María Jesús Bazán Díaz

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María Jesús Bazán Díaz nacida en el distrito de Chongoyape hace 90 años, fue durante décadas secretaria y tesorera del Colegio Manuel Pardo, institución educativa de la Congregación de la Misión en Chiclayo, Perú.
Realizó sus estudios secundarios en el Internado de Santa Teresita en Cajamarca.
El día de hoy sus familiares más cercanos le rendimos el homenaje merecido por su trabajo incansable como hija, prima, sobrina y tía de los Nomberto Bazán, Bazán Ramirez, Tapia Bazán y Baca Bazán. Siempre serás nuestra compañía desde el cielo.

«Chongoyape»

Es un distrito lambayecano a 61 kilómetros al Nor-Este de Chiclayo, originalmente se llamó Chaparioc; cambió su nombre por el de Chongoyaqui en honor a Chaparri, finalmente adoptó el título oficial de Chongoyape que mantiene hasta el día de hoy. El profesor Caján Soto afirma que la palabra Chongoyape significa «Solamente en el corazón», mientras que para el periodista Julio Rivadeneira: «Corazón que Llora».
El 6 de Octubre de 1905 se inicia como Villa,  hay quienes sostienen que el 19 de noviembre de 1939 es la fecha exacta en la que se formalizó como distrito y en el 23 de diciembre de 1942 como ciudad.
El territorio que comprende este pintoresco lugar se extiende sobre 696.041 Km2, por eso se considera el distrito mas extenso de la Región; en su vasta geografía se ubican hermosos paisajes y abundante flora y fauna, por estas razones Chongoyape podria ser considerada una de las areas ecológicas protegidas de Lambayeque y del país. Limita por el Norte con Ferreñafe, por el Sur con Oyotun y Zaña, por el Este con Santa Cruz y por el Oeste con el distrito de Manuel Mesones Muro.

El lugar que Dios ha querido para mí

Walter J. Ciszek“Nada podía separarme de Dios, porque Él estaba en todo. Ningún peligro podía amenazarme, ningún temor podía estremecerme, excepto el de dejar de verle a Él. Por escondido que estuviera el futuro, estaba escondido en su voluntad y, por lo tanto, yo sería capaz de aceptarlo, trajera consigo lo que trajera. El pasado, con todos sus fallos, no estaba olvidado: seguía ahí para recordarme la fragilidad de la naturaleza humana y la necesidad de poner la confianza en uno mismo. Pero ya no me pesaba. Ya no confiaba en mi propia guía, ya no dependía de mí mismo, así que no podía volver a fallar. Al renunciar completa y definitivamente a todo control sobre mi vida y mi destino futuro, me liberaba de cualquier responsabilidad. Me liberaba de la angustia y la preocupación, de toda tensión, y podía flotar serenamente, con perfecta paz de espíritu, en la marea de la providencia divina que me sostenía”.
Walter J. Ciszek SJ, Él me guía.

Sor Nazarena, 45 años recluida: ni siquiera las otras monjas vieron su rostro o escucharon su voz

Por vocación explícita y decisión propia, y con la autorización de Pío XII, Sor Nazarena Crotta estuvo 45 años encerrada en su celda, en un monasterio camaldulense romano. Fue su desierto personal, que evoca este montaje.

