Archivo de la categoría: Espiritualidad

Nacimiento

[Visto: 190 veces]

San Andrés Kim fue un explorador veinteañero y viajero incansable.

Por Pablo J. Ginés– ReligiónEnLibertad.com
Corea está de moda. Cientos de miles de jóvenes, al final de la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, oyeron la invitación a la próxima JMJ, que se celebra en Corea. La música y las teleseries coreanas crecen en popularidad entre la juventud.
Ahora llega la posibilidad de conocer en los cines la historia de San Andrés Kim Taegon (1821-1846), el primer sacerdote coreano. Martirizado con 25 años, sembró una iglesia que resistiría ola tras ola de persecución. BoscoFilms y Contents Panda estrenan en cines la película Nacimiento.
Unas semanas después las plataformas estrenan la nueva versión de la teleserie norteamericana Shogun, la historia de un marinero inglés en el Japón de los samurai, incluyendo sus persecuciones a cristianos (y chicas guerreras que no están en la novela original). Pero Nacimiento, la película sobre San Andrés Kim, aunque comparte temas (el contacto entre Oriente y Occidente, el exotismo y la ceremonia) es muy distinta por ser narrada desde el punto de vista coreano y cristiano, y porque el que viaja y abre fronteras es el joven coreano.
Drama histórico: viajes, naufragios, persecuciones
Nacimiento no es una película humilde, sino un drama-histórico de 15 millones de presupuesto. Incluye la vida del joven coreano como seminarista en Macao, su paso por la flota de Vladivostok, la Guerra del Opio, la apertura de rutas terrestres en Manchuria, la travesía del Mar Amarillo… Es la historia de un pionero y explorador en la época final de los grandes barcos de vela, poco antes de llegar los barcos de vapor.
Andrés Kim usó sus conocimientos para ayudar a poblaciones a enfrentarse a las epidemias de cólera y viruela. En Corea, sociedad estratificada en rígidas castas, resonó con fuerza su idea revolucionaria, el mensaje cristiano de que todos los hombres y mujeres tienen dignidad al ser “imagen y semejanza de Dios”.
Película de aventuras, Nacimiento tiene muchas peculiaridades: coproducida por el Centro Cultural Católico Coreano Alma Art, se filmó en varios idiomas. Los actores de distintos países tuvieron que aprender idiomas extranjeros (chino, latín y francés) para dar realismo a las escenas.
El rol protagónico está a cargo del actor coreano, Yoon Shi-Yoony, y cuenta además con la participación de diferentes actores extranjeros, como el actor canadiense, Paul Battle (“Hunt. Caza al espía”; “Seobok”), en el papel del obispo misionero Imbert. Antes de su estreno en Corea, la película se exhibió en privado el 16 de noviembre de 2022 en ciudad de El Vaticano.
San Andrés Kim celebra misa en la Corea del siglo XIX, murió mártir con 25 años en una terrible persecución.
Al seminario a Macao con 15 años, mártir con 25
El catolicismo llegó a Corea de manos de laicos coreanos que se convirtieron en China. Kim nació en 1821, el año que murió Napoleón y se independizó la América hispana. Sus padres eran nobles conversos al catolicismo. Le bautizaron a los 15 años y estudio la fe bajo persecución, a través de textos clandestinos chinos.
Con 15 años viajó a pie a Macao, el enclave portugués en China, donde entró en el seminario. Ya sacerdote, volvió a Corea y ayudó a introducir más sacerdotes. En su propia familia, en 4 generaciones, 11 parientes suyos fueron mártires, varios de ellos ya beatificados y canonizados. Torturaron y decapitaron a Kim Taegon cuando tenía 25 años. Juan Pablo II visitó su santuario en 1984 y lo canonizó junto a otros 102 mártires de la persecución de 1839.
El catolicismo en Corea
La JMJ de Seúl en 2027 atraerá allí a jóvenes católicos de todos los países. Tras la última persecución, la del Imperio japonés en la II Guerra Mundial, los cristianos en Corea del Sur han tenido paz y libertad para crecer (en Corea del Norte sigue habiendo una férrea persecución). Durante décadas, Corea del Sur ha sido uno de los países con más bautizos de adultos y conversiones. Tradicionalmente, a cada converso se le insta a asociarse a un movimiento o realidad eclesial donde servir con otros hermanos.
La Iglesia coreana en 2022 contaba con casi 6 millones de católicos en 16 diócesis. Hoy es una iglesia misionera: tiene mil misioneros coreanos en el extranjero (700 son religiosas misioneras). En 2022 se ordenaron en Corea casi 100 sacerdotes (igual que en España ese año, pero España tiene 70 diócesis y muchos más millones de católicos).

François Melchor Charles Bienvenu de Miollis

[Visto: 757 veces]

El generoso obispo de «Los miserables» va camino de los altares

Por Antonio R. Rubio Plo -www.religionenlibertad.com
La conferencia episcopal francesa, reunida en Lourdes [a principios de noviembre], ha decidido abrir la causa de beatificación de François Melchor Charles Bienvenu de Miollis, obispo entre 1805 y 1838 de Digne, una localidad de la Alta Provenza. Es uno de los obispos más conocidos de la historia, pero solo por haber pasado a las páginas de un clásico de la literatura, Los miserables, de Víctor Hugo.
En la novela adquiere los rasgos de Charles François Bienvenu Myrel, el obispo que acoge al expresidiario Jean Valjean y lo sienta a cenar a su mesa. Sin embargo, Valjean le roba esa noche su cubertería de plata y escapa hasta que es detenido por la Policía. La reacción de Myrel es bien conocida: no solo niega que le haya robado, sino que regala a Valjean dos candelabros, al tiempo que le dirige estas palabras: “Jean Valjean, hermano mío, ya no perteneces al mal, sino al bien. Yo compro tu alma, la libero de las negras ideas y del espíritu de perdición, y la consagro a Dios“. Desde entonces, Valjean emprende una nueva vida e intenta responder con buenas obras al perdón recibido.
La escena del robo y el perdón, en la versión de ‘Los miserables’ de 1998, co-producción anglo-germano-estadounidense que dirigió Bille August en 1998, con Liam Neeson como Jean Valjean y Peter Vaughan como el obispo Myrel.
Los miserables se publicó en 1862 y pronto adquirió una gran popularidad. Sin embargo, a muchos amigos del escritor, como la novelista George Sand o el historiador Jules Michelet, les sorprendió que la novela se inicie con la aparición de un obispo ejerciendo la caridad en una época marcada por el anticlericalismo, en la que ser caritativo y humilde solía interpretarse como una conducta hipócrita y convencional. Gustave Flaubert expresó su rechazo hacia lo que consideraba una deshonesta combinación entre catolicismo y socialismo. Charles Baudelaire habló de una caridad hiperbólica, es decir, exagerada. Alphonse de Lamartine no simpatizaba con las palabras de Myrel y decía que el libro era peligroso para el pueblo porque desataba la pasión por lo imposible.
El retrato que Víctor Hugo hace de Myrel no es nada corriente. Su caridad hacia los pobres llega hasta el extremo de alojarlos en su palacio episcopal mientras él mismo elige como residencia un hospital. Añade el escritor: “Un santo que vive en un arrebato de abnegación es un vecino peligroso; podría perfectamente transmitir por contagio una pobreza incurable“. Todo un contraste con la corrupción de la política y la sociedad de su tiempo que Hugo fustiga en estas páginas. Acierta el escritor cuando pone en boca del obispo que el verdadero nombre de Dios es misericordia, “el más hermoso de todos los nombres”. Hugo no era creyente, aunque hizo suya la convicción cristiana de que la justicia debe de ser rebasada por la misericordia.

Obispo libre

Ordenado sacerdote en 1777, Melchor Charles Bienvenu de Miollis (1753-1843) se negó en 1790 a jurar la Constitución Civil del Clero, que sometía a los eclesiásticos al Estado. Para evitarlo se exilió en Roma. En 1811, durante el Concilio de París convocado por Napoleón, se resistió a sus pretensiones contra el Papa Pío VII.
¿Era así Bienvenu de Miollis? No parece que Víctor Hugo le conociera personalmente, pero debió tener ocasión de tratar en París al general Sextius de Miollis y al prefecto Honoré Gabriel de Miollis, hermanos del prelado, allá por la década de 1830. Ellos le hablarían de un hombre que estuvo más de treinta años en el episcopado hasta que presentó su renuncia al cumplir los 85 años. Narrarían su amor a los pobres y cómo extendió el Evangelio en su diócesis con visitas pastorales en una época de descristianización. Luchó contra el espíritu de un tiempo en el que la fe se ocultaba por respetos humanos. Su vida estuvo marcada por la devoción eucarística y el cuidado de la liturgia, unos detalles que no aparecen en el Myrel de Víctor Hugo, del que se resalta principalmente que el “amaos los unos a los otros lo asumía por entero, y esta era toda su doctrina”.
Agnieska Tombinska, una escritora polaca descendiente del obispo, reflexionaba sobre si De Miollis hubiera tenido el gesto de regalar los candelabros a Valjean. En la novela la Policía detiene al ladrón y muchos aplaudirían porque se ha hecho justicia y el mal ha sido castigado. Sin embargo, Tombinska está convencida de que el obispo real, que vivía intensamente el Evangelio, habría actuado del mismo modo por aquello de que “al que te quite el manto, no le niegues la túnica” (Lc 6, 29). El prelado no habría exigido la devolución de la cubertería familiar, no se habría apegado a ella porque “el que ama a su padre, o a su madre más que a mí, no es digno de mí” (Mt 10, 37).
Uno de los mejores elogios de De Miollis lo hizo el canónigo Louis Jerôme Bondil en su funeral, el 12 de septiembre de 1843: “Para ser grande a los ojos del mundo hay que alzarse y brillar. Para ser grande a los ojos de Dios, es todo lo contrario. Hay que humillarse y practicar sin alboroto la virtud“.

Justicia y paz

[Visto: 478 veces]

Evangelio según San Marcos 1,14-20.
Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia“.
Mientras iba por la orilla del mar de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que echaban las redes en el agua, porque eran pescadores.
Jesús les dijo: “Síganme, y yo los haré pescadores de hombres“.
Inmediatamente, ellos dejaron sus redes y lo siguieron.
Y avanzando un poco, vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban también en su barca arreglando las redes. En seguida los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre Zebedeo con los jornaleros, lo siguieron.

Homilía del Padre Paul Voisin CR de la Congregación de la Resurrección:

Durante uno de mis tiempos de servicio en esta Parroquia, recuerdo haber leído algunos libros sobre la vida de San Francisco. Era hijo de un rico comerciante de telas de Asís y vivió una buena vida. Su adolescencia fue una época de fiestas y aventuras con sus amigos. No parecía que estuviera interesado en el negocio familiar. Más bien pensó que en la época de la caballería sería un soldado, y que al distinguirse como soldado se prepararía para la vida. En aquella época Italia no era un solo país, sino una multitud de ciudades-estado, cada una con su propia familia real. Había batallas constantes entre estas ciudades-estado, por lo que Francisco podía estar seguro de ganarse la vida por sí mismo. Sin embargo, resultó herido en una batalla y durante su larga recuperación, los únicos libros que estuvieron a su disposición fueron una Biblia y un libro de la vida de los santos. De repente, Francisco se transformó. Ya no le interesaba ser soldado de nadie excepto de Jesucristo. Dejó atrás su vida de placeres y quiso servir a Dios, especialmente entre los pobres. Ya no era un hijo privilegiado, sino que abrazó una vida de pobreza.
No pude evitar pensar en San Francisco cuando leí al comienzo del evangelio (Marcos 1,14-20) las palabras de Jesús: “El reino de Dios está cerca. Arrepiéntanse y crean en el evangelio”. Jesús nos está llamando a un cambio en nuestras vidas, como llamó a Francisco y lo hizo santo. Así como Jesús llamó a Simón y Andrés, a Santiago y a Juan, llamó a Francisco –¡y nos llama a nosotros! Él nos llama a “arrepentirnos y creer en el evangelio”– su evangelio (=Buenas Nuevas) de vida y amor, o perdón y compasión, de justicia y paz. Podemos pensar con demasiada facilidad: “Dios no me está llamando” o “no soy lo suficientemente bueno”. Con demasiada facilidad podemos convencernos de que no podemos responder a Dios y a la plenitud de vida que él nos ofrece.
La Primera Lectura del Libro del Profeta Jonás (3: 1-5, 10) muestra el poder de Dios cuando volvemos nuestros corazones a él. Jonás, como la mayoría de los profetas, no quería ser un profeta porque significaba anunciar lo que la gente pensaba que era “malas noticias“. Dios inspiró al Profeta a llamar a la gente a la conversión, a volver a llamarlos al pacto. No querían escuchar eso, porque significaba cambiar sus vidas. Jonás estaba convencido de que su misión a Nínive era una pérdida de tiempo. Sabía que la gente de Nínive era pecador endurecido, y que no se arrepentirían, y probablemente lo sacarían fuera de la ciudad, lo golpearían o incluso lo matarían. Trató de correr hacia el otro lado, pero Dios no le permitió escapar de su misión. Fue a Nínive y predicó su mensaje, y para su sorpresa escucharon y obedecieron. Se arrepintieron de sus pecados, ayunaron e hicieron penitencia. Nunca esperó eso. Pero la gracia de Dios estaba trabajando, y el pueblo de Nínive tomó en serio su llamado al arrepentimiento. Fueron salvados de la destrucción que Dios había amenazado. Tuvieron una segunda oportunidad.
Con un relato tan dramático de la conversión, de toda una ciudad, ¿cómo podemos dudar del poder de Dios para ayudarnos a escuchar y responder a su llamado hoy, “arrepentirse y creer en el evangelio“?
Como en la vida de San Francisco de Asís, esta conversión conduce al discipulado. El llamado de Jesús a Pedro, Andrés, Santiago y Juan condujo al discipulado. Una vez que hemos escuchado el llamado de Dios y hemos sido obedientes a Su llamado, entramos en una nueva relación con Jesús. Al seguir Su llamado, elegimos dejar atrás nuestras viejas formas de pensar, sentir, hablar, actuar y decidir para adoptar una nueva forma de pensar, sentir, hablar, actuar y decidir: el camino de Jesucristo nuestro Señor y Salvador. Nos estamos volviendo DE algo A alguien: Jesús. Estamos eligiendo abrazar una nueva relación con Jesús, reconociendo que sin Él y la gracia de Su salvación no viviremos la vida que fuimos llamados a vivir, que no seremos felices y que, con seguridad, no seremos felices. sé santo. En cierto sentido, es como si admitiéramos ante Jesús, ante nosotros mismos y ante los demás, que estamos dejando atrás el pasado para abrazar un nuevo futuro, que estábamos equivocados y que ahora tenemos “razón“, que hemos abandonado una vida. del pecado para abrazar una vida de gracia.
La lectura, incluso la Segunda Lectura de la Primera Carta de Pablo a los Corintios (7,29-31), tiene un sentido de urgencia. Pablo dice: “El tiempo se acaba“. ¡Estoy seguro de que esas no son las palabras que queremos escuchar! Con demasiada facilidad podemos pensar: “Este mensaje de arrepentirme y seguir a Jesús no es para mí” o “algún día lo entenderé”. El momento es ahora y esta es otra ocasión que Dios está usando para acercarse a nosotros y traernos a sí mismo. Él quiere llenarnos con su vida, pero a veces lo postergamos, pensando quizás que podemos llegar a los mismos resultados sin conversión, sin cambios, sin hacer las cosas de manera diferente. La vida no funciona de esa manera. Con esa actitud solo estamos poniendo más obstáculos en el camino del Señor para transformarnos –como lo hizo con Francisco de Asís y tantos otros santos, como lo hizo con estos primeros discípulos– Pedro, Andrés, Santiago y Juan.
Quizás podamos decirnos a nosotros mismos “ya he hecho eso”, pero nuestras vidas no reflejan la plenitud de la vida de Dios, por lo que estamos llamados a renovarnos y escuchar nuevamente el llamado de Dios a la conversión y al discipulado.
Quizás podamos decirnos a nosotros mismos “ya lo probé y no funcionó”. Después de escuchar nuevamente esa lectura del Libro del Profeta Jonás, creemos que Dios NO actuará en nosotros si sinceramente acudimos a él y deseamos convertirnos y seguirlo. Si Dios pudo cambiar el corazón de los pecadores de Nínive, contra todo pronóstico (según Jonás), ¿cómo no creer que su gracia no será nuestra si sinceramente acudimos a él AHORA y creemos en las palabras de Jesús: “Arrepiéntanse, y creer en el evangelio”.

