al prójimo, especialmente a los que les habían hecho daño; y seguro que no se amaban a sí mismos. El camino para recuperarse de todas estas realidades -que pueden afectarnos a cualquier edad- es largo y requiere mucha curación.
Tal vez, de alguna manera, podamos identificarnos con algunos de estos sentimientos, y con las luchas que podemos tener para cumplir este mandamiento que Jesús nos ha dado. O tal vez podamos pensar en personas que conocemos -en nuestra familia, entre nuestros amigos, o en el trabajo o la escuela – que experimentan estos sentimientos y luchas.
En realidad, no sé por dónde empezar, ya que es un poco como el dilema del “huevo y la gallina”: ¿qué fue primero? ¿Empezamos por el amor a Dios, el amor al prójimo o el amor a uno mismo?
Cuanto más pensaba en ello, más me daba cuenta de que en el centro de su lucha está el amor a sí mismo. A veces, la gente puede haber recibido un trato “crudo”. O al menos lo perciben así. Puede que no hayan tenido el entorno de cuidado y atención que todos deseamos. Por desgracia, esto determina en gran medida la forma en que nos vemos a nosotros mismos. En nuestros mejores momentos podemos reconocer que Dios nos ha dado dones y talentos. Estos nos dan un sentido de realización. A través de esta realización hay un rayo de esperanza de que reconozcamos que Dios nos ama: que tomó la iniciativa con nosotros. ¡Él nos amó primero! Para tener una imagen sana y positiva de uno mismo es fundamental aceptar esta verdad, que Dios nos ama y que nos ha creado con un propósito. ¡Dios no produce basura! Somos amados y dotados, somos bendecidos y valorados. Cada uno de nosotros es único, y Dios quiere que desarrollemos esa persona que somos utilizando bien nuestros dones y talentos, nuestra inteligencia y nuestro tiempo. Dios Padre envió a Jesús para mostrar su amor por nosotros. Jesús, en su vida, y en su sufrimiento, muerte y resurrección, nos ha revelado su amor y su verdad. Nosotros compartimos su vida, y él comparte la nuestra. A algunas personas la belleza de la creación les ayuda a descubrir su cercanía con Dios. A muchos nos ayuda cuando experimentamos nuevos comienzos, cuando tenemos una segunda oportunidad, o un centésimo cambio. Si podemos aceptar que Dios nos ama, y que le pertenecemos, creeremos que perdona, y que podemos cambiar. El amor de Dios está muy presente para nosotros, pero a veces no lo reconocemos. Su amor es un regalo gratuito, es incondicional y generoso. No tenemos que “ganarnos” el amor de Dios, es nuestro porque nos creó por amor, y nos ama. A veces, nuestros errores y fallos de juicio, nuestros pecados y fracasos, nos hacen pensar que hemos perdido el amor de Dios, pero no es así. Él está ahí para nosotros, llamándonos, corrigiendonos con amor y dándonos oportunidades de gracia. Él quiere que vivamos, y que tengamos vida en plenitud.
Si tenemos amor a nosotros mismos, nos resulta más fácil amar al prójimo. Si no nos amamos a nosotros mismos, nuestro amor tendrá innumerables condiciones. La gente tendrá que “pasar por el aro” para complacernos, o para “demostrar” su amor por nosotros. Pero, si creemos que Dios nos ama y que tenemos valor, podemos mirar a los demás como nos vemos a nosotros mismos: amados, dotados, bendecidos y valorados. Veremos en los demás amigos, no enemigos; colaboradores, no competidores. Esta actitud hacia los demás abre todo tipo de oportunidades para compartir la vida con los demás. Como Dios ha sido generoso con nosotros, también nosotros somos generosos con los demás; como Dios nos ha perdonado, podemos perdonar a los demás; como Dios es paciente con nosotros, somos pacientes con los demás. Nuestro amor por los demás tiene una gran influencia y poder. Con demasiada frecuencia subestimamos o restamos importancia a esa influencia y poder. Nuestro amor puede marcar toda la diferencia del mundo para quienes nos rodean: nuestras familias, nuestros compañeros de trabajo y nuestra comunidad escolar. El cariño que damos a los demás puede ser justo el estímulo que la otra persona necesita. El hecho de que les escuchemos, en su necesidad, puede levantarles y darles esperanza.
Por último, el amor a uno mismo y el amor al prójimo son en sí mismos expresiones de nuestro amor a Dios. Estamos amando, apreciando y cuidando su creación. Sin embargo, estamos llamados a ir más allá: a expresar nuestra gratitud a Dios devolviéndole el mayor regalo que nos ha hecho: el AMOR. Cuando entramos en una relación sincera y profunda con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, expresamos constantemente nuestro amor en nuestra oración, al acudir a su palabra salvadora, en los sacramentos de gracia que nos ha dado y al compartir la vida de su comunidad. Habiendo aprendido a amarnos a nosotros mismos, y a amar a los demás, llegamos a la cúspide en nuestro amor a Dios, y como pidió Jesús, que sea un amor “con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con toda nuestra mente y con todas nuestras fuerzas”. El amor no puede retenerse ni medirse con Dios: debe ser una entrega total, como la que hemos recibido del Padre (en nuestra creación), del Hijo (por nuestra salvación) y del Espíritu Santo (por su presencia con y en nosotros).
Sería tan fácil, y tan bonito, si lo único que tuviéramos que hacer para cumplir este mandamiento fuera añadir agua y remover. Pero no es tan fácil, pero con la gracia de Dios podemos amar a Dios con todo lo que poseemos, y podemos amar al prójimo como a nosotros mismos. Dios nos llama y su gracia no nos defraudará. Busquemos esta semana signos del amor que ha sido derramado sobre nosotros por Dios, y por nuestro prójimo. Busquemos esta semana -comenzando aquí y ahora- formas de ser especialmente conscientes de cómo y cuándo mostramos nuestro amor a Dios, nuestro amor al prójimo y nuestro amor a nosotros mismos. El por qué es obvio, porque Jesús lo ha ordenado, y no se quedará atrás a la hora de llevarlo a cabo.

COP26

Por Ivana Kottasová, Brandon Miller, Rachel Ramírez, John Keefe, Luke McGee y Laura Smith-Spark- CNN.
Todas las miradas están puestas en Glasgow, Escocia, donde el 31 de octubre comenzará oficialmente la COP26, la cumbre sobre cambio climático de la ONU que llega en un momento clave: los científicos han advertido que la ventana para limitar el aumento de las temperaturas globales y evitar las peores consecuencias de esta crisis se está cerrando. Aquí, todo lo que debes saber sobre esta conferencia a la que podrían asistir unas 25,000 personas.

¿Qué significa COP26?.

COP es la abreviatura de la Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Se trata de un evento que se realiza anualmente, aunque se pospuso el año pasado debido a la pandemia. Los líderes mundiales asisten, pero muchas de las discusiones tienen lugar entre ministros y otros funcionarios de alto nivel que trabajan en cuestiones climáticas. El 26 significa que esta es la 26ª reunión del grupo, cuyo anfitrión es el Reino Unido.
Las conferencias son eventos grandes con muchas reuniones paralelas que atraen a personas del sector empresarial, compañías de combustibles fósiles, activistas climáticos y otros grupos. Algunas tienen éxito -el Acuerdo de París se concretó durante la COP21, por ejemplo- y otras son dolorosamente improductivas.
¿Cuál es el estado de situación del planeta?
La temperatura media del planeta está aumentando más rápido de lo que creían los científicos, según un informe clave publicado en agosto por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas, que además confirma que son los humanos los que están causando este calentamiento.
El informe también subraya que la única forma de detener el calentamiento es acabar con las emisiones de gases de efecto invernadero: cuanto más se tarda, más caliente se pone.Además, muestra que los impactos del cambio climático ya son fuertes en todas las regiones del planeta y empeorarán con cada fracción de grado de calentamiento, esto incluye a las olas de calor, sequías, inundaciones, aumento del nivel del mar, etc.
Algunos cambios ya son irreversibles, incluso en los escenarios de emisiones más bajas, según los expertos que afirman, por ejemplo, que las capas de hielo continuarán derritiéndose durante cientos o miles de años.

¿Cuáles son los objetivos de la COP26?

