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Pedro llega al Perú en 1972. Llega a Año Nuevo, en un barrio popular al norte de Lima, a vivir en una choza recién levantada. Se nutre de las innumerables reuniones de los comités vecinales, de las diversas organizaciones y grupos juveniles de Collique y Año Nuevo. En el corazón mismo del pueblo, como decía con frecuencia, hizo su segundo noviciado a sus 44 años; en medio de una Iglesia que en 1968 ratificó en Medellín su opción por los pobres y excluidos de la sociedad.
Este nuevo noviciado llevó a Pedro a una segunda experiencia que se podría llamar, en términos del Papa Francisco, a vivir una experiencia sinodal, entre sacerdotes, religiosos, laicos varones y mujeres. En 1975 ingresa la Misión Obrera en el Callao, a trabajar silenciosamente como obrero en medio de las fábricas. Del grupo nuclear de esta misión, Pedro es el último sacerdote que vive su pascua, el penúltimo es el jesuita Luis Sauto Hurtado, quien nos dejó en mayo del 2024.
En 1978, en el contexto de grandes movilizaciones populares, el despido laboral de dirigentes sindicales, junto con un equipo de profesionales jóvenes, Pedro funda el Equipo de Educación y Autogestión Social, EDAPROSPO. En el paro nacional del 19 de julio de 1979, EDAPROSPO es el espacio de respaldo de muchos dirigentes sindicales perseguidos por la dictadura militar de Morales Bermúdez. Con el espíritu originario, EDAPROSPO sigue impulsando el desarrollo humano e inclusivo de la población empobrecida y excluida del Perú, favoreciendo la autogestión, la educación popular, el fortalecimiento de las organizaciones, la cultura popular, la promoción del empleo, la atención primaria de la salud, el desarrollo local, los microcréditos y la concertación social.
Siguiendo el dinamismo de la Iglesia latinoamericana y el carisma viatoriano en el Perú, en 1983, Pedro se traslada a la Selva Peruana. Su primera experiencia lo hace en Orellana y en el caserío Portugal. Posteriormente, se inserta en un barrio popular de la ciudad de Iquitos, desde donde trabaja en la Casa Campesina y se hace responsable de las Escuelas Campesinas.
Desde su llegada a la Selva Peruana, Pedro dicto clases en el pre-seminario.
En 1992, por encargo del obispo de Vicariato “San José del Amazonas”, abre el Seminario de Filosofía en Punchana (Iquitos), así como también enseña en la Seminario Mayor de Requena en la formación de futuros sacerdotes.
En 1997, alternando su trabajo con la formación en los Seminarios, Pedro entra a trabajar a la Radio La Voz de la Selva, como asesor y en la formación sociopolítica y humana del equipo de trabajo. Así mismo, realiza el ministerio sacerdotal en la Parroquia San Pedro Pescador en Iquitos.
El 2001, Pedro regresa a Collique como maestro de novicios e integra la Comisión Internacional de Espiritualidad de los Clérigos de San Viator.
Aunque siempre se dedicó al estudio sobre el Fundador de Los Clérigos de San Viator, el Padre Luis Querbes, en esta nueva etapa profundiza sus investigaciones sobre la espiritualidad viatoriana y el fundador de la congregación. Esto le permitió animar retiros y dar ejercicios espirituales en varios países, y presenta una ponencia en el Congreso Internacional Viatoriano sobre la formación en Valladolid, España.
Entre 2001 y 2012, Pedro realiza una fecunda labor pastoral en Collique, en la Parroquia Cristo Hijo de Dios, confiada a los viatores. Asegura una asistencia ministerial en la 1ra zona de Collique y abre una nueva inserción en la Octava zona de Collique (2006) como una nueva presencia misionera. Ir siempre, decía, a las periferias, a los abandonados. Descubrir a Dios, lo repetía con insistencia, en el bullicio o en el silencio de nuestro pueblo.
Después de un largo descernimiento, entre idas y venidas, toma la decisión de regresar definitivamente a su provincia religiosa de origen, Francia. Pedro dejó el Perú, el 1 de agosto del 2012, casi a un mes antes de cumplir los 84 años.