Homenaje al cardenal Pell

[Visto: 1195 veces]

Cardenal Pell: “modelo de la verdadera fe”

La valentía del prelado australiano al defender las enseñanzas de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia.
El 9 de enero, el Cardenal Gerhard Müller celebró la Santa Misa en la Capilla romana de la casa de huéspedes Domus Australia, recordando al difunto Cardenal George Pell, quien murió el 10 de enero del año pasado a la edad de 81 años.
En su sermón, Müller nos recordó la repentina e inesperada muerte del prelado australiano, apenas diez días después de la muerte del Papa Benedicto XVI.
Comparando a estos dos hombres, el cardenal alemán los llamó “modelos de la verdadera fe” y “poderosos defensores ante el Padre”. “En medio de la actual batalla por la ‘verdad del Evangelio’ (Gal 2,14), como dijo audazmente Pablo ante Pedro, la Iglesia peregrina ha perdido a dos destacados representantes de su sana doctrina apostólica”.
Retomando la vida de Pell, Müller señaló que a pesar de las “capacidades atléticas y el alto talento intelectual de Pell, que surgieron durante su educación escolar”, el australiano evitó “una carrera brillante en el mundo” y eligió “seguir el llamado de Cristo al sacerdocio”.
El prelado alemán continuó describiendo el estudio académico de Pell sobre las enseñanzas de la Iglesia primitiva sobre la autoridad, recordándonos que “las enseñanzas de los apóstoles no pueden expandirse especulativamente ni adaptarse en la práctica litúrgica y pastoral al espíritu cambiante de los tiempos ni sacrificarse al limitaciones políticas y diplomáticas de la política eclesiástica”. Más tarde, como Prefecto del Consejo Económico del Vaticano, Pell formó parte de la resistencia de los obispos durante los dos sínodos sobre la familia que reaccionaron a los primeros intentos bajo el pontificado del Papa Francisco de suavizar las enseñanzas de la Iglesia sobre la homosexualidad y el matrimonio.
Müller honró a Pell por su papel durante los sínodos, afirmando: “Personalmente, recuerdo muy bien su compromiso con el matrimonio y la familia en el espíritu de las enseñanzas de Cristo, en contra de su relativización por parte de los participantes de mentalidad secularista en el sínodo sobre este tema”. Para el cardenal alemán, no hay duda de que el injusto encarcelamiento posterior de Pell en régimen de aislamiento en Australia se debió a que “fue perseguido implacablemente por una turba sedienta de sangre y se convirtió en víctima de la justicia por parte de agitadores anticatólicos en los medios de comunicación y en el aparato policial”. Pell, según Müller, era un “confesor”, un hombre dispuesto a morir por la fe católica, pero la Divina Providencia le salvó de ese martirio.
“Con su Diario de la prisión en tres volúmenes (2019-2021)”, explicó Müller, “nos ha dado un gran testimonio de paciencia cristiana en medio de un sufrimiento injusto que, según los estándares patrísticos, lo habría colocado, incluso durante su vida, entre las filas de los confesores que siguen inmediatamente a los mártires en la communio sanctorum ”.
A continuación el texto completo del sermón pronunciado por Müller en el primer aniversario de la muerte del cardenal George Pell:
Apenas 10 días después de la muerte del Papa Benedicto en la víspera de Año Nuevo de 2022, nos sorprendió la noticia de que también el Cardenal Pell nos había precedido en la casa del Padre Celestial. En medio de la actual batalla por la “verdad del Evangelio” (Gálatas 2:14), como dijo audazmente Pablo ante Pedro, la iglesia peregrina ha perdido a dos destacados representantes de su sana doctrina apostólica. Lloramos por ellos, pero por aquellos que no pensamos según categorías políticas; como el poder y el número de votos, pero creemos con San Agustín, “que la Iglesia avanza segura en su peregrinación entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios” (De civ. Dei 18.51,2), sabemos que la Divina La Providencia nos ha dado tanto al Papa Benedicto como al Cardenal Pell como modelos de la verdadera fe y como poderosos defensores ante el Padre.
Mientras miles de millones y miles de millones de personas van y vienen a lo largo de generaciones, la importancia duradera de cualquier hombre individual (la mayoría de los cuales pronto será olvidado) puede parecer dudosa. Esas dudas se disipan fácilmente cuando examinamos el plan de salvación de Dios. Dios quiere que “todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad por medio del único mediador entre Dios y los hombres: Cristo Jesús hombre”. (cf. 1 Tim 2, 4s). Al mirar hacia adelante con la esperanza de la vida eterna venidera, sabemos desde el principio que “Dios nos escogió en Cristo antes de que el mundo fuera creado, para que seamos santos e irreprensibles delante de él en amor, preparándonos de antemano para sí, para ser hijos adoptivos” (Efesios 1:4). Teológicamente hablando, esto significa que nosotros, como criaturas, no sólo estamos determinados por la contingencia de nuestra existencia en la interacción del mundo finito, sino que nuestra personalidad es una parábola de la A-seidad de Dios. Dios nos constituyó en la subsistencia de nuestra alma inmortal. Nos llamó por nuestro nombre para que pudiéramos ser contados como hijos y amigos de Dios y realmente serlo en naturaleza y gracia. Esta dignidad que Dios nos ha dado se ve coronada por el hecho de que Él nos ha hecho colaboradores en su plan universal de salvación – cooperatores veritatis et gratiae . Al hacerlo, Él nos permite participar en la realización de Su reino en este mundo y en los corazones de las personas. Esto se logra mediante la Gracia específica que se nos da a cada uno de nosotros según la medida que Dios nos ha asignado (cf. 1 Pedro 4,10).
Uno de estos amados hijos a quienes Dios ha llamado por su nombre es nuestro hermano George Pell. Nacido en el seno de una familia cristiana el 8 de junio de 1941, creció en el estado australiano de Victoria. Con sus habilidades atléticas y su alto talento intelectual, que surgió durante su educación escolar, se le habría abierto una brillante carrera en el mundo. Pero decidió seguir el llamado de Cristo al servicio sacerdotal, que requiere la dedicación y la voluntad de sacrificio del buen pastor mucho más allá de un mero espíritu filantrópico. Culminó sus estudios en la mundialmente famosa Oxford, de la que siempre estuvo muy orgulloso, con una disertación. Su título es: “El ejercicio de la autoridad en el cristianismo primitivo desde aproximadamente 170 a 270”. Las investigaciones del joven Padre Pell incluyeron a Ireneo de Lyon, a quien el Papa Francisco ha declarado Doctor Ecclesiae. Este mayor teólogo del siglo II estableció la hermenéutica válida de la fe católica contra las múltiples formas de gnosticismo y otras herejías de todos los tiempos, enseñando que la única Revelación de Dios en Cristo nos ha sido transmitida completa e inmutablemente en la Iglesia a través de La Sagrada Escritura, la Tradición Apostólica y el testimonio normativo de los obispos en la Sucesión Apostólica. La enseñanza de los apóstoles no puede ampliarse especulativamente ni adaptarse en la práctica litúrgica y pastoral al espíritu cambiante de los tiempos ni sacrificarse a las limitaciones políticas y diplomáticas de la política eclesiástica.
Con gran audacia ante los tronos del poder y el dinero, sin mencionar la arrogancia de los autoproclamados pero pseudointelectuales, el cardenal Pell sirvió fiel y desinteresadamente a la Iglesia en Australia como sacerdote y luego como obispo de Melbourne y Sydney. Y finalmente, el 21 de octubre de 2003, Juan Pablo II lo creó Cardenal de la Santa Iglesia Romana. El Papa Francisco le dio una responsabilidad especial en la Curia Romana, quien lo nombró miembro del recién creado Consejo de Cardenales y lo nombró Prefecto del Consejo Económico del Vaticano. Personalmente, recuerdo muy bien su compromiso con el matrimonio y la familia en el espíritu de las enseñanzas de Cristo, en contra de su relativización por parte de los participantes de mentalidad secularista en el sínodo sobre este tema.
Pero el Enemigo no duerme. En el caso de su fiel siervo George Pell, las palabras de Jesús resultaron sorprendentemente ciertas: “Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán… Todo esto os harán por amor de mi nombre; porque no conocen al que me envió” (Juan 15:20s). Si bien el arzobispo George Pell atendió a las víctimas de abuso sexual de manera ejemplar y compasiva durante su estadía en Australia, fue perseguido implacablemente por una turba sedienta de sangre y se convirtió en víctima de la justicia por parte de agitadores anticatólicos en los medios de comunicación y en el aparato policial. . Estuvo recluido en régimen de aislamiento durante 404 días, un hombre condenado injustamente, hasta que finalmente fue liberado de prisión por el Tribunal Superior de Australia en una votación histórica de 7 a 0.
Con su Diario de prisión en tres volúmenes (2019-2021) nos ha dado un gran testimonio de la paciencia cristiana en medio de un sufrimiento injusto que, según los estándares patrísticos, lo habría colocado, ya en vida, entre las filas de los confesores que siguen inmediatamente a los mártires en la communio sanctorum . Esta obra es, en nuestra opinión, de valor literario comparable a la obra de Boecio, De consolatione philosophie , que “el último romano y el primer escolástico” escribió en el calabozo del rey godo Teodorico. Pienso también en el pastor protestante Dietrich Bonhoeffer con sus cartas desde la prisión del gobierno ateo nazi alemán. La persecución que sufrió el cardenal Pell es la misma persecución a los cristianos que se repite a lo largo de la historia bajo diferentes formas.
Si buscas consuelo en las angustias de nuestro tiempo y quieres asegurarte de la palabra de Cristo: “No temáis, yo he vencido al mundo” (Juan 16,33), entonces, además del diario de la prisión, también Debería leer el último ensayo de George Pell en el Festschrift para su amigo y gran experto en Newman, Ian Ker. Su título significativo y descriptivo es revelador; “La iglesia que sufre en un mundo que sufre”. El artículo del cardenal Pell concluye autobiográficamente con un recuerdo de Gilbert Keith Chesterton, “quien se declaró pagano a la edad de doce años, agnóstico a los dieciséis, se convirtió en anglicano al casarse y fue recibido en la Iglesia en 1922 a la edad de 48 años”.
Y luego el Cardenal Pell continúa: “En su libro más conocido Ortodoxia (1908), escribe sobre el ‘emocionante romance de la ortodoxia’. Para él, es fácil ser hereje, fácil dejar que la época tome el control. Haber caído en “cualquiera de estas trampas abiertas de error y exageración” habría sido realmente sencillo. ‘pero haberlos evitado a todos ha sido una aventura vertiginosa; y en mi visión el carro celestial vuela atronador a través de los siglos, las aburridas herejías desparramadas y postradas, la verdad salvaje tambaleándose pero erguida.’ Y finalmente el propio cardenal Pell dice al final de su vida y trabajo en la viña del Señor: “Después de ochenta años de vida católica, esta es mi visión”.
El 10 de enero de 2023, aquí en Roma, el Señor le dijo a Su fiel siervo George Pell: “Bien hecho, buen siervo y digno de confianza, ven y únete a la felicidad de tu amo”. (Mateo 25:23).
Puede él descansar en paz.
Foto principalAutora: La Dra. Maike Hickson nació y creció en Alemania. Tiene un doctorado de la Universidad de Hannover, Alemania, después de haber escrito en Suiza su tesis doctoral sobre la historia de los intelectuales suizos antes y durante la Segunda Guerra Mundial. Ahora vive en los EE. UU. y está casada con el Dr. Robert Hickson, bendecidos con dos hijos.
La Dra. Hickson publicó en 2014 un Festschrift, una colección de ensayos escritos por autores reflexivos en honor a su marido en su 70 cumpleaños, que se titula Un testigo católico en nuestro tiempo.
Hickson ha seguido de cerca el papado del Papa Francisco y los acontecimientos en la Iglesia católica en Alemania, y ha escrito artículos sobre religión y política para publicaciones y sitios web estadounidenses y europeos como LifeSiteNews, OnePeterFive, The Wanderer, Rorate Caeli, Catholicism.org, Catholic Family News, Christian Order, Notizie Pro-Vita, Corrispondenza Romana, Katholisches.info, Der Dreizehnte, Zeit-Fragen y Westfalen-Blatt.

Fuente: www.lifesitenews.com

¿Qué estás buscando?

[Visto: 902 veces]

Evangelio según San Juan 1,35-42.
Estaba Juan Bautista otra vez allí con dos de sus discípulos y, mirando a Jesús que pasaba, dijo: “Este es el Cordero de Dios“.
Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús.
El se dio vuelta y, viendo que lo seguían, les preguntó: “¿Qué quieren?”. Ellos le respondieron: “Rabbí -que traducido significa Maestro- ¿dónde vives?”.
“Vengan y lo verán”, les dijo. Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Era alrededor de las cuatro de la tarde.
Uno de los dos que oyeron las palabras de Juan y siguieron a Jesús era Andrés, el hermano de Simón Pedro.
Al primero que encontró fue a su propio hermano Simón, y le dijo: “Hemos encontrado al Mesías”, que traducido significa Cristo.
Entonces lo llevó a donde estaba Jesús. Jesús lo miró y le dijo: “Tú eres Simón, el hijo de Juan: tú te llamarás Cefas”, que traducido significa Pedro.

Homilía del Padre Paul Voisin CR de la Congregación de la Resurrección:

Una cosa que me gusta hacer, debo confesar, es comprar. Al visitar a los resurreccionistas en once países, debo confesar que hice muchas contribuciones a sus economías. Normalmente cuando entro a una tienda sé lo que busco, lo encuentro y lo compro. No es necesario que un empleado se me acerque y me pregunte: “¿Qué estás buscando?”.
Esa es la pregunta que Jesús hizo en el evangelio de hoy (Juan 1:35-42), “¿Qué estás buscando? “Los discípulos de Juan el Bautista tomaron en serio las palabras de Juan cuando señaló a Jesús y dijo “¡Ahí está el Cordero de Dios! “Lo dejaron y siguieron a Jesús. Juan no estaba desanimado ni molesto, porque sabía que esta era su misión: preparar el camino para el Señor. Él no era el Mesías, sino el que vino a preparar el camino. Los discípulos se acercan a Jesús, y cuando él se voltea para preguntarles “¿Qué estás buscando? “Me puedo imaginar que estaban nerviosos, y es por eso que (para mí) su respuesta fue estúpida. Si tuviéramos esa oportunidad de estar con Jesús, estoy seguro de que una de las últimas cosas que preguntaríamos es “¿Dónde vives?”.
En nuestras vidas espirituales, como seguidores de Jesús, Él nos está haciendo la misma pregunta hoy: “¿Qué estás buscando? ¿Qué le responderíamos?”.
Si buscamos el amor de Dios, la verdad, el perdón, la gracia de Dios, la compasión, la paz y una razón para vivir, lo hemos encontrado en Jesús. Cada uno hemos seguido caminos diferentes para llegar a este mismo lugar. Su revelación no es un secreto. Él está presente para nosotros, no escondido. Su amor nos bombardea.
En la Primera Lectura de la Primera Carta de Samuel (3:3b-10, 19) Dios nos revela cómo lo encontraremos. ¡Él toma la iniciativa! Samuel era un joven siervo de Dios y Eli fue su guía y mentor en los caminos de Dios. Cuando Dios llamó a Samuel no reconoció que era la voz de Dios pero pensó que era Eli. Eli lo dirigió para entender que era la voz de Dios y así la vida de Samuel cambió para siempre.
A pesar de haber encontrado lo que buscamos, seguimos creciendo escuchando a Dios. No hemos terminado ́productos ́. Dios sigue llamándonos, guiándonos y bendiciéndonos. Y nosotros, por nuestra parte, estamos buscando más, deseando más.
Desafortunadamente, a veces, en nuestra condición humana, lo que buscamos y deseamos puede no ser de Dios. Puede que no estemos buscando el amor y la verdad de Dios. En el momento podemos estar buscando éxito, posesiones, dinero, placer y poder. En el momento podemos querer mucho, pero no darnos de nosotros mismos. Incluso podemos pedirle a Dios que bendiga nuestras inclinaciones y tendencias aunque se separen nosotros de Dios y unos de otros.
“¿Qué estás buscando? “no es una pregunta que respondamos de una vez por todas. Renovamos nuestra respuesta constantemente a medida que crecemos en nuestra vida con Cristo.
Hoy el Señor, a través de estas lecturas, nos invita a reflexionar sobre lo que estamos buscando, y lo que buscamos en la vida, para ayudarnos a recordar que lo que estamos buscando y buscamos lo encontraremos en nuestra vida de oración, las Sagradas Escrituras, en los Sacramentos de la Iglesia, y en nuestro compartir en la vida y la misión de la Iglesia.
Pero también me vino otro pensamiento mientras reflexionaba sobre las lecturas. ¡Estamos llamados a ser un ́Eli ́ para los demás! Piensa en los ́Eli ́s en tu vida -las personas que nos ayudaron a reconocer, aceptar y seguir la voz del Señor- aquellas personas que nos dirigieron hacia el Señor. Tal vez esta persona ni siquiera era consciente de que estaban haciendo esto, pero que solo estaban haciendo la voluntad de Dios. Pero ellos marcaron toda la diferencia en el mundo en nuestras vidas. Puedo pensar en muchas personas significativas en mi familia, maestros y feligreses en mi casa Parroquia cuyas palabras y ejemplo me animaron, e incluso me inspiraron, a buscar a Dios, y la voluntad de Dios, y creer que Dios quería que yo fuera y hiciera más con mi vida.
Estamos llamados a ser un ‘Eli’ para los demás, en nuestra familia, en el trabajo y en la escuela. Sabemos lo que hemos encontrado, y debemos ayudar a otros que están ́buscando ́ a encontrar a Jesús en su vida de oración, las Sagradas Escrituras, los Sacramentos de la Iglesia (en particular la Eucaristía), y compartiendo la vida y la misión de la Iglesia. Cuando alguien pregunta acerca de una pregunta de fe, o cuando nos damos cuenta de que Jesús es la respuesta al dilema, pregunta o confusión que están experimentando, vamos a ser ese ‘Eli’ que sea testigo de nuestra propia fe. No necesitamos citar las Escrituras, ni decirles dónde mirar en el Catecismo de la Iglesia Católica, pero damos testimonio cuando compartimos con ellos por qué creemos, por qué oramos, por qué adoramos, por qué buscamos los sacramentos, porqué buscamos la reconciliación y la confesión. Hablar “corazón a corazón” en estas situaciones es un poderoso testimonio de fe, y puede ser justo lo que la gente necesita para encontrar lo que está buscando, si pueden articularlo o ahora.
Oremos para que las lecturas de hoy nos ayuden a ser más fuertes en lo que buscamos y hemos encontrado, y que compartamos con otros -como Eli- el fruto de nuestra búsqueda, Jesucristo nuestro Señor.

Epifanía 2024

[Visto: 864 veces]

Evangelio según San Mateo 2,1-12.
Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo“.
Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén.
Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías.
En Belén de Judea, le respondieron, porque así está escrito por el Profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel“.
Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: “Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje“.
Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño.
Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra.
Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino.

