Entre Chincha y Pfizer

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Por Marco Zileri- IDL Reporteros.
Por fin llegó la vacuna contra la COVID-19. El lunes 7 se vacunó a la primera beneficiaria, una dama de 90 años, en Coventry, Inglaterra. Gran Bretaña ha comprado 40 millones de dosis de la vacuna Pfizer-BioNTech. Estados Unidos también acaba de aprobarla y ya tiene asignados 100 millones de dosis. El mundo entero aguarda ansioso que la vacuna milagrosa se propague como la pandemia. Pero a mayor distancia de los centros financieros mundiales, las dosis irán llegando a cuentagotas.
La ministra de Salud, Pilar Mazzetti, anunció en el Congreso que el Perú recibirá un primer lote de 50 mil dosis a fines de diciembre o principios de enero, el lunes 7 pasado. Señaló que el plan es vacunar a 1.7 millones de personas en el primer trimestre del 2021 y a 11 millones más a lo largo del año, aunque aclaró que «esto puede ser tremendamente cambiante». Mazzetti no reveló cuál es el costo de la vacuna negociada con Pfizer-BioNTech, sujeto, según dijo, «a cláusulas de confidencialidad».
20 dólares la dosis
El 9 de noviembre, horas antes de que el presidente Martín Vizcarra fuera vacado por el Congreso, el gobierno aprobó un presupuesto de S/4,1 mil millones para comprar vacunas y financiar la extraordinaria logística necesaria para conservarlas, distribuirlas y aplicarlas en todo el país (Resolución Ministerial 928). La vacuna Pfizer-BioNTech utiliza la tecnología de ARN modificado (mARN), tan asombrosa como costosa. De acuerdo a Bloomberg, el precio de la vacuna sería de US$19,50 la dosis, pero considerando que son dos las dosis necesarias, el monto ascendería a alrededor de US$40. Y dada sus singulares características bioquímicas, la vacuna requiere de una cadena de frío de –70oC para conservarse.
La vacuna pionera es el resultado de una alianza estratégica entre el laboratorio alemán BioNTech –cuyos gestores son una pareja de médicos turcos– y la gigante farmacéutica norteamericana Pfizer. El primero diseñó y desarrolló la fórmula –fue receptor del programa especial de ayudas del gobierno federal alemán por 375 millones de euros–, mientras que Pfizer, que tiene las espaldas financieras, tuvo a su cargo las masivas pruebas clínicas y la producción industrial. A todo esto, ¿alguien ha escuchado hablar de Chincha?
Punta de lanza
En la desordenada comarca costeña, el laboratorio Farvet, en investigación conjunta con el laboratorio de Bioinformática, Biología Molecular y Desarrollos Tecnológicos de la Universidad Peruana Cayetana Heredia (UPCH), han alcanzado la última fase de pruebas con animales de lo que podría ser una vacuna peruana anti-COVID-19. Farvet es un laboratorio ubicado en el km 198 de la antigua Panamericana Sur. Fundado en 1983 por el microbiólogo huanuqueño Manolo Fernández, se especializa en el desarrollo y producción de vacunas para la industria aviar y porcina del país. Los coronavirus no le son extraños. Farvet fabrica vacunas en tiempo récord para atender estas plagas veterinarias, con 41 vacunas patentadas a escala mundial, un par de ellas contra variedades del coronavirus aviar. La distancia geográfica entre Chincha y la ciudad de Mainz –cuna de Gutenberg y sede de BioNTech en Alemania– es mucho mayor que la brecha científica entre BioNTech y Farvet/UPCH.
Manolo Fernández es fundador y presidente ejecutivo del laboratorio Farvet ubicado en Chincha. Lo fundó en 1983 para dotar a la industria avícola y porcina de vacunas veterinarias. (Foto: Luis Julián)
Ciencia y tecnología
Mientras que el gobierno federal alemán invirtió 375 millones de euros en la investigación, EEUU anunció en julio que pagaría US$1,950 millones a Pfizer-BioNTech para que produjera y le suministrara 100 millones de dosis. En contraste, el laboratorio peruano Farvet concursó y obtuvo de Concytec US$125 mil para continuar con sus investigaciones. «No ha sido mucho, pero todo se agradece y todo se aprecia», comenta Mirko Zimic, coordinador del grupo de bioinformática de Farvet y jefe del Laboratorio de Bioinformática, Biología Molecular y Desarrollos Tecnológicos de la UPCH. A pesar de ello, con admirable austeridad republicana, la investigación de Farvet/UPCH se encuentra en un punto de inflexión expectante.