Alok Sharma, miembro del Parlamento británico y presidente de la COP26, ha dicho que quiere que la conferencia de este año llegue a un acuerdo sobre varios objetivos clave, entre ellos:
Mantener vivo el objetivo de 1.5, un objetivo que algunos países productores de combustibles fósiles han resistido, al menos en términos de fortalecer el lenguaje vinculado al mismo en cualquier acuerdo.
Poner una fecha final al uso de carbón sin tecnología de captura y almacenamiento, que deja abierta la posibilidad de seguir usando algo de carbón, siempre y cuando se capture la mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero del combustible fósil, impidiendo que entren a la atmósfera. Algunos científicos y grupos de activistas han dicho que todo el carbón debería pasar a la historia.
Proporcionar US$100,000 millones de financiamiento anual para políticas sobre el clima, algo que acordaron las naciones ricas, para ayudar a los países en desarrollo a reducir las emisiones de combustibles fósiles y adaptarse a los impactos de la crisis.
Lograr que todos los autos nuevos que se vendan en un período de 14 a 19 años sean de cero emisiones.
Terminar con la deforestación para el final de la década, ya que los bosques juegan un papel crucial en la eliminación de carbono de la atmósfera
Reducir las emisiones de metano, un gas potente con más de 80 veces el poder de calentamiento del dióxido de carbono.

Un antecedente clave: el Acuerdo de París

Más de 190 países firmaron el Acuerdo de París después de la reunión COP21 en 2015, para limitar el aumento de las temperaturas globales a menos de 2 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales, preferiblemente a 1.5 grados.
Puede que medio grado no parezca una gran diferencia, pero los científicos dicen que cualquier aumento adicional más allá de los 1.5 grados desencadenará extremos climáticos más intensos y frecuentes. Por ejemplo, limitar el calentamiento a 1.5 grados en lugar de 2 grados podría resultar en que alrededor de 420 millones de personas menos estén expuestas con frecuencia a olas de calor extremas, según la ONU.
Las conclusiones clave del informe de la ONU sobre la crisis climática previo a la COP26
Aunque el Acuerdo de París supuso un hito en la búsqueda de soluciones a la crisis climática, no incluyó detalles sobre cómo iba a lograr el mundo su objetivo. Las COP posteriores han buscado hacer que los planes adjuntos sean más ambiciosos y detallar cursos de acción.
¿En qué están los compromisos para la reducción de gases de efecto invernadero?
Casi 200 países se han comprometido a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para evitar las peores consecuencias de la crisis climática. Sin embargo, todavía hay una enorme brecha entre lo que se ha prometido y lo que los científicos dicen que se necesita, según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma, por sus siglas en inglés).
A cinco días de la COP26, decenas de naciones aún no habían actualizado oficialmente sus compromisos de reducción de emisiones, como se supone que debían hacer según las normas del Acuerdo de París de 2015. De los países del G20, que representan el 80% de las emisiones mundiales, solo seis naciones han aumentado formalmente sus objetivos.
El mundo prometió reducir las emisiones de gases de efecto invernadero: estos países no están cumpliendo sus objetivos
El informe del Pnuma concluye que los compromisos nuevos y actualizados hasta ese momento reducirán un 7.5% adicional de emisiones para 2030, pero se necesita un recorte del 55% para cumplir el objetivo de contener el calentamiento a 1.5 grados Celsius.
Según el Pnuma, con los objetivos actuales de los países, el mundo seguirá calentándose hasta los 2.7 grados.
Faltas con aviso
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, y su par de Brasil, Jair Bolsonaro, han confirmado que no acudirán.
El mexicano Andrés Manuel López Obrador, el sudafricano Cyril Ramaphosa y el primer ministro japonés, Fumio Kishida, no confirmaron su asistencia. Todos ellos son líderes del G20 importantes en lo que respecta al clima por las emisiones de sus países, la producción de combustibles fósiles o ambas.
Es poco probable que asista el presidente de China, Xi Jinping, líder del país con más emisiones de gases de efecto invernadero del mundo, que no ha salido de China desde el inicio de la pandemia de covid-19.
Para terminar: 3 conceptos clave
Es probable que durante la COP26 escuches una y otra vez ciertos conceptos clave vinculados al clima. A continuación, repasamos algunos de ellos. En este link puedes encontrar las explicaciones ampliadas  y otros términos que es importante conocer.
Emisiones netas cero: se consiguen eliminando de la atmósfera tantos gases de efecto invernadero como los que se emiten, de modo que la cantidad neta añadida es cero. Para ello, los países y las empresas tendrán que recurrir a métodos naturales, como plantar árboles o restaurar praderas, o utilizar la tecnología para “capturar” el gas y almacenarlo.
Captura y almacenamiento de carbono: la tecnología para eliminar y contener el dióxido de carbono de la atmósfera se conoce como captura y almacenamiento de carbono. El carbono se suele capturar en su origen, directamente del carbón, el petróleo o el gas cuando se quema, pero se está desarrollando una nueva tecnología para aspirar literalmente el carbono del aire. En ambos casos, el carbono puede almacenarse, normalmente enterrado en depósitos subterráneos o bajo el fondo del mar, en lo que se conoce como sumideros artificiales de carbono.
CDN: las Contribuciones determinadas a nivel nacional es un término utilizado por la ONU para el plan nacional individual de cada país para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Se supone que las CDN se actualizan cada cinco años y se presentan a la ONU, con la idea de que la meta de cada país crezca con el tiempo. Decenas de países no han presentado sus actualizaciones antes de la COP26.

A simple vista

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Evangelio según San Marcos 10,46-52.
Después llegaron a Jericó. Cuando Jesús salía de allí, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo -Bartimeo, un mendigo ciego- estaba sentado junto al camino.
Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: “¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!“.
Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: “¡Hijo de David, ten piedad de mí!“.
Jesús se detuvo y dijo: “Llámenlo“. Entonces llamaron al ciego y le dijeron: “¡Animo, levántate! El te llama“.
Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia él.
Jesús le preguntó: “¿Qué quieres que haga por ti?“. El le respondió: “Maestro, que yo pueda ver“.
Jesús le dijo: “Vete, tu fe te ha salvado“. En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino.