Yves Carrier, Teología práctica de la liberación en el Chile de Salvador Allende (Guy Boulanger, Jan Caminada* y el equipo Calama, una experiencia de inserción en el medio obrero), Santiago de Chile, Ediciones Ceibo, 2014, 597 páginas (edición en francés: L’Harmattan, París, 2013).
Por Mario Boero Vargas- Sociedad Española de Ciencias de las Religiones Madrid.
Se presenta a las consideraciones de la crítica teológico-política una extensa opinión de un material relativo a la teología de la liberación latinoamericana, cuyo título resulta especialmente atractivo, aunque una vez consultado su contenido el texto termina por dispersarse por ámbitos ajenos a lo que nos sugiere su propia portada publicitaria, como veremos.
Después de más de cuarenta años del golpe militar chileno (1973), con el consiguiente fin del gobierno democrático de la Unidad Popular promovido por Salvador Allende, resulta muy sugerente la extensa y constante producción intelectual y bibliográfica referida a causas y consecuencias del putsch, así como la publicación de variados estudios, análisis e interpretaciones del fenómeno político-eclesial-religioso del cristianismo chileno antes, durante y después del régimen militar de Augusto Pinochet (1973-1990).
A partir de la remota (y valiosa) documentación publicada por Gonzalo Arroyo titulada Golpe de Estado en Chile1 y del notable estudio de Franz Hinkelammert Ideología de sometimiento2, además del excelente trabajo de Pablo Richard titulado Cristianos por el socialismo. Historia y documentación3, hasta llegar (y pasar), por ejemplo, por las contribuciones de Hugo Cancino, Chile. Iglesia y dictadura. Un estudio sobre el rol político de la Iglesia Católica y el conflicto con el régimen militar4, por el estudio de Marlén Velásquez, Episcopado chileno y Unidad Popular5 y por los análisis de Hernán Vidal, Las capellanías castrenses durante la dictadura. Hurgando en la ética militar chilena6 y también por nuestra modesta obra Recuerdos pendientes…7, así como por muchos otros textos consultados, todo nuevo estudio respecto a estos críticos asuntos político-teológicos debe ser motivo de interés y causar expresiones de bienvenida. Sin embargo, el paso temporal de décadas históricas después del golpe y el posible agotamiento de fuentes y comentarios políticos referidos a dicho proceso allendista, englobado como “vía chilena al socialismo“, puede causar riesgos de transformar en simple “trilla” un nuevo libro sobre el tema.
No es del todo el caso específico del material que presentamos ahora, aunque aquí existen páginas y páginas especialmente conocidas respecto al nacimiento de la teología de la liberación en América Latina, referencias teóricas muy divulgadas sobre Hugo Assmann, Gustavo Gutiérrez o Rubem Alves, así como los publicitados antecedentes teológico-progresistas en la Iglesia Católica gracias al Vaticano II. Asimismo, existen en este trabajo numerosas reiteraciones histérico-políticas relativas al por qué del fracaso de la Unidad Popular, como conocidas consideraciones referidas al posible encuentro marxismo-cristianismo en la praxis y en la teoría de esa época conciliar europea. En suma, los alcances y menciones en el libro, por ejemplo, respecto al ya comprendido fenómeno ideológico del catolicismo a raíz del concilio (1962-1965), debido a la transformación de la sociedad secular, no aportan hoy gran cosa a investigadores preocupados por la teología contemporánea en Sudamérica.
Señalemos, además, que el título del estudio de Yves Carrier puede, en cierto modo, ser engañoso: de las quinientas noventa y siete páginas que contiene el texto resulta pertinente decir en honor a la verdad que no más de doscientas cincuenta se refieren en exclusiva a cuestiones que señala el título (y el subtítulo): Teología práctica de la liberación en el Chile de Salvador Allende – (Guy Boulanger, Jan Caminada y el equipo Calama, una experiencia de inserción en el medio obrero). Las páginas sobrantes, como hemos dejado sugerido, proporcionan híbridas perspectivas de comprensión al lector, no congruentes del todo con lo que pretende el titular: existen extensas formulaciones sobre la moderna teología centroeuropea de Johann Baptist Metz, Karl Rahner, Yves Congar, Emmanuel Mounier, etc. o cuestiones públicas sobre el itinerario del cristianismo popular chileno una vez triunfante el golpe militar de las FF.AA. en el país, es decir, concluido el “Chile de Salvador Allende“, como advierte la portada. Anticipemos que el llamado “Equipo Calama” (que es de lo que trata el texto), a partir de Augusto Pinochet se transforma en EMO (Equipo Misión Obrera), como lo destaca el padre José Aldunate en el prólogo del estudio.