Homilía del Padre Paul Voisin CR de la Congregación de la Resurrección:

Mientras reflexionaba sobre las lecturas de este Domingo, fiesta de la Epifanía, me venía a la mente un dicho: “Lo que encuentres dependerá de lo que busques“. Como siempre me gusta empezar con una historia que me hable del mensaje básico que creo que el Señor me está llevando a explorar y compartir, empecé a pensar en buscar y encontrar. Me vino a la mente un ejemplo. En Julio de 2013 pasé tres días en Venecia, Italia. Era mi tercera vez en Venecia, y he aprendido a encontrar mi camino dentro y fuera de las islas, sus aspectos más destacados, y -debo confesar- sus tiendas. Me he quedado prendada del cristal de Murano, no tanto para mí como para regalar a mi familia y amigos. Cuando iba de compras, sabía exactamente lo que quería y dónde encontrarlo. No pasé mucho tiempo buscando cosas que no estaban en mi mente ni en mi lista. Sabía lo que quería e iba a por ello. Debo decir que subí al tren con destino a Roma como un hombre feliz, tras haber encontrado lo que buscaba.
Pensé en “lo que encuentres dependerá de lo que busques” cuando leí por primera vez el evangelio de este domingo (Mateo 2, 1-12). ¿Qué buscaban los Magos? Se cree que eran astrólogos, de ahí su interés y lectura de las estrellas. Los Magos buscaban a este Rey de los judíos nacido en el tiempo. Lo buscaban con fines nobles, no para administrarlo o comercializarlo, sino para verlo y conocerlo. Iba a ser un gran personaje, según sus estudios y creencias, y querían conocer a este “Rey de los judíos recién nacido“. Trajeron tres regalos significativos para simbolizar la vida que creían que llevaría este niño: oro para representar su majestad y gloria, incienso que hablaba de la acción misteriosa de Dios, y mirra que presagiaba su muerte. Sabían lo que buscaban, y la estrella les llevó milagrosamente a encontrar lo que buscaban.
Lo misterioso que me llamó la atención al reflexionar sobre las lecturas fue que los Magos no sabían qué forma tendría esta manifestación de lo que buscaban. Por eso, buscando al Rey de los judíos, se dirigieron al Rey de Palestina, Herodes, pensando tal vez que ese niño estaría en un palacio real y sería de familia real. Sin embargo, lo encontraron en una sencilla vivienda de Belén, con María y José, un carpintero y su mujer.
En nuestra Primera Lectura del Libro del Profeta Isaías (60:1-6) Dios revela que “Tu luz ha llegado“. Las tinieblas ya no cubrirían la tierra, sino que el “Señor brilla”. Él vino a iluminar a los pueblos y a las naciones. Los que tengan fe en las promesas de Dios vendrán a él y “quedarán radiantes ante lo que vean”. Sus corazones palpitarán y rebosarán”. Traerán oro e incienso. Jesús la luz, revelado por la estrella brillante, ha venido al mundo y ha cumplido esta profecía. Si buscamos la verdad, si buscamos la revelación y si buscamos la voluntad de Dios, esto es lo que encontraremos: la fuente de la verdad y de la revelación, el cumplimiento de la voluntad de Dios en la persona de Jesucristo, nacido en el pesebre de Belén.
En nuestra Segunda Lectura de la Carta de San Pablo a los Efesios (3,2-3a.5-6), San Pablo nos asegura que Dios se revelará y nosotros recibiremos su gracia. Durante siglos, los hombres de fe esperaron esta manifestación de Dios y aquí estaba en la persona de Jesucristo proclamado por Pablo a los paganos de Éfeso. San Pablo empieza ya a hablar de la universalidad de la venida de Cristo, no sólo para el pueblo elegido -los judíos- sino para los Gentiles, para ser “coherederos, miembros del mismo cuerpo y copartícipes de la promesa de Cristo Jesús“. Todos han de ser salvados por este Señor y Salvador, Jesucristo.
Vuelvo a mi reflexión sobre las palabras “Lo que encontremos dependerá de lo que busquemos”. ¿Qué buscamos? ¿Cuál es la “estrella” que seguimos?
Aquí, de forma simplista, podemos ver surgir dos estrellas, ambas pueden atraernos. Una es una estrella que nos lleva a buscar poder, placer y posesiones. Esta es realmente una estrella “terrenal” porque nos lleva a centrarnos en las cosas de la tierra, las cosas de este mundo. No son males, pero no nos llevan a la plenitud de vida que Dios nos dice que nos espera. Si buscamos esa estrella podemos encontrar éxito, felicidad y logros, pero ¿a qué precio y por cuánto tiempo? Esa estrella puede caer a tierra rápidamente. Tal vez podamos identificar momentos en nuestras propias vidas, o personas que conocemos que sólo han buscado esa estrella “terrenal” y lo que encontraron, como resultado de seguir esa estrella, no era lo que realmente querían en la vida, y fuera de la vida.
La otra estrella es una estrella “celestial” centrada en los valores evangélicos y en la voluntad de Dios. Esta estrella se centra en los valores y virtudes del reino de Dios. Si buscamos esa estrella encontramos esa cercanía a Dios que viene de caminar con fe y servir a Dios. Esto conduce a relaciones que dan vida y tienen valor eterno. Esa estrella nunca se apagará. Quizás también podamos identificar momentos en nuestras vidas, o personas que conocemos, que han buscado esa estrella “celestial” y lo que encontraron, como resultado de seguir esa estrella, fue una fuente de gran paz y alegría, y -muy a menudo- sorpresas (gracias y bendiciones) que el Señor tiene reservadas para los que le buscan.
Al celebrar hoy la Epifanía, no sólo recordamos a los Magos y su seguimiento de la estrella, sino nuestro seguimiento de una estrella, aquí y ahora. Del mismo modo que la estrella de los Magos les condujo a Jesús, el Señor, si nosotros buscamos una estrella “celestial”, ésta nos conducirá a Jesús. Si creemos que “Lo que encontremos dependerá de lo que busquemos”, buscaremos a Jesús y os aseguro que por la gracia de Dios lo encontraremos y compartiremos su vida, y la compartiremos con los demás.

Valores tradicionales

[Visto: 189 veces]

Vladimir Putin celebra la Navidad en la Catedral de la Anunciación en el Kremlin Moscú. Mikhail Klimentyev/Russian Presidential Press and Information Office/TASS/SIPA.

Rusia: la moral de Vladimir Putin

Para Vladimir Putin, respaldado por el Patriarca Kirill, los “valores tradicionales” son una prioridad estatal. En este artículo detallado, Marina Simakova explora su genealogía para entender por qué se han convertido en algo tan central para el Estado ruso contemporáneo, hasta el punto de determinar tanto su política interior como exterior. Una lectura clave justo dos semanas antes de las celebraciones navideñas ortodoxas.
Por Marina Simakova- LeGrandContinent.eu
En la Rusia actual, la noción de «valores tradicionales» es una de las construcciones retóricas más firmemente establecidas del régimen1. Su aparición en discursos del presidente Vladimir Putin, el patriarca Kirill y miembros de la Duma, mucho antes de que comenzara la invasión de Ucrania, marcó sin duda un giro conservador en la política rusa2. Ahora prospera en todas las producciones gubernamentales, decretos oficiales y materiales de propaganda. Los significados que realmente transmite se han ido refinando con el tiempo, a medida que ha ido adquiriendo nuevos alcances y connotaciones. Sean cuales sean las variaciones, la creciente popularidad de esta figura retórica en el mundo de los portavoces del régimen apunta al acuerdo colectivo de que el rumbo a seguir es el de la tradición y la identidad.
Sin embargo, el tema de los «valores tradicionales» ya no se limita al discurso político interno; ahora forma parte integrante de la comunicación internacional del régimen. Vladimir Putin no pierde ocasión de evocar las tradiciones antaño cultivadas en el continente europeo, para deplorar mejor su derrumbe bajo los golpes del hegemón estadounidense, ávido de dominación mundial. Según esta lectura, el «Occidente colectivo» ha resuelto ahora imponer su visión del mundo a los Estados que antaño estaban cerca de Rusia, o incluso se consideraban sus aliados. Rusia, por su parte, no tiene otra ambición que resistirse a esas injerencias extranjeras y preservar, cueste lo que cueste, los cimientos de sus valores y tradiciones.
Para el régimen ruso, el rumbo a seguir es el de la tradición y la identidad.
MARINA SIMAKOVA
En los escritos que tratan de descifrar estos «valores tradicionales», aparecen a veces como una construcción estratégica para manipular a las masas, de naturaleza estrictamente técnica, y a veces como un concepto genuinamente sustancial, síntoma de una orientación política conservadora hacia la familia, la sexualidad y cuestiones sociales similares. Ambas perspectivas son válidas: cada una simplemente acentúa uno u otro aspecto de la misma dinámica. De hecho, burócratas y propagandistas se han abalanzado sobre la expresión «valores tradicionales», explotándola como una mercancía barata; se han apoderado de ella y la han respaldado sin ponerse de acuerdo previamente sobre su contenido. Sin embargo, esta incoherencia no debe llevarnos a negar la influencia real y creciente, sobre todo desde 2011, que el gobierno pretende ejercer en materia de educación cultural y moral -más incluso que de protección social- en la vida de los ciudadanos rusos.
Por parte de Vladimir Putin, la última novedad fue la firma del Ukase sobre los Valores Tradicionales en noviembre de 2022, con el telón de fondo de los combates más encarnizados en Ucrania. Según el texto, que definió por fin los contornos de los valores tradicionales, éstos son de naturaleza ética y moral. Corresponden a un impresionante conjunto de preceptos inconexos: la vida y la dignidad, los derechos individuales y la libertad, el patriotismo, el civismo y el servicio a la patria, el trabajo como práctica constructiva, la responsabilidad del propio destino y la adopción de elevados ideales morales, la solidez de la familia y la prioridad de lo espiritual sobre lo material, pero también el humanismo y la caridad, el sentido de la justicia y el espíritu de lo colectivo, la ayuda mutua y el respeto recíproco, la memoria histórica, la continuidad generacional y, por último, la unidad de los pueblos de Rusia.
Tal y como se presentan, estos valores pueden remontarse a las fuentes mismas del cristianismo, el islam, el budismo, el judaísmo y otras religiones que antaño se profesaban en territorio ruso, refiriéndose a este origen común como el principio de su unidad. A los ojos de las autoridades rusas, el sustrato mismo de los valores propios de estas religiones habría permanecido fundamentalmente idéntico, sin cambios, cualesquiera que fuesen las disensiones sobre ellos a lo largo de la historia, en particular en materia doctrinal. Estos valores habrían conservado así su significado y su fuerza a través de los siglos y las olas de secularización, permaneciendo como un legado compartido por creyentes y no creyentes. Serían, por tanto, el más preciado de los patrimonios, en la base de la sociedad y de la soberanía del Estado, que hoy deben preservarse a toda costa de cualquier influencia dañina.
Esta desconcertante construcción confirma que los «valores tradicionales» son algo más que un cliché revestido de significado político: son un auténtico ideologema. No son la clave de la organización política del Estado ruso, ni de ningún «estilo» de gobierno, ni mucho menos una herramienta de análisis. No obstante, se trata de un verdadero magma de representaciones, dotado de su propia lógica, a pesar de los aspectos aberrantes o contradictorios que puedan detectarse. Además, los «valores tradicionales» forman parte integrante de la identidad del régimen, cristalizada en la afirmación de la «soberanía cultural» rusa3. Si bien hace poco era posible leerlos como la enésima moda de los conservadores en el poder, desde la invasión de Ucrania ha quedado demasiado claro que su significado político está ahora en pleno juego. Su objetivo no es otro que sustituir las lógicas existentes de discusión política por una cosmovisión totalizadora e incondicional. Al promover una moral casi religiosa, esta construcción anticipó la agresiva propaganda de guerra actual, que apela a los sentimientos morales de los rusos para liberar a Ucrania de la depravación occidental y de la perversión nazi. Por tanto, es aún más urgente remontarse a los orígenes de esta representación, rastrear su prehistoria política, averiguar cómo llegó a convertirse en uno de los pilares ideológicos del régimen y, por último, qué revela sobre las relaciones con la religión en un Estado laico.

Ética religiosa frente a derechos humanos

Los primeros ejemplos de esta expresión se remontan a los escritos del arzobispo metropolitano Kirill, patriarca de Moscú y de toda Rusia desde 20094. Diez años antes, publicó un amplio artículo en el que discutía el liberalismo, el tradicionalismo y las normas morales en Europa. En él, se asignaba a Occidente y Oriente una tarea política común: fusionar los «valores neoliberales» -la expansión global de los derechos humanos y las libertades asociadas- con la cosmovisión tradicionalista, comprometida con la preservación de las identidades culturales y religiosas que definen a una comunidad. Consciente de todas las dificultades que entraña armonizar estos «imperativos tan divergentes», Kirill concluyó que éste era el principal «desafío de la era poscomunista». Si este desafío quedaba sin respuesta, el mundo descendería inevitablemente a una espiral de conflictos insolubles.
Los primeros ejemplos de esta expresión se remontan a los escritos del arzobispo metropolitano Kirill.
MARINA SIMAKOVA
Aprovechó la oportunidad para lanzar una mirada crítica, aunque no sin moderación, sobre la idea misma de los derechos humanos como «norma liberal» promovida por las organizaciones internacionales. Admitió que el respeto de los derechos de cada individuo es un principio perfectamente apropiado en el contexto de las relaciones entre Estados. Por otra parte, el metropolitano Kirill veía surgir una dificultad cuando la «norma liberal» pretendía convertirse en un principio indiscutible para regular la existencia colectiva, incluso dentro de países cuyas tradiciones culturales, espirituales y religiosas divergían de esta norma que, por otra parte, no habían contribuido en absoluto a formalizar. En el lenguaje contemporáneo del poder ruso, hablaríamos ahora de un «ataque a la soberanía” cultural, espiritual y religiosa. Según Kirill, este problema se agudiza cada vez más a medida que las fronteras de la Unión Europea se expanden y se desplazan hacia el oeste5.
Así, «en términos de valores», el ideal liberal, basado en la generalización de los derechos humanos, parece incompatible con las «orientaciones culturales y religiosas nacionales» de toda una serie de países. Había que ofrecer al mundo una alternativa, y aquí, a ojos de Kirill, residía la gran tarea de Rusia, e incluso su «deber moral». Teocéntrica hasta la médula, hasta lo más profundo de su tradición espiritual, no podía aceptar incondicionalmente el humanismo antropocéntrico en el corazón de la norma liberal. Por el contrario, a Rusia le correspondía defender la variedad cultural del mundo, manteniendo al mismo tiempo un diálogo con el continente europeo y sus tradiciones seculares de diversidad.
El artículo no ocultaba la identidad de sus adversarios: por un lado, Estados Unidos y todos los Estados dispuestos a plegarse a sus fantasías de poder; por otro, los revolucionarios y comunistas que, en su tiempo, se habían esforzado por reinterpretar y reafirmar a su manera el antropocentrismo occidental, siguiendo el ejemplo, en particular, de Máximo Gorki. No es casualidad que el metropolitano Kirill justificara más tarde el deber de Rusia de salvar a Europa de su previsible degeneración moral recordando el socialismo soviético, «un experimento único de creación de una sociedad sin Dios». Impía, inmoral, Europa se habría convertido en ello sólo bajo la influencia de Estados Unidos: de ahí, según el arzobispo metropolitano, la obligación de Rusia de ofrecer al mundo su iluminación y sus advertencias.
Kirill desarrolló sus tesis en una serie de discursos y escritos posteriores, adornándolos con un interminable estribillo sobre la importancia de la moral tradicional. El punto álgido de su actividad creativa se produjo poco antes de su acceso al patriarcado. En 2006, el Consejo Mundial del Pueblo Ruso, hablando en nombre de la Iglesia Ortodoxa Rusa y de «toda la auténtica civilización rusa», adoptó la Declaración de los Derechos Humanos y la Dignidad, inspirada en gran medida por Kirill. Tras pasar revista a un cierto número de valores -desde la fe al patriotismo, pasando por el sentido moral- que ningún «derecho humano» puede justificar que se descuiden, esta declaración subrayaba el peligro de autorizar, en nombre de la ley, comportamientos que «la moral tradicional y todas las religiones históricas» condenan con una sola voz.
Impía, inmoral, Europa se habría convertido en ello sólo bajo la influencia de Estados Unidos.
MARINA SIMAKOVA
Kirill también participó activamente en la culminación de los Principios de la Enseñanza de la Iglesia Ortodoxa Rusa sobre la Dignidad, la Libertad y los Derechos Humanos. En este documento de la Iglesia Ortodoxa Rusa, que presentó y comentó públicamente en 2008, los valores, los intereses del Estado, la moral tradicional y la soberanía cultural aparecían ya como realidades inextricablemente unidas, todas ellas igualmente victimizadas por el progreso desmesurado, inmoral y profano de los derechos humanos. La declaración afirmaba así: «Los derechos humanos individuales no pueden oponerse a los valores e intereses de la Patria, de la comunidad y de la familia. El ejercicio de los derechos humanos no puede legitimar ningún atentado contra las cosas sagradas, los valores culturales o la identidad nacional».
Vladimir Putin celebra la Navidad en la Catedral de la Anunciación en el Klemlin Moscú. Mikhail Klimentyev/Russian Presidential Press and Information Office/TASS/SIPA.
A partir de ese mismo año, 2008, los «valores tradicionales» empezaron a figurar cada vez con más frecuencia entre los temas de las reuniones oficiales, cumbres, discursos y comunicados de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Fue entonces, y a través de los escritos de Kirill, cuando se les dio un alcance verdaderamente propagandístico. Kirill estaba convencido de que esos valores, unidos por su génesis común, desempeñaban un papel fundamental en el proceso de reafirmación de la religión en el mundo moderno, es decir, en el proceso político de desecularización6. El primer programa sociopolítico elaborado por la Iglesia Ortodoxa Rusa, los Principios de Concepción Social, redactados entre 1994 y 2000, definían los axiomas y objetivos de la Iglesia, así como su estrategia política y sus relaciones con el Estado. Uno de los rasgos notables de su actividad política en aquella época fue su hiperecumenismo, es decir, su apertura a otras confesiones y religiones, que se plasmó menos en un diálogo interconfesional e interreligioso que en una búsqueda constante de apoyo de otras instituciones religiosas, consideradas como otros tantos aliados políticos. Aquí pueden identificarse tres tendencias principales: llamados directos a la cooperación; un esfuerzo retórico por sustituir las palabras «religioso» y «creyente» por «ortodoxo» (e incluso «cristiano»); y un alejamiento de la teología propiamente dicha en favor de la ética tradicional, que Kirill considera en la encrucijada de todas las religiones. En el mundo moderno, afirmó, no es raro que un creyente ortodoxo se sienta más cercano a un musulmán que a un súbdito occidental perfectamente secularizado, incapaz de distinguir el bien del mal. Esto explica la lógica interna del Ukase sobre los Valores Tradicionales: se dice que estos valores son comunes a todos los rusos, porque están arraigados en todas las religiones más extendidas del país, a pesar de sus diferencias internas.
En el mundo moderno, afirmaba Kirill, no es raro que un creyente ortodoxo se sienta más cercano a un musulmán que a un súbdito occidental perfectamente secularizado, incapaz de distinguir el bien del mal.
MARINA SIMAKOVA

Esta fachada hiperecuménica presuponía, sin embargo, la existencia de un hegemón. Naturalmente, fue a la Iglesia Ortodoxa Rusa a la que se asignó el papel de liderar y unificar la cooperación sociopolítica de las religiones. Esta estrategia puede compararse con la que, en la Rusia actual, consiste en erigir el «mundo ruso» en clave de la cuestión nacional, asignando a la cultura y la lengua rusas el papel de unificadoras de las culturas de los pueblos del país. De este modo, la idea de una ética interreligiosa aparece, en última instancia, defendida sobre todo por los representantes institucionales de una confesión concreta: la ortodoxia. Uno de los instrumentos de este pluralismo religioso bajo la bandera de la Iglesia Ortodoxa Rusa fue el Consejo Interreligioso fundado en 1998 por iniciativa de Kirill, que sigue presidiendo en la actualidad. Un episodio notable tuvo lugar en la primavera de 2008, cuando el Consejo Interreligioso envió una carta al Comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Thomas Hammarberg, instándolo a no apoyar el acto del orgullo gay que unos activistas planeaban organizar en Moscú. El argumento del Consejo se basaba en la idea de que la inmensa mayoría de la sociedad rusa no reconocía la homosexualidad como una norma. En la raíz de esta inusual unanimidad, el Consejo situaba precisamente «las concepciones morales de las religiones tradicionales de Rusia, cuyos orígenes se remontan a los albores de los tiempos», las mismas representaciones que pronto se llamarían «valores tradicionales».