Ensayo de desafío
Un contenedor común y corriente está siendo transformado en un BSL3 bajo el sol inclemente de Chincha: es decir, en un laboratorio con todos los implementos de bioseguridad para llevar a cabo el decisivo experimento de la fase de pruebas en animales, esta vez exponiendo a un lote de 110 hámsteres al virus mortal. El 4 de enero se sabrá si los primeros roedores vacunados contra el coronavirus sobrevivieron. A esta prueba de vida o muerte se la denomina «ensayo de desafío». Si los resultados son positivos, la vacuna peruana estaría lista para iniciar las pruebas clínicas con seres humanos en enero mismo. «Quemando etapas, y si los humanos reaccionan positivamente, se podría tener una vacuna en agosto del 2021», sostiene Zimic.
Manolo Fernández con parte del equipo de investigación del proyecto de Chincha. La vacuna peruana es desarrollada por el laboratorio Farvet en conjunto con el laboratorio de Bioinformática, Biología Molecular y Desarrollos Tecnológicos de la Universidad Peruana Cayetano Heredia que dirige Mirko Zimic. (Foto: Luis Julián)
Tres vacunas peruanas
Son tres las vacunas que se están investigando. La primera es una fórmula compuesta por una proteína viral recombinante; debe aplicarse con una inyección de manera intramuscular. La segunda se basa en el vector de la salmonella enteretidis genéticamente modificado no-patógeno, y su administración es oral. La tercera se basa en el virus aviar de la enfermedad de Newcastle y es de aplicación intranasal.
«Son vectores conocidos con registros de seguridad indiscutibles. Por ese lado, la vacuna que estamos proponiendo se basa en estudios de seguridad», afirma Zimic. El vector de la salmonella es empleado para la vacuna contra la tifoidea y para tratamientos oncológicos. El virus de Newcastle es el vehículo para tratamientos contra el cáncer: mata de manera selectiva a las células cancerosas, no las sanas.
Esperanza
El primer animal en ser inoculado fue una gallina, en mayo. Su nombre: Esperanza. El ave fue inyectada con una vacuna de proteína recombinante. Esperanza reaccionó positivamente: su organismo generó anticuerpos contra la COVID-19 y también una respuesta inmune celular. «Fue como si se prendiera la luz. Entonces se nos ocurrió: ensayemos también con la bacteria de la salmonella y luego con el virus de Newcastle, y el resultado fue aún mejor», lista Fernández. De mayo a la fecha, el laboratorio ha evaluado la reacción inmunológica de cerca de 2000 animales: gallinas, roedores, conejos, alpacas. El Instituto Nacional de Salud (INS) ha «confirmado positivamente» que el suero de ratones vacunados con la salmonella y de alpacas vacunadas con la proteína recombinante tiene capacidad para neutralizar el virus. «Esa es la prueba más potente», afirma Zimic. A su vez, los resultados han sido compartidos con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en base a lo cual el ente rector de la salud mundial ha incluido a la investigación de Farvet/UPCH en su listado de vacunas potenciales.
Microbiólogo Manolo Fernández, centro, con dos asistentes del laboratorio Farvet, en el galpón de gallinas inoculadas con la proteína viral recombinante, entre ellas Esperanza, en mayo pasado. (Foto: Luis Julián)
Hora de la verdad
Hasta ahora, los ensayos de laboratorio revelan que la vacuna del virus de Newcastle por vía nasal es la más potente de las tres. Los organismos sometidos generaron la respuesta inmunológica positiva en apenas 15 días. Aun así, el grupo de hámsteres ya ha sido inoculado con las tres vacunas, mientras que otro grupo no lo ha sido. En los próximos días, todos los roedores serán contagiados con el virus mortal. En caso los resultados del «ensayo de desafío» sean auspiciosos, la vacuna seleccionada deberá ser sometida a la prueba clínica con seres humanos. La única manera de saberlo es agotar tres rigurosas fases. Y eso cuesta aproximadamente US$15 millones.
Fase clínica y el gobierno
La fase 1 consiste en vacunar a 50 voluntarios, demostrar la seguridad y observar el incremento de la inmunidad en su organismo. El examen dura dos meses. Si los resultados son positivos, se pasa a la fase 2, con al menos 200 participantes a quienes se evaluará y para quien se ajustará la dosis durante tres o cuatro meses. Por último, la fase 3 escala las pruebas médicas entre 2000 y 5000 personas o más, un grupo de las cuales recibe aleatoriamente un placebo y el otro la vacuna, y se evalúa el porcentaje de casos COVID en uno y otro grupo. El costo per cápita de la prueba clínica en sus tres fases es de aproximadamente US$3000, lo que incluye la fabricación de la vacuna, la evaluación clínica permanente y un seguro de vida.