Por vocación explícita y decisión propia, y con la autorización de Pío XII, Sor Nazarena Crotta estuvo 45 años encerrada en su celda, en un monasterio camaldulense romano. Fue su desierto personal.
Sor Nazarena Crotta nació en 1907 y murió en 1990. Sus últimos 45 años de vida los pasó en un monasterio camaldulense en Roma, enclaustrada en una celda por voluntad propia tras una vocación singular y una autorización especial del Papa Pío XII. A su muerte, casi ninguna de sus hermanas la había visto nunca. Recuerda su historia David Murgia en Il Timone:
Sor Nazarena.Sor Nazarena, la reclusa de Roma
La llaman, sencillamente, “la reclusa del Aventino”, pero su verdadero nombre es sor Nazarena, nombre de bautismo Julia Crotta. Ha sido la última religiosa “recluida” de este siglo. Es decir, gracias a una autorización especial que le permitió la reclusión monástica (el nivel más alto de eremitismo), transcurrió 45 años como monja camaldulense en una pequeñísima celda situada en un monasterio del Aventino, en el centro de Roma. Sin hablar ni ver nunca a nadie. Como si hubiera sido emparedada en vida.
La reclusión es una forma de vida distinta a la clausura. Es mucho más parecida al ideal del eremita por la austeridad de vida y el aislamiento. De la extraordinaria y poco conocida historia de esta humildísima religiosa se han interesado Papas y simples fieles. Y aún hoy, a más de veinte años de su muerte, su historia sigue fascinando y planteando preguntas, a pesar de que Sor Nazarena nunca se movió de la pequeñísima celda del monasterio romano. Quiso desaparecer del mundo. No hizo ni dijo nada especial. Pero la historia de la “reclusa de Roma” apasiona y conmueve a todo el que llega a tener conocimiento de ella.

De la cancha de baloncesto al desierto

Julia es americana (nace el 15 de octubre de 1907 a pocos kilómetros de distancia de Hartford, Connecticut). Es músico y deportista. Muy alta, juega a baloncesto como una campeona; también es una estudiante modelo. Tiene ante sí un futuro brillante.
Julia era la séptima hija de un matrimonio de inmigrantes italianos en Connecticut (Estados Unidos). Esta foto corresponde a 1933. Ella está a la derecha, de pie con uno de sus sobrinos en brazos. Julia era la séptima hija de un matrimonio de inmigrantes italianos en Connecticut (Estados Unidos). Esta foto corresponde a 1933. Ella está a la derecha, de pie con uno de sus sobrinos en brazos. Fuente: Owlcation.
Cuando tiene 27 años participa en un retiro espiritual en preparación de la Pascua y vive lo que ella definiió como una nox beatissima, una experiencia que, como ella misma relata en sus diarios, cambiará para siempre el curso de su vida, durante la cual Jesús en persona la llamará para que le haga compañía en el desierto y cuyo resultado final serán 45 años de reclusión monástica.
Julia Crotta, en torno a 1934.Julia Crotta, en torno a 1934.
La voz que oye le pide: “Ven conmigo al desierto. Estoy tan solo… Ven conmigo, no te abandonaré nunca”. Julia no entiende enseguida lo que se le pide. Piensa en irse, literalmente, al desierto de Judá, en Palestina. Pide ayuda a su director espiritual. Pasan once años desde esa primera llamada al desierto, sin que Julia abandone jamás su propósito. Intenta entrar en algunas comunidades religiosas muy estrictas, como el Carmelo, pero no es exactamente lo que busca. Aconsejada por sus directores espirituales, encontrará lo que desea en Roma, en el monasterio de San Antonio Abad, en la colina del Aventino. Se convertirá en una reclusa de la Orden Camaldulense que, desde sus orígenes y por voluntad de su fundador San Romualdo, está dividida en una rama cenobítica y otra eremítica.