Los valores familiares frente a la inmoralidad

Los «valores tradicionales» entraron en la retórica oficial de las autoridades laicas en el contexto de los debates sobre los valores familiares. El tema de la familia se convirtió muy pronto en una de las principales preocupaciones del gobierno, en la época en que Kirill trataba de terminar los textos programáticos de la Iglesia. Desde mediados de los años noventa, Vladimir Putin se basó en los escritos de Solzhenitsyn para apoyar la necesidad de «preservar al pueblo» (es decir, proteger a la familia como institución tradicionalmente vinculada a las funciones de reproducción social), al tiempo que llamaba la atención sobre las cuestiones relacionadas con la infancia y la maternidad. La política demográfica adoptó así un giro claramente pronatalista, alimentado por una serie de directivas que promovían el respeto de la institución familiar. En 2007-2008, se elaboró un nuevo Libro Blanco sobre Política Pública en Materia de Educación Espiritual y Moral de los Niños, con aportaciones de varios expertos, entre ellos representantes de la Iglesia Ortodoxa Rusa. En él se afirmaba que la moralidad de los niños, más allá de cualquier forma de control gubernamental, estaba siendo influenciada negativamente por fuentes de información que podían «disolver los valores morales tradicionales de los pueblos de Rusia». El texto veía en ello una amenaza real para la seguridad del Estado y desarrollaba una compleja combinación retórica, bastante típica de la prosa oficial, articulando de diversas maneras las palabras «moral», «tradicional», «valores» y «familia».
Cualquiera que fuera esta combinación, los «valores tradicionales» se convirtieron en el fundamento de toda la educación de los niños y la protección de sus intereses. El origen religioso de estos valores no estaba en el centro del debate, aparte de una referencia a la necesidad de cooperar con organizaciones de religiones «tradicionales» (o «históricamente representadas» en Rusia) en el ámbito de la protección de la infancia. Al mismo tiempo, sin embargo, un discurso de Dimitri Medvédev apuntaba claramente en esta dirección: «Hemos cerrado 80 años de la historia más oscura, durante los cuales todos los sucedáneos de la moral han sido incapaces de generar algo que sustituyera a la fe y la moral, que están en gran medida vinculadas a la religión. […] En este campo, todo invento es algo artificial». Es más, este discurso de 2007 ya apuntaba a los restos de una religión (no especificada) como fuente de una moral eterna y orgánicamente formada: en esencia, trataba de naturalizar la cultura para dar a la moral una base natural, en línea con la estrategia ideológica general del Kremlin, que Putin mismo utilizaría más tarde.
No es de extrañar, pues, que 2008 haya sido declarado «Año de la Familia» y que el 28 de junio, festivo en 2022, haya sido declarado «Día de la Familia, el Amor y la Fidelidad». Bajo el patrocinio de la primera dama, Svetlana Medvédeva, las celebraciones tuvieron lugar en varias ciudades del país. El «Día de la Familia» recibió su símbolo: los príncipes Pedro y Febronia de Múrom, canonizados en el siglo XVI. El decreto presidencial por el que se aprobaba la instauración del «Año de la Familia» y los actos asociados subrayaba la necesidad de reforzar los «valores familiares fundamentales». Aunque no se explicitaban en ninguna parte, la familia empezó a promoverse como una unión sólidamente establecida entre adultos de distinto sexo, con uno o más hijos. Este modelo de familia se convirtió así en un emblema de la tradición, con exclusión de cualquier otro tipo de relación sexual o de pareja. Obviamente, cualquier forma de familia o unión podría, en teoría, ser «tradicional». Sin embargo, fue efectivamente la pareja heterosexual con hijos la que se estableció gradualmente como la base sustancial de la moral rusa, la portadora de sus valores y el medio para su transmisión. Esta visión conservadora de las relaciones familiares iba a reforzarse con el tiempo, extendiéndose más allá de la organización de la vida familiar.
En el Libro Blanco sobre la Política Pública de la Familia, adoptado en 2014 y en vigor hasta 2025, se afirman plenamente los valores tradicionales. Constituyen una auténtica prioridad para el Estado. A través de la familia, que el gobierno considera una opción personal, una institución que exige lealtad y un objeto de regulación, la moral tradicional fusiona lo privado, lo público y lo estatal. Aquí reside la pragmática política de los «valores tradicionales» como pilar ideológico. Este enfoque pragmático puede apreciarse en la política familiar del Kremlin, que se compromete a evitar la metafísica de las «religiones históricas» sin, por ello, romper del todo con ellas.

La espiritualidad y sus «eslabones perdidos”

Desde el principio de su reinado, Vladimir Putin ha hecho numerosas declaraciones moralizantes sobre la importancia vital de lo espiritual. Sin embargo, su retórica ha evolucionado con el tiempo, y aquí debemos reconstruir el cambio que ha visto cristalizar sus intuiciones dispersas sobre la vida espiritual en una verdadera ideología de los valores tradicionales.
Los valores tradicionales son una auténtica prioridad para el Estado.
MARINA SIMAKOVA
La primera fase tuvo lugar entre 2000 y 2007. Las palabras «espiritualidad», «moral» y «valores» aparecieron de forma fragmentaria, sin ningún vínculo real que estabilizara su significado. Por ejemplo, en su primer discurso ante el Consejo de la Federación, Vladimir Putin señaló que la nueva Rusia, a pesar de su apertura al mundo, tenía que emprender la búsqueda de «sus propias respuestas a las cuestiones espirituales y morales». El 31 de diciembre de 2004, en su discurso de Año Nuevo, añadió: «Todas nuestras prioridades están vinculadas al desarrollo intelectual y espiritual de la humanidad». En un discurso pronunciado al año siguiente, destacó por fin estos «valores», que «permanecerían inquebrantables e inalterados en suelo ruso a lo largo de los siglos». Sin embargo, estos valores de solidaridad, confianza y fiabilidad, medidos en términos de moralidad y no de reputación individual, aún no estaban explícitamente vinculados a la espiritualidad y la tradición.
Este vínculo no se estableció hasta 2007. A punto de convertirse en primer ministro, el presidente dejó una especie de testamento, la culminación del anterior ciclo de discursos, que el partido gobernante denominó «Plan Putin». Anunció que la sociedad rusa había perdido sus «tradiciones espirituales» como consecuencia de las dificultades económicas del periodo de transición que siguió al colapso de la URSS. Si bien es cierto que el país se ha recuperado, el restablecimiento de la estabilidad política y económica no debe eclipsar la unidad espiritual y los valores morales. Vladimir Putin añadió a este respecto que el estado de ánimo de la población no se derivaba en modo alguno de los fundamentos socioeconómicos, sino que, por el contrario, la verdadera «infraestructura de las relaciones económicas y políticas» residía en los «auténticos valores culturales» y en el «sistema general de puntos de referencia morales». No es de extrañar, pues, que la palabra «espiritualidad» apareciera repetidamente en este discurso, que sustituía el materialismo económico por el idealismo más vulgar.
Pero, ¿a qué se refiere exactamente el presidente ruso cuando habla de «espiritualidad», tanto en sus discursos oficiales como en su discurso personal7? Esta palabra pertenece naturalmente al léxico religioso. Como concepto, tomó forma entre los eslavófilos (representantes de un movimiento intelectual y político del siglo XIX basado en Rusia en la idea de un «genio» nacional particular) bajo la triple influencia del romanticismo alemán, la patrística ortodoxa y las cuestiones en torno a la «cultura nacional» de la época. Es aquí donde se originaron las reflexiones sobre la especificidad de la espiritualidad rusa, que continuaron en todo el pensamiento religioso del cambio de siglo. A riesgo de simplificar demasiado, puede considerarse que estas doctrinas tienen en común una concepción de la espiritualidad como vida interior en la que, citando al filósofo religioso Vladimir Soloviev, «lo verdadero, lo bueno y lo bello» están perpetuamente en relación armoniosa. Si esta concordancia es el resultado de la acción divina, requiere un esfuerzo por parte del Hombre, y se manifiesta entonces en cada una de sus acciones. En otras palabras, se trata de un movimiento interior hacia un ideal superior, que se realiza en la vida cotidiana y le da sentido.
Aunque esto pueda parecer más sorprendente, cabe señalar que el término «espiritualidad» también aparece en textos y contextos soviéticos. Aplicado al pueblo soviético y al hombre soviético, significaba sobre todo la capacidad y la convicción interior de anteponer los valores inmateriales a los materiales. Esta espiritualidad soviética era, por tanto, menos una cualidad que una decisión moral: el rechazo a dejarse llevar por los intereses mercantiles. Sin embargo, el ukase de 2022 no contiene otra cosa que esta espiritualidad como elección universal y socialmente aprobada. Hasta cierto punto, se podría leer ahí una interpretación psicologizante de la proposición Nº9 del Código Moral del Constructor del Comunismo, aprobado en 1961 en el XX Congreso, que llamaba a la «intransigencia frente a la injusticia, el parasitismo, la deshonestidad, el arribismo y la codicia». Vladimir Putin se refiere con frecuencia a este Código Moral soviético en sus discursos, deplorando la desaparición de los valores en él enunciados. Considerando que dicho código, desprovisto de toda originalidad, enunciaba simples máximas bíblicas, el presidente ruso sugiere recurrir a las confesiones religiosas rusas que, según él, se adhieren a preceptos similares desde la época prerrevolucionaria.
¿Cómo dio Vladimir Putin ese salto del materialismo al idealismo y de la espiritualidad soviética a la espiritualidad casi religiosa? Este cambio es, sin duda, independiente de las propuestas del patriarca Kirill, aunque hace eco de ellas; igualmente es dudoso que se inspirara en una lectura profunda de los escritos del filósofo conservador Ivan Ilin o del pensador religioso Nikolai Berdiaev, aunque a menudo hace referencia a ellos. Sin embargo, hay un autor que podría haber reforzado personalmente la preocupación de Vladimir Putin por la espiritualidad: Alexander Solzhenitsyn. El presidente ruso nunca ha perdido la oportunidad de subrayar la importancia de sus escritos; le concedió el Premio Estatal de la Federación Rusa, encargó una versión de Archipiélago Gulag para las escuelas y ha expresado su profundo respeto por el escritor en más de un sentido. Es más, entre 2000 y 2007, Vladimir Putin visitó en varias ocasiones la residencia de Solzhenitsyn, cerca de Moscú y, según ha informado la prensa, mantuvo con él largas y familiares conversaciones. El año pasado, en el Foro Valdai, Putin citó el famoso discurso de Harvard en el que Solzhenitsyn advertía a Occidente de su «ceguera por la supremacía» y su «falta de espiritualidad»8.
Esta espiritualidad soviética era, por tanto, menos una cualidad que una decisión moral: el rechazo a dejarse llevar por los intereses mercantiles.
MARINA SIMAKOVA

La segunda etapa data de 2008-2011, cuando Putin era primer ministro. En aquel momento, su política consistía en dos tendencias principales, que más tarde se reforzarían mutuamente. Por un lado, aumentar el número de programas gubernamentales destinados a la educación espiritual de la población. A la ya mencionada política familiar se sumó en 2010 el programa «Educación patriótica de los ciudadanos», que pretendía «regenerar la espiritualidad», en un espíritu similar al de la última época soviética. Por otra parte, el Kremlin prosiguió su acercamiento político a la Iglesia Ortodoxa Rusa. El objetivo ya no era simplemente apoyar a la institución y sus intereses, sino implicar a la Iglesia en labores sociopolíticas seculares como aliada del Estado y aumentar su presencia en los medios de comunicación. Hubo una verdadera explosión de gestos simbólicos en este sentido: los miembros del partido gobernante empezaron a participar de forma cada vez más viva en rituales ortodoxos, al tiempo que multiplicaban sus declaraciones a favor de la Iglesia. El propio Vladimir Putin repetía constantemente que llevaba una vida religiosa y veneraba a los santos rusos. Uno de los actos más sonados fue su homenaje en 2011 al «Cinturón de la Virgen», al que asistieron miles de creyentes rusos.
Preocupado sobre todo por preparar su imagen para las elecciones presidenciales de 2012, las campañas mediáticas de Vladimir Putin hicieron hincapié en su fuerza, su intrepidez y su respeto por el mundo antiguo; demostró su gusto por las antigüedades escenificando su descubrimiento de dos ánforas de 15 siglos de antigüedad en el fondo del mar de Azov. Mientras tanto, los decretos e instrucciones del presidente Medvédev continuaron en la línea marcada por su predecesor: preservar la «identidad espiritual», reforzar la «unidad espiritual» y no descuidar los «valores morales» como factores de desarrollo del país. El año 2009 vio la reinstauración del clero militar por primera vez desde la época prerrevolucionaria, mientras que una nueva disciplina destinada a aunar los fundamentos de la ética religiosa y laica, la «Educación Espiritual y Moral», hacía su aparición en las escuelas rusas. El punto de inflexión se produjo en 2012, cuando el regreso de Vladimir Putin a la presidencia supuso un claro giro conservador. Desde este punto de vista, la ocupación de Crimea en 2014 y las acciones militares de Rusia en el este de Ucrania solo sirvieron para reforzar un movimiento ideológico preexistente, acentuando su dimensión agresiva.
Ya en 2012, Vladimir Putin hizo una estruendosa declaración y diagnosticó un «déficit de vínculos espirituales» (deficit dukhovnikh skrep) en la sociedad rusa. Esta expresión (que pasó instantáneamente al uso común) sonaba arcaica, a pesar de que se utilizó hasta la década de 1990, habiendo aparecido por primera vez a principios de siglo en los escritos del historiador Vasili Kliutchevsky y el filósofo Nikolai Berdiaev, y luego del propio Solzhenitsyn, quien en su discurso del Premio Nobel se refirió a la lengua nacional como el «vínculo de la nación» (skrepa nacii). El significado de Vladimir Putin estaba perfectamente claro, ya que él mismo enumeró los «vínculos espirituales» implicados -misericordia, compasión, simpatía, ayuda mutua y apoyo- como puntos de referencia morales compartidos por todos los habitantes del «mundo ruso» desde tiempos inmemoriales. La moralidad común, tanto un ideal regulador como un verdadero sentido moral, pretendía así unir a toda la población en un todo social y transformar una sociedad fragmentada en una sociedad consolidada. Estos puntos de referencia morales se consideraban evidentes, inherentes, naturales y siempre presentes en todos. Pero, añadía Vladimir Putin, estos vínculos que siempre habían conformado orgánicamente la espiritualidad rusa habían dejado de desempeñar su papel cimentador.
La moralidad común, tanto un ideal regulador como un verdadero sentido moral, pretendía así unir a toda la población en un todo social y transformar una sociedad fragmentada en una sociedad consolidada.
MARINA SIMAKOVA

En su opinión, había dos razones para ello: en primer lugar, la Revolución y la Guerra Civil, que habían sacudido los cimientos seculares del pueblo ruso al tiempo que dividían a la sociedad; en segundo lugar, y más recientemente, las convulsiones económicas de los años noventa. Se dice que las limitaciones de la supervivencia material durante esta difícil década llevaron a la gente a olvidar sus prioridades espirituales y a sacrificar su sentido de la moralidad. Este tipo de trauma fue consecuencia de la «terapia de choque» y de la dinámica que acompañó al paso a la economía de mercado y a toda la transición postsoviética. Por eso, nada más volver a la presidencia en 2012, Putin se apresuró a proclamar que ya se había alcanzado la estabilidad económica, que las dificultades eran cosa del pasado y que ya era hora de inaugurar la parte sustantiva de la vida política: la restauración del rumbo espiritual de los ciudadanos rusos.

Por el camino de los «sentimientos superiores

Antes y después de la invasión de Ucrania, los representantes del gobierno ruso han insistido en que en Rusia no existe la «ideología», en el sentido de una gran narrativa del tipo de las que se enfrentaron durante la Guerra Fría. Del mismo modo, a lo largo de las décadas 2000 y 2010, analistas y comentaristas repitieron que no existía tal cosa como una «idea nacional» en Rusia, a pesar de los mejores esfuerzos de quienes estaban en el poder. El propio Putin subrayó que no era necesario tener una idea nacional, ya que bastaba con un simple «principio unificador». A los ojos de todos estos actores y exégetas de la política, reivindicar una ideología equivaldría a abrir la vía a una intrusión del poder en la esfera de las convicciones humanas, a ejercer una presión ideológica de forma totalitaria: la nueva Rusia no podía permitirse eso. Al tiempo que negaba estar produciendo o actuando de acuerdo con una ideología, el Kremlin pretendía simplemente basarse en lo que ya existía, en los elementos que supuestamente siempre habían estado presentes en suelo ruso y que, según esta lógica, no requerían ninguna forma de imposición o intrusión en el ámbito de la libre conciencia.
Este elemento no es otro que los valores morales y éticos derivados de las «religiones tradicionales de Rusia», independientemente de prácticas o textos religiosos, ya que están presentes en las mentes de todos y cada uno de nosotros, independientemente del eclipse temporal causado por las realidades económicas y los encantos de Occidente. Por lo tanto, ha llegado el momento de exhumar esta moral del mundo interior de cada ciudadano ruso, de demostrar que existe en todos y cada uno de ellos. De este modo, las autoridades rusas no pretenden decretar la moralidad: se limitan a revivir con valentía una moralidad preexistente. En su discurso de 2012 sobre los «lazos» espirituales, Putin afirmaba así que la ley no estaba en condiciones de establecer la moral: nada más natural, una vez que consideramos la moral no como un conjunto de ideas, ni siquiera como una visión del mundo (mirovozzrenie), sino como una percepción, un sentido o un sentimiento del mundo (mirooščuščenie). El sentimiento no puede decretarse, como tampoco puede establecerse por ley.
Las autoridades rusas no pretenden decretar la moralidad: se limitan a revivir con valentía una moralidad preexistente.
MARINA SIMAKOVA

