Censura en cámara lenta

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Por René Zubieta Pacco- Diario El Comercio.
La moción señala que durante la interpelación el ministro no logró desmentir de manera satisfactoria sus presuntas vinculaciones con el Movadef, órgano de fachada de Sendero Luminoso. “En ningún momento se ha deslindado de la ideología marxista, leninista, maoísta que profesa el grupo terrorista ni ha condenado los actos terroristas cometidos por este grupo”, indica el texto.
En este se recuerda que El Comercio reveló a fines de agosto que atestados policiales vinculan al ministro de Trabajo con atentados cometidos por Sendero Luminoso entre 1980 y 1981 en Ayacucho. Asimismo, lo relacionan con los terroristas Edith Lagos, Hildebrando Pérez Huarancca y Arturo Morote.
También se hizo referencia a otro informe de este Diario respecto a una denuncia penal del 2004 contra Maraví por el delito de terrorismo, en la modalidad de instigación. Por tanto, la moción considera que hay “fundados temores sobre su idoneidad para el cargo de ministro de Estado”.
Conocida la postura de la oposición, el legislador de Perú Libre Guillermo Bermejo respondió con un mensaje por redes sociales que ya había adelantado en el pleno ante la anunciada intención de censura. “Ha llegado el momento de responderles con la cuestión de confianza. Podrán tener los votos, pero no tienen la razón. Aquí nadie les tiene miedo”, escribió. Consideró además que la moción no tiene sustento.
Respuestas y dudas
Por una hora y media, Maraví respondió el pliego de siete preguntas de la interpelación. En su exposición, sostuvo que los atestados policiales que lo incriminaron “no son por sí mismos pruebas irrefutables”, que no conoció a los terroristas Morote y Pérez Huarancca, y que si bien este último es padre de su esposa, se casó con ella tras la muerte del mismo. Apuntó que conoció a Edith Lagos como estudiante de secundaria, pero no tuvo algún nexo con ella.
Sobre actos terroristas a inicios de la década de 1980 en Ayacucho en los que se le involucra, Maraví mostró declaraciones de otros involucrados y pronunciamientos fiscales y judiciales que –según afirmó– lo exculparon.
Respecto de la sentencia del 2009 en su contra por actos vandálicos durante una huelga magisterial realizada en Ayacucho en el 2004, replicó que fue anulada y que después el caso se archivó en el Poder Judicial.
También negó que tuviera alguna relación con el Movadef. “A la fecha no cuento con ningún antecedente penal, policial ni judicial”, sentenció. Refirió que los procesos en su contra son “cosa juzgada”.
Ya en su réplica final de casi media hora, tras el debate, el titular de Trabajo reiteró que no tiene vínculos con el Conare-Sutep, ala radical del magisterio vinculada al Movadef. No obstante, admitió que participó en un evento de la primera organización en el 2003. “Sí, yo fui vicepresidente. Sí, pues, ¿cuándo me han preguntado eso? ¿Alguna vez he negado que fui vicepresidente de un congreso, de una convención? ¿Y eso es delito?”, reclamó.
Lo cierto es que los argumentos de Maraví dejaron dudas en los parlamentarios, sobre todo respecto al porqué de su presencia física precisamente en lugares en donde se reportaron actos terroristas en Ayacucho.
“Usted se ha encargado de traernos la prueba, nos ahorró el trabajo de tener que presentarla porque evidenció que a lo largo de veintitantos años ha estado usted coincidentemente involucrado en actos atentatorios contra la propiedad pública, en actos vinculados con organizaciones terroristas”, dijo Gladys Echaíz, congresista de Alianza para el Progreso y exfiscal de la Nación. Aseveró también que “en los años 80, los jueces y los fiscales resolvieron en esa forma porque eran amenazados de muerte”.
Cuestión de confianza
En la jornada también se habló sobre la posibilidad de que el Ejecutivo presentara una cuestión de confianza por Maraví, tal como había advertido el primer ministro Guido Bellido, quien acompañó al titular de Trabajo en el Congreso.
“De prosperar la censura después de esta interpelación, pediría al presidente Pedro Castillo y al premier que se pida la cuestión de confianza, porque de esa manera vamos a poner orden y respeto a un Ejecutivo y un gobierno para que se continúe haciendo este trabajo”, indicó Jaime Quito, de Perú Libre.
Este tema, sin embargo, parece haber sido abordado sin coordinación en el Ejecutivo. Dina Boluarte, vicepresidenta de la República y ministra de Desarrollo e Inclusión Social, declaró en Puno que “en el Consejo de Ministros no se tocó el tema de la [cuestión de] confianza” y consideró que el jefe del Gabinete “está adelantando opinión”.
El presidente Pedro Castillo no se pronunció salvo por un tuit en el que se refirió a la reunión con una comitiva del Congreso. Ahí señaló que “la cuestión de confianza y la censura forman parte del equilibrio de poderes”.
Las bancadas de oposición esperaban que el jefe del Estado retirara del cargo al ministro o que este dimitiera.

Monstruos de hule, por Mario Ghibellini

Bellido necesita crear la ficción de que se enfrenta a enemigos esperpénticos para sostener su discurso ‘ultra’.

Por Mario Ghibellini- Diario El Comercio.
Que el profesor Castillo no gobierna es un dato de la realidad que ya muchos tienen asumido. La circunstancia de que el premier Bellido tampoco lo hace, en cambio, es una revelación a la que vamos amaneciendo de a pocos.
Existe entre los observadores de la situación política que vive el país la difundida impresión de que el vacío de poder que deja el presidente con sus silencios e indecisiones es aprovechado cotidianamente por su primer ministro para arrebatarle, en la práctica, las riendas de esta administración. Pero si, de acuerdo con una vieja imagen que está en el origen mismo de la palabra, gobernar es pilotear la nave del Estado para conducirla a un destino que se juzga deseable para los gobernados, difícilmente podría sostenerse que el deleznable ‘Puka’ lo esté haciendo.
A lo que el presidente del Consejo de Ministros se dedica, más bien, es a cultivar un ‘hobby’ por el que mostró afición desde sus tiempos de, digamos, estudiante inquieto. A saber, el de lanzar breves mensajes que se debaten entre la amenaza y la ofensa para suscitar la ilusión de que es el valiente paladín de una causa que ahora está en permanente riesgo de ser atajada por una conspiración tan poderosa como imprecisa.
–Mysterium tremendum–
Una sentencia de aspiraciones épicas divulgada ayer por él en las redes sociales puede dar una idea exacta de aquello a lo que nos referimos. “Evidente persecución político judicial a Vladimir Cerrón, intento de vetar a Perú Libre y encarcelar a sus líderes. Delitos: renegociar gas, recuperar petróleo, revisar contratos ley, Asamblea Constituyente y Nueva Constitución. Estamos dispuestos a enfrentarlos junto al pueblo”, fue lo que escribió este viernes el premier en su cuenta de Twitter. Y ante el espíritu de denuncia que la proclama transpira cabe preguntarse esencialmente una cosa: ¿enfrentar a quiénes? ¿A los jueces o fiscales que tienen en sus manos el turbio asunto de los “Dinámicos del Centro”? ¿A los intereses de clase que siempre se agitan detrás de la justicia burguesa quizás?
No queda claro, pero al parecer la presencia de unas fuerzas insondables que están a punto de interceptar la revolución en ciernes es definitiva.
Veamos otro ejemplo, relacionado en este caso con el alza del precio del dólar, que tantos dolores de cabeza y de bolsillo nos trae desde hace dos meses. “Nos están jugando mal algunos funcionarios”, dijo enigmáticamente Bellido hace poco sobre el particular. Y luego agregó: “El dólar debe estar en S/3.50 o en S/3.40, pero hay también gente que está arriba, sí, porque alguna vez dijeron: [a] ese pueblo que eligió a Pedro Castillo se le debe castigar, debe estar el dólar en 6 soles”.
¿Quiénes son esos funcionarios pérfidos? ¿En qué parte de arriba está esa gente castigadora a la que no podemos distinguir seguramente por la luz cegadora que irradia? Mysterium tremendum.
Y podríamos continuar esta antología de incursiones en el discurso de la manía persecutoria con su habitual cháchara sobre los “muchos ciudadanos y políticos [que] no aceptan que un campesino sea presidente” y por eso objetan la presencia de tanto compañero de viaje de los organismos de fachada de Sendero en el Gobierno, o con sus devaneos sobre la “actitud obstruccionista” de la prensa, que anda poniendo en evidencia el pedigrí de los fulanos a los que ellos premian con algún puesto en el Estado para el que están moral y/o técnicamente negados…
Lo importante, sin embargo, es encontrar la motivación profunda de esa consistente majadería. Y, a decir verdad, no hay que devanarse mucho los sesos para lograrlo: ‘Puka’, sencillamente, necesita crear la ficción de que se enfrenta a monstruos mitológicos para darle algún sustento a su rollo ‘ultra’. Esto es, a su amenaza de “nacionalización” al consorcio que explota el gas de Camisea, o a sus desplantes contra el ministro Maúrtua y su vicecanciller por haber recordado públicamente la posición oficial del Perú frente a la dictadura de Nicolás Maduro.
Si él aparece como el héroe de una contienda de dimensiones cósmicas contra las fuerzas del mal, el día que le arranchen el fajín, podrá alegar que fue una víctima de esa mano negra. El problema, no obstante, es que a los monstruos que pone en escena para simular el titánico combate se les nota el traje de hule.
–La era de Ultrín–
Los enemigos que el premier se fabrica, en efecto, recuerdan a esos primos misios de Godzila que semana tras semana se trenzaban en torpe cruce de porrazos con –qué coincidencia– Ultramán o Ultra Siete, y en cuyos disfraces asomaba el decorado de chifa antes que la evocación del endriago.
¿Quién atenta contra la parodia del asalto al Palacio de Invierno de Perú Libre y su premier? ¿La amodorrada oposición en el Congreso? ¿Las pobres reporteras que tratan de conseguir declaraciones del presidente y reciben empellones de sus viriles ‘chalecos’? ¿Las encuestadoras que registran que, a solo dos meses de iniciada esta administración, su desaprobación es superior a su aprobación?
No, lo que los paraliza es solo la mezcla de inoperancia y perfecta ignorancia del funcionamiento de la economía que exhiben sin tregua.
Este Gobierno es una pesadilla a la que despertamos todos las mañanas y que, como todas las pesadillas, parece infinita. La era de este Ultrín de utilería, sin embargo, se extinguirá más temprano que tarde, deparándonos, en medio de tanta miseria, una pequeña alegría.

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