El núcleo básico del material publicado por Yves Carrier consiste en indicar, divulgar y analizar documentalmente la emergencia y el desarrollo de una original iniciativa teológico-pastoral de dos religiosos extranjeros en Chile (Jan Caminada SJ y Guy Boulanger OMI) acompañados de otros nacionales, con el fin de integrarse en la desértica y pobre región de Atacama, en el norte de Chile, promoviendo (gracias a un denominado “Equipo Calama“) la fe cristiana en dicho espacio popular chileno.
Desde fines de la década de 1960 del pasado siglo el impulso evangélico-pastoral de dichos religiosos los conduce a comprometerse con ese universo obrero del norte de Chile, iluminados por ansias de un cambio social que favorezca una liberación de la opresión minera. A la larga, dicha iniciativa adquiere el carácter de una incipiente eclesiología popular nueva.
Se encuentran en páginas de esta obra de Yves Carrier el desarrollo de un paulatino proceso de conversión religiosa vivida por Jan Caminada y Guy Boulanger una vez interpelados por el mundo pobre creyente chileno de la época, intentando a la vez dar un cuerpo público y consistente al “Equipo Calama“. Permanecen, dentro de estas circunstancias, atentos a la sensibilidad que despierta tal iniciativa en la jerarquía episcopal chilena. En este sentido, se ofrecen en el libro ilustrativas cartas de los obispos Carlos Oviedo y Juan Luis Ysern. Tratan de comprender también dichos religiosos cómo complementar en su misión esa dual sensibilidad establecida entre ateísmo y fe o entre marxismo y religión, que es lo que se ventila como problema en las clases proletarias de Atacama y en el mundo sindical del momento.
Este ya clásico asunto teórico bifronte, pero con consecuencias en la praxis política chilena de aquel pretérito histórico, responde originalmente en Jan Caminada y Guy Boulanger, en Chile, a la interpelación que produce en ellos el pensamiento de los destacados teólogos Karl Rahner y Johann Baptist Metz desde Centroeuropa.
En efecto, una contribución destacada de Yves Carrier dentro de su obra es poner en nuestro conocimiento las consecuencias de ambos notables doctores alemanes en el ámbito de esa práctica evangelizadora chilena. Desde Alemania se estudian los embriones de ese Equipo Pastoral “Calama” (desde fines de la década de 1960), y en esta medida contribuye formulando a los lectores dos cosas llamativas. Dice: “el origen de la iniciativa del primer grupo de Calama es la publicación del artículo de Karl Rahner, cuyo título era Sobre la teología de la revolución” (p. 211). Después, añade que, desde Europa, las miradas y preocupaciones de Metz y Rahner con sus grupos de estudios en torno a Chile influyen en dar cuerpo y forma a tal iniciativa pastoral del desierto gracias a “dos sesiones de un grupo interdisciplinario de reflexión sobre el ‘Proyecto Chile’ (el 13 de diciembre de 1971 en Münster y el 12 de octubre de 1972 en Munich). Los contenidos de estas sesiones indican el estado de la reflexión sobre las experiencias realizadas. Después de esto, este grupo de reflexión se disolvió pero Karl Rahner permaneció vinculado con el equipo Calama como asesor activo y activista para su legitimación” (p. 212).
En este sentido, el contenido de su información constituye un aspecto muy interesante en el libro para comprender el vasto itinerario docente-pastoral de ambos teólogos. Con estos datos que arroja el texto se observa que esa teología progresista del mundo rico no siempre ha estado recluida en una campana de cristal académica, ajena a los menesteres públicos de la vida: en Metz y Rahner, en este caso, ha existido una cristiana preocupación práctica por el quehacer popular existente en el norte de Chile.