Esta es, pues, la maniobra esencial del putinismo tardío: instar al cultivo de un sentimiento oscuramente presente en la conciencia o en la memoria, pero íntimamente sentido por todos. En realidad, ni siquiera es un «sentimiento», sino un modo de sensación, alineado con un ideal. Esta moral del sentimiento se opone a todo deseo de actuar conforme a normas, argumentos e intereses propios, que son el dominio de la política, el derecho y la organización material. Para los actuales dirigentes rusos, una preocupación excesiva por los procesos políticos y jurídicos (el aspecto formal de la vida política), por no hablar de la economía (su aspecto material), impediría a los ciudadanos compartir una aspiración común a «lo verdadero, lo bueno y lo bello». En esta percepción del mundo, que obviamente imaginamos viene dada a todo ruso, esta aspiración sería tan natural como la necesidad de respirar.
Este constructo es, de hecho, el principal giro ideológico y político del régimen de Putin. La política del Kremlin en materia de espiritualidad, a la vez cuasi religiosa y laica, pretende apoyar el orden natural de las cosas: se trata, pues, de un programa ideologizado que niega constantemente su naturaleza política y arbitraria. La lógica política y geopolítica del putinismo emana de un orden cuasi natural, de regularidades morales estabilizadas a lo largo de los siglos. Es en sí misma donde encuentra su justificación. Este tipo de lógica permite a los que están en el poder evitar cualquier argumento claro, convincente y práctico a la hora de aplicar sus decisiones políticas.
En la raíz de este retorcimiento hay un autoengaño, orquestado por toda una serie de actores bajo el liderazgo del principal autoengañador. La única verdad que consideran válida en el ámbito de la lucha económica y política, y que designan como punto de referencia para todos los ciudadanos, es una verdad apolítica, deliberadamente apolítica, del orden de una moral universal, y al mismo tiempo individualmente sentida. Esto explica, al menos en parte, el proceso de profunda despolitización de la sociedad rusa, una despolitización deliberada desde arriba, pero también la dinámica de descomposición política de la propia élite.
La paradoja aquí reside en el hecho de que, según el Libro Blanco sobre la Seguridad Nacional del Estado Ruso, estos valores, que se supone que se han establecido históricamente -aunque no entendemos cuándo ni cómo-, necesitan ser protegidos constantemente de las amenazas externas; por otro lado, se dice que la espiritualidad en la que se basan estos mismos valores es capaz de sobrevivir a cualquier cosa. Como dijo Solzhenitsyn en el discurso de Harvard al que Putin es tan aficionado: «después de sufrir décadas de violencia y opresión, el alma humana aspira a cosas más elevadas, más ardientes, más puras que las que ofrecen hoy los hábitos de una sociedad masificada». Las aspiraciones profundas y los sentimientos morales del hombre ruso son, pues, inexpugnables. Sin embargo, en el camino de estos sentimientos «más elevados», siempre hay una presencia hostil: la República de las Dos Naciones (unión de Polonia y Lituania en las fronteras de Rusia de 1569 a 1795), Austria-Hungría, los bolcheviques… En fin, tantos proyectos «antirrusos», los mismos que, según Vladimir Putin, Occidente vuelve a desplegar a través de Ucrania.
El putinismo es un sistema de representaciones plagado de contradicciones. En primer lugar, hace imposible la discusión política, ya que consiste precisamente en hacer pasar las representaciones de alguien por los sentimientos de otro. Se presenta como desprovisto de «ideología», aunque podemos detectar en él vestigios del Código Moral del Constructor del Comunismo, que se articulan, no sin estrépito, con los preceptos de los rusófilos soviéticos -del calibre de un Solzhenitsyn- y el revanchismo de los clérigos -del calibre de un Kirill-. Los clérigos, a su vez, afirman simultáneamente que la experiencia soviética (sea lo que sea lo que quieran decir con eso) pertenece al pasado, mientras que al mismo tiempo llevan a cabo una lucha implacable contra ese pasado, utilizando métodos que toman prestados de su propia experiencia soviética. Siguiendo con el tema de las contradicciones, la aspiración autoritaria al control total de los procesos políticos y legales está en permanente tensión con el desprecio por el formalismo y la ley, justificado por el hecho de que los sentimientos morales están por encima de todo. Del mismo modo, la necesidad de resolver cuestiones de seguridad material y desarrollo económico choca con la negación de todos los valores materiales. Por último, la intención de llevar a cabo una política real, guiada únicamente por intereses nacionales prácticos, choca con el principio de una preocupación exclusiva por la moral y los ideales.
El putinismo hace imposible la discusión política, ya que consiste precisamente en hacer pasar las representaciones de alguien por los sentimientos de otro.
MARINA SIMAKOVA

El marco en el que ha tomado forma el régimen de Vladimir Putin es, en efecto, este conflicto entre representaciones mutuamente excluyentes, y no parece haber encontrado solución en las últimas décadas. Cuanto más aumenta el desacuerdo político entre estas representaciones, más se intensifica su exclusión mutua, reduciendo a la nada cualquier posibilidad de discusión política, ya que cada cuestión concreta es sustituida por la propaganda de los «valores tradicionales», es decir, los valores eternos. En la actualidad, la progresiva despolitización de las contradicciones ideales del régimen ha creado una configuración en la que todos los medios para articularlas, desde los medios de comunicación independientes hasta las iniciativas ciudadanas, han sido deliberadamente desmantelados. Como resultado, el régimen no es deudor de ninguna reconfiguración política, sólo de la destrucción total. Lo único que le queda son sus tanques, misiles y drones, que, como empecinadamente difunde la televisión estatal, traen «lo verdadero, lo bueno y lo bello» a Ucrania.
NOTAS:
1. El texto que traducimos a continuación adquiere un sentido de urgencia redoblado. Se trata de un artículo que apareció en la revista de oposición Posle, escrito por Marina Simakova, historiadora de las ideas políticas especializada en las ideologías y su evolución histórica. En él, la autora disecciona la noción de «valores tradicionales», actualmente uno de los pilares de la política cultural, espiritual, política y geopolítica de Putin. Demuestra, con fuentes en la mano, que esta construcción se nutre de una triple fuente: el «revanchismo de los clérigos», y en particular la obra personal de Kirill, patriarca de Moscú y de Todas las Rusias desde 2009, en sus cruzadas contra el Occidente amoral; ciertos preceptos de la ética soviética incluidos en el Código Moral del Constructor del Comunismo de 1961; por último, el renacimiento de la idea de la espiritualidad eterna del Hombre ruso, glorificada por una miríada de escritores, desde los eslavófilos de principios del siglo XIX hasta el discurso de Alexander Solzhenitsyn en Harvard en 1978.
2. El jueves 30 de noviembre de 2023, el juez del Tribunal Supremo ruso Oleg Nefedov confirmó la petición del Ministerio de Justicia de prohibir el «movimiento social internacional LGBT», tras su reclasificación como «organización extremista». Primer acto: tal decisión reduce (al menos potencialmente) cualquier identidad sexual a una identidad política, cualquier preferencia a una ideología. Segundo acto: la Rusia de Vladimir Putin hace lo que Trump no pudo hacer en Estados Unidos, cuando pidió que Antifa fuera clasificada como organización terrorista, es decir, prohibir no una agrupación, una organización con existencia jurídica y política propia, sino un movimiento de grupos e individuos que luchan por derechos concretos. El Tribunal Supremo ruso emitió su veredicto a puerta cerrada, tras una década de reformas hostiles. En 2006, la ofensiva legal se inició en la región de Riazán, donde se aprobó una ley que prohibía la «propaganda de la homosexualidad», es decir, las acciones públicas destinadas a «promover», entre los menores, las relaciones entre personas del mismo sexo, es decir (otra vez potencialmente) cualquier exhibición pública de dichas relaciones. Entre 2011 y 2013, proliferaron leyes similares en todas las regiones rusas. Prepararon el camino para la ley federal de 2013, en virtud de la cual la Duma impuso sanciones administrativas por cualquier «propaganda de relaciones sexuales no tradicionales entre menores». Desde entonces, las personas LGTB viven cada vez más vigiladas, sometidas a prohibiciones de actos públicos y a presiones asfixiantes, en un ambiente cada vez más conservador, ya que ese mismo año 2013 también se formalizó un nuevo 
Libro Blanco sobre la Política Familiar Nacional y una ley que castiga la «ofensa a los sentimientos de los creyentes». Por último, hace exactamente un año, en noviembre de 2022, la Duma introdujo multas de hasta 400 mil rublos para particulares y 5 millones para personas jurídicas (4 mil y 50 mil euros respectivamente) por «promover relaciones y orientaciones sexuales no tradicionales», así como el cambio de sexo, esta vez entre personas de todas las edades.
3. Sobre la noción de “soberanía cultural”, véase, de la misma autora: https://posle.media/language/en/war-and-sovereign-culture/
4. Parte de sus escritos está disponible en francés con el título L’Évangile et la liberté : les valeurs de la tradition dans la société laïque, París, Éditions du Cerf, 2006.
5. En ese momento, en 1999, ninguno de los países del antiguo bloque del Este se había adherido a la Unión, aunque la mayoría de ellos ya habían presentado solicitudes de adhesión entre 1994 y 1996, que entonces se estaban examinando.
6. Cabe señalar que la expresión «valores tradicionales» no estuvo del todo ausente de los discursos de otros representantes de la Iglesia, como el patriarca Aleksei II y el diácono (ahora desterrado) Kuraev.
7. Durante sus primeros años en el poder, Vladimir Putin concedió una serie de entrevistas a periodistas, y en particular al autor de su primera biografía, publicada a principios de la década de 2000, en las que revelaba con orgullo que la espiritualidad, especialmente honrada en su familia, había compensado sus modestas condiciones de vida y las escasas oportunidades que le ofrecieron sus padres.
8. Este discurso, pronunciado en Harvard en 1978, se publicó en francés con el título Le déclin du courage.

Madre de Dios 2024

[Visto: 870 veces]

Evangelio según San Lucas 2,16-21.
Los pastores fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre.
Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores.
Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón.
Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido.
Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Ángel antes de su concepción.

Homilía del Padre Paul Voisin CR de la Congregación de la Resurrección:

Aunque, como religioso, tengo un voto de pobreza, he tenido cosas guardadas en el ático durante quince años. Hace poco más de seis años agregué cinco cajas más de posesiones, enviadas desde las Bermudas. En agosto, trece cajas medianas llegaron de Roma. Ahora, cuando empiezo a montar mi oficina, sala de estar y dormitorio, abrir cada caja será como la mañana de Navidad. Entre mis posesiones está una colección de miniaturas de catedrales, edificios famosos y otras estructuras que compré durante mis muchos viajes, como Superior General y antes. Yo los llamo “tesoros” porque cada uno me contiene un recuerdo del lugar, la ocasión o evento, y las personas asociadas con ese lugar. Yo los llamo “tesoros”, mi padre los llamó “basura”. A lo largo de los años he recibido amenazas de que venderían mis cosas en una venta de garaje.
Aunque mi padre solía llamarlos ‘basura’, me hicieron pensar en las palabras del Evangelio (Lucas 2:16-21) que María ” guardaba todas estas cosas, reflexionándolas en su corazón. “Hoy celebramos la fiesta de María, la Madre de Dios. Celebramos aquellas “cosas” que María guardaba en su corazón y “pondera”. Fueron el fruto de su “Sí” al ángel Gabriel, y de su continuo “Sí” al Padre durante toda su vida. Esta voluntad inicial de cumplir la voluntad de Dios llevó a María a otros momentos, lugares y personas, donde se requería otro “Sí”.
Algunos de ellos fueron: como ya lo he mencionado, la visita del ángel Gabriel;
la aceptación de José de su condición, después de que el ángel se le apareció en un sueño para revelar que el niño había sido concebido por el Espíritu Santo;
la sorpresa cuando su prima Isabel, inspirada por el Espíritu Santo, reconoció que María llevaba al Mesías en su vientre;
la visita de los pastores al establo en Belén, quienes le dijeron que los ángeles se les habían aparecido en los campos, anunciando el nacimiento del Mesías’; la visita de los Magos, que le dijeron que el Mesías había sido concebido por el Espíritu Santo,
la visita de los Magos, que traen regalos y afirman que habían seguido a una estrella anunciando que se reunirían con el Rey de los Judíos
la reacción del profeta, Simeón, y la profetisa, Ana, cuando llevaron al niño Jesús al templo para cumplir la dedicación exigida por la ley de Moisés;
el viaje a Egipto, de nuevo debido a la intervención de un ángel en un sueño de José;
el hallazgo del niño Jesús (del que escuchamos hablar la semana pasada) en el templo de Jerusalén, después de haber sido dejado atrás después de la Pascua;
el primer milagro en la boda en Cana;
el rechazo que ella fue testigo por parte de la gente de la verdad del mensaje de su hijo;
el gozo de ver su poder revelado en sus sanaciones, y en la verdad que iluminó al pueblo a través de sus palabras inspiradas;
el horrible sufrimiento y muerte de su hijo, que la llevó al pie de la cruz del calvario.
Una y otra vez, María se enfrentó al misterio y a lo desconocido. Pero ella no temía, dudó ni protestó. Antes bien, ella renovaba cada vez su “sí” a Dios, y confiaba en que en todo ello se haría la voluntad de Dios.
Al comenzar un nuevo año, nos piden seguir el ejemplo de María. Ninguno de nosotros sabe lo que nos espera este año. Después de nuestra experiencia de la pandemia, y con los conflictos en el mundo, tenemos mayores preocupaciones y temores.
Sin embargo, Dios nos pide, como María, que confiemos en su presencia, que recordemos los recuerdos de su presencia y fidelidad en el pasado, y que vivamos cada día en fe, esperanza y amor. Cada día somos llamados a renovar nuestro “Sí” que nos permitirá cooperar con la gracia de Dios y ser fiel como María lo fue fiel. Esto creará nuevos recuerdos que también guardaremos en nuestros corazones, y nos dará fuerza y perseverancia para vivir cada día del 2024 como un día de la presencia y gracia de Dios.

El obispo de Orihuela-Alicante José Ignacio Munilla ha publicado una crítica sincera al último documento vaticano, Fiducia supplicans.

11 razones de Munilla

Por José María Carrera– ReligiónEnLibertad.com
Ante la petición de miles de fieles y seguidores, el obispo de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla ha publicado en su canal de YouTube su “opinión crítica” y “a corazón abierto” en torno al “error” que supone la declaración vaticana Fiducia supplicans.
Lo hace visiblemente preocupado y llamando a la oración “por Pedro, la unidad de la Iglesia y el episcopado” en un “momento delicado” que “habría costado imaginar” hace unos años.
A lo largo de algo menos de media hora, el obispo expresó 11 motivos “de conciencia” por los que un católico tiene “el derecho y el deber” de oponerse a Fiducia supplicans y manifestar su deseo de que sane la “herida abierta” por el documento “contra la comunión de la Iglesia”.
1º Una pésima acogida en la Iglesia
El obispo comenzó su intervención valorando la recepción “tan mala que ha tenido” el documento en la Iglesia que ha llevado a prácticamente una veintena de conferencias episcopales -por el momento- a pronunciarse contra la declaración. “Jamás habíamos visto cosa así en el seno de la Iglesia, es muy llamativo y no estábamos acostumbrados a tal cosa”, comentó.
2º “Es un error”
Tal recepción, dice Munilla, “solo se explica porque ha sido un error”: “Nos hemos equivocado en la publicación de esta declaración. Es obvio que se está dañando la comunión de la Iglesia”.
3º La sinodalidad se invoca mucho… y se implementa poco
Tras considerar que la equivocación es “en las formas y en el fondo”, se refirió a las primeras cuestionando “que se haya publicado una declaración así sin consultar con el conjunto del episcopado, sin una sinodalidad”. Y es que, en opinión del obispo, “hablamos mucho de ella, pero la invocación de la sinodalidad es inversamente proporcional a su implementación”.
4º No tiene base en la tradición
El obispo destacó que no haber consultado al episcopado es un error especialmente destacable “máxime cuando hablamos de un documento sin base en la tradición de la Iglesia. Lo muestra que no haya citas en toda la declaración que se apoyen en el magisterio anterior. No hay citas del magisterio anterior. No había una base y tenía que haber sido consultada con el episcopado“.
5º Si una bendición es sacrílega en lo litúrgico, también lo es en lo pastoral
El obispo citó la declaración de 2021 de Doctrina de la fe -“la Iglesia no dispone, ni puede disponer, del poder para bendecir uniones de personas del mismo sexo“- y destacó que ahora Fiducia “lo matiza”. Especialmente a la hora de distinguir las bendiciones litúrgicas y pastorales.
“Dice que no se pueden dar bendiciones en un marco litúrgico, pero las pastorales, en un tono más privado, de acompañamiento, sí. Esta distinción no soluciona nada, porque aunque es obvio que son distintas, la naturaleza de una bendición dada por un ministro es la misma, sea en el marco litúrgico o pastoral. Si una bendición dada en un marco litúrgico a una unión es sacrílega y no se puede dar, tampoco puede darse en un marco de bendición pastoral”, subrayó.
6º Bendecir parejas… ¿y no uniones? “Solo hay una forma de hacerlo”
Munilla se refirió a la afirmación del cardenal “Tucho” Fernández, firmante de Fiducia supplicans como prefecto de Doctrina de la fe, según la cual lo que permite el documento “no es bendecir las uniones, sino las parejas”. Una afirmación ante la que el obispo responde con perplejidad, pues “si uno bendice una pareja es porque están emparejados, y si están emparejados es porque hay un vínculo de unión entre ellos. ¿Cómo se puede bendecir una pareja sin bendecir la unión?”, se pregunta el obispo.
Lo cierto, dice, es que hay “una única manera” de lograr dicha bendición “sin entrar en colisión con la doctrina de la Iglesia. Y esta es “bendecir a uno y luego a otro pero no los dos unidos”. Entre otra posible interpretación sugiere que la bendición “reconozca explícitamente que la pareja vive una situación contraria al designio de Dios y de pecado objetivo y pedir el don de la conversión”. “Pero no nos engañemos”, agrega el cardenal: “[Lo que se propone] no es ese tipo de bendición”.
7º A más “ambigüedad” en la doctrina, más desafección al Papa
El obispo también salió al paso del incremento de declaraciones de “desafección al Papa” a raíz de Fiducia supplicans. El obispo llamó a “luchar contra esa desafección” y “resistir” esas actitudes, pero apuntó a “la confusión y la ambigüedad en la predicación de la doctrina” como causa principal de generar “esos ambientes”. “Cada vez que nos expresamos con discontinuidad con el magisterio estamos generando reacciones en abierta desafección al Papa”, explicó.
8º Una práctica contraria a la fe
Entre otras reflexiones, el obispo recurrió a una reciente entrevista en la que afirmaba que si bien el documento “no es herético”, sí es “caótico”. Se trata de “un error que debe ser rectificado”, pues de no hacerlo, “va a generar una suerte de praxis contraria a la fe de la Iglesia”. Fiducia “ha abierto una herida en la comunión de la Iglesia. Tenemos el derecho y el deber de manifestar nuestro deseo de que esta herida se aborde y se sane”.
9º Un documento “innecesario”
Entre otros argumentos, destacó que “no había necesidad de publicar Fiducia para poder acompañar con caridad” ante las “situaciones irregulares”. “Podíamos acompañar sin esta declaración. Los católicos tenemos muy claro que los pecadores pedimos la bendición precisamente porque somos pecadores. La Iglesia bendice a los pecadores, pero lo que nunca hace es bendecir su pecado o su relación pecaminosa.  Nuestra caridad pastoral hacia quienes están en situaciones irregulares no nos dispensa de llamarles a la conversión”.
10º Un llamado a la conversión “olvidado”
Un llamado a la conversión que, sin embargo, “ha quedado en el olvido” a lo largo de Fiducia supplicans, lo que es a juicio del obispo “una falta de caridad pastoral”. “Es por amor al pecador por lo que Jesús llama a la conversión. Si falta la llamada a la conversión y hacemos gestos complacientes y ambiguos, es que no amamos realmente a las personas”, agregó.
11º Los olvidados de Fiducia
En último lugar, el obispo dedicó unas palabras a los fieles con inclinaciones homosexuales que han solicitado ayuda  a la iglesia para vivir en castidad y recibir la sanación. Estos son, a su juicio, “los grandes olvidados de Fiducia”, pues “parece que no hay ni si quiera una referencia de aliento o estímulo, como si las únicas personas con inclinaciones homosexuales fuesen las que están en el parámetro de James Martin, haciendo una especie de reivindicación del orgullo”.
Lo cierto, concluyó, es que “en nuestras comunidades los jóvenes y adultos homosexuales que viven cerca de la Iglesia no son los que están bajo el parámetro del orgullo, sino aquellos que quieren seguir a Jesús e coherencia y castidad“.

Sagrada Familia de Jesús, María y José

[Visto: 1059 veces]

Evangelio según San Lucas 2,22-40.
Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al Señor.
También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor.
Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo: “Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel”.
Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él.
Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: “Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos”.
Estaba también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido.
Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones.
Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea.
El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.