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

Comienzan las celebraciones del decimocuarto aniversario de la Beatificación de su Fundadora, la Madre Celina Borzecka. Yo era el Provincial de Canadá en ese momento, y asistí a las celebraciones en Roma.
Hace muchos años, trabajé en un programa de retiro para adolescentes en Brantford, Ontario, Canadá. Uno de los ejercicios que hicimos con ellos se llamó ‘A simple vista’. Todos los adolescentes estaban juntos en una gran habitación y uno del equipo les mostró un bolígrafo ordinario. Luego les pidió que cerraran los ojos, y puso este bolígrafo en algún lugar de la habitación. Cuando les pidió que abrieran los ojos, les dio instrucciones para encontrar el bolígrafo. Sugirió que cuando localizaran la pluma –a plena vista– caminaran un poco más y luego se sentaran en medio de la habitación. Esto no “regalaría” donde estaba la pluma a los otros participantes. Algunas personas daban vueltas alrededor de la habitación, una y otra vez, y no podían verlo. Sin embargo, una vez que lo viste, no podías entender cómo lo perdiste, y cómo otros todavía no podían verlo. Y, de hecho, la pluma no estaba escondida, estaba ‘a simple vista’.
Pensé en esa experiencia cuando leí por primera vez el evangelio de hoy (Marcos 10:46-52). Jesús está a plena vista, pero a veces no lo vemos ni lo reconocemos. Nosotros también sufrimos a menudo un tipo de ceguera. Bartimeo era ciego. Obvio había oído hablar de Jesús, su enseñanza con autoridad, y lo más importante, sus poderes curativos. Para entonces ya había ganado algo de fama; multiplicando dos veces cinco panes para alimentar a más de cinco mil personas; habiendo disipado numerosos espíritus malignos; curó a un leproso, a un hombre paralítico, a un sordo, a un hombre con una mano seca, a un ciego, a un epiléptico; y devolvió a la vida la hija de Jairo. Estas acciones milagrosas no podrían mantenerse en secreto por mucho tiempo. Así que cuando Bartimeo oyó que Jesús pasaba por ahí, naturalmente le llamó. Quería estar contado entre aquellos a quienes Jesús había sanado. Y así, Jesús lo llamó. Por las simples palabras “Ve tu camino; tu fe te ha salvado”, su vida cambió para siempre. Ahora podía ver.
Jesús tenía el poder de sanar a la gente, y ese poder continúa haciéndolo hoy. Sigue llamándonos adelante, como lo hizo con Bartimeo, y quiere hacernos completos.
Hay un dicho que dice “no hay nadie tan ciego como aquel que NO VE”. Aunque no estamos físicamente ciegos, tal vez, en nuestra condición humana, a veces elegimos no ver. Esa ceguera espiritual o psicológica también nos hace pobres, solos y aislados, de Dios y de los demás. Esa ceguera nos aleja de la vida. En esa ceguera a veces ni siquiera llamamos –al igual que Bartimeo– para que nos curen. Podemos acostumbrarnos a nuestra ceguera: a la forma en que nos vemos a nosotros mismos, a los que nos rodean, al mundo, e incluso a Dios. Puede que no seamos felices, pero para algunos el miedo al cambio es demasiado grande. Puede que deseemos permanecer ciegos en lugar de “aprovechar la oportunidad” y ver. Esa nueva vista nos haría revaluar lo que vemos (o mejor dicho no vemos), empezando por nosotros mismos, los que nos rodean, el mundo y Dios. Si tenemos miedo del cambio -una respuesta muy humana- podemos estar más felices de sentarnos a lo largo del camino y rogar más que gritar y sanar. Realmente no tiene mucho sentido, pero en nuestra condición humana y en nuestro pecado, podemos elegir esa respuesta. Cuando hacemos esto, estamos evitando que Jesús entre en nuestras vidas y nos transforme, transformando la forma en que nos miramos a nosotros mismos: como amado, talentoso, agraciado, bendito y dinámico; la forma en que miramos a los demás -como hermanos y hermanas en lugar de competidores, como amigos en lugar de enemigos; la forma en que miramos el mundo, lleno de bendiciones y oportunidades; y miramos a Dios, como amoroso, perdonador y capaz de curarnos y levantarnos.
A veces no clamamos a Jesús por nuestro temor al cambio, nuestros sentimientos de indignación, o nuestras dudas acerca del amor de Dios por nosotros pueden convencernos de que si lo hacemos y clamamos Jesús no nos oirá, que Jesús no está interesado, y que él nos pasará por, no molestarse en tocar nuestras vidas. Es extraño, pero muchas veces podemos ver esta respuesta en la vida de otros, personas que quieren permanecer ciegas. ¡Ellos no quieren ver!
La madre Celina tuvo esa visión y comprensión de Jesús ‘a plena vista’. Ella se vio a sí misma más allá de una esposa fiel y una madre amorosa y atenta para ver que Dios tenía otro plan para ella. Su experiencia del amor incondicional de Dios la llevó a abandonarse al plan de Dios. Con la ayuda y dirección del Padre Peter Semenenko esa visión y comprensión se hicieron más claras. A pesar de las dificultades que ambos vivieron en la fundación de la Comunidad, ambos fueron llevados por la fe a seguir cumpliendo esa visión que compartían. Juntos, a veces contra todo pronóstico, avanzaron hacia la fundación de tu Congregación. Mientras que otros eran ciegos a su visión, algunos estaban ‘cegados’ por esa visión de la Madre Celina, y pronto otras mujeres, incluyendo a su hija Hedwig, comenzaron a compartir la vida y la misión con ella. Ellos también –como Bartimeo– oyeron las palabras de los discípulos que la Madre Celina escuchó, y que compartió con ellos: “Toma el corazón; levántate, él te está llamando”. Estas palabras siguen haciendo eco en nuestros oídos y en nuestros corazones, Jesús nos llama a reconocerlo a simple vista, y a seguirlo fielmente. En estos días de oración y celebración, al acercarse al aniversario de la beatificación de la Madre Celina, esta visión de la Madre Celina es comprendida, apreciada y vivida de una nueva manera, beneficiándose de las gracias que han llegado a ti individuo aliado, y como congregación, por intercesión de Madre Celina.
En nuestra propia ‘ceguera’ en este mundo material, cualquiera sea la forma que pueda tomar, clamemos a Jesús para que Él nos dé el don de la verdadera vista que inspiró y guió a la Madre Celina. Entonces podemos ayudar a otros a buscar a Jesús, porque sabemos, creemos y hemos experimentado que Él está ‘a simple vista’, y que él nos dice: “Toma el corazón; levántate, yo te estoy llamando”.

En todo amar y servir

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Evangelio según San Marcos 10,35-45.
Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: “Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir”.
El les respondió: “¿Qué quieren que haga por ustedes?”.
Ellos le dijeron: “Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria”.
Jesús les dijo: “No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que yo recibiré?”.
“Podemos”, le respondieron. Entonces Jesús agregó: “Ustedes beberán el cáliz que yo beberé y recibirán el mismo bautismo que yo. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados”.
Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos.
Jesús los llamó y les dijo: “Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud”.

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

Mi padre a menudo tenía una sabiduría que recuerdo con cariño. Recuerdo que en una ocasión me dijo: asegúrate de prestar atención a la gente que ves en el camino ‘arriba’, porque los verás en el camino ‘abajo’. No creo que haya sido una persona demasiado ambiciosa, o alguien que buscó el foco o la autoridad. Sin embargo, con el tiempo, me encontré a mí mismo sirviendo a la Congregación de la Resurrección primero como Superior Provincial de la provincia de Ontario-Kentucky (2005 a 2008), y ahora como Superior General (2017 al 2023). A menudo lo he hecho, pensé en las palabras de mi padre en mi papel de liderazgo entre mis hermanos en la Comunidad.
Pensé en esto, y en la virtud de la humildad, cuando leí el evangelio de este fin de semana (Marcos 10:35-45). En el evangelio, vemos que los discípulos ‘todavía no lo entienden’, no entienden a Jesús. Esto pasa con frecuencia, y me sorprende que no pierda la paciencia con ellos. Santiago y Juan querían compartir en la gloria de Dios, y ellos lo querían ahora. En este punto de su vida y ministerio, esa gloria aún no había sido revelada. Pero, los dos hermanos apostaban a que cuando sucediera estarían entre los primeros allí con él. Buscaban poder sobre los demás, incluso en el reino político. Puedo imaginar que algunos de los otros discípulos no solo se sorprendieron a petición de James y John, pero quizás incluso pensando lo mismo, y lamentamos que no hubiesen hablado primero. Las palabras de Jesús son una lección para todos ellos, y para nosotros hoy. Les dice que si quieren ser “primeros”, deben ser “siervos” de todos. ¡Eso no era lo que tenían en mente! Ellos vieron, como Jesús dijo, que estaban interesados en “juzgarlo por” otros. Por eso encontraron en el lavado de los pies un misterio, ya que era el papel del siervo más bajo en el hogar, y por eso vieron la crucifixión y la muerte como una derrota y fracaso. Sólo después de la resurrección, cuando tenían todas las “piezas del rompecabezas” reconocieron y entendieron que Jesús “no vino a ser servido, sino a servir, y a dar su vida en rescate por muchos”. Con el venida del Espíritu Santo, también se llenaron de celo y coraje para hacer eso.
Nuestra primera lectura del Libro del Profeta Isaías (53:53:10-11) también habla de cómo el Mesías serviría al pueblo de Dios. Él sufriría, como “una ofrenda por el pecado”, llevando los pecados de la gente. Esta sería la voluntad del Padre. ¡Cómo perfectamente esta profecía nos lleva a reconocer a Jesús como este ‘siervo sufriente’!
Nuestra Segunda Lectura de la Carta a los Hebreos (4:14-16) habla de Jesús como el “gran sumo sacerdote”. Un sacerdote, en la tradición judía, fue el que ofreció sacrificio a Dios, y en este caso, Jesús ofreció él mismo como el sacerdote y el sacrificio. Qué hermoso nos recuerda que Jesús, como el ‘siervo sufrido’ de Dios, nos conoce y nos entiende, habiendo compartido nuestra naturaleza humana. Él puede empatizar con nuestras debilidades, y nos alcanza con su gracia salvadora mientras seguimos su ejemplo y servimos a otros tan desinteresadamente como él lo hizo.
Las lecturas de este fin de semana nos llaman para mostrar nuestro discipulado de Jesús por ser un siervo, ya que era un siervo. Para mí la fuente de nuestra humildad es que reconocemos que todo lo que tenemos y somos ha venido de Dios. Esto nos llena de gratitud, para ser buenos administradores, y para usar todo lo que tenemos y somos como el ‘dador’ destinado. Por lo tanto, no todo es para nosotros, o “todo sobre nosotros” pero se trata de ser y hacer por otros, como Jesús lo hizo.
Para cada uno de nosotros esto puede ser un desafío, como lo fue para los discípulos. Demasiado a menudo, en nuestra condición humana, podemos vernos como escalar una escalera que nos da orgullo de nosotros mismos, según el trabajo que tenemos; el hogar en el que podemos vivir, o el coche que podemos conducir; cuánto dinero tenemos en el banco, o los “juguetes” que poseemos. Nuestro verdadero orgullo cristiano debería estar en saber que estamos usando bien todo lo que tenemos y somos, y de esa manera compartiendo con otros. Nuestro servicio no significa ir más allá y más allá, en el sentido de buscar (necesariamente) oportunidades voluntarias. Justo en nuestra propia vida diaria, podemos dar un servicio que refleje nuestro seguimiento de Jesús. Por ejemplo:
-en nuestra vida familiar, haciendo las cosas alrededor de la casa sin que nos lo pidan, reconociendo las necesidades de la familia y la importancia que cada persona haga su cuota
-en el trabajo, llevar a otros a una mejor ética de trabajo por nuestra generosidad, nuestra minuciosidad, y por llegar a los compañeros de trabajo que necesitan más atención
-en la escuela, ayudando a estudiantes o compañeros de clase que luchan en una asignatura particular, o con una lección particular, sin hacer que se sientan avergonzados o centrados
-con los amigos, por ser sensible a sus sentimientos y necesidades, y reconocer su solicitud de ayuda no hablada o nuestro tiempo
-en la Comunidad Parroquial, compartiendo amistad y conversando con otros, para crear una verdadera comunidad cristiana.
Estos son sólo unos pocos ejemplos, pero estoy seguro de que cada uno de nosotros puede pensar en otras formas que podemos ser y hacer más por los demás, en unión de Jesucristo. Nuestra humildad y sentido del servicio pueden animar a otros a no estar tan preocupados por escalar los peldaños de la escalera, como por mejorar la vida de aquellos que están en la misma ‘escalera’. Tal vez todos podamos identificar a alguien en nuestra familia o amigos, o nuestro lugar de trabajo o estudio, o en la Comunidad Parroquial, que nos ha demostrado que la humildad en su servicio, y nos han ayudado a ser que ser un “servidor” no es algo malo, o algo que hay que evitar, pero algo que buscar para llevar una mejor calidad de vida a los demás: material, emocional y espiritualmente.
En nuestro seguimiento de Jesús, todos hemos sido “levantados” a una nueva vida de gracia. Parte de esa vida de gracia es compartirla con otros por nuestro testimonio de vida, que incluye un humilde servicio. Aunque el mundo valora el orgullo, el éxito y la riqueza mucho más que la humildad y el servicio, debemos recordar, como dijo Jesús, que estamos “en el mundo, pero pertenecemos al mundo” (Juan 15:19, 17:14-16) y cual San Pablo se hizo eco (Romanos 12:2, Efesios 4:22-24). Entonces reflexionaremos y compartiremos la vida de Dios aquí y ahora, y llamaremos a otros para que hagan lo mismo.