El autor nos indica en su introducción, que su material está dividido en tres partes: “Una primera reconstituye el contexto político que llevó a la elección de la Unidad Popular, los 17 primeros años de la dedicación misionera de nuestro Testigo, Guy Boulanger, y la evolución del pensamiento teológico en Europa y América Latina; la segunda está constituida dc textos inéditos del Equipo Calama, de comentarios sobre este método y una puesta en situación al interior dc un contexto político excepcional; la última parte trata del esfuerzo para proseguir el método luego de la experiencia chilena de la inserción orgánica de los cristianos en los movimientos de transformación social, y esto, a escala internacional” (p. 21).
Si bien esa segunda parte mencionada (que de forma implícita y explícita incorpora narrativas sobre la Unidad Popular, es decir, el Chile de Salvador Allende) cuyo contenido posee comentarios y textos de características pastorales, eclesiásticas o clericales en torno a la constitución y el sentido del denominado “Equipo Calama” -también es un fragmento del libro que se acompaña de numerosas entradas ajenas a la línea argumentativa que inicialmente lleva el texto. Son, por ejemplo, inclusiones o apelaciones a la política nacional de la época relativas a la Democracia Cristiana, consideraciones sobre el MIR, así como presentaciones de extractos de noticias del diario Le Monde referidas a Fidel Castro o a las amenazas que sufre “la vía chilena al socialismo” por parte de agencias imperialistas estadounidenses.
Da la impresión de que todas estas consideraciones informativas (dispersas) en el molde estructural del libro, son intenciones documentales de una investigación de un autor que busca ilustrar a interlocutores sobre todo ajenos al espacio teológico-político chileno (como el mundo intelectual canadiense o francés originario del autor), pero recurriendo a fuentes que no son directamente primarias. En lugar de estar respirando en directo el quehacer cristiano-revolucionario del Chile de Salvador Allende, Yves Carrier procura iluminar al interpelado con datos periodísticos y con fuentes bibliográficas del mundo francófono. En la práctica toda la selección bibliográfica de Yves Carrier para construir su obra es francesa y, cronológicamente, en la presentación de textos, no pasa más allá de títulos que están en torno a los años ochenta del pasado siglo. Se echa de menos una actualización de datos al respecto y una real investigación documental acerca de movimientos cristianos en el norte de Chile al compás del desarrollo del “Equipo Calama“. Por ejemplo, controversias o posturas de partidos políticos en relación con tal misión evangelizadora o análisis de tendencias intraeclesiásticas en torno a este asunto socio-teológico.
En este sentido, el contenido general del libro de Yves Carrier está empapado de un método que resulta en especial diferente del llamativo trabajo del barcelonés Joan Casañas titulado Hubo una aurora que espera su día. La primera teología de la liberación vivida en Valparaíso (Chile) durante los años 1968-19738 que relata en clave biográfica, histórica y documental las semillas, cambios y mutaciones de una inicial teología liberadora en el país al ritmo de las vicisitudes del gobierno de la Unidad Popular. El texto de Joan Casañas es un material que, en cierto modo, produce una singular “sincronicidad” (la palabra es de C.G. Jung) con el de Yves Carrier. Pero uno teniendo en vistas el desierto de Atacama (y el análisis documental), y el otro, las reales experiencias humanas y el quehacer teológico frente al puerto, la costa y el mar del país, aunque ambos apuntando hacia una misma aurora socio-teológica nueva.
A raíz de este texto de Joan Casañas puede leerse también de forma muy ilustrativa los pasos de la fe en Chile del sacerdote catalán Francesc Puig en su libro ¿Qué me ha pasado? En la fe, en la política, en el amor9 donde pone de relieve circunstancias histórico-eclesiales existentes en el país con incidencias en su religión católica.
En la página 465 se hace mención a “los catalanes“, pero no es fácil consultar si es un alcance a Joan Casañas, Francesc Puig o a otros misioneros provenientes de Barcelona a partir de la década de 1960 que -como es sabido- forman un interesante grupo de evangelización en Chile, entre los cuales puede citarse a Joan Alsina (asesinado por el golpe militar) o a Ignacio Pujades, destacado promotor de Cristianos por el Socialismo (CPS) en Chile.