Homilía del Padre Paul Voisin CR de la Congregación de la Resurrección:

En nuestra condición humana tendemos a juzgar por las apariencias. O quizás, incluso antes de conocer a alguien, hemos oído hablar de alguien y ya nos hemos formado una imagen o una opinión de la persona. Recuerdo a un joven de mi barrio, un año mayor que yo. Siempre me pareció un esnob. Después del instituto perdimos completamente el contacto. Muchos años después, cuando trabajaba con la Comunidad Hispana de Kitchener-Waterloo, resulta que era el Director de la escuela primaria que utilizábamos para las actividades juveniles. Estaba completamente equivocado. No era esnob, pero sí introvertido. Tuvimos una relación de trabajo fantástica, y me pareció el más compasivo y comprensivo de los directores, uno de los mejores en mi experiencia. Cuando lo trasladaron a otra escuela, me llamaba para que le tradujera a los padres hispanos. Nos hicimos buenos amigos y nos teníamos un gran respeto mutuo.
Pensé en esto cuando leí por primera vez el Evangelio de esta fiesta de la Sagrada Familia (Lucas 2, 22-40). Cuando María y José llevaron al niño Jesús al Templo de Jerusalén, para cumplir la Ley de Moisés, parecían cualquier otra pareja que dedicara su primogénito a Dios. Sin embargo, Simeón y Ana vieron algo diferente. Vieron más allá de la simple apariencia, y reconocieron que se trataba del que habían estado esperando: el Mesías, el Cristo. Se trataba de dos personas santas que eran profetas de Dios. Un profeta es alguien que habla en nombre de Dios a su pueblo. Un profeta es alguien que habla en nombre de Dios a su pueblo. Un profeta no es un adivino o un vidente, sino alguien inspirado por Dios para fines divinos. Ana y Simeón cumplieron ese papel de profetas aquel día en el Templo de Jerusalén. Habían visto y tenido en sus brazos al Hijo de Dios.
Al celebrar la Fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret, debemos celebrar también que somos santos para Dios, consagrados por nuestro Bautismo, y que debemos crear juntos familias santas. Jesús ve también con nosotros más allá de las apariencias. Nos ve como personas que han sido tocadas por Dios, personas dotadas, únicas y preciosas. Lo que su Padre ha puesto en nosotros, y lo que hemos recibido por su gracia, es lo que él -con el Espíritu Santo- quiere utilizar para construir el reino de Dios, empezando por familias santas.
En nuestra Primera Lectura del libro del Eclesiástico (3,2-6.12-14) oímos hablar de las relaciones en las familias, entre padres e hijos. Se destaca el respeto y el cuidado mutuos. Es importante darse cuenta de la importancia de las relaciones familiares, que nos muestran cómo vivir en armonía con los demás, cómo perdonar y recoger los pedazos, cómo compartir y cooperar, incluso cómo resolver problemas y expresar las emociones de las que no estamos orgullosos. Nuestras familias son nuestras escuelas de ese comportamiento, y todos contribuimos a esta formación en nuestras familias. Si queremos familias santas, cada uno de nosotros debe poner de su parte para ser fiel a las responsabilidades a las que nos llama nuestra vocación individual.
La Segunda Lectura de la Carta de San Pablo a los Colosenses (3:12-21) nos ayuda a centrarnos en las virtudes que nos caracterizan como seguidores de Jesucristo en nuestra vida familiar. Esta es la calidad de vida que produce familias santas: compasión sincera, bondad y humildad, mansedumbre y paciencia, y perdón. Pero San Pablo dice tan bellamente: “Sobre todos estos vestidos, para mantenerlos unidos y completarlos, vestíos de amor”. El amor sincero es la clave de las enseñanzas de Cristo y lo que hace verdaderamente santa a una familia. Alaba la virtud de la gratitud. Con demasiada facilidad, en las relaciones -familiares, escolares y laborales- nos damos por sentados unos a otros, y no reconocemos ni expresamos la gratitud que sentimos hacia los que están a nuestro lado. Es muy fácil, por ejemplo, decir “gracias”, pero a menudo no lo hacemos y nos convencemos de que la otra persona sabe que estamos agradecidos y que la apreciamos por lo que ha hecho. Pero, significa mucho cuando lo oímos, así que debemos darlo también.
Algunas personas pueden pensar hoy que una familia santa es imposible. Hay tantas fuerzas negativas que influyen en la familia en nuestro mundo. Muchos pueden pensar que estas cualidades de la Carta de Pablo a los Colosenses ya no están “de moda”, que son anticuadas, o quizá demasiado exigentes. Lo que nos da esperanza para crear familias santas hoy es que Dios está con nosotros. No nos ha planteado este gran desafío para luego marcharse. No, Él está ahí con su gracia, su sabiduría y su fuerza para ayudarnos a crear y mantener familias santas aquí y ahora. Podemos caer en la tentación de mirar a otras familias y pensar: “Ellos no tienen problemas”, o “Lo tienen fácil”. Nos sorprendería saber de dónde viene la fuerza de muchas parejas y familias: de las pruebas y dificultades, de las decepciones y luchas. Las vidas de los santos también lo demuestran a menudo, que se hicieron santos a través de la superación de sus debilidades y pecados, confiando en la gracia de Dios e intentando cada día ser fieles a Dios. Las familias santas hoy no son una “Misión Imposible”, sino que son posibles con la gracia de Dios.
Igual que Simeón y Ana vieron más allá de la apariencia de María, José y el niño Jesús, Él mira a nuestras familias, y mira más allá de la apariencia. Él conoce nuestras mentes, corazones y espíritus. Sabe que queremos la plenitud de la vida en él, y que luchamos por hacer realidad nuestro sueño. Por eso, no sólo celebremos a la Sagrada Familia de Nazaret, sino celebremos la gracia de Dios que actúa en nosotros para que nuestras familias sean santas.

«Sorprende que no se haya procedido de forma sinodal»

Por Álex Rosal– ReligiónEnLibertad.com
A las pocas horas de darse a conocer la declaración Fiducia supplicans del Dicasterio para  la Doctrina de la Fe “sobre el sentido pastoral de las bendiciones”, el obispo de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, recordó en X (Twitter) que “la caridad pastoral es una llamada a que todos los pecadores podamos ser bendecidos, pero no a bendecir nuestro pecado”, y remitía sobre lo que dijo a este respecto el pasado mes de octubre.
Con objeto de ampliar este análisis sobre un documento que está siendo enormemente debatido, monseñor Munilla ha respondido a las preguntas de Religión en Libertad.
-¿Le ha sorprendido la publicación de la declaración Fiducia supplicans?
-Yo hubiese esperado otra forma de abordar el tema. Creo que se ha cometido un error al no consultar al conjunto del episcopado, máxime, cuando en la declaración se alegan razones pastorales. Hoy en día existen medios para realizar con agilidad un proceso consultivo. Por poner un ejemplo: el entonces cardenal prefecto de la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger, supervisó la redacción del Catecismo de la Iglesia Católica en consulta continua con el episcopado del mundo entero.
«Tratándose en el caso presente de una cuestión especialmente discutida y delicada, sorprende que no se haya procedido de forma sinodal, en línea con la eclesiología del Concilio Vaticano II. Nos hubiésemos ahorrado las reacciones de disenso de conferencias episcopales de las que estamos siendo testigos, por poner un ejemplo».
-¿Qué impresión tiene sobre esta declaración, globalmente considerada?
-Así como la nota de la Doctrina de la Fe publicada el 22 de febrero de 2021 era clara y diáfanaesta declaración actual va a tener aplicaciones no solo diversas, sino contradictorias, como ya se está dejando entrever en las primeras valoraciones.
«De hecho, me ha llamado la atención que a las 24 horas de la publicación de esta declaración, el cardenal Fernández afirme en una entrevista aclaratoria que no se pretende bendecir las uniones irregulares, sino las parejas. Pues bien, si no se trata de bendecir la unión irregular, entonces se trata de bendecir a las personas que conforman la pareja, que es lo que ya afirmaba la nota de 2021. Pero, por desgracia, no es esa la lectura que mayoritariamente se está haciendo y la que previsiblemente va a prevalecer».
-La declaración Fiducia supplicans distingue entre bendiciones litúrgicas (las cuales prohíbe) y bendiciones pastorales privadas (las cuales autoriza), dirigidas a las uniones afectivas irregulares. ¿Cree que sería contrario a la fe y a la tradición de la Iglesia impartir bendiciones pastorales a las parejas que vivan en situación objetiva de pecado?
-Para responder a esa pregunta, es necesario conocer el contexto y formulación de esa bendición.
«Por poner un ejemplo; no habría problema alguno en realizar una bendición, realizada en la intimidad del acompañamiento pastoral, con una formulación del siguiente tenor: ‘Señor, bendice a tus hijos N. y N., y concédeles seguir caminando en humildad, para que al mismo tiempo que reconocen tus dones, reconozcan también que su unión no es conforme con tus designios. Derrama sobre ellos tu gracia para que sean coherentes en su vida y acojan con decisión y valentía tu llamada a la conversión. Amén’».
«Pero, sin embargo, no sería conforme con la fe de la Iglesia un tipo de bendición que, por el contexto o por las palabras utilizadas, sugiriese la legitimación de la unión irregular. Nuestra acción pastoral no puede tener como objetivo el que todo el mundo se sienta cómodo, sino la llamada a la conversión. De lo contrario, estaríamos traicionando el evangelio de Jesucristo, el cual habló abiertamente sobre del riesgo de perder nuestra alma, si no renunciamos al pecado para vivir en gracia de Dios».
«El problema de fondo es la tentación de desligar la caridad de la verdad. La verdad y la caridad son indisolubles. Baste recordar las palabras a la mujer pecadora: “Tampoco yo te condeno, vete y no peques más” (Jn 8, 11)».
-¿Por qué cree que Fiducia supplicans se muestra radicalmente contraria a las bendiciones litúrgicas dirigidas a las parejas en situación irregular?
-Sin duda alguna, lo afirma con claridad para impedir que se establezca una analogía entre estas bendiciones pastorales y el rito matrimonial. Se excluyen las bendiciones públicas de parejas irregulares. De hecho, pienso que hubiese sido deseable citar en este punto a San Juan Pablo II en Familiaris Consortio: “El respeto debido al sacramento del matrimonio, a los mismos esposos y sus familiares, así como a la comunidad de los fieles, prohíbe a todo pastor efectuar ceremonias de cualquier tipo para los divorciados que vuelven a casarse. En efecto, tales ceremonias podrían dar la impresión de que se celebran nuevas nupcias sacramentalmente válidas y como consecuencia inducirían a error sobre la indisolubilidad del matrimonio válidamente contraído” (n. 88).
-Por lo que respecta a las uniones homosexuales, Fiducia supplicans las incluye en el mismo concepto que las uniones afectivas irregulares… ¿Le parece correcto?
-Me parece importante recordar lo que dijo el Papa Francisco en Amoris Laetitiae sobre las uniones homosexuales: “No existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia” (n. 251).
«Por lo tanto, precisamente porque no existe ni tan siquiera una analogía remota entre una unión homosexual y el matrimonio, no cabe organizar bendiciones litúrgicas públicas para parejas homosexuales como se hacen en Alemania o Bélgica. Estas prácticas están abiertamente en contra de lo que literalmente dice la declaración Fiducia supplicans».
«Sin embargo, la batalla del relato va por otro lado, y es un hecho que los sectores que están en abierto disenso con la moral sexual de la Iglesia católica están aplaudiendo esta declaración, al mismo tiempo que la desobedecen. Un ejemplo concreto es el jesuita James Martin -abierto partidario de cambiar el magisterio de la Iglesia sobre la homosexualidad-, quien al mismo tiempo que se felicita por Fiducia supplicans, muestra en redes sociales cómo piensa seguir bendiciendo de forma pública a las parejas homosexuales».
-Existen posicionamientos antagónicos ante Fiducia supplicans. Algunos lo aplauden como un paso hacia un giro en la moral sexual de la Iglesia. Otros se escandalizan y piensan que el Papa ha roto con la tradición de la Iglesia, cayendo en la herejía…
-Ciertamente, no es así; el texto de Fiducia supplicans no afirma nada que esté en contra de la fe de la Iglesia. Y como siempre se ha hecho para interpretar correctamente los documentos de la Iglesia, lo que pueda ser oscuro o dudoso debe interpretarse a la luz de lo claro, la doctrina moral tradicional sobre el matrimonio que se reafirma en esta declaración.
«Mención aparte merece el juicio sobre la oportunidad de esta declaración. En este sentido, mi opinión es que esta declaración no era necesaria, dado que la nota de 2021 -redactada por el cardenal Ladaria y aprobada por el Papa Francisco hace tan solo dos años y medio– no era contraria en absoluto a los signos de caridad pastoral que los pastores hacemos habitualmente con las parejas que viven en situaciones irregulares».
«Ahora bien, una vez que Fiducia supplicans ha sido publicada, es nuestro deber luchar contra esas dos interpretaciones que usted ha descrito: por una parte, sabemos que la moral de la Iglesia católica es sustancialmente irreformable (incluyendo, por supuesto, la doctrina sobre la homosexualidad). Y, por otra, como ya he indicado, excluyendo la acusación de herejía contra el Papa, que no tiene fundamento objetivo en el texto».
«Otra cosa es que la praxis que vaya a derivarse de esta declaración sea previsiblemente caótica, como ya lo comenzamos a comprobar. Será nuestro deber luchar contra ello. No olvidemos que el Señor no abandona a su Iglesia, sino que la ama hoy como la amaba cuando se dirigió a aquellos galileos para decirles: ‘Ven y sígueme’».

Sínodo africano

[Visto: 953 veces]

Los obispos de Angola y Santo Tomé reunidos en 2023.

Obispos africanos contra ‘Fiducia supplicans

Por LUCAS COPPEN– The Pillar.com
En ningún lugar la declaración del Vaticano de esta semana sobre “la posibilidad de bendecir a las parejas en situación irregular y a las parejas del mismo sexo” ha generado menos entusiasmo que en África.
Por supuesto, ha habido respuestas negativas al  documento Fiducia supplicans en otros continentes. Los obispos de Kazajstán lo han rechazado, mientras que los prelados de Ucrania han criticado duramente  el texto.
Pero estos líderes de la Iglesia parecen, al menos hasta ahora, ser casos atípicos en sus respectivas regiones. La oposición que está empezando a expresarse hacia la declaración en África parece tener una escala diferente, y una carta recién enviada a los jefes de las conferencias episcopales de África sugiere que la resistencia podría unir a todo el continente.
En Malawi, nueve de los 12 obispos y arzobispos activos del país firmaron una “aclaración” el 19 de diciembre afirmando que las bendiciones de “uniones entre personas del mismo sexo de cualquier tipo no están permitidas en Malawi”.
Esa declaración fue presentada dramáticamente en la edición del día siguiente del periódico The Nation de Malawi con el titular de primera plana “Los obispos rechazan al Papa Francisco”.
En Zambia, 12 de los 17 obispos y arzobispos del país respaldaron una “declaración pastoral” del 20 de diciembre diciendo que la declaración “no debía implementarse en Zambia”.
Así, la mayoría de las dos conferencias episcopales nacionales ya han declarado explícitamente que el documento es letra muerta.

Reciente reunión de la AMECEA, la coordinadora de Iglesias católicas de África Oriental

Totalmente diferente de Occidente

Los partidarios de Fiducia supplicans en el mundo occidental pueden descartar esta reacción simplemente como una expresión de homofobia.
Esta perspectiva tal vez fue resumida por el teólogo alemán, el cardenal Walter Kasper, durante el sínodo familiar de 2014, donde la homosexualidad estuvo entre los puntos de conflicto.
“África es totalmente diferente de Occidente”, le dijo a un periodista. “También los países asiáticos y musulmanes son muy diferentes, especialmente en lo que respecta a los homosexuales. No se puede hablar de esto con africanos y gente de países musulmanes. No es posible. Es un tabú”.
Kasper añadió el ahora famoso comentario, refiriéndose a los católicos africanos, de que “no deberían decirnos demasiado lo que tenemos que hacer”.
Los defensores de la Fiducia suplicante podrían verse tentados, como Kasper, a hacer caso omiso de la oposición que se está desarrollando en África sin considerar más a qué se oponen los obispos del continente.
Pero en una Iglesia sinodal que fomenta un “clima de escucha mutua y diálogo sincero”, podría valer la pena examinar con mayor profundidad lo que dicen los católicos africanos.

Por qué importa África

Mientras la Iglesia católica se está reduciendo en Europa (el patio trasero del Vaticano), está creciendo en África.
Según las últimas  cifras disponibles, el número de católicos en África aumentó en más de 8 millones en 2021, mientras que Europa perdió casi un cuarto de millón de fieles.
El número total de católicos en todo el mundo aumentó en poco más de 16 millones ese año, lo que significa que la mitad del crecimiento provino de África. Sin África, la Iglesia probablemente pronto estaría experimentando un declive generalizado.
Mientras que el número total de sacerdotes en todo el mundo se redujo en más de 2,000 en 2021, África registró un aumento de más de 1,500 sacerdotes. También se produjo un aumento del número de religiosos masculinos y femeninos, en contraste con la disminución en otros lugares.
El único continente que registró un crecimiento de seminaristas en 2021 fue, lo adivinaste, África.
África también tiene los dos países con las tasas más altas  de asistencia a misa en el mundo : Kenia y Nigeria.
Sin embargo, esta historia de éxito de los católicos africanos no se ha traducido en una mayor representación africana en Roma.
Cuando el cardenal Peter Turkson de Ghana renunció como prefecto del Dicasterio del Vaticano para la Promoción del Desarrollo Humano Integral en 2021, se dijo que era la primera vez desde 1977 que el Vaticano no tenía líderes africanos entre los jefes de sus dicasterios.
Cuando el Papa Francisco lanzó el proceso sinodal global en 2021, África destacó. De los informes  elaborados por las siete asambleas continentales, sólo la de África no incluyó el término “LGBT”.
Cuando el acrónimo también desapareció de un borrador del informe de síntesis del sínodo sobre la sinodalidad en octubre, algunos participantes dijeron que se debía a la oposición de los delegados africanos.
Así, el catolicismo africano parece marginado en el Vaticano y, sin embargo, capaz de ejercer influencia en la Iglesia global por otros medios.