Procesión en Manhattan

Las calles del corazón de la Gran Manzana, esas que no duermen ninguna de las 24 horas del día, llenas de letreros luminosos y rascacielos, con frecuencia repletas de gente y también de autos, contemplaron un espectáculo que no es tan frecuente observar ahí.
El sacerdote que portaba el Santísimo Sacramento simplemente dijo en su cuenta Twitter que estaba llevando por esas avenidas al “Señor”.
Se trata del Padre Michael Duffy, sacerdote de la diócesis de Rockville Centre y rector de la catedral de su diócesis, que declaraba al día siguiente del hecho: “Ayer por la noche fue uno de los [momentos] más poderosos de mi sacerdocio. Llevamos al Señor a las calles de Nueva York. La gente estaba fascinada y muchos se sentían atraídos por unirse a nosotros. El Señor estaba presente para su pueblo y en su pueblo. Fue una velada extraordinaria. Muchos corazones fueron conmovidos. El mío incluido”.

Gentes fueron sorprendidas

Acompañaron al sacerdote, además de religiosas de la caridad de la Madre Teresa, hermanas de la congregación Sisters of Life, comunidad consagrada a la protección de la vida humana, y que atiende a mujeres encintas y en la curación espiritual de aquellas que han abortado.
La procesión, en la que se calcula participaron alrededor de 100 personas, fue organizada por The Napa Institute, entidad que busca ayudar a los líderes católicos a enfrentar los desafíos que plantea la presencia católica en la América del mañana.
Uno de los lugares visitados por el Jesús sacramentado durante la procesión eucarística del domingo fue la conocida plaza de Times Square. No eran pocos los transeúntes que pararon unos instantes de su tal vez agitada vida para contemplar la procesión, tomar una foto con el celular, meditar un tanto. Ciertamente muchos no católicos, pues en Nueva York hay más etnias que en la Torre de Babel.
Los cantos religiosos se sucedían, los participantes rezaron el rosario en buena parte de la procesión. Muchos pidieron que pronto se repita.
Fuente: GaudiumPress.com

Jesucristo nos está mirando

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Evangelio según San Marcos 10,17-30.
Cuando Jesús se puso en camino, un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: “Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?”.
Jesús le dijo: “¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre”.
El hombre le respondió: “Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud”.
Jesús lo miró con amor y le dijo: “Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme”.
El, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes.
Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: “¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!”.
Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: “Hijos míos, ¡Qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios”.
Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros: “Entonces, ¿quién podrá salvarse?”.
Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: “Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible”.
Pedro le dijo: “Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido”.
Jesús respondió: “Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y, campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna.

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

Un periodista británico del siglo XX, autor y poeta dijo una vez: ′′Pero a cada persona que hay abre un camino: un camino alto, un camino medio y un camino bajo. Y cada persona decidió la forma en que su alma irá”. En nuestras propias vidas, podemos identificarnos con estas realidades. En nuestra condición humana, a veces damos un cien por ciento, otras sesenta por ciento, y aún otras por ciento. El ′′camino intermedio y un camino bajo′′ puede llevar a la decepción por parte del dador, y por parte del receptor. Uno puede haber querido hacerlo mejor, pero las circunstancias no lo permitían. En otras ocasiones, otra persona puede estar decepcionado de que el otro no lo hiciera también, por cualquier razón, real o imaginado.
En el movimiento Cursillo de Cristiandad (un retiro de cuatro días) hay una reflexión llamada ‘Las Tres Miradas de Cristo’, ‘Las Tres Miradas de Cristo’. Conduce a los retiros en una reflexión sobre el evangelio de hoy (Marcos 10:17-30), la ‘mirada’ de Jesús con el joven rico; la ‘mirada’ a Jesús a Judas mientras deja para traicionar al Señor; y la tercera es la “mirada” de Jesús es cuando miró a Pedro después de que Pedro hubiera negado conocer a Jesús tres veces. Es un momento muy especial en el retiro, para mí, porque nos ayuda a comprender más profundamente a la persona de Jesús en relación a esos momentos decepcionantes. Cuando el joven rico vino a Jesús, estoy seguro de que esperaba ser aplaudido por su fidelidad para guardar los mandamientos y ser fiel al pacto. Sin embargo, ¡Jesús estaba pidiendo más! Está preguntando algo más profundo. Él está pidiendo una entrega completa de sí mismo. Esto fue más de lo que el joven estaba dispuesto a dar. Así que Jesús lo miró con compasión. La compasión significa ‘sufrir con’, y así que la mirada de Jesús no fue criticarlo o rechazarlo. Tal vez, en su corazón (y en el corazón del joven), había la esperanza de que quizás algún día estuviera a la altura del desafío.
Nuestra primera lectura del Libro de la Sabiduría (7:7-11) habla de la virtud de la sabiduría, que es el principio de la santidad. La sabiduría nos da juicio correcto para entender y hacer la voluntad de Dios. Nos dicen que la sabiduría va más allá del precio, porque es (como las ricas piedras y minerales mencionados) no se encuentra fácilmente. Viene con la madurez espiritual, que sólo se logra mediante la disciplina y poniendo la voluntad de Dios antes que la nuestra. Sin embargo, no es imposible alcanzar, porque tenemos al Espíritu Santo con nosotros para guiarnos y guiarnos a la sabiduría.
En la Segunda Lectura de la Carta a los Hebreos (4:12-13) oímos hablar del poder de la palabra de Dios, como “vivo y activo”. San Pablo la llama “una espada de doble filo” que corta profundamente, trayendo la curación y la renovación. Esta palabra es un regalo de Dios para unirnos más cerca de él, como entendemos, aceptamos y vivimos lo que la palabra proclama. Una vez más, el Espíritu Santo está activo, animándonos y fortaleciéndonos en nuestra respuesta a Dios y su voluntad.
Hay tantos mensajes para nosotros en el evangelio, suficientes para algunos homilías. La decepción del joven rico y de Jesús me golpeó cuando leí el evangelio. Dios es compasivo y benevolente, pero también aquel que nos llama a ser y hacer más, para ser una “mejor versión de nosotros mismos” (en palabras de Matthew Kelly). Quiere que elijamos ′′una manera alta”, y nos da las oportunidades de gracia para hacerla realidad. Él nos asegura que lo que está pidiendo, que nos llevará a nuestra salvación: “Para los hombres es imposible, pero no para Dios: porque todo es posible para Dios”. Podemos sacudir nuestra cabeza de acuerdo, pero no es tan fácil de creer como puede parecer. Aquí es donde nuestra memoria juega un gran papel, mirando hacia atrás en nuestras vidas a aquellos momentos en los que Dios hizo lo imposible por nosotros y en nosotros, y a través de nosotros. Pasamos del desanimo a la esperanza. Pasamos de la derrota a la victoria. Pasamos de crisis a la oportunidad. Tal es la obra de Dios, si estamos abiertos a hacer su voluntad. Ahí es donde entra la sabiduría de la Primera Lectura, para ayudarnos a elegir bien. Jesús deja a sus discípulos sin duda que al seguirlo, y su fiel respuesta a la voluntad del Padre les traerá grandes recompensas y bendiciones aquí y ahora, y vida eterna.
La esperanza es una virtud cristiana importante. Es también el carisma de la Congregación de la Resurrección, por lo que los resurreccionistas reflexionamos sobre ello enormemente, y tratamos de articularlo para las personas a las que servimos, para trabajar juntos hacia la resurrección de la sociedad. Siempre me gusta distinguir entre optimismo y esperanza. El optimismo se basa en buenas intenciones humanas. Sin embargo, la esperanza se basa en nuestra fe en la resurrección de Jesús de los muertos. Dios Padre hizo lo imposible y lo improbable levantando a Jesús de entre los muertos. En nuestras propias vidas espirituales también hemos experimentado la esperanza cuando Dios ha hecho lo imposible y lo improbable en nuestras vidas: cuando encontramos la paz y el entendimiento, cuando hubo reconciliación en una relación, cuando hubo sanación del cuerpo y la mente, cuando la alegría volvió, cuando la tentación y el mal fueron vencidos. Por lo tanto, podemos reconocer que no somos extraños a la esperanza, y al poder de Dios para hacer lo imposible e improbable.
Vuelvo con el joven rico, que “se fue triste”. No tenemos idea de lo que le pasó después de este encuentro con Jesús. Me gustaría pensar que no sólo “se fue triste”, sino que continuó siendo fiel al pacto, y continuó reflexionando sobre lo que Jesús le estaba pidiendo. Me gustaría pensar que con el tiempo se dio cuenta de que podía responder a lo que Jesús pidió. Se daría cuenta de que este era el “camino alto”, y era lo suficientemente fuerte como para ir más allá de la “vía intermedia y la vía baja”. Con la ayuda de Dios podría ser y hacer más! Tal vez vio a los ojos de Jesús ese entendimiento y compasión por él, reconociendo sus fortalezas al responder a Dios, pero su debilidad para dar de sí mismo completamente. Por la gracia de Dios, el joven rico podría encontrarse entre los discípulos, y dando todo a Dios, él (como Jesús lo prometió) recibiría así todo de Dios.
Hoy el mismo Jesús nos mira con compasión que nos llama a la “vía alta”. Con su gracia “nada es imposible”, y podemos ser los discípulos de Jesús que somos llamados a mí, siguiéndole fielmente y fielmente haciendo la voluntad del Padre. Entonces no solo experimentaremos su bendición en esta vida, sino la vida eterna que nos espera con él para siempre en el reino.

