Evangelio según San Juan 2,13-25:
Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas sentados delante de sus mesas.
Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas y dijo a los vendedores de palomas: “Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio”.
Y sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: El celo por tu Casa me consumirá.
Entonces los judíos le preguntaron: “¿Qué signo nos das para obrar así?”.
Jesús les respondió: “Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar”.
Los judíos le dijeron: “Han sido necesarios cuarenta y seis años para construir este Templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?”.
Pero él se refería al templo de su cuerpo.
Por eso, cuando Jesús resucitó, sus discípulos recordaron que él había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que había pronunciado.
Mientras estaba en Jerusalén, durante la fiesta de Pascua, muchos creyeron en su Nombre al ver los signos que realizaba.
Pero Jesús no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba que lo informaran acerca de nadie: él sabía lo que hay en el interior del hombre.
Cardenal Cipriani sobre Odebrecht: “Su dios era el dinero”
El cardenal Juan Luis Cipriani consideró que se debe tener fortaleza y coraje para “levantar esta situación” en el país, luego de las declaraciones de Jorge Barata
El cardenal Juan Luis Cipriani aseguró que la constructora Odebrecht, vinculada a actos de corrupción, hizo del dinero su dios. Remarcó además que nuestro país vive “una profunda crisis” luego de las últimas revelaciones de Jorge Barata, ex representante la compañía brasileña en Perú, a fiscales peruanos.
“Tenemos cómo una persona ha hecho del dinero su Dios. La empresa Odebrecht, su dios era el dinero. Y con ello tengo que comprar el poder. Y fue corrompiendo a todos, de diferentes colores ideológicos. Yo tengo el dinero, que es su dios, y quiero más Dios, más poder, voy viendo cómo voy a corromper a todos”, dijo Juan Luis Cipriani en el programa “Diálogos de Fe” de RPP.
En ese contexto, el cardenal consideró que la actual crisis no se puede resolver “maquillando que hay que cambiar una ley, hay que censurar a no sé quién”. “No, esos son maquillajes”, subrayó.
“Hay una palabrita que es fundamental: ‘que se vayan’. [No], que nos vayamos. ¿O hay privilegiados? Ese lenguaje no es uno que tiene amor al país, que tiene principios. Es un lenguaje acusador de un falso moralista”, expresó el cardenal Juan Luis Cipriani más adelante.
Asimismo, el cardenal refirió que el dinero “es un demonio cuando se usa de mala manera” y que en este caso “ha suplido a la verdad, la justicia, el honor, la ley, la honra”.
“Todo un planteamiento de confusión absoluto en que todos tenemos que bajar la cabeza y decir nadie sirve. No. Hay que tener el coraje de intentarlo. Siendo débiles, siendo pecadores, siendo gente que también cae en las mismas faltas, tener el coraje de decir: oye, vamos entre todos a levantar esta situación”, puntualizó Cipriani.
Fuente: Diario El Comercio.
Los 7 dones del Espíritu Santo
1. Sabiduría: Es el don de entender lo que favorece y lo que perjudica el proyecto de Dios. Él nos fortalece nuestra caridad y nos prepara para una visión plena de Dios. El mismo Jesús nos dijo: “Mas cuando los entreguen, no se preocupen de cómo o qué van a hablar. Lo que tengan que hablar se les comunicará en aquel momento. Porque no serán ustedes los que hablaran, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en ustedes” (Mt 10, 19-20). La verdadera sabiduría trae el gusto de Dios y su Palabra.
2. Entendimiento: Es el don divino que nos ilumina para aceptar las verdades reveladas por Dios. Mediante este don, el Espíritu Santo nos permite escrutar las profundidades de Dios, comunicando a nuestro corazón una particular participación en el conocimiento divino, en los secretos del mundo y en la intimidad del mismo Dios. El Señor dijo: “Les daré corazón para conocerme, pues yo soy Yahveh” (Jer 24,7).
3. Consejo: Es el don de saber discernir los caminos y las opciones, de saber orientar y escuchar. Es la luz que el Espíritu nos da para distinguir lo correcto e incorrecto, lo verdadero y falso. Sobre Jesús reposó el Espíritu Santo, y le dio en plenitud ese don, como había profetizado Isaías: “No juzgará por las apariencias, ni sentenciará de oídas. Juzgará con justicia a los débiles, y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra” (Is 11, 3-4).
4. Ciencia: Es el don de la ciencia de Dios y no la ciencia del mundo. Por este don el Espíritu Santo nos revela interiormente el pensamiento de Dios sobre nosotros, pues “nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios” (1Co 2, 11).
5. Piedad: Es el don que el Espíritu Santo nos da para estar siempre abiertos a la voluntad de Dios, buscando siempre actuar como Jesús actuaría. Si Dios vive su alianza con el hombre de manera tan envolvente, el hombre, a su vez, se siente también invitado a ser piadoso con todos. En la Primera Carta de San Pablo a los Corintios escribió: “En cuanto a los dones espirituales, no quiero, hermanos, que estén en la ignorancia. Saben que cuando eran gentiles, se dejaban arrastrar ciegamente hacia los ídolos mudos. Por eso les hago saber que nadie, hablando con el Espíritu de Dios, puede decir: «¡Anatema es Jesús!»; y nadie puede decir: «¡Jesús es Señor!» sino con el Espíritu Santo” (1Co 12, 1-3).
6. Fortaleza: Este es el don que nos vuelve valientes para enfrentar las dificultades del día a día de la vida cristiana. Vuelve fuerte y heroica la fe. Recordemos el valor de los mártires. Nos da perseverancia y firmeza en las decisiones. Los que tienen ese don no se amedrentan frente a las amenazas y persecuciones, pues confían incondicionalmente en el Padre. El Apocalipsis dice: “No temas por lo que vas a sufrir: el Diablo va a meter a algunos de ustedes en la cárcel para que sean tentados, y sufrirán una tribulación de diez días. Mantente fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida” (Ap 2,10).
7. Temor de Dios: Este don nos mantiene en el debido respeto frente a Dios y en la sumisión a su voluntad, apartándonos de todo lo que le pueda desagradar. Por eso, Jesús siempre tuvo cuidado en hacer en todo la voluntad del Padre, como Isaías había profetizado: “Reposará sobre él el espíritu de Yahveh: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahveh” (Is 11,2).
Fuente: www.es.aleteia.org