‘Confusión pastoral’

¿Cómo llegó la mayoría de los obispos de Malawi y Zambia a la conclusión de que un documento emitido por la oficina doctrinal del Vaticano y aprobado por el Papa Francisco no debería aplicarse en sus países?
En su “aclaración”, los obispos de Malawi dijeron que estaban respondiendo a “interpretaciones erróneas” de la declaración del Vaticano que habían causado “temores y preocupaciones entre los católicos y las personas que admiran a la Iglesia Católica en busca de guía moral, espiritual y doctrinal”.
Desde su perspectiva, estaban respondiendo a una necesidad pastoral de asegurar a sus rebaños, y a la población en general, que la comprensión de la Iglesia sobre el matrimonio seguía siendo la misma que antes de la publicación de Fiducia supplicans.
Señalaron enfáticamente que el documento “NO trata sobre la bendición de las uniones entre personas del mismo sexo”.
Después de resumir las distinciones que el Vaticano trazó entre varios tipos de bendiciones, los obispos dijeron que “para evitar crear confusión entre los fieles, ordenamos que por razones pastorales no se permitan bendiciones de ningún tipo ni para uniones entre personas del mismo sexo de cualquier tipo en Malawi”.
Por tanto, los obispos creen que actúan con prudencia pastoral al prohibir la aplicación de la Fiducia supplicans en su país.
Los obispos de Zambia también señalaron en su “declaración pastoral” que la declaración había creado “confusiones y ansiedades entre los fieles y las personas de buena voluntad”, dado que el documento planteaba la “cuestión de permitir la bendición de los matrimonios entre personas del mismo sexo”.
Nuevamente recalcaron que el texto “NO debe entenderse como un respaldo a las uniones entre personas del mismo sexo”.
“Para evitar cualquier confusión y ambigüedad pastoral, así como para no violar la ley de nuestro país que prohíbe las uniones y actividades entre personas del mismo sexo, y al tiempo que escuchamos nuestra herencia cultural que no acepta las relaciones entre personas del mismo sexo, la Conferencia orienta que “La Declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe del 18 de diciembre de 2023 sobre la bendición de las parejas del mismo sexo debe tomarse como para una mayor reflexión y no para su implementación en Zambia”, escribieron.
La frase “confusión pastoral” parece resumir la justificación de los obispos de Zambia para negarse a promulgar el documento.

Arzobispo George Desmond Tambala, presidente de la Conferencia Episcopal de Malawi.

Diferentes énfasis

¿Pero podrían Malawi y Zambia ser excepciones en África? Después de todo, los países son vecinos. ¿Podría haber algún factor regional distintivo detrás de sus respuestas?
Posiblemente. En el momento de escribir este artículo, eran las únicas dos conferencias episcopales africanas que habían rechazado rotundamente a los Fiducia suplicantes.
Pero las declaraciones de otras conferencias episcopales parecen plantear puntos similares, aunque de manera menos directa.
La declaración del 20 de diciembre de la Conferencia de Obispos Católicos de Nigeria enfatizó repetidamente que el texto aborda la “posibilidad” de bendecir a personas en uniones irregulares, sugiriendo que esa posibilidad podría no ser aprovechada en el país más poblado de África.
En conclusión“, decía, “la Conferencia de Obispos Católicos de Nigeria asegura a todo el Pueblo de Dios que la enseñanza de la Iglesia Católica sobre el matrimonio sigue siendo la misma“.
Por lo tanto, no existe ninguna posibilidad en la Iglesia de bendecir las uniones y actividades entre personas del mismo sexo. Eso iría en contra de la ley de Dios, las enseñanzas de la Iglesia, las leyes de nuestra nación y las sensibilidades culturales de nuestro pueblo”.
Las referencias a las leyes locales y las sensibilidades culturales hicieron eco de las de los obispos de Zambia.
Una declaración del 21 de diciembre de la Conferencia de Obispos Católicos de Ghana siguió el patrón ahora familiar: una referencia a las distorsiones de los medios de comunicación, una declaración temprana de que el texto no permite la bendición de los matrimonios entre personas del mismo sexo y una conclusión que enfatiza que “los sacerdotes no pueden bendecir uniones o matrimonios entre personas del mismo sexo”.
La declaración de la Conferencia Episcopal de Kenia tiene una estructura similar.
Por supuesto, también hay variaciones en los consejos que ofrecen los líderes de la Iglesia africana. Esto no es sorprendente en un continente con 54 países, seis zonas horarias y alrededor de 2.000 idiomas.
Con un tono diferente, una declaración del 21 de diciembre de la Conferencia de Obispos Católicos de África Meridional (integrada por los obispos de Botswana, Sudáfrica y Eswatini) recomendó al clero seguir “las sugerencias ofrecidas por la declaración” hasta que la conferencia ofreciera más orientación sobre “cómo se puede solicitar y conceder tal bendición para evitar la confusión contra la cual advierte el documento”.

Pentecostales e Islam en África

Puede haber una consideración tácita en la perplejidad de los católicos africanos ante la Fiducia supplicans.
Se trata de que la Iglesia en algunos países africanos está perdiendo miembros a favor de iglesias pentecostales que condenan claramente  el comportamiento homosexual y retratan el catolicismo como una corrupción del Evangelio.
En Ghana, por ejemplo, la Iglesia parece estar presenciando un éxodo de católicos hacia otras comunidades cristianas.
Los líderes católicos pueden temer que la declaración del Vaticano facilite que los apologistas pentecostales presenten a la Iglesia como una guía moral y espiritual poco confiable, sacrificando la enseñanza bíblica en favor de las costumbres seculares occidentales.
El Islam es otro rival dinámico para la Iglesia en el “mercado” religioso africano que presenta un desafío similar.
Las respuestas de los obispos pueden deberse en parte a la preocupación de que se les esté poniendo en desventaja en un entorno altamente competitivo.

Las respuestas de los sacerdotes

No son sólo los obispos africanos los que están lidiando con la Fiducia supplicans. También lo son los sacerdotes del continente.
En un análisis publicado el 19 de diciembre por La Croix Africa, el padre Joseph Loïc Mben SJ, sugirió que las referencias de la declaración a las bendiciones para las parejas heterosexuales en “situaciones irregulares” eran más pertinentes para África que su orientación para las parejas del mismo sexo.
En África, la posibilidad de que parejas del mismo sexo busquen una bendición será bastante rara”, escribió el profesor camerunés en el Instituto Jesuita de Teología (ITCJ) en Abiyán, Costa de Marfil.
“Las situaciones irregulares afectan principalmente a las parejas heterosexuales: parejas que cohabitan (de transición o permanentes), parejas divorciadas, parejas que sólo están casadas por lo civil y hogares polígamos”.
“Dado que nadie debe ser excluido, ¿significa esto que todas las situaciones deben ser bendecidas? Debe quedar claro que esto no incluye situaciones penalmente reprobables (incesto, pedofilia) o humanamente insostenibles (coacción)”.
En una profunda reflexión publicada por el periódico de la Arquidiócesis de Ibadan en Nigeria, el padre Anthony Akinwale OP, dijo que como el documento se refería a la “posibilidad” de bendiciones para parejas en situaciones irregulares, inevitablemente había condiciones.
“A modo de resumen, quienes piden esta bendición deben ser personas que piden la gracia del arrepentimiento del pecado de una unión moralmente ilícita”, escribió Akinwale, quien recibió el título académico Magister in Sacra Theologia (STM) en junio.
“Pero esto plantea una serie de preguntas difíciles: ¿Qué desea una pareja del mismo sexo al pedir una bendición? ¿Desean que su relación objetivamente pecaminosa sea reconocida como legítima? ¿O están pidiendo que la gracia del Espíritu Santo los aleje y crezca de su relación pecaminosa?
“¿Ven esta bendición como un derecho o como un favor divino? ¿Consideran que su unión es pecaminosa o la consideran justa y legítima? ¿Ven la bendición como un derecho o como una gracia? ¿Qué desean, un derecho o una gracia?
“¿Se pueden cumplir las condiciones estipuladas por Fiducia suplicans? ¿Es posible impartir esta bendición sin crear confusión y escándalo?”.

¿Qué pasa después?

Inevitablemente, los católicos se preguntan cómo responderá el Vaticano a las conferencias episcopales que se niegan rotundamente a implementar la declaración.
Nos encontramos en una etapa muy temprana de recepción del documento, por lo que no es prudente hacer predicciones. Pero podemos estar seguros de que los católicos africanos seguirán respondiendo vigorosa y críticamente al documento en las próximas semanas.
También pueden responder de manera concertada. En una carta del 20 de diciembre a los jefes de las conferencias episcopales de África y Madagascar, el cardenal Fridolin Ambongo pidió opiniones sobre el nuevo documento, “para que podamos elaborar una declaración sinodal única, válida para toda la Iglesia en África”.
Ambongo, presidente del Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar (SECAM) y miembro del Consejo de Cardenales Asesores del Papa, dijo que una vez recibidas todas las respuestas, SECAM “emitirá una declaración pastoral sobre el tema, que sirva de directriz general para todas las Iglesias locales de nuestro continente”.
Esto sugiere que en su respuesta a Fiducia supplicans, la Iglesia en África podría estar formando un poderoso frente unido.
Cardenal Gerhard Müller.

Cardenal Gerhard Müller: “Fiducia supplicans” es “contradictoria

Esta semana el Vaticano provocó un amplio debate entre obispos y otros líderes de la Iglesia, después de la publicación de Fiducia supplicans, que ofrece un marco para las bendiciones clericales de parejas del mismo sexo.
Mientras algunos han elogiado el texto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, otros han expresado serias preocupaciones y algunas conferencias episcopales han rechazado la implementación del documento en sus países.
Fiducia supplicans fue escrita por el cardenal Víctor Manuel Fernández, quien fue designado para dirigir el Dicasterio para la Doctrina de la Fe a principios de este año.
Pero el cardenal Gerhard Müller, quien dirigió la oficina doctrinal del Vaticano desde 2012 hasta 2017, dijo en un ensayo el jueves que el texto es “contradictorio en sí mismo” y “requiere mayor aclaración”.
Müller envió ese ensayo, con permiso exclusivo para publicarlo, a The Pillar y a publicaciones que trabajan en italiano, español y alemán .
A la luz del debate en curso sobre Fiducia supplicans y el papel de Müller en la Iglesia, The Pillar publica su ensayo a continuación, en su totalidad:
La única bendición de la Madre Iglesia es la verdad que nos hará libres. Nota sobre la Declaración Fiducia supplicans
Cardenal Gerhard Ludwig Müller
Con la Declaración Fiducia supplicans (FS) sobre el significado pastoral de las bendiciones, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF) ha hecho una afirmación que no tiene precedentes en la enseñanza de la Iglesia católica. De hecho, este documento afirma que es posible que un sacerdote bendiga (no litúrgicamente, sino en privado) a parejas que viven en una relación sexual fuera del matrimonio, incluidas las parejas del mismo sexo. Las numerosas preguntas planteadas por obispos, sacerdotes y laicos en respuesta a estas declaraciones merecen una respuesta clara e inequívoca.
¿No contradice claramente esta afirmación la enseñanza católica? ¿Están los fieles obligados a aceptar esta nueva enseñanza? ¿Puede el sacerdote realizar prácticas tan nuevas que acaban de inventarse? ¿Y puede el obispo diocesano prohibirlos si tuvieran lugar en su diócesis? Para responder a estas preguntas, veamos qué enseña exactamente el documento y en qué argumentos se basa.
El documento, que no fue discutido ni aprobado por la Asamblea General de Cardenales y Obispos de este Dicasterio, reconoce que la hipótesis (¿o enseñanza?) que propone es nueva y que se basa principalmente en el magisterio pastoral del Papa Francisco.
Según la fe católica, el Papa y los obispos pueden poner ciertos acentos pastorales y relacionar creativamente la verdad de la Revelación con los nuevos desafíos de cada época, como por ejemplo en el campo de la doctrina social o de la bioética, respetando los principios fundamentales de la Antropología cristiana. Pero estas innovaciones no pueden ir más allá de lo que les fue revelado una vez por todas por los apóstoles como palabra de Dios ( Dei verbum 8). De hecho, no existen textos bíblicos ni de los Padres y Doctores de la Iglesia ni documentos previos del magisterio que apoyen las conclusiones de FS. Además, lo que vemos no es un desarrollo sino un salto doctrinal. Porque sólo se puede hablar de un desarrollo doctrinal si la nueva explicación está contenida, al menos implícitamente, en el Apocalipsis y, sobre todo, no contradice las definiciones dogmáticas. Y un desarrollo doctrinal que alcance un significado más profundo de la doctrina debe haber ocurrido gradualmente, a través de un largo período de maduración. De hecho, el último pronunciamiento magistral sobre esta materia fue emitido por la Congregación para la Doctrina de la Fe en un responsum publicado en marzo de 2021, hace menos de tres años, y rechazó categóricamente la posibilidad de bendecir estas uniones. Esto se aplica tanto a las bendiciones públicas como a las privadas para personas que viven en condiciones pecaminosas.
¿Cómo justifica FS proponer una nueva doctrina sin contradecir el documento anterior de 2021?
En primer lugar, FS reconoce que tanto la CDF Responsum de 2021 como la enseñanza tradicional, válida y vinculante sobre las bendiciones no permiten bendiciones en situaciones que sean contrarias a la ley de Dios, como en el caso de las uniones sexuales fuera del matrimonio. Esto es claro para los sacramentos, pero también para otras bendiciones que FS llama “litúrgicas”. Estas bendiciones “litúrgicas” pertenecen a lo que la Iglesia ha llamado “sacramentales”, como lo atestigua el Rituale Romanum. En estos dos tipos de bendiciones debe haber un acuerdo entre la bendición y la enseñanza de la Iglesia (FS 9-11).
Por tanto, para acoger la bendición de situaciones contrarias al Evangelio, el DDF propone una solución original: ampliar el concepto de bendición (FS 7; FS 12). Esto se justifica de la siguiente manera: “También hay que evitar el riesgo de reducir el significado de las bendiciones a este único punto de vista [es decir, a las bendiciones ‘litúrgicas’ de los sacramentos y sacramentales], porque nos llevaría a esperar lo mismo. condiciones morales para una simple bendición que se exige en la recepción de los sacramentos” (FS 12). Es decir, se necesita un nuevo concepto de bendición, que vaya más allá de las bendiciones sacramentales para acompañar pastoralmente el camino de quienes viven en pecado.
Ahora bien, en realidad esta extensión más allá de los sacramentos ya se realiza a través de las otras bendiciones aprobadas en el Rituale Romanum. La Iglesia no exige las mismas condiciones morales para una bendición que para recibir un sacramento. Esto sucede, por ejemplo, en el caso de un penitente que no quiere abandonar una situación de pecado, pero que puede pedir humildemente una bendición personal para que el Señor le dé luz y fuerza para comprender y seguir las enseñanzas del Evangelio. Este caso no requiere un nuevo tipo de bendición “pastoral”.
¿Por qué, entonces, es necesario ampliar el significado de “bendición”, si la bendición tal como se entiende en el Ritual Romano ya va más allá de la bendición dada en un sacramento? La razón es que las bendiciones contempladas por el Ritual Romano sólo son posibles sobre “cosas, lugares o circunstancias que no contradigan la ley ni el espíritu del Evangelio” (FS 10, citando el Ritual Romano ). Y este es el punto que el DDF quiere superar, ya que quiere bendecir a las parejas en circunstancias, como las relaciones entre personas del mismo sexo, que contradicen la ley y el espíritu del Evangelio. Es cierto que la Iglesia puede añadir “nuevos sacramentales” a los ya existentes (Vaticano II: Sacrosanctum Concilium 79), pero no puede cambiar su significado de tal manera que se trivialice el pecado, especialmente en una situación cultural cargada de ideología que también induce a error a los creyentes. fiel. Y este cambio de significado es precisamente lo que sucede en FS, que inventa una nueva categoría de bendiciones más allá de las asociadas con un sacramento o una bendición tal como las ha entendido la Iglesia. FS dice que se trata de bendiciones no litúrgicas que pertenecen a la piedad popular. Entonces habría tres tipos de bendiciones:
a) Oraciones asociadas a los sacramentos, pidiendo que la persona esté en condiciones adecuadas para recibir los sacramentos, o pidiendo que la persona reciba la fuerza para apartarse del pecado.
b) Las bendiciones, tal como están contenidas en el Ritual Romano y tal como las ha entendido siempre la doctrina católica, que pueden dirigirse a las personas, aunque vivan en pecado, pero no a “cosas, lugares o circunstancias que… contradigan la ley o la ley”. espíritu del Evangelio” (FS 10, citando el Ritual Romano ). Así, por ejemplo, una mujer que ha abortado podría ser bendecida, pero no una clínica abortista.
c) Las nuevas bendiciones propuestas por FS serían bendiciones pastorales, no bendiciones litúrgicas o rituales. Por lo tanto, ya no tendrían la limitación de las bendiciones “rituales” o tipo “b”. Podrían aplicarse no sólo a personas en pecado, como en las bendiciones “rituales”, sino también a cosas, lugares o circunstancias que son contrarias al Evangelio.
Estas bendiciones tipo “c”, o bendiciones “pastorales”, son una novedad. Al no ser litúrgicos sino más bien de “piedad popular”, supuestamente no comprometerían la doctrina evangélica y no tendrían que ser consistentes ni con las normas morales ni con la doctrina católica. ¿Qué se puede decir acerca de esta nueva categoría de bendición?
Una primera observación es que no hay fundamento para este nuevo uso en los textos bíblicos citados por FS, ni en ninguna declaración anterior del Magisterio. Los textos ofrecidos por el Papa Francisco tampoco proporcionan una base para este nuevo tipo de bendición. Porque ya la bendición según el Ritual Romano (tipo “b”) permite a un sacerdote bendecir a alguien que vive en pecado. Y este tipo “de bendición se puede aplicar fácilmente a alguien que está en prisión o en un grupo de rehabilitación, como dice Francisco (citado en FS 27). La innovadora bendición “pastoral” (tipo “c”), por el contrario, va más allá de lo que dice Francisco, porque se podría dar tal bendición a una realidad contraria a la ley de Dios, como una relación extramatrimonial. De hecho, según el criterio de este tipo de bendiciones, se podría incluso bendecir una clínica abortista o un grupo mafioso.
Esto lleva a una segunda observación : es arriesgado inventar nuevos términos que vayan en contra del uso tradicional del lenguaje. Tal procedimiento puede dar lugar a ejercicios arbitrarios de poder. En el caso que nos ocupa, el hecho es que una bendición tiene una realidad objetiva propia y, por lo tanto, no puede redefinirse a voluntad para ajustarse a una intención subjetiva que sea contraria a la naturaleza de una bendición. Aquí me viene a la mente la famosa frase de Humpty Dumpty de Alicia en el país de las maravillas: “Cuando uso una palabra, significa exactamente lo que yo elijo que signifique, ni más ni menos”. Alice responde: “La pregunta es si puedes hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes”. Y Humpty Dumpty dice: “La cuestión es quién será el amo; eso es todo”.
La tercera observación se refiere al concepto mismo de “bendición no litúrgica” que no pretende sancionar nada (FS 34), es decir, una bendición “pastoral” (tipo “c”). ¿ En qué se diferencia de la bendición contemplada por el Ritual Romano (tipo “b”)? La diferencia no está en el carácter espontáneo de la bendición, que ya es posible en las bendiciones tipo “b”, pues no necesitan ser reguladas ni aprobadas en el Ritual Romano . Tampoco lo es la diferencia en la piedad popular, pues las bendiciones según el Ritual Romano ya están adaptadas a la piedad popular, que pide la bendición de objetos, lugares y personas. Parece que la innovadora bendición “pastoral” se crea ad hoc para bendecir situaciones que son contrarias a la ley o al espíritu del evangelio.
Esto nos lleva a una cuarta observación sobre el objeto de esta bendición “pastoral”, que la distingue de una bendición “ritual” del Ritual Romano. Una bendición “pastoral” puede incluir situaciones contrarias al Evangelio. Note que no sólo las personas pecadoras son bendecidas aquí, sino que al bendecir a la pareja, es la relación pecaminosa misma la que es bendecida. Ahora bien, Dios no puede enviar su gracia a una relación que es directamente opuesta a él y que no puede ser ordenada hacia él. Las relaciones sexuales fuera del matrimonio, en cuanto relaciones sexuales, no pueden acercar a las personas a Dios y, por lo tanto, no pueden abrirse a la bendición de Dios. Por lo tanto, si se diera esta bendición, su único efecto sería confundir a las personas que la reciben o que asisten a ella. Pensarían que Dios ha bendecido lo que no puede bendecir. Esta bendición “pastoral” no sería ni pastoral ni una bendición. Es cierto que el cardenal Fernández, en declaraciones posteriores a Infovaticana, dijo que no es la unión la que se bendice, sino la pareja. Sin embargo, esto es vaciar una palabra de su significado, ya que lo que define a una pareja como pareja es precisamente su ser unión.
La dificultad de bendecir una unión o pareja es especialmente evidente en el caso de la homosexualidad. Porque en la Biblia una bendición tiene que ver con el orden que Dios ha creado y que ha declarado bueno. Este orden se basa en la diferencia sexual del varón y la mujer, llamados a ser una sola carne. Bendecir una realidad que es contraria a la creación no sólo es imposible, es blasfemia. Una vez más, no se trata de bendecir a las personas que “viven en una unión que no puede compararse en modo alguno con el matrimonio” (FS, n. 30), sino de bendecir la unión misma que no puede compararse con el matrimonio. Precisamente con este fin se crea un nuevo tipo de bendición (FS 7, 12).
En el texto aparecen varios argumentos que intentan justificar estas bendiciones. Primero, la posibilidad de condiciones que reduzcan la imputabilidad del pecador. Sin embargo, estas condiciones se refieren a la persona, no a la relación en sí. También se dice que pedir la bendición es el bien posible que estas personas pueden realizar en sus condiciones actuales, como si pedir la bendición ya constituyera una apertura a Dios y a la conversión. Esto puede ser cierto para aquellos que piden una bendición para sí mismos, pero no para aquellos que piden una bendición como pareja. Estos últimos, al pedir una bendición, implícita o explícitamente buscan justificar su propia relación ante Dios, sin darse cuenta de que es precisamente su relación la que los aleja de Dios. Finalmente, se afirma que hay elementos positivos en la relación y que estos pueden ser bendecidos, pero estos elementos positivos (por ejemplo, que uno ayude al otro en una enfermedad) son secundarios a la propia relación, cuya característica definitoria es el compartir de la actividad sexual y estos elementos no cambian la naturaleza de esta relación, que en ningún caso puede dirigirse hacia Dios, como ya se señala en la Responsum 2021 de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Incluso en una clínica abortista hay elementos positivos, desde los anestesiólogos que previenen el dolor físico, hasta el deseo de los médicos de proteger el proyecto de vida de la mujer que se realiza un aborto.
Una quinta observación se refiere a la inconsistencia interna de esta innovadora bendición “pastoral”. ¿Es siquiera posible dar una bendición no litúrgica, es decir, una bendición que no represente oficialmente la enseñanza de Cristo y de la Iglesia? La clave para responder a esta pregunta no es si los ritos están oficialmente aprobados o más bien se improvisan espontáneamente. La cuestión es si quien da la bendición es un sacerdote, representante de Cristo y de la Iglesia. FS afirma que no hay problema para que el sacerdote se una a la oración de aquellos que se encuentran en una situación contraria al Evangelio (FS 30), pero en esta bendición el sacerdote no se une simplemente a su oración, sino que invoca al descenso de los dones de Dios sobre la relación misma. El sacerdote, en la medida en que actúa como sacerdote, actúa en nombre de Cristo y de la Iglesia. Ahora bien, afirmar que se puede separar el significado de esta bendición de la enseñanza de Cristo es postular un dualismo entre lo que la Iglesia hace y lo que dice. Pero como enseña el Concilio Vaticano II, la revelación nos es dada por los hechos y las palabras, que son inseparables (Dei Verbum 2), y el anuncio de la Iglesia no puede separar los hechos de las palabras. Son precisamente las personas sencillas, a las que el documento quiere favorecer promoviendo la piedad popular, las que son más susceptibles a ser engañadas por un acto simbólico que contradice la doctrina, ya que intuitivamente captan el contenido doctrinal del acto.
A la luz de esto, ¿puede un católico fiel aceptar las enseñanzas de FS? Dada la unidad de las obras y de las palabras en la fe cristiana, sólo se puede aceptar que es bueno bendecir estas uniones, incluso de manera pastoral, si se cree que tales uniones no son objetivamente contrarias a la ley de Dios. De ello se deduce que mientras el Papa Francisco siga afirmando que las uniones homosexuales son siempre contrarias a la ley de Dios, implícitamente estará afirmando que tales bendiciones no pueden darse. Por lo tanto, la enseñanza de FS es contradictoria y requiere mayor aclaración. La Iglesia no puede celebrar una cosa y enseñar otra porque, como escribió San Ignacio de Antioquía, Cristo fue el Maestro “que habló y fue hecho” (Efesios 15,1), y no se puede separar su carne de su palabra.
La otra pregunta que nos hicimos fue si un sacerdote podría aceptar bendecir estas uniones, algunas de las cuales coexisten con un matrimonio legítimo o en las que no es raro que cambien de pareja. Según FS, podría hacerlo con una bendición “pastoral” no litúrgica y no oficial. Esto significaría que el sacerdote tendría que dar estas bendiciones sin actuar en nombre de Cristo y de la Iglesia. Pero esto significaría que no actuaría como sacerdote. De hecho, tendría que dar estas bendiciones no como sacerdote de Cristo, sino como alguien que ha rechazado a Cristo. De hecho, con sus acciones, el sacerdote que bendice estas uniones las presenta como un camino hacia el Creador. Por lo tanto, comete un acto sacrílego y blasfemo contra el plan del Creador y contra la muerte de Cristo por nosotros, que significaba cumplir el plan del Creador. El obispo diocesano también está preocupado. Como pastor de su iglesia local, está obligado a impedir estos actos sacrílegos, de lo contrario se convertiría en cómplice de ellos y negaría el mandato que le ha dado Cristo de confirmar a sus hermanos en la fe.
Los sacerdotes deben proclamar el amor y la bondad de Dios a todos los hombres y también ayudar con el consejo y la oración a los pecadores y a los débiles y que tienen dificultades para convertirse. Esto es muy diferente a señalarles con señales y palabras inventadas por ellos mismos pero engañosas que Dios no es tan exigente con el pecado, ocultando así el hecho de que el pecado en pensamiento, palabra y obra nos aleja de Dios. No hay bendición, no sólo en público sino también en privado, por condiciones de vida pecaminosas que contradicen objetivamente la santa voluntad de Dios. Y no es evidencia de una hermenéutica saludable que los valientes defensores de la doctrina cristiana sean tildados de rigoristas, más interesados ​​en el cumplimiento legalista de sus normas morales que en la salvación de personas concretas. Porque esto es lo que Jesús dice a la gente corriente: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y agobiados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y encontraréis descanso para vosotros. Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera”. (Mt 11:28-30). Y el apóstol lo explica así: “Y sus mandamientos no son gravosos, porque el que es engendrado por Dios vence el mundo. Y la victoria que vence al mundo es nuestra fe. ¿Quién [en verdad] es el vencedor del mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?” (1 Juan 5:3-5). En un momento en que una falsa antropología socava la institución divina del matrimonio entre un hombre y una mujer, con la familia y sus hijos, la Iglesia debe recordar las palabras de su Señor y Cabeza: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. Qué angosta la puerta y angosto el camino que lleva a la vida. Y son pocos los que la encuentran” (Mt 7,13-14).
Fuente: The Pillar Catholic.com