“Era como si para eso se hubiera estado preparando toda su vida”, detalla este recuerdo sobre la entrega incondicional del Padre Thomas.

El Padre Thomas Byles, mientras el Titanic se hundía, confesaba y daba ánimo a los pasajeros

El padre Thomas Byles nació en Leeds, el 26 de febrero de 1870. Era el mayor de los siete hijos del reverendo Alfred Holden Byles, un reconocido ministro congregacionalista. Criado en una familia protestante, su nombre de nacimiento era Roussel Davids Byles. El padre Byles comenzó su educación en Leamington College y Rossall School, Fleetwood, Lancashire, y en 1889, comenzó sus estudios de Matemáticas, Historia moderna y Teología en Balliol College, Oxford. Aquí, siguió los pasos de su hermano William y se convirtió al catolicismo. Roussel fue bautizado el 23 de mayo de 1894, en la Iglesia de San Aloysius, en Oxford, adoptando el nombre de Thomas Byles.
El padre Thomas Byles
Después de su graduación, el padre Thomas dejó Oxford y se unió a su hermano William en Alemania, donde continuó sus estudios. Después de su regreso a Inglaterra, el padre Byles trabajó como profesor en St. Edmund’s College, Ware, Hertfordshire. La enseñanza no fue un desafío para el hombre bien educado, por lo que en 1899, se fue a Roma, donde realizó sus estudios sacerdotales. De hecho, el padre Thomas fue ordenado el 15 de junio de 1902, y trabajó como sacerdote en Roma durante varios meses. En 1903 regresó a Inglaterra y trabajó en la conversión de protestantes al catolicismo, antes de ser asignado a la Iglesia de Santa Elena, en Ongar, Essex, en 1905.Mientras tanto, su hermano William se había mudado a Nueva York, donde encontró el amor de su vida y decidió casarse. William quería que su hermano oficiara su matrimonio, por lo que invitó a Thomas a los Estados Unidos. El sacerdote aceptó la invitación y viajó a Southampton donde abordó el magnífico Titanic.
El padre Thomas tenía un billete de segunda clase, trajo consigo un altar portátil y los ornamentos. En el barco, el sacerdote se puso de acuerdo con el Capitán Edward Smith para usar un espacio donde pudiera decir Misa para los pasajeros del Titanic. Así, durante la travesía, el sacerdote confesó a numerosos pasajeros y, en la mañana del 14 de abril de 1912, celebró Misa para los pasajeros de segunda y tercera clase en los salones. Un día terrible: a las 11:40 de esa noche, el Titanic chocaba con un iceberg.El sacerdote estaba en la cubierta superior cuando ocurrió el accidente. Vestido con su sotana descendió al nivel de tercera clase y condujo a los pasajeros a los botes salvavidas. Ayudó a mujeres y niños a subir a las barcazas. Y mientras el barco se hundía, el padre Thomas escuchó confesiones y pronunció palabras tranquilizadoras a la gente que lógicamente se encontraba en pánico. Los que lo vieron lo juzgan como un verdadero líder espiritual, cantaba con los pasajeros que no podían encontrar un lugar en los botes salvavidas, y anima a todos a llevar el momento.
El Titanic fue descubierto el 1 de septiembre de 1985, a 3784 metros de profundidad.
Después de que se fue el último bote salvavidas, fue a la cubierta donde estaba su altar y comenzó a rezar el Rosario. Un gran grupo de personas estaba arrodillado a su alrededor, rezando por su salvación. Byles dio a los que quedaron atrás su absolución y permaneció a su lado hasta el final. Después de 2 horas y 40 minutos, la prolongada agonía del barco llegó a su fin, y a las 2:20 am del 15 de abril de 1912, el valiente sacerdote, junto con las otras 1,500 almas, pereció en las aguas del Océano Atlántico Norte. Muchos de los sobrevivientes dieron sus testimonios sobre la valentía del padre Thomas. La boda de su hermano continuó sin él, pero su hermano y su novia fueron profundamente respetuosos con el luto por el sacerdote: justo después de la ceremonia de su boda, se pusieron ropa de luto y asistieron a una misa de réquiem para Thomas Byles. Más tarde, William y su esposa viajaron a Roma y se encontraron con el Papa Pío X, quien se refirió al padre Thomas como “mártir de la Iglesia”.
La familia Byles construyó una puerta para la Iglesia de Santa Elena, en Ongar, en donde el padre había sido destinado, como un monumento en su memoria. También se hizo una inscripción dedicada al sacerdote, en la esquina de una vidriera de la iglesia, con su foto colgada en la pared al lado de la ventana. La figura del padre Thomas también apareció en la película Titanic, dirigida por James Cameron. Aunque su nombre no se menciona, el sacerdote que aparece en las escenas estaba inspirado en Thomas Byles.