Con todo, hagamos notar que la emergencia de la dimensión política de la fe formulada en documentos de la “Misión Calama”, que incide cada vez más en la praxis de los curas obreros implicados en ella, causa en la jerarquía chilena palabras terminantes respecto al fin de tal ensayo socio-teológico.
Un mes antes del golpe de Estado de Augusto Pinochet, Yves Carrier nos presenta una carta del obispo de Calama donde expresa que ante ese fenómeno político-religioso de base juzga oportuno “que la experiencia no continúe” (p. 457). Sin duda las reiteradas menciones e interpretaciones derivadas de documentos de la “Misión Calama” sobre una posible alianza de cristianos y marxistas en el norte de Chile y el lenguaje en dichos documentos -quizá cada vez más irritantes para el Episcopado- de una llamada “Iglesia del Pueblo” sumada a un vocabulario respecto a “revolución“, “lucha de clases“, “comunidades de base“, etc., inciden en los obispos para concluir sus simpatías por tal laboratorio evangelizador teopolítico cuya promoción básica, para la cúpula episcopal, es originada en misioneros extranjeros (Jan Caminada, Guy Boulanger, Theo Hansen y otros).
El intercambio de perspectivas establecidas sobre este asunto clerical entre el obispo José L. Ysern y los postulados de la “Misión Calama” puede observarse entre las páginas 265 y 468. Es posible ponderar que la emergencia de una teología de la liberación a raíz de esta experiencia pastoral y popular chilena es lo que a la larga incide en el cardenal Raúl Silva Henríquez para que en cierto modo denigre en 1982 a los sacerdotes extranjeros existentes en Chile durante la Unidad Popular que “incuban como en un nido una Iglesia de izquierda en el país“10.
Con todo, recuperando la sensibilidad de Yves Carrier respecto a la teología de la liberación existente en su libro, es posible expresar que aparece formulada una teología revestida de caracteres y propiedades puramente apologéticas, evitando observar el autor las implícitas deficiencias teológicas al calor de largos años históricos en curso. Asimismo, evita recalcar las visibles ramificaciones culturales de los criterios liberadores en el quehacer práctico de dicha teología en América Latina. Respecto a autores chilenos estudiosos de esta materia Yves Carrier solo menciona a dos: a los jesuitas José Aldunate (que además redacta el prólogo) y a A. Mifsud, y el libro otorga en sus páginas relevancia social-cristiana a la figura de san Alberto Hurtado.
Sin embargo, el valor de este volumen de Yves Carrier en archivos de América Latina puede ser llamativo. Sobre todo, si observamos que es una fuente documental “desenterrada” de Atacama cuyo sentido histórico revela admirables empeños de características eclesiales, religiosas y políticas por intentar modular en la sociedad una vida más justa en un extremo continental del mundo.
Para concluir digamos que, dentro de variadas deficiencias y aportes del libro, existe un detalle que lo hace atractivo: la portada del texto consta de una hermosa foto donde aparece Salvador Allende rodeado de numerosos niños y algún adulto. No indica créditos a qué momento histórico corresponde, pero el color sepia de todo el retrato nos encamina a pensar que es una foto que pertenece a muchas décadas antes del suicidio de Salvador Allende.
Notas
1 Gonzalo Arroyo, Golpe de Estado en Chile, Salamanca, Ediciones Sígueme, 1974.
2 Franz Hinkelammert, Ideología de sometimiento, Costa Rica, Editorial EDUCA, 1977.
3 Pablo Richard, Cristianos por el socialismo. Historia y documentación, Salamanca, Ediciones Sígueme, 1976.
4 Hugo Cancino, Chile. Iglesia y dictadura. Un estudio sobre el rol político de la Iglesia Católica y el conflicto con el régimen militar, Dinamarca, Editorial Odense Universitary, 1997.
5 Marlén Velázquez, Episcopado chileno y Unidad Popular, Santiago de Chile, Ediciones UCSH/LOM Ediciones, 2003.
6 Hernán Vidal, Las capellanías castrenses durante la dictadura, Santiago, Editorial Mosquito, 2005.
7 Mario Boero, Recuerdos pendientes. Teología, sociedad y fe en la memoria cristina de Chile, Madrid, Ediciones Arcos, 2008.
8 Joan Casañas, Hubo una aurora que espera su día. La primera teología de la liberación vivida en Valparaíso (Chile) durante los años 1968-1973, Barcelona, Editorial Impressiò S.L., 2013.
9 Francesc Puig, ¿Qué me ha pasado? En la fe, en la política, en el amor, Valparaíso, Ediciones La Cáfila, 2004.
10 Miguel Ortega, El Cardenal nos ha dicho, Santiago, Editorial Salesiana, 1982, p. 176.
*Johannes Leonardus María Caminada SJ (1926-1981). Jan se unió a los jesuitas en Mariëndaal a la edad de 20 años. Fue a Indonesia y en conflicto con los dirigentes de la viceprovincia fue enviado de regreso a los Países Bajos. Luego estudió teología en Alemania y fue ordenado sacerdote en la diócesis de Hildesheim en 1957, tras lo cual trabajó en Bielefeld durante cuatro años. Posteriormente trabajó en Brasil durante cuatro años, tras lo cual regresó a Alemania donde obtuvo su doctorado como alumno de Karl Rahner SJ con la tesis Amt des Dienstes als Dienst des Amtes. Regresó a Sudamérica, donde enseñó en la Universidad de Santiago, pero también pasó gran parte del año trabajando en las minas de cobre en el norte de Chile. Como resultado, entró en conflicto con el régimen de Pinochet y tuvo que huir.
En 1973 regresó a los Países Bajos. Fundó el grupo Calama, un grupo de sacerdotes expulsados de Chile. El archivo del grupo Calama se encuentra en el KDC. Falleció en Rotterdam el 19 de octubre de 1981.
El carácter de Caminada era feroz como el de un profeta y al mismo tiempo suave y relativizante como el de un hombre de negocios. Sus grandes talentos fueron en el campo místico y filosófico, así como en el plano financiero y organizacional. Fue un paladín de la teología de la liberación.
Los siguientes libros y revistas encontrados en el archivo han sido transferidos al Departamento de Biblioteca:
– Nuestra Vida Cristiana Recibida por los Sacramentos
– Curso de sociología del Colegio Ignatius de Jogiakarta
– Criterio (Nº1489-90)
– Croissance des Jeunes Nations (Nº133 y 136)
– Brújula Social (Nº2-3)
– Allerwegen (Nº21980)
Fundador del Grupo Calama, denominada también EMO- Equipo Misión Obrera (1963-2006) en la diócesis del Callao.
La organización laica Calama fue fundada en 1971. Uno de los grandes inspiradores fue el sacerdote jesuita Jan Caminada, fallecido en 1981. Los miembros (sacerdotes, religiosos y laicos) trabajaron en Argentina, Chile, Perú, Venezuela, Nicaragua, Rotterdam y Filipinas, entre otros lugares. El nombre de Calama proviene de la aldea de Chile donde los primeros miembros comenzaron a trabajar “desde la base” con obreros y campesinos por el objetivo de construir una iglesia de los pobres en la intersección de la iglesia y la sociedad.
El “documento de método” de 1978, en el que el grupo describe su visión y sus planes, causó una gran conmoción. Esto se debe a la tendencia marxista-leninista que habla desde el papel. Monseñor Simonis, obispo de Rotterdam, se negó a escribir cartas de recomendación sobre la base de ese documento. Otros conflictos fueron internos (escisión a raíz de la conferencia Episcopal Latinoamericana de Santo Domingo en 1980) o externos (la Waarom twee vastenacties del decano Dr. M.G.H. Gelissen, en Gennep 1981).
Después de la división, los grupos de Guayana, Perú, Rotterdam y Filipinas continuaron como grupo Calama; Bruselas, Chicago, Maracay, Ludwigshafen y Santo Domingo se separaron.
Monseñor Julio Xavier Labayen OCD, obispo de Infanta (Filipinas) fue uno de los grandes partidarios de Calama.
Tras la muerte de Jan Caminada, los grupos continuaron con los proyectos. No fue hasta octubre de 2006 que el grupo de Rotterdam se disolvió.
Fuente: Centro de Documentación Católica– www.ru.nl