Fe invencible

[Visto: 1362 veces]

Evangelio según San Juan 6,60-69.
Después de oírlo, muchos de sus discípulos decían: “¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede escucharlo?”.
Jesús, sabiendo lo que sus discípulos murmuraban, les dijo: “¿Esto los escandaliza? ¿Qué pasará, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes? El Espíritu es el que da Vida, la carne de nada sirve. Las palabras que les dije son Espíritu y Vida. Pero hay entre ustedes algunos que no creen”. En efecto, Jesús sabía desde el primer momento quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar.
Y agregó: “Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede”.
Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo.
Jesús preguntó entonces a los Doce: “¿También ustedes quieren irse?”.
Simón Pedro le respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios”.

Irlanda: “Pedimos perdón”

“Espero que mi visita sirva para hacer crecer la unidad y la reconciliación”, dijo el Papa Francisco en un vídeo mensaje con motivo de su viaje. La Sala de Prensa del Vaticano informó que el Pontífice se reunirá con las víctimas de abusos. Durante su visita a la Catedral de Dublín, Francisco rezará en el templo para recordar a todas las víctimas y participará en una multitudinaria celebración del IX Encuentro Mundial de las Familias en el estadio Croke Park con la participación del tenor Andrea Boccelli. Y este domingo clausurará el evento con una solemne misa en el Phoenix Park de la capital, a la que se espera asistan unas 500,000 personas.
Fuente: Diario El Mundo.