Nueva Alianza

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Evangelio según San Marcos 10,2-16.
Se acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: “¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?”.
El les respondió: “¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?”.
Ellos dijeron: “Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella”.
Entonces Jesús les respondió: “Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer. Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”.
Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto.
El les dijo: “El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio”.
Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron.
Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: “Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él”.
Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

De septiembre a diciembre de 1983, estudié español en el Instituto de Idiomas Maryknoll en Cochabamba, Bolivia. Se llamaba ‘Instituto de Idiomas’, pero nosotros lo llamábamos ‘Instituto de Idiotas’. Era un reto, a los treinta y dos años aprender un nuevo idioma, y más aún a los sesenta y seis aprender Italiano. Una de las cosas que nos dijo el Director del Instituto fue que debíamos considerar nuestros estudios como algo que sería para siempre, que hablaríamos español todos los días de nuestra vida, aunque muchos tenían un compromiso de sólo cinco años en la misión de su Diócesis o Comunidad. Gracias al correo electrónico, al facebook y al Skype debo decir que sí escribo español todos los días, y trato de hablarlo cada vez que puedo.
Pensé en esto cuando leí el evangelio de hoy (Marcos 10:2-16), cuando Jesús nos habla de relación entre un hombre y una mujer. La mejor forma de expresarlo es con la palabra bíblica “alianza”, un pacto sagrado de fe y amor entre dos personas que es para siempre y al cien por cien. Eso es lo que me hicieron pensar las palabras del Director del Instituto: una “alianza”, para siempre y al cien por cien.
En la antigüedad, Dios hizo un pacto con Abraham, y lo renovó a través de Moisés y los profetas. El pacto fue sellado con la sangre del cordero, ofrecido en lugar de Isaac, y luego puesto simbólicamente en las puertas de las casas de los israelitas en preparación de su liberación de la esclavitud en Egipto. Nosotros participamos en la nueva alianza, a través de la sangre de Jesús. Él es el Cordero de Dios, y a través de su muerte y resurrección, somos liberados de la esclavitud del pecado. La alianza está viva y es buena.
Jesús utiliza la imagen de la alianza para describir la relación entre un hombre y una mujer, unidos en el amor ante Dios. “Los dos se convertirán en uno”. Me gusta referirme a las parejas como “casados en Cristo”, porque su compromiso es ante Dios, bendecido por Dios y sostenido por Dios. Pero, como toda vocación, debemos seguir escuchando la llamada de Dios. Vocación significa ser llamado. No basta con ponerse las alianzas, ni con la profesión de Votos Perpetuos, ni con la imposición de manos al sacerdote en su ordenación. Cada día debemos escuchar al Señor que nos llama a un mayor amor y a una mayor fidelidad, a un mayor perdón y comprensión, a una mayor compasión y paciencia. En nuestra condición humana, esto no es fácil, y todos sabemos -por nuestra propia experiencia y la de aquellos que conocemos y amamos- que no es un compromiso fácil. Hay muchas fuentes de tentación y de confusión en nuestro interior y en nuestro entorno, que pueden desviarnos fácilmente del camino de nuestra vocación, con dolorosas consecuencias.
La Primera Lectura del Libro del Génesis (2:18-24) habla del designio del creador en su creación de la mujer y el hombre. Les ha dado el dominio sobre toda la creación, y ser co-creadores con él. Su unión es tan profunda que “se convierten en un solo cuerpo”.
La alianza en la que compartimos la vida con Dios no puede ser una relación estática o pasiva. Dios actúa, toma la iniciativa y nos da la gracia. Esto no es sólo para nuestra santificación personal, sino que es una vida santa de fe y amor (las condiciones de la alianza) para compartir. Hemos de ser “instrumentos” del poder, el amor y la verdad de Dios, no “obstáculos” del poder, el amor y la verdad de Dios. Nuestra inactividad o reticencia a dar testimonio de Cristo significa que se pierden oportunidades de vivir y compartir la vida de Cristo. En una alianza, debe haber dos socios activos: Dios y su pueblo.
Los fundadores de la Congregación de la Resurrección -Bogdan Janski, Peter Semenenko y Jerome Kajsiewicz- a través de su experiencia de conversión, llegaron a comprender que el amor de Dios era incondicional, un don gratuito. Así lo proclama el primer artículo de nuestras Constituciones, así como la declaración de nuestro carisma y la declaración de nuestra misión. Este es el amor de la alianza, incondicional. Aunque nosotros, en nuestra condición humana, no respondamos plenamente, el amor de Dios sigue bombardeándonos y aportándonos su gracia divina.
En estos días juntos hemos celebrado este amor incondicional de Dios que se nos ha revelado de diversas maneras. Como Superior General, he tenido el honor de participar en estas celebraciones, y de compartir cada una de las realidades que celebramos.

Celebración de los 40 años de los Hermanos Externos

En esta Misa estamos celebrando los Cuarenta Años de los Hermanos Externos, esta realización de la visión de Bogdan Janski de crear una Congregación Religiosa que incluyera a los Hermanos Externos que, según él, “casados o solteros, que viven fuera de la casa de la comunidad, están asociados a ella por un vínculo espiritual y por el trabajo apostólico que realizan juntos”. Los Hermanos Externos de la Provincia de Polonia han sido los pioneros en la realización de este sueño, seguidos después por otras jurisdicciones internacionales de la Congregación. Durante mi visita canónica a la Provincia Polaca, me impresionaron los miembros que conocí en varias de nuestras parroquias. Era evidente su identificación con nuestra Comunidad, su historia y tradiciones, su Carisma y Misión, y su lealtad a los Sacerdotes y Hermanos de la Comunidad Parroquial, y más allá de ellos a toda la Provincia y Congregación. Este “vínculo espiritual” refleja el de la alianza, llamando a los Hermanos a la fidelidad a Dios, y recibiendo las gracias y bendiciones de Dios.

Siervo de Dios Padre Paweł Smolikowski

En esta Eucaristía celebramos el nombramiento de la Escuela Católica Montessori en honor al Siervo de Dios, Padre Paweł Smolikowski. Providencialmente, este compartir las instalaciones con la Escuela durante muchos años ha sido una expresión de nuestro compartir el amor incondicional de Dios a aquellos que llaman a este edificio “hogar”. Este trabajo apostólico está bien fundamentado en el compromiso de nuestra Congregación con la educación y la formación de los niños y los jóvenes. Lo vemos reflejado en compromisos con la educación en lo más profundo de nuestra historia: en Ucrania, Canadá, Bulgaria, Estados Unidos de América, Polonia, Bolivia y, más recientemente, en Brasil. Así como nuestro trabajo en este ministerio ha sido una fuente de gracias y bendiciones para aquellos que “reciben” nuestro servicio, también lo ha sido para nuestra Congregación. El Padre Paweł Smolikowski de la Provincia de Polonia, junto con el Padre Eugene Funcken de la Provincia de Ontario-Kentucky, fueron Resurreccionistas que se distinguieron como educadores con una visión iluminada de la educación y la formación católica. En el Carisma Resurreccionista, el Padre John Iwicki expresó que “Desde el principio, el objetivo de la educación Resurreccionista fue preparar a los líderes católicos laicos para renovar la sociedad: conocer las realidades del mundo, los diversos problemas sociales y afrontarlos con un sentido del deber y la dedicación” (Carisma Resurreccionista. Volumen I, p. 461). En Bulgaria y Ucrania, el Padre Paweł Smolikowski aportó esta visión y experiencia al personal, a los alumnos y a las familias asociadas a nuestras Escuelas. Este es el espíritu que continúa aquí y ahora en Cracovia y que nos ha llevado a esta celebración de hoy.
Nos sentimos honrados por este reconocimiento en memoria del Padre Paweł Smolikowski en nuestra asociación con esta Comunidad Escolar. El amor incondicional de Dios está presente en esta asociación, dedicada no sólo a educar y formar personas responsables, profesionales que contribuyen y buenos ciudadanos, sino también fieles seguidores del Señor Resucitado, Jesucristo, comprometidos a trabajar por la resurrección de la sociedad.

Hermanos Externos y Comunidad Escolar

Hay mucho que celebrar, basado en la fidelidad de Dios y en su gracia que nos permite responder a su invitación permanente. Seguiremos celebrando estas manifestaciones del amor incondicional de Dios a través de nuestra asociación permanente con los Hermanos Externos y la Comunidad Escolar que ahora lleva el nombre del Padre Pavel Smolikowski.
Hay mucho que celebrar, fundamentado en la fidelidad de Dios y en su gracia que nos permite responder a su invitación permanente. Seguiremos celebrando estas manifestaciones del amor incondicional de Dios a través de nuestra asociación permanente con estas asociaciones que celebramos este fin de semana.
En esta Misa, celebramos que Jesús nos ha tomado para sí en la nueva alianza. Somos su pueblo, el rebaño que pastorea. Nuestras lecturas de hoy, sobre la alianza, nos llaman a renovar y profundizar esa alianza cada día, al igual que todas las parejas casadas en Cristo están llamadas a renovar y profundizar su alianza cada día. Dios sólo puede revelarse cuando somos fieles, y cuando damos testimonio de Él, revelando a los demás que su amor y su presencia son “para siempre y al cien por cien”.