Farvet es un laboratorio exitoso, pero no tiene una billetera tan abultada. «La vacuna para uso humano debe ser fabricada por un laboratorio con un certificado de Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) que no existe en el Perú», precisa Zimic. «Esa fase forzosamente deberá tercerizarse en el exterior, pero no se pierde la esperanza de que el gobierno decida financiar la construcción de un laboratorio GMP, para la producción de la vacuna peruana, cuyo costo podría ser tan económico como US$10 millones».
El científico Mirko Zimic. (Foto: UPCH)
Barata como el pan
«Nuestra vacuna tiene un gran defecto», admite Fernández, «será muy barata, apenas US$ 0.50 la dosis. Por eso [a la] Big Pharma no le interesa. Es como trabajar un año entero para ganar cuatro soles».
En esta carrera contra el tiempo, el laboratorio peruano no es el único en estar experimentando con una vacuna anti COVID-19 de vector viral. También lo están la Universidad de Oxford-AstraZeneca y el Instituto Gamelaya de Rusia, ya en la tercera fase de pruebas clínicas. Y en Holanda, la Universidad de Utrecht, el laboratorio Wageningen Bioveterinary Research y The Institute for Translational Vaccinology experimentan con una vacuna intranasal, cuyo vector es el virus de Newcastle, «como si fuéramos dos almas gemelas», afirma Fernández.
Adiós a la cadena de frío
Por otro lado, una vacuna de aplicación intranasal u oral es mucho más práctica en términos logísticos que una intramuscular. Fernández no descarta que la fórmula pueda ser liofilizada o deshidratada, con lo que se convertiría en polvo y podría conservarse durante años sin refrigeración. Admite que no sabe cuánto tiempo durará el efecto inmunológico de la vacuna criolla. Pero, a ciencia cierta, la vacuna Pfizer –multimillonaria, ultra refrigerada– tampoco absuelve esta gran interrogante. Acaso sea necesario volver a vacunar en seis meses. ¿El gobierno financiará esa nueva campaña? ¿O, siendo el país de la marinera, cada quien tendrá que bailar con su propio pañuelo?
«El multimillonario presupuesto para financiar la compra de la vacuna Pfizer-BioNTech es una muy buena noticia, pero es igualmente importante destinar una partida para afianzar la vacuna local», sostiene Roberto Accinelli, neumólogo, profesor de la UPCH y director del Instituto Nacional de Estudios de Altura. En efecto, financiar la fase clínica con humanos de la vacuna peruana (cotizada en US$15 millones) representa menos del 1% de la partida señalada. Se trata de una apuesta calculada. Pero si el optimismo de sus promotores se materializa, «tendríamos la capacidad de producir 30 millones de dosis de vacunas cada 30 días por una fracción del costo de importar una vacuna», asegura Fernández.

Vizcarra es tildado de “farsante” por mentir sobre adquisición de vacunas

Luego de que se diera a conocer que el Perú no ha logrado conseguir acceso a la adquisición de las vacunas contra el covid_19 se ha venido generando una ola de críticas en contra del expresidente Martín Vizcarra debido a que durante su gestión habría prometido contar con dicho insumo en beneficios de todos los ciudadanos.
Entre los personajes que no dudaron en criticar al exjefe de estado se encuentra el exministro de Salud, Luis Solari y el analista político Ángel Delgado quienes no tardaron en cuestionar a Vizcarra tildándolo de ser un “farsante”.
“No es cierto que vayan a vacunar 24 millones de peruanos antes de las elecciones del 2021. Esa ha sido la mentira. Ahora sabemos que no era cierto lo que dijeron. Los integrantes del Comando Vacuna están viendo la realidad”, indicó Solari.
“La vacuna ha terminado siendo un espejismo. Lo que pasa es que no solo es Vizcarra, sino también la titular de la cartera que ha estado repitiendo lo mismo. El problema también es que han hecho creer que la vacuna es la gran solución y no es cierto”, añadió.
Por otro lado, Solari criticó la postulación al Congreso del exmandatario a quien acusa de ser un mentiroso que hizo uso de la supuesta lucha contra la pandemia para ilusionar a los peruanos y conseguir afinidad frente a las elecciones próximas.
Fuente: Diario La Razón.

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