Entrevista a Massimo Faggioli

Por Andrea Tornielli- Vatican Insider
«El escándalo de los abusos y la deslegitimación del episcopado han creado un gran vacío de poder en la Iglesia» de Estados Unidos, en donde se aplica «una mentalidad de corporación, en la que el Papa es visto como el administrador delegado y los obispos como sus gerentes, a quienes él puede simplemente despedir». Lo explica en esta entrevista con Vatican Insider el profesor de teología y estudios religiosos Massimo Faggioli, de la Villanova University de Filadelfia.
-¿Qué ha surgido con la publicación del informe de Pennsylvania y por qué ha sacudido tanto a la opinión pública?
El Gran Jurado instituido por el procurador general de Pennsylvania presentó el 14 de agosto un informe que expone con detalles (1400 páginas) la manera en la que los directivos de la Iglesia católica en seis diócesis de Pennsylvania ocultaron los abusos sexuales cometidos por el clero (300 sacerdotes acusados; más de mil víctimas) en los últimos setenta años (en las otras dos diócesis del estado, entre las que está Filadelfia, se había presentado un informe hace algunos años). Surge un marco de encubrimiento sistemático, “de manual”, de los casos de pederastia cometidos por el clero. Un informe semejante, por extensión, pero mucho más sistemático y científico, es el que publicó el John Jay College de la City University of New York en 2001. Los hechos del Gran Jurado no son nuevos, sino en gran parte “históricos”, es decir que se verificaron (en su mayoría) a lo largo de un período que llega hasta los años noventa. El informe ha sorprendido a la opinión pública por algunos motivos. En primer lugar, casi ninguno de los acusados será procesado, no solo porque algunos han fallecido mientras tanto, sino porque los delitos han prescrito. Un segundo factor es la importancia de la Iglesia católica en Pennsylvania, que es uno de los estados cuna del catolicismo estadounidense, tanto en la historia de los últimos dos siglos como en la actualidad (Filadelfia y Pittsburgh son dos diócesis que han dado un elevado número de obispos a la Iglesia estadounidense). El Informe fue publicado en un momento en el que otros escándalos crean un mosaico particularmente inquietante para la Iglesia en Estados Unidos: las revelaciones sobre la doble vida del ex arzobispo de Washington, McCarrick, que provocaron su renuncia del Colegio Cardenalicio (una sanción con poquísimos antecedentes en la historia), y una serie de investigaciones sobre algunos seminarios estadounidenses (Boston, Lincoln, Filadelfia), surgidas gracias a denuncias de abusos sexuales contra los seminaristas dentro de los mismos seminarios.
-¿Qué surgió contra el cardenal Donald Wuerl? ¿Qué le parece su posición?
En contra del cardenal Wuerl hay un panorama complejo: por una parte, Wuerl no tuvo miedo de enfrentarse al tribunal de la Signatura Apostólica del Vaticano, que quería que se volviera a admitir a un sacerdote de la diócesis de Pittsburgh al ministerio (y Wuerl prevaleció), mientras en otros casos parece que hubiera colaborado en el encubrimiento de algunos casos, por ejemplo sin ofrecer a la diócesis de llegada de un sacerdote pederasta proveniente de su diócesis toda la información sobre el caso. Es una posición muy difícil, sobre todo porque Wuerl se ha convertido en un símbolo (obispo de Pittsburgh de 1988 a 2006 y arzobispo de Washington desde 2006), más allá de las acusaciones en su contra, de las que no se ha podido defender en público. Un elemento esencial para comprender el contexto es que los escándalos son también la oportunidad, para el catolicismo neo-tradicionalista de las jóvenes generaciones estadounidenses, para atacar a obispos y cardenales cercanos al Papa Francisco. El escándalo de los abusos y la deslegitimación del episcopado han creado un gran vacío de poder en la Iglesia de Estados Unidos y es un vacío que alguien llenará. Se engañan quienes piensen que la solución es la renuncia masiva de todos los obispos estadounidenses: el vacío dejado por los obispos no lo llenarán los simples laicos.
-En algunas de las réplicas al informe del Gran Jurado ha habido obispos que critican algunas de sus interpretaciones en relación con los encubrimientos. ¿Qué puede decir al respecto?
El informe del Gran Jurado es el resultado no de un proceso, sino de una investigación. Por lo tanto, el informe del Gran Jurado es el documento de la acusación: los jurados escuchan y ven solamente lo que los procuradores de la acusación producen ante ellos y, por lo tanto, en el informe no existe la posibilidad para que se defiendan los acusados. En este sentido, es perfectamente comprensible que la Santa Sede no quiera basarse sobre un informe del Gran Jurado (y sobre las reacciones de la prensa) para decidir la suerte de muchos obispos implicados en el encubrimiento de los abusos. El caso de Pennsylvania es diferente, por ejemplo, del caso del obispo de Adelaide (Australia) que renunció hace algunas semanas, después de la sentencia del tribunal. Por otra parte, el Gran Jurado publicó también los documentos originales que, si no representan la última palabra desde el punto de vista de la responsabilidad penal, hay una responsabilidad moral y pastoral por parte de algunos obispos que es difícil no ver.