Sacerdote héroe de guerra podría ser declarado santo

Por Jana Zuñiga.
¿Conoces la historia del padre Emil Kapaun? Era el 2 de noviembre de 1950 en Corea del Norte. Veinte mil soldados chinos descendieron sobre el tercer batallón del ejército estadounidense mientras dormían en tiendas de campaña. Los disparos comenzaron a llenar el cielo nocturno y se produjo una batalla sangrienta.
En medio de la confusión de balas y humo, un hombre alto y delgado corría de trinchera en trinchera, sacando a los soldados heridos, rezando por los moribundos y escuchando confesiones. Su nombre era padre Emil Kapaun.
Herb Miller estaba siendo retenido a punta de pistola por un soldado chino cuando el padre Kapaun se paró frente a él, bajó el arma y se llevó a Miller. El oficial quedó atónito y no disparó a ninguno de los dos. Kapaun salvó milagrosamente la vida de Miller.
Un hombre tranquilo y modesto de la zona rural de Kansas (Estados Unidos) que se convirtió en el capellán del ejército más condecorado de Estados Unidos. ⁣
Los oficiales le gritaron a Kapaun que escapara, pero él se negó. Corrió 300 yardas fuera de las líneas estadounidenses para rescatar a los hombres. En ese momento atendió a más de 40 heridos, y los chinos se estaban acercando.
El padre Emil Kapaun vio a un oficial chino capturado e hizo una propuesta audaz. Dijo que se rendiría y apelaría a la humanidad china. El oficial gritó y el tiroteo cesó. Kapaun fue hecho prisionero con otras 15 personas, salvando al menos a 40 hombres como resultado. ⁣
El padre Emil Kapaun (derecha) y el capitán Jerome Dolan llevando un soldado exhausto fuera del campo de batalla en Corea.

Padre Emil Kapaun: El sacerdote héroe de guerra que podría ser declarado santo

Los meses que siguieron fueron más que brutales. Kapaun cargó a los soldados heridos en la espalda durante más de 100 millas a temperaturas bajo cero. Pasó siete meses en campos de prisioneros, sobreviviendo gracias al alpiste y la nieve.
Fotografía del P. Kapaun sosteniendo su pipa. La otra mitad fue abatida por una bala de francotirador en medio de la Guerra de Corea.
Visitaba a más de 200 soldados al día, curando sus heridas, pasando una pipa con palabras de aliento y guiándolos en el rosario. 
El nombre de Emil Kapaun fue pronunciado con extrema reverencia y admiración por todos los soldados que lo conocían. Los llamó “mis muchachos” y les sirvió incansablemente. Les consiguió comida, encendió fogatas contra las órdenes y celebró la misa en secreto.
Se levantaba temprano para martillar ollas con restos de metal para hervir agua y lavar la ropa de la gente. Los sobrevivientes dicen que salvó cientos de vidas con su heroica valentía. ⁣
El padre Emil Kapaun ofrece misa el 7 de octubre de 1950, menos de un mes antes de que fuera capturado por Corea del Norte.
Emil Kapaun murió de malos tratos en una casa de la muerte de Pyoktong el 23 de mayo de 1951. Fue nombrado “Siervo de Dios” en 1993, y recibió la Medalla de Honor póstumamente en 2013 por sus acciones en la Batalla de Unsan.
Nueve de los soldados que salvó en la batalla estuvieron presentes en la ceremonia.
En marzo de 2021, sus restos fueron descubiertos entre los soldados no identificados en una fosa militar común en Hawai. El lunes 27 de septiembre, su cuerpo fue llevado a casa en Wichita, Kansas, una hora al sur de su ciudad natal en Pilsen.
27 de septiembre de 2021, los portadores del féretro de las Fuerzas Armadas de los EE. UU. Toman el ataúd del reverendo Emil Kapaun del avión en Wichita, Kansas.
El miércoles 29 de septiembre celebramos su misa fúnebre 70 años después de su muerte.
¡Siervo de Dios Padre Emil Kapaun, ruega por nosotros!

San Mauricio

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Evangelio según San Marcos 9,38-43.45.47-48.
Juan le dijo a Jesús: “Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros”.
Pero Jesús les dijo: “No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. Y el que no está contra nosotros, está con nosotros.
Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo.
Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar.
Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos a la Gehena, al fuego inextinguible.
Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies a la Gehena.
Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos a la Gehena, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga”.

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

Un juego muy popular en mi infancia era el dominó. Recuerdo que me divertía mucho jugando con la familia y los amigos, e incluso lo he jugado algunas veces de adulto. Sin embargo, de niño, a veces simplemente cogía las fichas de dominó y las ponía en fila una tras otra. Como todos sabemos, cuando empujamos uno de ellos se crea una reacción en cadena que los derriba a todos. A veces he visto en la televisión cómo se alinean y derriban cientos de miles de fichas de dominó, creando patrones y rasgos emocionantes.
He pensado en ese derribo de fichas de dominó cuando he leído por primera vez la última parte del evangelio de hoy (Marcos 9:38-43, 45, 47-48). Cuando Jesús se dirige a sus discípulos, les habla de la importancia de su ejemplo para los demás. Utiliza ejemplos dramáticos y severos de lo serio que debe ser nuestro rechazo a la tentación y al pecado. Habla de que la fuente del pecado -una mano, un pie, un ojo- sea sacrificada, en lugar de ser una fuente de pecado y condenación. Usar mal lo que Dios nos ha dado es una ofensa a Dios, pero enseñar a otros con nuestro ejemplo a hacer lo mismo es aún más grave. Llevar a otros al pecado es despreciable y debe evitarse a toda costa. Si esperamos la “recompensa” que sólo Él puede dar, debemos mostrar con nuestras palabras y acciones que le pertenecemos, que hemos elegido la gracia y la redención sobre la tentación y la condenación. Al compartir su vida, Él nos capacita para elegir la gracia sobre la tentación, y la redención sobre la condenación. Si realmente creemos en la nueva vida de Cristo en nosotros, no tenemos duda de que podemos hacerlo: ¡que Él puede hacerlo en nosotros!
Hoy celebramos al Patrón de esta Parroquia, San Mauricio. Como soldado Romano, un General, San Mauricio mostró integridad en sus deberes. Respetó la vida de los ciudadanos que protegía y la de sus compañeros de armas, de los que era responsable. La injusticia de los Emperadores Diocleciano y Maximiano creó estragos, inseguridad y terror. El General Mauricio, en el espíritu de Jesucristo, trató de defender y proteger a los inocentes. Fue como ese “dominó” que inspiró a otros con su valentía a mostrar este mismo respeto y responsabilidad. Él, y muchos de su legión, pagaron un alto precio: el precio de sus vidas. Puede que muchos siguieran las órdenes sin cuestionarlas, pero el General Mauricio, por ser un Cristiano comprometido, no podía en conciencia seguir las órdenes de castigar y matar injustamente a las personas a su cargo.
La Primera Lectura del Libro de los Números (11:25-29) nos asegura el poder de Dios. Moisés y los setenta y dos elegidos iban a recibir una bendición de Dios, una bendición personal que sería fuente de bendición para todo el pueblo de Israel. Profetizarían en nombre de Dios y alejarían al pueblo de la tentación y el pecado para ser su pueblo y manifestar su presencia. Dos de los hombres, Eldad y Medad, no estaban presentes cuando este espíritu de Dios vino sobre ellos. Sin embargo, Dios los ungió a ellos también y profetizaron. Josué no aceptó esto, y no creyó que Dios pudiera obrar fuera de las limitaciones que él ponía a Dios. Dios le mostró que Su gracia y poder no pueden ser restringidos o limitados a nuestras nociones y conceptos. Él es Dios, y puede y quiere revelar su voluntad que a menudo nos sorprende. Hoy en día a esto se le llama a menudo estar “fuera de la caja” y no tenemos que buscar mucho en las Sagradas Escrituras -Antiguo y Nuevo Testamento- para ver que Dios es conocido por hacer cosas “fuera de la caja”. Nos sorprenderá constantemente. Su gracia y su poder harán lo inesperado, lo ilógico y lo imposible una y otra vez. Es esa misma gracia y poder la que inspiró a San Mauricio, con la esperanza y la creencia de que Dios actuaría a pesar de la naturaleza pecaminosa de los emperadores.
Volviendo a mi reflexión inicial sobre el evangelio, también podemos ver este mismo elemento de sorpresa, de gracia y bendición que llega a través de nosotros a los demás. Al igual que Jesús condenaba nuestro mal ejemplo, llevando a otros a la tentación y al pecado, no debemos olvidar que -por su gracia- también tenemos el potencial de llevar a otros a una vida nueva y más profunda en Cristo. Así como las fichas de dominó pueden derrumbarse unas a otras y podemos describirlo como algo negativo y para el mal, también podemos describirlo como algo positivo y para el bien. Cada uno de nosotros tiene influencia y poder en la vida de los demás, al igual que San Mauricio. A veces subestimamos esa influencia y ese poder. Nos convencemos de que nadie mira, de que nadie escucha, de que nadie presta atención. No es así. Nuestras palabras y acciones tienen un gran poder en la vida de los demás, y el Señor Jesús quiere que nuestras palabras y acciones inspiren a los demás, los eleven y los ayuden a abrirse a su gracia y a las posibilidades de una vida nueva.
Nuestro Dios es un Dios bondadoso y generoso. Nos colmará de gracias y bendiciones si las buscamos. En el evangelio de hoy, Jesús no nos deja ninguna duda de que quiere que hagamos la voluntad de Dios y construyamos el reino aquí y ahora. Su gracia es nuestra si nos abrimos a ella, y permitimos que el Señor nos sorprenda, que haga grandes cosas en nosotros y a través de nosotros, y que dé testimonio de que le pertenecemos. Reconozcamos que nosotros también podemos ser como esos “dominós” que influyen y afectan a las vidas de los que nos rodean.

¿Quién es el más importante?

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Evangelio según San Marcos 9,30-37.
Al salir de allí atravesaron la Galilea; Jesús no quería que nadie lo supiera, porque enseñaba y les decía: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará”.
Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas.
Llegaron a Cafarnaún y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: “¿De qué hablaban en el camino?”.
Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande.
Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: “El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos”.
Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: “El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a aquel que me ha enviado”.

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

A menudo, cuando miramos la vida de los ricos y famosos, somos envidiosos. Vemos su fama, fortuna, buen aspecto y ambición como deseable. Sin embargo, muchos de ellos tienen sus dificultades, y sus vidas no son felices o satisfactorias. Lo que el mundo puede ver como “ser primero” no puede satisfacer el anhelo en el corazón, la mente y el espíritu humano.
En el evangelio de hoy (Marcos 9:30-37) Jesús nos dice que “si alguien quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y siervo de todos”. Jesús quiere ayudarnos, como sus seguidores, a descubrir lo que hace. Quién de nosotros realmente es “primero”, para tener verdadera felicidad y realización aquí y ahora. Él nos dice, y nos muestra por su propia vida, muerte y resurrección, que sólo podemos ser “primeros” si hacemos que nosotros mismos “duremos”. Este “último” es una humildad sincera que reconoce que todo lo que tenemos y somos viene de Dios, y queremos usar bien todo lo que tenemos y somos para Dios. La humildad no es una falta de confianza en uno mismo, o negar nuestros dones y talentos, o no aceptar la alabanza. La humildad, como dije, es que la comprensión de que todo lo que tenemos y somos proviene de Dios. Por lo tanto, queremos usar sus dones conforme a su propósito, respetando la intención del donante. En el amor y el servicio nos damos a nosotros mismos, como lo hizo Jesús, para que él nos haga “primeros” a través de sus gracias y bendiciones.
Los discípulos no entendieron esta actitud de Jesús. Por eso discutían sobre quién era el mejor entre ellos. Para algunos de ellos, su motivación fue mezclada, ya que también fue visto como figura política o social. Cuando vieron a su ‘estrella’ naciendo, pensaron que compartirían su gloria y poder. Ese no era el mensaje o la misión de Jesús, pero con el tiempo llegarían a entender más plenamente su verdadero espíritu. El lavado de los pies les mostraría dramáticamente su humildad, ya que este era el trabajo para el último y el menos en el hogar, mostrar respeto y dar refresco a los invitados. Desde la cruz, sobre todo, Jesús dio testimonio de lo que es dar de sí mismo y servir. Mientras que su crucifixión fue considerada como una señal de ser “último”, ante los ojos de Dios era de ser “primeros”: el primero que nos llevó a la salvación.
En nuestra primera lectura del Libro de la Sabiduría (2:12, 17-20) alaba a los virtuosos, y los llama hijos de Dios. Él será protegido por Dios y disfrutará de la vida con Dios. Los malvados no reconocerán esto, pero serán mayores “obstáculos” que “instrumentos” de Dios, y su voluntad. No son del Señor, y ¡no poseen la sabiduría que proviene de Dios solamente!
En nuestra Segunda Lectura de la Carta de Santiago (3:16-4:3) la sabiduría se destaca una vez más, importante en nuestra vida con Dios. No sólo conduce a la virtud, sino a actos virtuosos. También habla de la lucha que es parte de nuestra condición humana, entre el bien y el mal. Puede que tengamos envidia por lo que no tenemos, comparándonos con los demás, y siguiendo deseos que no son del Señor. Una vez más, podemos querer aquello que asociamos con ser “primeros” a los ojos del mundo, y no valorar lo que es “primero” a los ojos de Dios.
Un aspecto importante de nuestro llamado a ser humildes es darnos cuenta de que necesitamos a Dios, que dependemos de él y de su gracia. Por eso creo que el ejemplo de los niños en el evangelio es tan importante. Saben que necesitan la ayuda de los demás, de sus padres y otras personas de confianza. No pueden valerse por sí mismos. Están abiertos al liderazgo de otros. En nuestra condición humana, fácilmente perdemos ese sentido de dependencia como adultos. A medida que crecemos, lamentablemente crecemos en nuestra autosuficiencia e independencia. Estos no son malos en sí mismos, pero cuando se llevan a un extremo nos separan de Dios y a veces nos ponen contra otros. El orgullo puede apoderarse, y en lugar de ser ‘instrumentos’ de Dios, nos convertimos en ‘obstáculos’ para los caminos de Dios y la voluntad de Dios.
Los fundadores de la Congregación de la Resurrección -Bogdan Janski, Peter Semenenko y Jerome Kajsiewicz- todos experimentaron una transformación en sus vidas. Tenían sueños, y a través de su experiencia de conversión, todos descubrieron que Dios tenía un mejor plan para ellos. Bogdan Janski, como un polo idealista joven, quería crear un mundo mejor. Pensó que estudiando economía encontraría una solución para crear un mundo mejor. Se distinguió tanto en sus estudios en la Universidad de Varsovia, que recibió una beca para estudiar en Londres, Inglaterra, bajo John Stuart Mill. Pero pronto Bogdan descubrió que la economía no era la respuesta. En París se involucró en un grupo de reforma social, los sansimonistas, que también querían establecer una sociedad más justa, pero después de un tiempo se desilusionó con ellos. Entonces ganó la amistad de algunos influyentes católicos intelectuales franceses que compartían con él que Jesucristo era la respuesta que estaba buscando. Siguiendo a Jesús y trabajando con su gracia, podría crear este mundo mejor que buscaba establecer. Esto llevaría a la resurrección de la sociedad. Peter Semenenko y Jerome Kajsiewicz fueron ambos luchadores contra la libertad que lucharon en el ejército polaco contra los ejércitos de Rusia Zarista. Con su derrota fueron exiliados a París, donde conocieron a Bogdan Janski, y les ayudó a superar su tristeza y frustración con su situación, y la de Polonia, y los inspiró a llevar una vida más profunda en Cristo, y a trabajar con él para la resurrección de la sociedad. Sus decepciones y pérdidas les llevaron a buscar la sabiduría de Dios, a descubrir el plan de Dios para ellos, a reconocer cómo Dios quería trabajar en y a través de ellos, y cómo los llamaba a ser “último” en sus sueños del mundo, para ser “primero” en el reino de Dios.
Nuestras lecturas de este fin de semana desafían nuestras ideas sobre ser “primeros” y ser “últimos”, sobre ser ganadores y perdedores, sobre lo que realmente nos hará felices y nos traerá paz, y lo que nos unirá a Dios y vivir en armonía con los demás…Nuestra reflexión nos puede llevar a un cambio en nuestra actitud, en nuestras prioridades y nuestros sueños. Esto puede ser, para nosotros, el comienzo de mayor sabiduría, el comienzo de una vida renovada con Dios, reconociéndolo como el dador de todos los buenos dones, y queriendo mostrar nuestra gratitud en el humilde servicio. Entonces compartiremos con Cristo en ser “primeros” ante los ojos del Padre.