En cinco metros por tres

El 21 de noviembre de 1945 Julia es recibida por el papa Pío XII, que la bendice y, sobre todo, lee la regla de vida que Julia ha escrito para su propia reclusión. Pío XII teme que el estilo de vida de reclusa sea demasiado exigente para la joven, pero al final, visto su insistencia, lo aprueba.
Un sacerdote y algunas religiosas que se han ocupado de su alojamiento la acompañan a la celda de la que no saldrá nunca hasta el final de sus días.
Esto es lo que escribe en uno de sus diarios sobre ese día: “En cuanto entré en la celda de reclusión y después de que las religiosas que me habían acompañado se hubieran ido y cerraran la puerta, ¡qué alegría, qué alegría! Alcé los brazos al cielo, sentía dentro de mí con certeza: Aquí estoy, por fin, en mi lugar. En el lugar que Dios ha querido para mí”.
Monasterio camaldulense de San Antonio Abad en Roma.Monasterio camaldulense de San Antonio Abad en Roma.
Sor Nazarena vivirá en una celda de cinco metros por tres durante 45 años. Duerme, sin colchón ni almohada, sobre un arcón de madera sobre el que ha sido clavada una cruz. Sí, una gran cruz.
La cama de Sor Nazarena.La cama de Sor Nazarena. Fuente: Romualdica.
Trabaja unas horas al día entrelazando las palmeras que se distribuyen en el periodo de Pascua. El resto del día lo transcurre rezando, estudiando y participando en la misa desde una pequeña ventana con reja, a través de la cual recibe la comunión.
La celda de Sor Nazarena.La celda de Sor Nazarena. Fuente: Romualdica.
Su mirada al mundo se la ofrece una ventana con vista al Circo Máximo. Con un esfuerzo, se puede ver desde allí la cúpula de San Pedro. No habla con nadie. Sólo tiene acceso a ella su confesor. Las propias religiosas de la comunidad no la han visto nunca.
Vista de Roma desde la celda de Sor Nazarena. Vista de Roma desde la celda de Sor Nazarena. Fuente: Romualdica.
Sor Nazarena come sólo pan y agua casi todos los días de la semana. En periodos litúrgicos especiales come aún menos. Sin embargo, siempre está sana, equilibrada y de buen humor. Viste un hábito muy modesto. No lleva nada consigo, ni siquiera su amado violín. En su celda sólo hay espacio para algún libro.
Sor Nazarena, como novicia.Sor Nazarena, como novicia.

Diarios místicos y reglas

Lo que sabemos de ella se lo debemos a sus diarios, a las cartas que enviaba a sus directores espirituales y a sus recuerdos autobiográficos, que nos hablan de una experiencia fuera del tiempo, con palabras y acentos que recuerdan a los de los Padres del Desierto y a un profundo conocimiento de la Biblia.
Escritos que son verdaderas obras maestras de la mística. Textos que al final de los años ochenta empezaron a circular en ambientes católicos. Se leían y se meditaba sobre ellos. Fascinaron incluso a Vittorio Gassman. Alrededor de su figura nacen en Roma círculos y encuentros en los que los participantes se interrogan sobre líneas como esta: “Sólo en la soledad silenciosa me siento feliz, en paz, en el lugar hecho para mí. Fuera, en contacto con las almas, me siento infeliz, inquieta, como un pez fuera del agua. Sufro hasta que no vuelvo y entonces, ¡qué alegría estar encerrada aquí sola con Él!”.
El cardenal Paul Augustin Mayer (1911-2010) fue prefecto de la Congregación para el Culto Divino y presidente de la Comisión Pontificia Ecclesia Dei.El cardenal Paul Augustin Mayer (1911-2010) fue prefecto de la Congregación para el Culto Divino y presidente de la Comisión Pontificia Ecclesia Dei.
Muchas de sus cartas están dirigidas al padre Paul Augustin Mayer, religioso benedictino alemán y futuro cardenal. Sor Nazarena redacta también su propia regla de vida. Una regla que actualiza continuamente. Las reglas han sido, a lo largo de los siglos, instrumentos formidables para conocer la historia de los reclusos. Además, hay estudios fascinantes en este sentido sobre las donaciones testamentarias. De hecho, es gracias a estos documentos jurídicos que ha sido posible reconstruir la historia de quienes han elegido este tipo de vida ascética.
El recluso, precisamente por su vocación especial, no quiere dejar nada de sí mismo. Lo decíamos antes: el recluso quiere morir a los ojos del mundo. Por lo tanto, cuando un recluso o  una reclusa no deja escritos, es dificilísimo reconstruir su vida; por eso ha sido posible tener conocimiento de la existencia de algunos reclusos gracias a las disposiciones testamentarias dejadas a su favor.

45 años en el lugar deseado por Dios

“Nunca, nunca en 43 años de reclusión”, escribe la religiosa en uno de sus diarios, “he sentido una sola vez la tentación de salir de la reclusión. Siempre he sentido, con alegría y reconocimiento, que estoy en mi lugar, en el lugar que Dios quiso para mí. Ningún sacrificio ha sido demasiado grande para permanecer siempre en la reclusión”.
Fuente: ReligiónEnLibertad.com

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