-El informe reconoce que la Iglesia ha dado pasos positivos en los últimos años. ¿Cuál es la percepción en Estados Unidos al respecto? ¿Se ha afirmado una cultura de la protección de los niños?
Diría que se está afirmando. Puedo atestiguar personalmente que tuve que ir a dos cursos de prevención de abusos (uno como padre de niños que van a una escuela católica y otro como profesor de una universidad católica). La Iglesia estadounidense ha dado enormes pasos a partir de 2002, gracias a la llamada “carta de Dallas”: es uno de los hechos positivos que el informe del Gran Jurado reconoce. El problema es que los casos de abusos sexuales por parte del clero son denunciados años o décadas después: entonces, la Iglesia debe prepararse a un periodo muy largo (durante, por lo menos, toda la próxima generación) de revelaciones de abusos cometidos antes de la aplicación de las líneas guía y de los protocolos elaborados después del escándalo revelado por el “Boston Globe” en 2002 (después de alrededor de una década de denuncias por parte de la prensa católica progresista desde los años noventa, y sistemáticamente ignoradas).
-¿Por qué, en su opinión, la carta de Francisco al “pueblo de Dios” sobre el tema de los abusos ha sido tan criticada? ¿Qué es lo que se espera que haga?
La carta ha sido apreciada porque identifica el problema del clericalismo como la cuestión principal. Ha sido criticada porque no enuncia pasos concretos que hay que dar o que se han dado en la lucha contra los abusos sexuales y contra el silencio en la Iglesia. Especialmente en Estados Unidos se espera que el Papa Francisco pase a una fase legislativa y ejecutiva en relación con la “accountability” de los obispos que no vigilaron (o peor). Se espera que el Papa Francisco haga con una lista de obispos estadounidenses lo que ya ha hecho en otros casos, es decir aceptar la renuncia o invitar a que estos obispos renuncien. Después está la cuestión de la corresponsabilidad del laicado y de la sinodalidad en la Iglesia (que permanece en el papel, después del discurso de Francisco de octubre de 2005) y de la formación del clero en los seminarios, que en Estados Unidos es un problema serio. La distancia entre el Vaticano y Estados Unidos es también cultural: por una parte, la cultura estadounidense se toma muy en serio las leyes y tiende a aplicar a la Iglesia una mentalidad de corporación, en la que el Papa es visto como un administrador delegado (CEO) de la Iglesia católica mundial, y los obispos como sus gerentes, a quienes el Papa puede simplemente despedir. Por otra parte, el “demos” estadounidense siempre sospecha de la autoridad y de la élite (política, cultural y religiosa: la deslegitimación del episcopado estadounidense debe entenderse en este marco). También hay que decir que hay un problema de comunicación institucional por parte del Vaticano, que no logra alcanzar al mundo anglófono y, particularmente, estadounidense: durante el Pontificado del Papa Francisco se han hecho cosas importantes en el frente de la lucha contra la pederastia, pero no hay una comunicación eficaz, que en este ámbito es crucial, no solo para defender al Papa, sino también para la reputación misma de la Iglesia.
-Francisco, en la carta, acusa al clericalismo y al abuso de poder. Varios de los que lo critican afirman que el verdadero problema es la homosexualidad extendida y practicada en el clero. ¿Qué le parece?
La actual crisis es diferente de la de 2002, porque entonces estaba el Papa Juan Pablo II, que era el garante con respecto a la transición de la Iglesia del Concilio al post-Concilio. La Iglesia estadounidense en los últimos quince años ha vivido una radicalización del conservadurismo religioso en el sentido de un neo-tradicionalismo, especialmente en las jóvenes generaciones de sacerdotes e intelectuales. La actual crisis de los abusos es interpretada por ellos como un fenómeno que nace de los errores del Concilio mismo y no solo del post-Concilio, y se relaciona con el surgimiento de la cuestión homosexual y de la legalización del matrimonio homosexual en Estados Unidos en 2015. Este catolicismo neo-tradicionalista cree que los abusos sexuales son cometidos solamente por el clero homosexual (cosa que los datos del informe del John Jay College desmienten) y que la crisis de los abusos puede ser resuelta por una especie de jacobismo católico que debería eliminar a todos los obispos y sacerdotes mínimamente comprometidos en el diálogo con la cultura moderna, para sustituirlos con un clero joven caracterizado por una santidad personal y por una fascinación por una Edad Media mítica y por el rechazo de una relación Iglesia-mundo basada en el principio de realidad. La homosexualidad en el clero es una cuestión que debe ser afrontada, pero la crisis de los abusos no se resuelve convirtiendo a los homosexuales de la Iglesia en chivos expiatorios de un escándalo que tiene raíces antiguas, que se remontan a mucho antes del Concilio Vaticano II. El debate sobre el escándalo de los abusos cometidos por el clero corre el peligro de convertirse, desgraciadamente, en otro capítulo de la historia de las “batallas culturales” de los últimos 30 años del catolicismo estadounidense.