Fiducia supplicans “no era un tema” para Navidad, asegura Cardenal

Walter Sánchez Silva

Por Walter Sánchez Silva– ACI Prensa.
El Cardenal Daniel Sturla, Arzobispo de Montevideo (Uruguay) consideró que la declaración Fiducia supplicans del Dicasterio para la Doctrina de la Fe en el Vaticano, que permite la bendición de parejas homosexuales, “no era un tema para que surgiera ahora en Navidad” porque es algo “polémico” e indicó que el texto “crea confusión”.
“Creo que no era un tema para que surgiera ahora en Navidad. Me llamó poderosamente la atención, porque es un tema polémico y está dividiendo aguas adentro de la Iglesia”, aseguró el Cardenal salesiano de 64 años, el principal obispo del país latinoamericano en el que desde 1919 la Navidad no se celebra de manera oficial.
La declaración doctrinal Fiducia supplicans, publicada el 18 de diciembre con el aval del Papa Francisco, ha provocado reacciones de acogida y rechazo entre los obispos de todo el mundo. Con el documento, el Vaticano permite a los sacerdotes impartir bendiciones no litúrgicas a las parejas del mismo sexo y en situación irregular, sin que esto sea una aprobación de su estilo de vida.
El Cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio, escribió en la presentación del documento que la doctrina tradicional de la Iglesia Católica sobre el matrimonio “se mantiene firme”, y que de ninguna manera las bendiciones a parejas homosexuales o a parejas en situación irregular pueden “convalidar oficialmente su status ni alterar en modo alguno la enseñanza perenne de la Iglesia” al respecto.
En una entrevista concedida al diario uruguayo El País y publicada el domingo 24 de diciembre, el Cardenal Sturla resaltó: “Es claro que un sacerdote bendice a todas las personas. Yo he estado ahora en la cárcel y he bendecido a todos los que están allí. Si vienen personas a pedirme la bendición, siempre la doy. Me acuerdo de cuando se estaba discutiendo la ley trans, que estábamos en una procesión en la parroquia San Ignacio y vinieron unas personas trans a pedirme la bendición y les di la bendición”.

El responsum del Vaticano de 2021

Otra cosa –continuó– es bendecir a una pareja homosexual. Ahí ya no es la bendición de las personas, sino a la pareja, y toda la tradición de la Iglesia, incluso un documento de hace dos años dice que no es posible hacer esto”.

El Arzobispo de Montevideo se refirió al responsum o respuesta oficial, de marzo de 2021, de la entonces Congregación –hoy Dicasterio– para la Doctrina de la Fe, presidida (hasta el 1 de julio de este 2023) por el Cardenal jesuita español Luis Francisco Ladaria, en la que se precisa que la Iglesia no puede bendecir a parejas homosexuales.
A la pregunta propuesta: ‘¿La Iglesia dispone del poder para impartir la bendición a uniones de personas del mismo sexo?’ Se responde: Negativamente“, señala el responsum.
“No es lícito impartir una bendición a relaciones, o a parejas incluso estables, que implican una praxis sexual fuera del matrimonio (es decir, fuera de la unión indisoluble de un hombre y una mujer abierta, por sí misma, a la transmisión de la vida), como es el caso de las uniones entre personas del mismo sexo. La presencia en tales relaciones de elementos positivos, que en sí mismos son de apreciar y de valorar, todavía no es capaz de justificarlas y hacerlas objeto lícito de una bendición eclesial, porque tales elementos se encuentran al servicio de una unión no ordenada al designio de Dios”, indica la nota explicativa del responsum.

Fiducia supplicans “crea confusión”

En la entrevista con El País, el Cardenal Sturla señala que la declaración Fiducia supplicans “crea confusión, porque dice que se puede bendecir, pero no a través de un rito. En definitiva, lo que yo creo es que a las personas se las puede bendecir, pero a las parejas como tal, en cuanto parejas, no”.

El Papa podría excomulgar a 400 sacerdotes del rito oriental Siro Malabar

“Con gran dolor, habrá que tomar las sanciones pertinentes. No quiero llegar a eso”. -decía el Papa con tristeza y dureza a la vez, en el vídeo mensaje dirigido a los clérigos de la archidiócesis de Ernakulam-Angamaly, (católicos orientales de rito Siro Malabar), ante los continuados episodios de desobediencia, e incluso algunos de tipo violento, en la diócesis.
Por Leticia Sánchez de León.El vídeo mensaje, de inicios de diciembre, es el último aviso que el Papa ha querido dar, sobre todo, a los sacerdotes de la Archieparquía de Ernakulam-Angamaly (India) para que celebren la Navidad según el rito eucarístico acordado por el Sínodo siro-malabar celebrado en 2021, (que acoge lo acordado en el Sínodo que se celebró en 1999).
Según éstos, se decidió que  la celebración de la Santa Qurbana -como se denomina en el rito siro malabar la celebración eucarística-, se haría la mitad coram populum (de cara al pueblo) y la mitad coram deo (de cara a Dios, mirando al altar).
El Pontífice ha optado por esta vía, tal y como él mismo confiesa, “para que nadie tenga dudas sobre lo que piensa el Papa”, después de haber enviado dos cartas, una en 2021 y otra en 2022, además de la visita de un delegado pontificio. El conflicto, que inicialmente ha sido considerado como un debate sobre la liturgia de la Eucaristía, es, ahora, a todas luces una cuestión eclesial. Según el Profesor Pablo Gefaell, sacerdote y consultor del Dicasterio para las Iglesias Orientales, el problema de la India ha dejado de ser un conflicto litúrgico para convertirse en una oposición frontal a Roma.
El Papa es consciente de ello y así lo ha expresado en el vídeo mensaje, que ha sido tachado de ultimátum, donde exhorta fuertemente a asumir el rito litúrgico aprobado unánimemente por el Sínodo para celebrar la Navidad “en comunión”.
El Papa les alerta además de que los motivos de desobediencia nada tienen que ver con la celebración de la Eucaristía o con la liturgia, sino que son “razones mundanas” y que “no provienen del Espíritu Santo”. Y añade: “he estudiado atenta y oportunamente las razones que se han esgrimido durante años para convenceros”.
Este es el primer conflicto que se presenta con la iglesia siro-malabar, una de las 23 iglesias católicas orientales autónomas en plena comunión -hasta ahora- con Roma. Con sede en el estado indio de Kerala, cuenta con más de cuatro millones de miembros en todo el mundo y constituye la segunda iglesia católica oriental más grande después de la greco-católica ucraniana.

Los antecedentes del conflicto

La controversia se centra en un debate sobre la dirección en la que el sacerdote debe celebrar la Santa Qurbana, debate que tiene su origen en una decisión del Concilio Vaticano II para que las regiones orientales abandonaran las costumbres y ritos latinos y volvieran a sus ritos tradicionales orientales.
La adopción -con anterioridad- de los rituales latinos por parte de las regiones orientales católicas es lo que se conoce como “latinización”, proceso que se desarrolló en la mayor parte de las regiones orientales con el afán de erradicar la herejía del nestorianismo, que azotaba entonces toda la zona.
La decisión del Concilio no fue acogida de igual manera dentro de la rama católica siro-malabar. Se puede decir que existían entonces dos zonas bien diferenciadas: la zona del sur, que siempre había seguido más los ritos antiguos, celebrando de cara al altar; y la zona del norte, que adoptó la reforma liturgica latina post conciliar, empezando a celebrar la misa de cara al pueblo.

El Sínodo del 2021

En agosto de 2021, el sínodo de la Iglesia siro-malabar acordó una solución uniforme en la que el sacerdote celebraría la Eucaristía de cara a los fieles durante la liturgia de la Palabra y el rito de la Comunión, volviéndose hacia el altar durante la liturgia eucarística.
Después de una resistencia inicial, todas las diócesis del sur acabaron por adoptar la fórmula ritual acordada por el Sínodo excepto la diócesis de Ernakulam que siguió celebrando de cara a los fieles durante casi cinco décadas, exigiendo además que el Vaticano aceptara su misa tradicional como una variante de la liturgia.
En los últimos meses, el conflicto ha empeorado  llegando a producirse algunos hechos violentos como la quema de las efigies del cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación Vaticana para las Iglesias Orientales, y del cardenal George Alencherry, hasta hace unas semanas arzobispo mayor de la Iglesia siro malabar, el pasado 17 de marzo en Kochi, al suroeste de la India.

Llamadas de atención del Vaticano

En julio de 2021, el Papa Francisco emitió una carta en la que exhortaba «a todo el clero, los religiosos y los fieles laicos a proceder a una pronta aplicación del modo uniforme de celebrar la Santa Qurbana, para el mayor bien y la unidad de vuestra Iglesia.»
En marzo de 2022 el papa envió una segunda carta donde trasladaba su pesar porque la archieparquía siguiera “afirmando su propia ‘particularidad litúrgica”‘, fruto de la reflexión, pero aislada del resto de la Iglesia siro-malabar”.
Ante la negativa de algunos fieles y sacerdotes, y en un esfuerzo por poner fin a la creciente crisis el Cardenal Alencherry expresó al Papa la necesidad de una intervención pontificia para resolver la disputa. Así, el papa Francisco designó al Arzobispo Cyril Vasil, antiguo secretario del Dicasterio para las Iglesias Orientales, como delegado pontificio para abordar el conflicto en curso.
A pesar de todos los esfuerzos y ante la constante oposición de algunos sacerdotes, el Cardenal George Alencherry presentó su dimisión al Papa tras los episodios de protestas y violencias contra su persona y las presiones en la diócesis, suceso que algunos interpretan como “la gota que ha colmado el vaso” de una situación que ha llegado a su límite. Ante esta situación, el papa decidió grabar el vídeo mensaje, publicado el pasado 7 de diciembre, para subrayar su voluntad de acabar con esta polémica.

La decisión última corresponde al Papa

El próximo 25 de diciembre es la fecha tope establecida para que los sacerdotes disidentes adopten el rito aprobado por el sínodo o podrían ser excomulgados por el Papa. Según el Prof. Pablo Gefaell, ésto se realizaría con una Declaración de una excomunión latae sententiae, es decir, una fórmula de excomunión con efectos inmediatos y declarativa, es decir, de manera pública y nominal.
Se sabe que son 400 los sacerdotes que se han opuesto de manera sistemática a seguir las instrucciones de Roma aunque parece que hay 12 dispuestos a adoptar el rito acordado en el Sínodo. Además, aunque muchos sacerdotes querrían unirse a esos 12, existen en la diócesis muchas presiones para que no lo hagan.
El único precedente histórico conocido es la excomunión de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X -más conocidos como los Lefbrevianos- al consagrar cuatro obispos en 1988 contra la prohibición expresa del papa Juan Pablo II. Benedicto XVI remitió la excomunión y hoy en día existe un diálogo constructivo aunque lento con el Vaticano para lograr su vuelta a la comunión con la Iglesia.
En caso de excomunión, se trataría de un gran golpe tanto para la Iglesia, ya dividida en su interior, como para el Papa, que tanto ha defendido su unidad y tanto ha trabajado en favor del diálogo con los pueblos durante su pontificado.