PUCP: ESCÁNDALO POR DENUNCIAS DE ACOSO Y ABUSO SEXUAL POR PARTE DE PROFESORES

El silencio se terminó en la Pontifica Universidad Católica del Perú, donde alumnas y ex alumnas organizadas han iniciado una serie de denuncias contra diferentes catedráticos por acoso y hasta abuso sexual.
En una asamblea que se llevó acabo el último jueves en la facultad de Ciencias Sociales, alumnas y egresadas exigieron respuestas y medidas concretas a las autoridades frente a las denuncias de hostigamiento y abuso sexual. Estos abusos se dieron a conocer a través de un correo electrónico anónimo en el que un alumno denuncia al profesor de Ciencias Sociales, Carlos Alza, por hostigamiento así como a las autoridades de la universidad por ignorar sus denuncias.

Pero la denuncia más grave pesó sobre el reconocido investigador y autor, Jaris Mujica Pujazón, quien hoy es denunciado ante las autoridades universitarias por violación sexual.
Fuente: 24 horas Panamericana Televisión.

PUCP: Dos profesores son acusados de agresiones sexuales en asamblea

Por Matheus Calderón-Diario Altavoz.
Los profesores e investigadores de Ciencias Sociales Carlos Alza y Jaris Mujica Pujazón de la PUCP fueron denunciados por acoso y abuso sexual respectivamente durante una asamblea de estudiantes en la referida casa de estudios.
La reunión estudiantil, convocada y dirigida por la decana de Ciencias Sociales Patricia Ruiz Bravo, tenía como objetivo responder preguntas y absolver dudas sobre los mecanismos de denuncia y sanción ante casos de acoso y abuso sexual en la comunidad universitaria.
En este espacio, en el que un grupo de estudiantes organizadas protestó frente a la forma en la que las autoridades afrontan los casos de acoso, fue donde las alumnas y egresadas cuestionaron a la decana respecto del caso de Jaris Mujica, ex investigador asociado de Promsex e investigador en temas de violencia de género, y Carlos Alza, ex director de la Escuela de Gobierno de la PUCP.
“Quiero saber qué se está haciendo respecto al caso del profesor Jaris Mujica. ¿Por qué han sido cancelados sus cursos y qué acciones está tomando la universidad al respecto?”, apuntó una egresada, quien también acusó al profesor de abuso sexual.
En efecto, el tercio estudiantil de Ciencias Sociales informó que los cursos que dictaba el profesor Mujica los dictaría otro profesor por este ciclo.
En el caso de Alza, quien renunció el 31 de julio pasado a sus puestos en la PUCP, circuló una denuncia anónima vía e-mail por casos de hostigamiento sexual.
“Sobre el caso del otro profesor (Jaris Mujica) que han mencionado ustedes por su nombre, se están tomando las previsiones del caso y ya se ha tomando conocimiento en el marco de la información que disponemos y dentro de los procedimientos que tiene la universidad. No estoy en condiciones de decir las medidas que hemos tomado al respecto, pero las hemos tomado”, apuntó Alejandro Diez, jefe de departamento y una de las autoridades que presidía el evento.
“No somos los obispos de Pensilvania”, señaló en otro momento el jefe de departamento, en referencia al encubrimiento de abuso y agresiones sexuales sistemáticas por parte de prelados religiosos en Pensilvania, Estados Unidos, por más de 70 años.
En otro momento, Diez refirió a que resultaba difícil “confrontar a un colega”. La decana de la facultad confirmó que se separó a Mujica y que se le ha abierto una investigación a nivel de departamento.
Hasta el año pasado, Mujica era parte de Promsex.

Pacto infame de hablar a media voz

El caso de Omar Martín Mejorada Chauca, catedrático de la Facultad de Derecho ya es investigado por la Comisión contra el Hostigamiento Sexual. Este personaje pensaba dictar en la Universidad de Lima, pero el reclamo de los alumnos de esa casa de estudios lo impidió.
Fuente: Diario La Razón.

ESCALOFRIANTE HISTORIA DE VIOLACIÓN SEXUAL

Por Laura Grados-Utero.pe
Claudia Pérez Huamaní tenía 24 años y cursaba el último año de la carrera de derecho en la Universidad Católica cuando ingresó a trabajar como practicante en el prestigioso aunque ya desaparecido estudio de abogados Caro, Cortez y Massa.
En mayo del 2005 hubo una reunión informal entre los abogados del estudio. Fueron a cenar al restaurante El Cartujo, ubicado en San Isidro y posteriormente al bar Zuka en Larcomar. Claudia no recuerda mucho lo que pasó al término de la reunión. Lo único que tiene en su memoria es que horas después despertó semidesnuda y sangrando en el cuarto de un hotel. Al lado de ella estaba el abogado, en ese entonces del mismo estudio, José Angulo Portocarrero.
Después de eso, Angulo Portocarrero la dejó en la universidad. Claudia trataba de comprender lo que había sucedido. A las nueve de la mañana acudió al centro médico de esa casa de estudios porque su sangrado y el dolor genital continuaban. Al recibir los resultados del médico, la confusión dio paso a un estado de shock: Claudia supo que lo que le había pasado tenía un nombre y se llamaba violación sexual en estado de inconsciencia.
Han pasado 13 años desde ese episodio traumático. Ella se fue del país. A pesar de que era una talentosa abogada y futura especialista en derecho penal, hoy reside en Alemania y se dedica a actividades audiovisuales, alejada del derecho. Claudia abandonó su vida y sus sueños y, aunque suene aún más doloroso, la justicia peruana le ha cerrado las puertas. Útero.pe conversó con ella para conocer los detalles de esta historia.

El brutal informe médico

Los siguientes detalles se desprenden del informe médico al que la denunciante fue sometida horas después de ocurridos los hechos en el hotel Wimbledon. En Útero.pe consideramos absolutamente necesario y de interés público colocar la crudeza de los resultados puesto que la Fiscalía, a pesar de esto, decidió archivar la denuncia.
-El informe médico realizado el 21 de mayo del 2005 indica que “hay evidencia de dos desgarros genitales de aproximadamente 2 centímetros cada uno con sangrado activo”. Es decir, horas después de los hechos, la víctima seguía sangrando.
-Por esa razón, Claudia tuvo que ser sometida a una sutura de los desgarros con anestesia local. Se le recetó también un tratamiento con antibióticos para enfermedades de transmisión sexual.
José Angulo era estudiante de Maestría cuando ocurrieron los hechos. Claudia Pérez era estudiante y Carlos Caro era director de la Maestría en derecho penal de la PUCP. Por eso, la universidad decidió conformar una comisión investigadora sobre lo sucedido. El documento también forma parte de la carpeta de la fiscal Giannina Elizabeth Luna Gamarra, de la Octava Fiscalía Provincial de Lima.
Entre las conclusiones del informe se puede leer lo siguiente:

Puntuación: 5 / Votos: 77

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *